'Cambio de Rumbo', II Parte: Por qué perdió la guerra la República
'Dedico este Foro de la Memoria a Francisco Pérez Pérez, recientemente fallecido, que se jugó la vida como enlace del Partido Comunista en el exilio, y ha mantenido viva la memoria de Hidalgo de Cisneros, un insigne militar que fue leal a la República'. Paco Vigueras
En sus memorias, Ignacio Hidalgo de Cisneros recuerda que Franco no habría ganado la guerra sin el decisivo apoyo militar de la Alemania nazi y la Italia fascista. También denuncia la traición de los llamados gobiernos “democráticos”, Inglaterra y Francia, que actuaron durante toda la guerra para impedir el triunfo del gobierno constitucional republicano. Cisneros califica de farsa el Acuerdo de No Intervención. Nos dice que mientras Estados Unidos, Alemania, Italia y Portugal violaban este acuerdo y enviaban a los franquistas armas y unidades militares, Francia e Inglaterra lo aplicaban con rigidez contra el gobierno legal español, estableciendo un cerco a la República. Esta es una realidad – afirma el jefe de la aviación republicana - que debe tenerse en cuenta para conocer los verdaderos motivos por los cuales la República perdió la guerra.
Hidalgo de Cisneros elogia a las Brigadas Internacionales, que derrocharon heroísmo y dieron moral a los milicianos, pues sentían que no estaban solos. Muestra también su apoyo al presidente Juan Negrín, que se distinguió por su lealtad al régimen republicano legalmente constituido y estaba dispuesto a resistir frente al fascismo. Considera una nueva traición a la República el golpe del coronel Casado, que pactó la rendición, en colaboración con las redes de espionaje franquistas. Y termina en el exilio. Una tumba en el cementerio de Bucarest (Rumanía) recuerda al general de aviación y héroe del pueblo español, fallecido en la capital rumana, en 1966.
Así lo cuenta Hidalgo de Cisneros en su libro de memorias Cambio de Rumbo:
La traición de las potencias democráticas
Yo conocía la llegada de aviones italianos y alemanes. Pero no podía imaginar que estos dos países interviniesen tan directamente con sus fuerzas armadas en nuestra guerra, mandando a los sublevados unidades militares de tierra completas y las escuadrillas de caza y bombardeo necesarias para que su número fuese muy superior al nuestro. Tampoco podía concebir que las potencias llamadas democráticas impidiesen al gobierno legítimo de una nación amiga comprar lo necesario para su defensa. Nunca pude imaginar que un país como Francia, con un gobierno presidido por León Blum, líder del Partido Socialista Francés, se negase a vendernos armas, vulnerando las leyes del derecho internacional e incumpliendo el tratado firmado con el gobierno de la República. Es decir, cuando hacia mis cálculos sobre nuestras posibilidades para aplastar la sublevación, nunca pensé que la República, el régimen establecido en España legalmente, tuviese que hacer frente, no solo a los rebeldes, sino a Estados tan poderosos como Alemania e Italia.
Estas tropas marroquíes y legionarias, reforzadas con el material de guerra que recibían de Italia y Alemania, y apoyadas por la poderosa aviación italo-germana, se llamaban, por ironía de la historia: "nacionales"
La política de no intervención
La situación se agravó con la puesta en marcha de la política llamada de "no intervención", que prohibía vender y proporcionar armamento a cualquiera de los dos bandos contendientes: el gobierno legítimo de un pueblo soberano, de una parte, y un grupo de generales sublevados contra el gobierno legítimo, de otra. Dicho convenio era una verdadera farsa. Mientras los Estados Unidos, Alemania, Italia y Portugal violaban descaradamente el acuerdo y enviaban constantemente a los rebeldes armas y unidades militares, las otra potencias lo aplicaban con gran rigidez en perjuicio del gobierno legal español, estableciendo un verdadero cerco a la República.
