Sierra Nevada, Ahora y siempre.
FORO DE LA MEMORIA

Los hermanos Esparrell, víctimas de La Desbandá

Ciudadanía - Francisco Vigueras - Domingo, 21 de Junio de 2020
Francisco Vigueras, periodista y portavoz de la Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación, rescata en este artículo la historia de los hermanos Esparrell, fusilados por los franquistas en la tapia del cementerio de Salobreña. Para que no se olvide. Para que no se repita.
José Esparrell.
José Esparrell.
La Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación rescata la historia de los hermanos Esparrell, víctimas de La Desbandá. Los franquistas buscaron una bandera republicana en su casa y, a pesar de no encontrarla, los fusilaron en la tapia del cementerio de Salobreña. Tony Esparrell, bisnieto de José Esparrell, ha mantenido viva su memoria, "pues conocer la verdad es una forma de hacerles justicia". 

El 8 de febrero de 1937, las tropas del general golpista Queipo de Llano acababan de conquistar Málaga, provocando el pánico de la población, que se sintió amenazada y emprendió una huida precipitada por la carretera de la costa. Este episodio, conocido como La Desbandá, es recordado como el mayor crimen de guerra contra población civil indefensa, pues miles de niños, mujeres y ancianos perdieron la vida, cuando fueron bombardeados y ametrallados por tierra, mar y aire. Los hermanos Esparrell, sin embargo, decidieron quedarse en Salobreña, pues consideraban que no habían cometido ningún delito; por tanto, no había motivo para huir por miedo a las represalias. Y sin embargo, cometieron un error. 

José Esparrell Alaminos estaba durmiendo, junto con su hermano Juan, en el domicilio familiar de la calle Albayzín Bajo de Salobreña, en la noche del 10 de febrero de 1937. Sobre las dos de la madrugada, los franquistas aporrearon la puerta de su casa, levantaron a ambos de la cama y no les dieron tiempo ni para vestirse, pues se los llevaron con el pijama puesto, recibiendo malos tratos y empujones. Su detención, arbitraria y violenta, fue consecuencia de un chivatazo. 

La casa de Salobreña, asaltada por los franquistas, en la que fueron detenidos los hermanos Esparrell en la madrugada del 10 de febrero de 1937.

Habían sido denunciados por una vecina, que les acusaba de tener una bandera republicana escondida en el baúl de su casa. Los franquistas registraron el baúl, y la casa en general, pero no encontraron nada. Aún así, los hermanos Esparrell fueron golpeados y atados de pies y manos. Más tarde, les vendaron los ojos, los echaron sobre una mula como si fueran bultos y los trasladaron al cementerio de Salobreña. 

Hubo dos testigos de la ejecución, por eso conocemos los detalles del crimen, pero no se atrevieron a hacer nada por miedo a ser fusilados también

Estaba ya amaneciendo, cuando los fusilaron en la tapia y los arrojaron a la zanja que ellos mimos habían cavado. La vecina que dio el chivatazo gritó entonces: ¡Hoy tenemos carne fresca! José Esparrell tenía 49 años, y su hermano Juan 38, cuando les dieron el “paseíllo” hasta el cementerio, donde fueron asesinados. Hubo dos testigos que vieron la ejecución, por eso conocemos estos detalles del crimen, pero no se atrevieron a hacer nada por temor a ser fusilados también.

Llamaban “paseíllo” al método utilizado por los pistoleros franquistas, que actuaban con total impunidad, para deshacerse de sus víctimas. Se presentaban de madrugada en casa de los que consideraban como “indeseables”. En muchos casos, eran trabajadores o campesinos, cuyo único delito era pertenecer a un sindicato. Aporreaban la puerta y se los llevaban por la fuerza, ante el terror de la familia, que pedía inútilmente clemencia y asistía impotente al secuestro. Al día siguiente, nadie preguntaba, nadie investigaba y nadie condenaba el asesinato. Miedo y silencio. El crimen se publicaba en la prensa para que sirviera de ejemplo y cundiera el pánico. Los sicarios lanzaban el siguiente mensaje: “Esto es lo que hacemos con los rojos”.  

