Campaña Inagra contenedor marrón.
El estado de alarma, asumido como imprescindible para frenar los contagios, ha cambiado nuestras vidas

La semana en la que dejamos de vernos indestructibles

Ciudadanía - M.A. - Domingo, 22 de Marzo de 2020
Te ofrecemos un resumen, que no olvida la crítica y la gestión sanitaria, de la evolución de la pandemia del coronavirus y cómo la hemos afrontado. Esta es la crónica de una semana que ha cambiado nuestras vidas.
Cumplimos una semana de confinamiento en casa para frenar la expansión del Covid-19.
María de la Cruz
Cumplimos una semana de confinamiento en casa para frenar la expansión del Covid-19.

Las horas previas al anuncio por parte del Gobierno de España de que decretaría el estado de alarma para frenar la expansión del coronavirus, Granada registró temperaturas que, en algunos puntos, como Baza, superaron los 30 grados. Altas temperaturas que inevitablemente nos hacían pensar en fechas como Semana Santa, en organizar escapadas o simplemente pasear para disfrutar del sol. Pero la realidad congeló los termómetros, nuestros planes y nuestras vidas. Porque tras muchos días librándose de contagios que parecían concentrarse únicamente en Málaga, y en otras comunidades autónomas, como Madrid, Granada registró los primeros positivos por Covid-19.

Fue el jueves 12 de marzo, en la antesala del Consejo de Ministros que el sábado 14, tras siete horas de deliberaciones, decretó el estado de alarma y, por primera vez en la historia democrática, limitó nuestros desplazamientos, prohibió actividades, suspendió clases y juicios y ordenó el cierre de establecimientos. Nos confinó en casa, durante quince días que ya todo el mundo espera que se amplíen, para luchar contra la pandemia.

Arriba, la Plaza de las Pasiegas. En la imagen de abajo, los exteriores del Palacio de Carlos V vacío, un aspecto inusual. Fotos: Álex Cámara/EP

Cumplida la primera semana de estas restricciones somos conscientes de nuestra vulnerabilidad -aunque algunos se sigan resistiendo, saltándoselas- y hemos aprendido, a golpes, que nuestras vidas dependen de la fortaleza del sistema sanitario público. Desde los primeros cinco casos detectados ese jueves 12 de marzo en la provincia, el número de personas contagiadas se acercaba ya este sábado a las 300, con un centenar de ellas hospitalizadas y el resto vigiladas a domicilio. 

Y de no tener positivos por coronavirus, Granada ha escalado para convertirse en la segunda provincia con mayor incidencia, solo por detrás de Málaga, y con 13 muertes -según la estadística oficial difundida por la Junta este sábado y que va actualizándose por horas-.

En España son ya cerca de 1.400 las personas que han fallecido tras resultar contagiadas; hay otras 1.600 en la UCI; y se han detectado ya 25.000 casos. 

En este escenario prácticamente de 'guerra' en la calle, patrulla incluso el Ejército. A la UME se sumará este domingo La Legión

Este escenario, tan resumido en cifras y líneas, es prácticamente de guerra en la calle. Ya patrulla hasta el Ejército. Hoy domingo será la tercera jornada en la que la Unidad Militar de Emergencias (UME) intervenga en Granada. Como ya ocurriera en sus dos misiones anteriores, desinfectará espacios estratégicos. En esta ocasión el Hospital Virgen de las Nieves en la capital, el comarcal de Motril, la sala del 112 en Granada y, de nuevo, la residencia de personas mayores El Balcón de La Zubia, el mayor foco hasta ahora del Covid-19. Hasta cuatro residentes de este centro han fallecido tras contagiarse. No es el único centro para personas mayores afectado. En la capital, familiares de residentes en la DomusVi Serrallo fueron informados por la el centro de contagios con hospitalización. La residencia no aclara si es uno o más casos, y tampoco el número de personas que deben someterse a cuarentena por haber estado en contacto. A la UME se sumará la Legión

Militares de la UME, el pasado martes en la estación de ferrocarril de Granada. álex cámara/EP

Lo peor, en datos, está por llegar, como advierten las autoridades sanitarias. La Junta se prepara para que el número de contagios alcance los 15.000

El único dato positivo que constituye un rayo de esperanza en este grave contexto es el de las altas hospitalarias de los pacientes que han pasado por el coronavirus. En Granada ya se han registrado cuatro, como ha contado El Independiente de Granada. Son 72 en toda Andalucía y 2.640 en España. 