Al mismo tiempo, el gobierno norteamericano, tan rígido en aplicar el embargo a los republicanos, suministraba a Franco todo el petróleo que necesitaba para hacernos la guerra. El embajador de EE.UU. en España, señor Bowers, hablando de esta política escribió: "El Comité de no intervención y nuestro embargo representan una poderosa contribución al triunfo del Eje sobre la democracia española".
Los que verdaderamente representaban a Francia fueron los franceses de las Brigadas Internacionales que voluntariamente, dejando todo lo que tenían en su país, vinieron a España para defender la República y la libertad
Los que verdaderamente representaban a Francia fueron los franceses de las Brigadas Internacionales que voluntariamente, dejando todo lo que tenían en su país, vinieron a España para defender la República y la libertad. Estos hombres, con su heroico comportamiento en nuestra guerra, honraron a su patria y supieron poner siempre muy alta la bandera tricolor francesa, que en todos los frentes ondeaba orgullosa sobre las posiciones que ocupaban.
La Gloriosa
El pueblo puso el título de La Gloriosa a la aviación republicana que combatió con un entusiasmo admirable a un enemigo casi siempre superior en número y en la calidad de su material. A finales de octubre de 1936, llegaban al puerto de Cartagena los primeros pilotos y aviones soviéticos que el gobierno de la URSS nos enviaba para que el pueblo español pudiera defenderse. El gobierno soviético había mandado no solamente material de primerísima calidad, sino todo lo que en aquellos momentos necesitábamos: pilotos, personal técnico de tierra, armamento, munición, bombas, etc.
En casi todo el mundo se daba por perdido Madrid, pero los cálculos de Franco fallan. Se produce el llamado "milagro de Madrid". El ejército fascista encuentra, por primera vez, una resistencia inesperada que detiene su avance. En todo el frente se libran combates violentísimos
En casi todo el mundo se daba por perdido Madrid, pero los cálculos de Franco fallan. Se produce el llamado "milagro de Madrid". El ejército fascista encuentra, por primera vez, una resistencia inesperada que detiene su avance. En todo el frente se libran combates violentísimos. Los fascistas hacen desesperados esfuerzos para desalojar a los republicanos de sus posiciones. Derrochan su artillería y sacrifican sus tanques. Pero los republicanos no ceden, y no sólo se mantienen firmes, sino que causan a su enemigo importantes pérdidas.
La batalla de Madrid
En la batalla de Madrid recibió su bautismo de fuego el nuevo Ejército de la República.
El Partido Comunista creó el Quinto Regimiento que fue el primer núcleo militar organizado que demostró, con su ejemplo, la posibilidad de formar un Ejército del Pueblo. El pueblo de Madrid tuvo la valiosa ayuda de la primera brigada internacional organizada en Albacete y que estaba integrada por unos 2.000 extranjeros. La presencia de estos internacionales, que derrocharon heroísmo, fue un magnífico ejemplo para los milicianos y les dio moral, pues confirmaba que no estábamos solos. Pero nadie puede pensar que 2.000 hombres, por valientes que sean, habrían bastado para detener y derrotar a un ejército como el que atacaba Madrid. Aquella heroica brigada internacional y el armamento y la aviación que nos enviaron los soviéticos fueron un magnifico y oportuno esfuerzo. Su aportación moral y material robusteció el ánimo del pueblo que defendía Madrid, permitiéndole detener y derrotar a los fascistas.
La Desbandá
La Alemania nazi desató una agresión brutal, cobarde y contra todo derecho, martilleando con los cañones de su escuadra la indefensa ciudad de Almería, donde habían encontrado refugio miles y miles de personas, que se vieron obligadas a huir de Málaga, cuando esta ciudad fue ocupada por los italianos. En una hora, la pacífica Almería quedó convertida en un montón de ruinas. Los supervivientes, en su mayoría mujeres y niños, tuvieron que albergarse en cuevas de los alrededores. Los jefes hitlerianos, con un alarde de insolencia inconcebible, hicieron pública su "gloriosa" hazaña. Podían vanagloriarse con entera tranquilidad. No había peligro de que las potencias "democráticas" hiciesen el menor gesto de protesta.