Acta del Registro Civil de Salobreña que certifica la muerte de los hermanos Esparrell.

Huyendo de la guerra

José Esparrell Alaminos había nacido el 4 de abril de 1888 en el seno de una familia numerosa. Vivió una infancia tranquila, con sus padres y cinco hermanos más, en una casa-cortijo de Salobreña. Hasta que en 1920 estalló la sublevación de las cabilas del Rif contra el régimen colonial español, en el norte de Marruecos. Llegaban noticias sobre el desastre de Annual, con más de 10.000 soldados españoles muertos o desaparecidos. También se conocía el terror de los bombardeos químicos, con gas mostaza, contra la población civil rifeña, bajo la consigna: ¡Hay que gasear a los moros! Al ver que podía ser reclutado para combatir en la guerra del Rif, José huyó en 1922, con su mujer y cuatro hijos, a Brasil en busca de una nueva vida, mientras que su hermano menor, Juan Esparrell, se quedó en Salobreña, cuidando de la casa familiar, para que no fuese expoliada ni ocupada.

José Esparrell Alaminos.

José Esparrell se asentó con su familia en Sao Paulo, donde tuvo dos hijas más y alcanzó cierta prosperidad, durante los ocho años que vivió en el país sudamericano. Hasta que de nuevo escucharon la palabra “guerra” y decidieron volver a España. A José le sorprendió, esta vez, la revolución brasileña de 1930, que derrocó al presidente Washington Luis y despojó de gran parte de su poder a las élites políticas tradicionales. Una vez más, huyendo de la guerra. En Brasil dejaron a su suegra, cuidando de la casa familiar y de la tumba de su hijo menor, fallecido por enfermedad. 

Partida de Nacimiento de Rosario Esparrell, expedida por el Registro Civil de Sao Paulo (Brasil). La pequeña Rosario, hija menor de José Esparrell y Encarnacion Sánchez, nació en Sao Paulo y, con sólo 3 años, vino a Salobreña con su familia. Hizo la travesía del Atlántico escondida dentro de una maleta, como polizón, pues su padre no tenía dinero para pagarle el pasaje del barco.

Como no tenía dinero para pagar el pasaje de su hija de 3 años, la metió en una maleta, en la que pudo viajar al ser muy delgada

Como no tenía dinero para pagar el pasaje de su hija de 3 años, la metió en una maleta, en la que pudo viajar al ser muy delgada. Y le hizo un agujero a la maleta para alimentarla y que pudiese respirar. Permaneció oculta en el barco, como polizón, durante el largo trayecto. La pequeña Rosario sobrevivió a la travesía del Atlántico y la familia de José Esparrell llegó de nuevo a España en 1930, unos meses antes de la proclamación de la II República. Lo que no sabían es que seis años más tarde, en 1936, se iba a producir la sublevación militar que provocó la guerra civil, y esta vez se quedaron en casa. No quisieron huir con La Desbandá y los franquistas acabaron fusilando a José y Juan Esparrell. 

Los dos hermanos fusilados forman parte de las más de 100.000 víctimas del franquismo que siguen enterradas en fosas comunes. Y aunque sus cuerpos continúan desaparecidos 83 años después del crimen, la familia Esparrell ha grabado sus nombres en un nicho del cementerio de Salobreña para llevarles flores, con los colores de la bandera republicana, y como testimonio de que nunca los olvidarán.

Aunque sus cuerpos siguen desaparecidos en alguna fosa común, la familia ha grabado el nombre de los hermanos Esparrell en un nicho del cementerio de Salobreña para rendirles homenaje. En el nicho nunca falta un ramo de flores con los colores de la bandera republicana.

Las fotografías incluidas en este reportaje han sido facilitadas por el autor y la familia Esparrell. 

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Tony Esparrell, bisnieto de José Esparrell, ha mantenido viva la memoria de su bisabuelo, víctima de La Desbandá: "Porque conocer la verdad sobre su muerte es otra forma de hacerle justicia".