Progreso y tecnología
'La técnica se define por el conjunto de medios empleados por los hombres para emanciparse de las necesidades y de las penalidades naturales'.
Obediencia indebida
'Este que os domina tanto no tiene más que dos ojos, no tiene más que dos manos, no tiene más que un cuerpo, y no tiene ni una cosa más de las que posee el último ho
El verdadero mundo es música
'Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: ése fue el comienzo de desastres maravillosos'. E M Cioran, Silogismos de la amargura
¿Dónde está la belleza?
¿Dónde podemos encontrar la belleza sino en un corazón consolado por la locura tras el abandono de la razón?
Epicuro y la ciudad sin murallas
'Frente a las demás cosas es posible procurarse seguridad, pero frente a la muerte todos los humanos habitamos una ciudad sin murallas'.
El hombre que no sabía nada
Solo sé que no se nada. Sócrates
Sócrates y la fábula de la vida
- ¿Sabes dónde venden pescado?
- Sí, en el mercado
- ¿Y sabes dónde se hacen virtuosos los hombres
- No
Epitafios en el paraíso
'Pase tanto tiempo en busca del aforismo perfecto, capaz de expresar en diez palabras las inquietudes de diez mil corazones distintos, que olvide que solo necesitaba
Cómo filosofar a martillazos
'Concebir un pensamiento, un solo y único pensamiento, pero que hiciese pedazos el universo'.E. M. Cioran, El aciago demiurgo.
Más allá de la física
'Todos los hombres por naturaleza, desean saber.
Páginas
Francis Fernández
Nací en Córdoba, hace ya alguna que otra década, esa antigua ciudad cuna de algún que otro filósofo recordado por combinar enseñanzas estoicas con el interés por los asuntos públicos. Quién sabe si su recuerdo influiría en las decisiones que terminarían por acotar mi libre albedrío. Compromiso por las causas públicas que consideré justas mezclado con un sano estoicismo, alimentado por la eterna sonrisa de la duda. Córdoba, esa ciudad donde aún resuenan los ecos de ése crisol de ortodoxia y heterodoxia que forjaría su carácter a lo largo de los siglos. Tras itinerar por diferentes tierras terminé por aposentarme en Granada, ciudad hermana en ese curioso mestizaje cultural e histórico. Granada, donde emprendería mis estudios de filosofía y aprendería que el filosofar no es tan sólo una vocación o un modo de ganarse la vida, sino la pérdida de una inocencia que nunca te será devuelta. Después de comprender que no terminaba de estar hecho para lo académico completé mis estudios con un Master de gestión cultural, comprendiendo que si las circunstancias me lo permitirían podría combinar el criticado sueño sofista de ganarme la vida filosofando, a la vez que disfrutando del placer de trabajar en algo que no sólo me resultaba placentero, sino que esperaba que se lo resultase a los demás, eso que llamamos cultura. Y ahí sigo en ese empeño, con mis altos y mis bajos, a la vez que intento cumplir otro sueño, y dedico las horas a trabajar en un pequeño libro de aforismos que nunca termina de estar listo. Pero ¿acaso no es lo maravilloso de filosofar o de vivir? Tal y como nos señala Louis Althusser en su atormentado libro de memorias “Incluso si la historia debe acabar. Si, el porvenir es largo.”