La tensión a la que está sometida la sanidad pública es tal, que el Gobierno andaluz ha anunciado que convertirá hoteles en hospitales, como ya han hecho otras comunidades autónomas. Para Granada, 200 plazas hoteleras estarán a disposición de las necesidades sanitarias de la provincia, además de las de residencias de mayores o estudiantes ahora vacías, que se acondicionen. 

Faltan también profesionales para atender al número de contagiados, que según los cálculos de la Junta, en esta fase de incremento de la expansión, podrá duplicarse cada tres o cuatro días. Para ello se han abierto bolsas extraordinarias, como la que gestiona el Colegio de Enfermería de Granada, que tiene como objetivo reclutar a profesionales ya jubiladas; y también se echa mano de residentes y se estudia incluso -en distintas comunidades y  en colaboración con las universidades-, cómo reclutar para ciertas tareas al alumnado de los últimos cursos de especialidades sanitarias. Soluciones que evidencian la necesidad inaplazable, una vez que esta pandemia deje de golpear, de fortalecer al sistema sanitario público, que llegó a esta difícil prueba mermado por los efectos de la crisis económica de 2008.

Una tensión que ha convertido en auténticos héroes a los profesionales sanitarios, el primer escudo para la ciudadanía contra el coronavirus. Entre los primeros casos, profesionales del centro de salud de Almuñécar, que tuvo que cerrar para proceder a su desinfección, como después ha ocurrido en otros consultorios. 

A ellos cada día se les dedica un aplauso desde los balcones en los que la ciudadanía cumple, mayoritariamente y sin las excusas que ponen unos pocos, con el confinamiento para frenar la pandemia.

La Junta y su 'falso combate' por las mascarillas

En la gestión sanitaria de la crisis, la Junta de Andalucía ha protagonizado un episodio que evidencia que la estrategia política para desgastar al contrario tampoco se ha abandonado en pleno ascenso de la pandemia. El estado de alarma puso al frente de las decisiones al Gobierno de España, a cuyas órdenes deben estar el resto de gobiernos autonómicos. En esa coordinación, el Ministerio canaliza compras y acopio de material, para distribuirlo solidariamente entre comunidades según el impacto de la pandemia y las acuciantes necesidades. La Junta acusó por carta al Gobierno de España de "robar" a Andalucía 150.000 mascarillas, en un mensaje que llegó a través de wasap, viralizado, a miles de teléfonos. No hubo tal robo de mascarillas, que fueron puestas a disposición del Ministerio por la empresa proveedora cumpliendo con las obligaciones del estado de alarma. El Ministerio de Sanidad precisó, además, que la Junta no había informado que tenía ese proveedor, a lo que estaba obligada y como sí habían hecho el resto de comunidades. 

Una lucha que afrontan sin protección muchos trabajadadores y trabajadoras

A la pérdida de empleo, con despidos en sectores tan estratégicos como el turístico, que hasta última hora se resistía a lo inevitable, la cancelación de la Semana Santa, se une la falta de medios suficientes para evitar contagios en la que desempeñan sus tareas muchos trabajadores y trabajadoras. Es, a fecha de hoy, uno de los principales problemas a los que se enfrentan, con mayor impacto en aquellos que están en primera línea. 

Como el servicio de ayuda a domicilio, imprescindible para muchas personas mayores y personas dependientes. Las denuncias sindicales por la falta de mascarillas o guantes alarman. No son los únicos que han denunciado esa situación, servicios como los call center -fue necesario clausurar el de Catsa- también se han sumado a esas denuncias, formuladas en otros ámbitos, como el de mantenimiento de jardines de la capital, por representantes de una de las empresas concesionarias, Eulen. Hasta en el seno de la Policía Local de Granada fue necesario reclamar medios y que se extremara la limpieza de los vehículos policiales y de la propia Jefatura para no añadir más riesgos a la labor diaria, que afrontan con escasez de material de protección. La batalla sigue en los horarios, como antes ya hicieron los Bomberos.