Guerrilla y equidistancia: la trampa del "entre dos fuegos"
Como se ha señalado en otras ocasiones, el enfoque equidistante de asuntos relacionados con la guerra de España o el franquismo constituye un importante error. Esa situación se ha dado en distintos aspectos, como ocurre entre otros con el tema de las responsabilidades de la guerra o con el de la violencia en la misma. Nosotros vamos a abordarlo en un aspecto sustancial de la lucha guerrillera contra el régimen: el de la consideración de que tanto los guerrilleros como sus perseguidores, la Guardia Civil sobre todo, colocaban a los campesinos “entre dos fuegos”.
El origen de la frase
La expresión “entre dos fuegos” aplicada a la lucha guerrillera se traducía en que la Guardia Civil amenazaba a los campesinos con las más duras represalias en caso de que ayudaran a los guerrilleros o silenciaran que los habían visto. Por su parte, la guerrilla los apremiaba también: serían objeto de castigo si colaboraban con los guardias, informándolos de sus movimientos y de cómo podían localizarlos. En consecuencia, el campesinado recibía una doble presión, se encontraba cercado “entre dos fuegos”.
Expresado de esta forma, y si no hay una explicación del contexto en que se dieron estas prácticas, esa expresión supone que guerrilleros y guardias procedían de la misma manera con los campesinos. Y, dando un paso más, que ambos actuaban como sus verdugos (1).
Análisis de la realidad de los hechos
Pero cabe preguntarse si es correcto enfocar la realidad de ese modo. Desde nuestro punto de vista, no, y vamos a explicar por qué.
La visión de lo ocurrido cambia sustancialmente si abordamos el contexto en que actuaba la guerrilla antifranquista.
La lucha armada contra el franquismo en la posguerra se desarrolló en unas condiciones extremas. El régimen de Franco no escatimó en métodos violentos frente a ella, hasta el punto de que, siendo la represión su principal seña de identidad, la que desencadenó contra la guerrilla fue la mayor de las que llevó a cabo, si exceptuamos la perpetrada en la guerra de España. Fue la actuación de la oposición antifranquista más castigada.
'Llegaron a negar a las familias de las víctimas información de lo que había sido de ellas, de si seguían o no con vida, de dónde se encontraban sus restos'
El franquismo siempre encarceló en las peores condiciones, torturó, ejecutó, con o sin juicio previo y, aunque realizara juicios, estos carecían de legitimidad y eran ilegales, porque el régimen nació de la violación de la legalidad democrática. Además violó, mutiló, expropió, expulsó del trabajo, marginó socialmente, destruyó propiedades, castigó con el hambre. Pero con el maquis, todo lo anterior se incrementó, y los familiares de los guerrilleros eran considerados rehenes, sufriendo los más severos castigos; las ejecuciones extrajudiciales proliferaron más que nunca, a veces de varias personas a la vez, niños incluidos; destruyeron viviendas, en ocasiones con sus vecinos dentro, o las incendiaron. Llegaron a negar a las familias de las víctimas información de lo que había sido de ellos, de si seguían o no con vida, de dónde se encontraban sus restos. Y las amenazaban de muerte en caso de seguir preguntando. Hemos conocido casos de familiares que estuvieron años esperando que volviera con vida su ser querido, o a los que no se les reconocía su viudez.
Buena parte de esa violencia la cometieron las contrapartidas: guardias civiles disfrazados de guerrilleros que pedían colaboración a los campesinos y, si estos se la daban, pasaban a represaliarlos, pues teóricamente habían ayudado a la guerrilla. Además, y para desprestigiar al maquis ante la población civil, cometían todo tipo de brutalidades, ante unas personas que creían que era la guerrilla quien las llevaba a cabo: incendios de cortijos, matanzas de ganado, destrucción de cultivos. Eran lo que se conoce como “operaciones bajo falsa bandera”.
En esa situación, la guerrilla optó por la presión sobre quien informase de ellos a sus perseguidores. El que estos tuvieran noticia de cómo localizarlos suponía la aplicación del repertorio represivo que hemos mencionado, a las guerrilleras y guerrilleros o a sus familiares y colaboradores, con lo que no les quedaba otra alternativa que presionar a los campesinos para que no los delataran.
