Sierra Nevada, Ahora y siempre.

'La odisea del niño José García Puente (De Güéjar Sierra a Quéntar). Reportaje del diario Solidaridad Obrera 27 de septiembre de 1936'

Blog - Foro de la Memoria - Silvia González - Sábado, 11 de Julio de 2020
Silvia González, vocal de Familias e Investigación de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica (AGRMH), recupera un documento extraordinario, publicado en 1936, con el testimonio de un niño, José García Puente, narrando la represión sufrida por su familia a manos de los golpistas. Un trabajo fruto de la intensa labor de investigación que desarrolla la AGRMH. Para que no se olvide. Para que no se repita.
José García Puente, en la fotografía de la entrevista publicada por Solidaridad Obrera en septiembre de 1936.
Solidaridad Obrera/Biblioteca Nacional de España
José García Puente, en la fotografía de la entrevista publicada por Solidaridad Obrera en septiembre de 1936.

Este reportaje podría pasar por uno más de los que hemos leído en prensa de la Guerra Civil, pero no es así por varias razones. La primera es la calidad y claridad del relato plagado de detalles que nos permite, a través de los ojos de un niño, recorrer la historia de la represión de una familia a partir de la toma del pueblo de Güejar Sierra en agosto de 1936. En segundo lugar, la sinceridad, sencillez, incluso tristeza, con la que relata lo ocurrido con su familia, nos hacen entender de forma mucho mas clara el enorme impacto que supuso la violencia en una generación.

Hemos completado el relato explicando algunas de las cuestiones que pueden ayudar a comprender la historia con información recopilada e investigada por la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica en las entrevistas realizadas a las familias de las personas fusiladas en Pinos Genil.

Debemos dar las gracias espacialmente a Tere García, nieta de Domingo García Puente, por su impagable colaboración con nosotros. 

Reportaje del diario Solidaridad Obrera 27 de septiembre de 1936

La odisea del niño José García Puente (De Güéjar Sierra a Quéntar) 

Los fascistas, después de saquear las casas, dejando sin ropas a sus ocupantes, detienen a mujeres y criaturas. José García, sano y salvo, se encuentra entre nosotros. “Los abisinios quieren la guerra; nosotros traemos la paz”. La labor constructiva de la columna Maroto.

A las pocas horas de haber llegado de Málaga, unos compañeros de la columna Maroto que se habían desplazado desde el frente para cumplimentar unos encargos en Guadix, nos enteraron de que, desde Tocón de Quéntar, estaba punto de llegar un niño de corta edad, escapado de la furia de los fascistas, y quería que le hiciéramos algunas preguntas con respecto a su atrevida odisea. Como sea que nosotros antes de abandonar el sector de Guadix, sobre el cual hemos hecho ya varias informaciones, teníamos vehementes deseos de hablar con el Jefe de las columnas que operan en los diferentes frentes de Granada, y la entrevista, por conveniencia del Estado Mayor, se demoraba, no tuvimos inconveniente en esperar la llegada del niño José García, que así se llama el intrépido muchacho. Serían las doce del día cuando nos fue presentado en la humilde habitación que ocupamos.

Lo que nos cuenta el niño

Sentado junto a nuestra improvisada mesita de trabajo empezamos a interrogarle sobre su huida de Güéjar Sierra. Su semblante denota espanto y casi no se atreve a articular palabra. Cuando habla, apenas se le oye. Le reanimamos un poco haciéndole comprender que se encuentra entre compañeros, cosa que dice que ya sabe. José García Puente tiene doce años y hace cuatro días que escapó del cortijo de La Gitana, junto a Güéjar Sierra, a quince kilómetros de la capital.

Mis padres -dice- a principios del movimiento "malo" de los militares, desde Güejar Sierra, junto con mis hermanitos y conmigo, se marcharon al cortijo llamado de La Gitana, donde un tío mío (1), hermano de mi padre, vivía y cuidaba las tierras. Al día siguiente de habernos presentado al cortijo mencionado, los militares "malos" vinieron y se llevaron a mi padre (2) a la cárcel de Güejar Sierra (3), y desde allí a la de Granada.

— ¿Y tu madre?