Conspiración contra la República
He copiado las palabras del embajador americano, pues dan una idea del ambiente que los gobiernos europeos crearon en torno al gobierno legítimo de España. Del cinismo con que trabajaban, desde el primer momento, los diplomáticos nazis y fascistas en España a favor de los rebeldes. Y de la vergonzosa actitud de los diplomáticos de las naciones llamadas democráticas, presionando descaradamente al gobierno español, en aquellos momentos tan difíciles, para que se sometiera a las intolerables pretensiones de Hitler y Mussolini.
La intervención fascista, de una parte, y la No Intervención y el neutralismo de los gobiernos llamados democráticos de otra, actuaron durante toda la guerra, de común acuerdo para impedir el triunfo del gobierno constitucional español
La intervención fascista, de una parte, y la No Intervención y el neutralismo de los gobiernos llamados democráticos de otra, actuaron durante toda la guerra, de común acuerdo para impedir el triunfo del gobierno constitucional español. Cada victoria republicana se traducía en un esfuerzo de la intervención armada del fascismo extranjero. A cada revés sufrido por Franco, correspondía igualmente un aumento de los esfuerzos del gobierno inglés, secundado por los otros gobiernos partidarios de la No intervención, para cubrir a los agresores y favorecer, de hecho, al franquismo. Esta es una realidad que debe tenerse presente siempre que se quiera analizar, con seriedad, los motivos por los cuales perdimos la guerra.
Militares leales a la República
Miguel Anitua era uno de los muchos militares profesionales que, cuando comenzó la sublevación, se mantuvieron leales a la República. Unos fueron encarcelados; otros, asesinados. El buen comportamiento de estos militares pasó completamente ignorado en nuestras filas. Pocos españoles y todavía menos extranjeros saben que en los primeros días de la sublevación fueron cobardemente asesinados por los rebeldes 12 generales con mando, por no querer faltar a la palabra empeñada de fidelidad a la República. (como el general Miguel Campins Aura, con mando en Granada). Muchos militares prefirieron dar su vida o sufrir años de cárcel, antes que traicionar su palabra. En el caso de Miguel Anitua, salió de Cataluña al producirse la retirada de nuestras tropas. Las autoridades francesas lo reclutaron en un campo de concentración. Cuando consiguió salir, se instaló en Perpignán Al poco tiempo, moría en aquella ciudad, como consecuencia de una enfermedad contraída en el campo de concentración.
Brigadas Internacionales
Mientras nuestras unidades se batían en el Ebro contra el fascismo, en Munich se consuma el vergonzoso acuerdo entre Hitler, Mussolini, Chamberlain y Daladier, en virtud del cual Checoslovaquia era entregada al invasor nazi. A partir de Munich, Inglaterra y Francia no se limitaron a cubrir la agresión italo-germana en España, sino que intervinieron en diversas formas para acabar, lo antes posible, con la resistencia española. Las consecuencias del pacto de Munich se hicieron sentir muy pronto en los frentes de batalla de la República. Franco recibió nueva y muy considerable ayuda de Italia y Alemania para organizar una poderosa ofensiva en Cataluña.
El gobierno de Chamberlain intentó engañar al mundo de nuevo con un plan hipócrita de retirada de los "voluntarios" extranjeros que luchaban en ambos campos. Negrín se adelantó a aquella nueva maniobra de los ingleses, retirando del frente a todos los componentes de las Brigadas Internacionales y pidiendo que una comisión internacional, controlada por la Sociedad de Naciones, viniese a España para comprobarlo y presenciar su salida de nuestro país. Quedaban entonces en España unos 6.000 hombres de las Brigadas Internacionales.