'El responsable máximo de toda la violencia desencadenada fue el régimen de Franco'
El responsable máximo de toda la violencia desencadenada fue el régimen de Franco. Sus partidarios fueron quienes dieron un golpe de Estado violentísimo contra el gobierno legítimo de la República, golpe que se transformó en guerra ante la resistencia a aceptar pasivamente la imposición de una dictadura y de todo lo que significaba. Esa responsabilidad hay que extenderla a los apoyos del régimen: el capitalismo español y foráneo, sobre todo en su versión imperialista, las clases sociales que sustentaban este sistema (terratenientes, financieros y otros sectores de la burguesía y de lo que quedaba de la nobleza, sobre todo), y la mayor parte de la Iglesia.
Quienes desencadenaron y apoyaron el golpe de julio de 1936 fueron los primeros responsables de todo lo que vino después, incluida la violencia que se desencadenó en la zona que permanecía fiel a la República.
Los mismos que pusieron en marcha el golpe y la guerra fueron también los máximos responsables de que surgiera el movimiento guerrillero y de que hubiera violencia en la posguerra española, incluso de que los guerrilleros se vieran obligados a amenazar a los campesinos.
'Lo ocurrido se puede comparar con la persecución nazi contra los judíos'
Lo ocurrido se puede comparar con la persecución nazi contra los judíos. Por poner un ejemplo, una persona cuya familia sufrió la represión franquista en el pueblo granadino de Lentegí nos decía que su abuela pasó de vivir en un cortijo donde habitó toda la familia desde hacía varias generaciones, a verse viuda con 44 años, enferma en la cárcel, con un hijo de 18 años asesinado por la Guardia Civil, al igual que su hermano, un primo y un sobrino, todos ellos asesinados por ser sospechosos de colaborar con la guerrilla. En la casa quedaron solos el abuelo, su hija de 15 años y su hermano con sólo 4 años (padre de la informante).
Nuestra interlocutora comparaba estos hechos con la persecución y exterminio que sufrieron los judíos. A nadie se le ocurriría juzgar o deslegitimar, que un grupo de resistencia judía en la Alemania nazi hubiera amenazado a sus vecinos para que no los delataran, al tratarse de una cuestión de vida o muerte, al actuar en defensa propia.
Cabe señalar que no todos los campesinos opinaban del mismo modo en este asunto. Algunos nos han señalado que comprendían y hasta apoyaban semejantes actuaciones guerrilleras y que ellos, pese a que se les había advertido de que no diesen noticia de los movimientos del maquis a la Guardia Civil, no consideraban haberse encontrado ni amenazados, ni mucho menos “entre dos fuegos”. Un mayor grado de conciencia antifranquista les llevaba a pensar de este modo.
Uno de los peores efectos de la equidistancia es que pone al mismo nivel a franquistas y antifranquistas, y acaba deslegitimando al antifranquismo con la conclusión equivocada de que todos fueron iguales, cuando no fue así. Con la violencia en la guerra de España ocurre lo mismo, con visiones que ponen al mismo nivel a unos y a otros.
Escribimos este texto en 2020, tras unas elecciones en el año anterior en que la extrema derecha española ha tenido un fuerte auge y se está manifestando en una línea de justificación del franquismo que nos parece muy peligrosa para el mantenimiento de las libertades en nuestro país. Una extrema derecha que tiene apoyos en determinados medios de comunicación y en ciertos sectores de poder que estimulan y amplifican su mensaje antidemocrático. Su discurso desarrolla el que ya existía en la derecha española, incapaz en su mayoría de romper decididamente su vinculación con el franquismo. Su discurso, legitimando al fascismo, es un paso más hacia la violencia. No olvidemos que las justificaciones retrospectivas tienen una proyección de futuro: manifiestan la nostalgia de un pasado que se quiere reproducir.
'La exhumación del dictador ha sido un paso importante, pero insuficiente de cara a la Memoria Histórica'
En 2019 se ha producido la exhumación de los restos del dictador del monumento que los albergaba. Ha sido un paso importante, pero insuficiente de cara a la Memoria Histórica. Entre otras tareas, consideramos necesaria, quizá más que nunca, la defensa razonada y argumentada de la lucha de quienes se opusieron a la dictadura franquista. Y también, el rechazo absoluto a quienes justifican el franquismo o mantienen posturas equidistantes.
El ascenso del fascismo y la justificación del franquismo por parte de la derecha de nuestro país, convierte la necesidad de la recuperación de la Memoria Histórica, en la única opción para mantener las libertades democráticas.
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(1) En otros lugares ocurrió algo parecido, como en Argentina y Uruguay, donde al hacerse referencia a las últimas dictaduras militares y a la lucha armada contra ellas de los grupos guerrilleros se acuñó la denominada “teoría de los dos demonios”.
Si te interesa la Memoria Democrática, puedes leer los reportajes publicados en el Foro de la Memoria de El Independiente de Granada:
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