—Mi madre, desde aquel momento, pensando que harían con ella lo mismo que con mi padre, se marchó a Tocón de Quéntar, dejándonos allí con mis primos y mis tíos (4). Lo mismo yo que mis hermanitas llorábamos mucho, porque no sabíamos nada de nuestros estimados padres. Siempre pensábamos que los soldados "malos" lo habian muerto.

"Pues porque en Güéjar Sierra son varios los hombres y las mujeres que faltan desde hace muchos días, y nadie sabe nada de ellos. Toda la gente del pueblo dice que deben estar muertos"

—¿Cómo pasó por vuestra mente semejante idea?

—Pues porque en Güéjar Sierra son varios los hombres y las mujeres que faltan desde hace muchos días, y nadie sabe nada de ellos. Toda la gente del pueblo dice que deben estar muertos(5).

— Y desde que los fascistas, estos a los que tú llamas militares malos, devolvieron a tu padre, ¿no se han presentado más por el cortijo?

— Ya lo creo. A los tres días después de habernos robado a nuestro padre vinieron a detener a mi primo mayor (6) , ya casi un hombre, mientras trabajaba la tierra. Pasados unos cuantos días más, ocho lo máximo, los fascistas, los fascistas asesinos, como ustedes les llaman, vinieron y se llevaron a nuestro tío, que era el único consuelo y compañía que nos quedaba. A partir de aquel día quedamos solamente en el cortijo, en medio de los montes, loa niños y las niñas.

—¿Cómo os arreglabáis, pues, para vivir allí tan solos?

—Mi abuela, que vive en Güéjar Sierra, se enteró de lo que nos pasaba, y a los pocos días vino a recoger a mis hermanitas Josefa y María, de cuatro y ocho años respectivamente, y yo y mis primas, que son algo mayores de edad, continuamos haciendo la vida en el cortijo. Así habríamos continuado sí los fascistas asesinos no hubiesen venido a detener a mis dos primas mayores, el día 14 de este mes (7). Entonces quedamos completamente abandonados yo y otra niña de mi edad, y decidimos escapamos por la Sierra hasta llegar, si fuese posible, a Tocón de Quentar, donde sabíamos que estaba mi madre”.

—¿Al tomar tal decisión fue porque pensabáis caer también en manos de los rebeldes?

—Cuando se llevaron a mis primas nos dijeron que nos esperáramos un momento que vendrían a recogernos, porque temían que cayéramos en poder de los abisinios.

—¿En poder de los abisinios? -preguntamos extrañados-.

—Sí, sí, ellos a nuestras fuerzas les llaman abisinios. Cuando entran en algún pueblo o en algún cortijo, los fascistas dicen: "Esos republicanos, esos comunistas, esos anarquistas son unos abisinios. Ellos quieren la guerra; nosotros traemos la paz".

"Salimos del cortijo casi desnudos, pues los fascistas, en el registro que efectuaron en nuestra casa de Güéjar Sierra, se llevaron todas las ropas, quemando todo lo demás que no consideraron de valor alguno"

—Bueno; bien, José, vamos a ver, cuéntanos ahora algo de tu escapatoria del cortijo.

—La detención de mis dos primas mayores se efectuó a primeras horas de la madrugada del día 14 de este mes. Aprovechando entonces los momentos que nos dieron para que nos vinieran a recoger a mí y a otra prima mía de la misma edad que yo, nos marchamos por unos barrancos, con dirección al Tocón de Quentar. Al poco rato de andar nos separamos a fin de no llamar tanto la atención. Salimos del cortijo casi desnudos, pues los fascistas, en el registro que efectuaron en nuestra casa de Güéjar Sierra, se llevaron todas las ropas, quemando todo lo demás que no consideraron de valor alguno.

¿……?

Me presenté a las primeras avanzadillas de la columna de Tocón de Quéntar, serían las dos de la tarde, y a eso de las cinco supe que mi prima estaba también en el pueblo, en compañía de mi madre.

—¿Te encuentras bien entre nuestros compañeros que componen las milicias?

—Mucho. Así que llegué a Tocón de Quentar, los compañeros me vistieron como ustedes ven y me trataron muy bien. Comí como hacía días que no lo había hecho, y estoy dispuesto a no moverme de allí, luchando contra los militares malos. Además, allí, entre los nuestros, tengo a mucha familia primos y demás parientes.