Cuando en el desfile aparecieron los primeros internacionales, se les hizo un recibimiento conmovedor. Jamás había yo presenciado un espectáculo parecido ni un entusiasmo tan sincero
El gobierno decidió hacer una solemne despedida a los voluntarios de la libertad. El 28 de octubre de 1938, el pueblo de Barcelona salió en masa a la calle para decir adiós y mostrar su gratitud a aquellos antifascistas que habían venido a España para combatir al lado de nuestros soldados. Cuando en el desfile aparecieron los primeros internacionales, se les hizo un recibimiento conmovedor. Jamás había yo presenciado un espectáculo parecido ni un entusiasmo tan sincero. Cuando ya en nuestra zona no quedaba ni un solo combatiente extranjero, los llamados "voluntarios" alemanes y las divisiones italianas, con toda impunidad e incluso haciendo alarde de que eran ellos los que triunfaban, iniciaron la gran ofensiva de Cataluña, que obligó a las fuerzas republicanas, imposibilitadas de adquirir armamento, a replegarse en Francia.
Francia colabora con Franco
Siete buques soviéticos salieron del puerto de Murmansk con material militar para la República. Los dos primeros llegaron a Burdeos con el tiempo suficiente para que nuestro ejército hubiera podido aprovechar el armamento que traían. Pero el gobierno francés, poniendo toda clase de dificultades, retrasó hasta el último momento el traslado de este armamento a través de Francia. Cuando empezó a llegar a Cataluña ya era tarde. Ya no teníamos aeródromos para montar los aviones ni terreno para defendernos. Con aquel armamento hubiésemos podido resistir varios meses, y en las condiciones internacionales por las que estaba pasando Europa, tal resistencia podía haber sido fatal para los planes fascistas.
Y viendo que pasaban los días, que los fascistas iban apoderándose de nuestra tierra y que las autoridades francesas retrasaban y retrasaban, con toda premeditación, el permiso de tránsito. Estaban protegiendo descaradamente al fascismo que, no muchos meses después, se apoderaría de su propio país
Nuestra desesperación era inenarrable, sabiendo que aquel esperado material había llegado ya a un puerto francés y que podíamos tenerlo en nuestras manos en pocas horas. Y viendo que pasaban los días, que los fascistas iban apoderándose de nuestra tierra y que las autoridades francesas retrasaban y retrasaban, con toda premeditación, el permiso de tránsito. Estaban protegiendo descaradamente al fascismo que, no muchos meses después, se apoderaría de su propio país.
Exilio republicano
Los gobiernos francés e inglés tomaron como pretexto la dimisión de Azaña, para reconocer a Franco, cuando todavía la República tenía en su poder casi media España y contaba con un gobierno legal que, cumpliendo con su deber, había regresado al territorio republicano. El presidente Negrín habló con el general Casado que tenía intención de dar un golpe para pactar una capitulación honrosa con Franco. El deseo de Negrín era convencerle de que dar el golpe era un error. Apeló a su patriotismo y honor. Pero todo fue inútil. Poco tiempo después, se produjo la rebelión de Casado y los rebeldes cortaron nuestras comunicaciones telefónicas.
Nosotros despegábamos cuando las tropas casadistas que rodeaban el aeródromo se desplegaban para dar el asalto. España quedaba allá abajo, perdiéndose cada vez más en la neblina. Casado tenía gran interés en apoderarse de los jefes militares y de los dirigentes comunistas: era un buen regalo para Franco. Así comenzó mi segundo exilio. Cuando acabó la guerra civil, residí en México. Y más tarde, en diversos países europeos. La lejanía no me ha distanciado moralmente de este pueblo que aprendí a conocer en la defensa de la libertad y que no se ha dejado acobardar ni corromper por la dominación fascista.
Paco Vigueras, periodista y portavoz de la Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación, leyendo Cambio de Rumbo, el libro de memorias de Ignacio Hidalgo de Cisneros, jefe de la Aviación Republicana.
Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.
En colaboracion con y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada.
Si no tuviste oportunidad o quieres volver a leerlos, estos son los reportajes del Foro de la Memoria:
- 'Cambio de Rumbo', I Parte: Memorias de Ignacio Hidalgo de Cisneros, Jefe de la Aviación Republicana durante la guerra civil
- Memoria y reconocimiento: Virgilio Castilla, presidente de la Diputación Provincial de Granada (1931-1936)
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