"Cuando los fascistas se enteran de que los que se escapan o sus familias tienen ideas avanzadas, los matan sin compasión" 

—¿Por qué no tomaste la dirección al escapar, hacia Granada? El niño hace un gesto queriendo demostrar lo ingenuo de la pregunta y dice:

—Por temor a que me mataran como sucede con otros que lo han hecho. Cuando los fascistas se enteran de que los que se escapan o sus familias tienen ideas avanzadas, los matan sin compasión.

José García, el valeroso muchacho que antes de caer en poder de los facciosos arrastró todas las penalidades y peligros, va recobrando ánimos. En media hora de encontrarse entre nosotros su cara aparece más tranquila. Su semblante es optimista, y si no fuese -según dice- porque no sabe nada desde hace muchos días de su padre y de sus hermanitas, ya casi estaría contento del todo. Procuramos distraerle de su pesadilla contándole cosas propias de su edad, y le invitamos a que pase todo el día con nosotros, cosa que acepta muy gustoso. Al día siguiente debe marchar a Tocón de Quéntar, lo que él ya le llama "mi puesto".

(1) Domingo García Puente de 55 años, viudo, natural y vecino de Güéjar Sierra,  forma parte del grupo de vecinas y vecinos de esta asesinados en la localidad Pinos Genil el día 13 de septiembre de 1936. (Fuente familia)

(2) José García Puente, de 41 años, casado con Francisca Puente, padre de tres hijos, hijo de Domingo y Teresa, natural y vecino de Güéjar Sierra. Según consta en su Expediente de Responsabilidades políticas era miembro de Acción Republicana y fue concejal del Ayuntamiento de Güéjar Sierra.

Fue fusilado en las tapias del Cementerio de Granada el día 6 de septiembre de 1936. (Fuente Gil Bracero, Rafael, y Brenes Sánchez, María Isabel (2009): Jaque a la República. Granada, ediciones Osuna).

(3) La cárcel de Güéjar Sierra se encontraba en los bajos del Ayuntamiento de la localidad, según hemos podido saber por numerosos testimonios orales recogidos en entrevistas realizadas por la AGRMH para la investigación de la fosa. En ella estuvo parte del grupo de Güéjar Sierra detenido, sabemos con certeza que algunas de las mujeres pasaron allí varios días, por ejemplo, Francisca Ruiz Barroso, Brígida Romero López, y Francisca Esperidón Cabrera que esta desde el día 14 de agosto. 

(4) Francisca Puente era una mujer con fuertes convicciones políticas y se la conocida como la "Pasionaria".

(5) Los rumores sobre el paradero de un numeroso grupo de hombres y mujeres detenidos en el pueblo hacen crecer la preocupación. Medio pueblo se hallaba huido habiendo pasando desde la Sierra a zona republicana a partir de la toma de la localidad por las tropas franquistas.

El 26 de agosto y el 6 de septiembre dos grupos muy numerosos de vecinos de Güéjar Sierra serán fusilados en las tapias del Cementerio de Granada. El 13 de septiembre siete mujeres y siete hombres son fusilados en el Cementerio de Pinos Genil.

(6) José Garcia Teba, de 24 años, hijo de Domingo García Puente fue fusilado en las tapias del Cementerio de Granada el 31 de octubre de 1936. (Fuente Gil Bracero, Rafael, y Brenes Sánchez, María Isabel (2009): Jaque a la República. Granada, ediciones Osuna).

(7) María y Antonia García Teba son detenidas el día 14 de septiembre, justo el día después del fusilamiento de su padre, y al parecer alguien intercede por ellas y les salva la vida.

Silvia González, autora del trabajo, es vocal de Familias e Investigación de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica. 

Más información sobre la fosa de Pinos Genil:

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Este es un espacio el recuerdo y el homenaje a las víctimas del franquismo.

Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.

En colaboración con  y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada. 

Puedes leer los reportajes del Foro de la Memoria en los siguientes enlaces:

 

 

Imagen de Silvia González

Del grupo de nietas que "arman la memoria". Lleva una década dando apoyo a familiares de víctimas del franquismo e investigando la represión en Granada.