¿Tenemos la sanidad pública que merecemos?
Descreídos de la propaganda oficial de la Junta, que insiste en vanagloriarse de la gestión del coronavirus, mientras se extiende con fuerza y rapidez, a la ciudadanía solo le interesa el buen funcionamiento de los servicios públicos, pero cuando de la salud se refiere exige con razón la excelencia. Ningún servicio público cuenta con más clientes que la sanidad.
La pandemia ha colapsado la mayoría de centros de salud de Granada, a los que le es imposible no ya recuperar su ritmo habitual sino acercarse de lejos, pese a que soportan más trabajo del que pueden afrontar, desde que le asignaron también la función de rastreadores del Covid, con el escaso personal y recursos que disponen
Así, como usuarios de la sanidad pública andaluza, no hay anuncios ni informaciones pagadas que convenzan de la realidad que soportamos: el deterioro progresivo de la prestación sanitaria, que en pocos años ha pasado del eslogan socialista que casi creímos de ser la joya de la corona al realista Salud no responde, que acompaña al Gobierno andaluz.
La pandemia ha colapsado la mayoría de centros de salud de Granada, a los que le es imposible no ya recuperar su ritmo habitual sino acercarse de lejos, pese a que soportan más trabajo del que pueden afrontar, desde que le asignaron también la función de rastreadores del Covid, con el escaso personal y recursos que disponen.
Como tantos otros gobiernos, el andaluz comienza a caracterizarse por referirse a “problemas” en lugar de reconocer errores y pedir disculpas, siempre parciales.
Seis meses ha tardado el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, en admitir “problemas” en la Atención Primaria, y pedir disculpas “por situaciones puntuales de aglomeraciones que se han producido en primaria a finales de agosto”. Las atribuyó esta semana en el Parlamento andaluz a las vacaciones del personal y confió que en septiembre comience a normalizarse. Una forma de reconocer que, como se quejan con insistencia los sindicatos, no hay personal de reemplazo, a lo que la Junta argumenta que en la bolsa única del SAS no hay disponibles médicos, enfermeros y administrativos. ¿Y, entonces?
Pero esta demora varía en función del centro de salud o consultorio, lo que incide en una mayor desigualdad en la atención. Lo que debe evitar la sanidad pública.
Difícil soportar una demora semejante, de hasta dos semanas para ser atendido por un médico de familia, lo que agrava las patologías no Covid, a las puertas de la llegada de la gripe común.
Efecto dominó en la sanidad pública
Lo peor de padecer demoras insoportables de dos semanas para recibir la primera consulta médica son las consecuencias y el motivo de la consulta: nuevas patologías, recetas, bajas laborales, analíticas o derivaciones al especialista. Una odisea que llena de impotencia al usuario o usuaria.
Pancarta en una vivienda durante el confinamiento. P.V.M.
Y, ¿con la vuelta a las aulas y los posibles contagios de la población infantil y adolescentes? ¿No ve Salud el riesgo del colapso?
Y, ¿con la vuelta a las aulas y los posibles contagios de la población infantil y adolescentes? ¿No ve Salud el riesgo del colapso?
Y más: colas en la calle para acceder a las consultas no demorables, centros de salud con las líneas telefónicas colapsadas, imposibilidad de lograr cita médica a través de la aplicación de Salud Responde, falta de profesionales para realizar el rastreo de los contagios de Covid-19, pacientes con enfermedades que no guardan relación con el coronavirus que son vistos con retraso al no dar abasto los facultativos y, en general, una crispación que va en aumento tanto entre los profesionales como entre los usuarios.
Estos problemas han encendido la luz roja en la atención primaria, que se enfrenta a una situación muy compleja que requiere de la adopción de medidas urgentes para evitar el desmoronamiento total de los centros de salud. Pero, ¿Salud responde?
Una especialista de un hospital público comprende la angustia de la población y resume la indignación que comparten, con la siguiente expresión: “Hemos pasado de ser los héroes en la lucha contra el coronavirus, a recibir insultos, en la cara y en las redes sociales”. Pero añade: “Y ahora trabajamos incluso más que en los días fuertes de la pandemia. No podemos más”
Una especialista de un hospital público comprende la angustia de la población y resume la indignación que comparten, con la siguiente expresión: “Hemos pasado de ser los héroes en la lucha contra el coronavirus, a recibir insultos, en la cara y en las redes sociales”. Pero añade: “Y ahora trabajamos incluso más que en los días fuertes de la pandemia. No podemos más”.
El fallo es notorio: faltan profesionales, recursos y líneas telefónicas para atender a la población. Este sábado, la app Salud Responde se colapsó desde el mediodía.
A pesar de la bunkerización de los centros de salud, muchos pacientes optan por acudir al centro de salud, tras chocar con el muro telefónico, -ya sea de Salud Responde, que no soluciona su problema, o porque no le cogen el teléfono o comunica siempre el del consultorio-. Y provoca colas y el malestar de profesionales y usuarios.
La derivación a especialista se eterniza, con una larga lista de espera, que se dispara si se trata de una intervención quirúrgica. Frente a ello, la Junta puso en marcha el segundo plan de choque, tras el primer fallido plan, en el que primó a la sanidad privada con un contrato millonario, sin que de momento se conozcan parcialmente resultados.
Y la segunda oleada del coronavirus llega con fuerza
Y todo ello, a las puertas de la segunda oleada del coronavirus, que llega con fuerza, tras un verano en el que se relajaron las medidas. Pese a acumular en Granada ya, desgraciadamente, 16 muertos desde el fin del confinamiento, 300 desde el inicio de la pandemia, la mayoría de los casos confirmados son asintomáticos, pero poco a poco empiezan a llegar casos más graves que requieren hospitalización: son ya 64 en la provincia, de los que 11 en UCI.
El Hospital Virgen de las Nieves, a pleno rendimiento durante los días duros de la pandemia. Prensa HVN
El rápido crecimiento de la pandemia se refleja además en las tasas de incidencia. Después de un parón de 24 días, la Junta ha publicado esta semana un segundo informe con el seguimiento epidemiológico. Tiene fecha de 1 de septiembre y recoge que en los últimos 14 días en la provincia la tasa de incidencia se sitúa en 100,47 casos confirmados mediante PCR por cada 100.000 habitantes. El informe anterior, que tenía fecha de 28 de agosto, recogía una tasa en Granada de 87,46 casos.
En las urgencias hospitalarias ya se nota la afluencia de pacientes sospechosos de coronavirus. Y corren el riesgo de saturarse, dado que la Atención Primaria es incapaz de atender con rapidez a personas que creen que pueden haberse contagiado. Y llegará la gripe común, que año tras año llenan de pacientes los consultorios para vacunarse
Esto quiere decir que en sólo cuatro días la incidencia en la provincia ha pasado de 87,46 a 100,47 casos por cada 100.000 habitantes.
En las urgencias hospitalarias ya se nota la afluencia de pacientes sospechosos de coronavirus. Y corren el riesgo de saturarse, dado que la Atención Primaria es incapaz de atender con rapidez a personas que creen que pueden haberse contagiado. Y llegará la gripe común, que año tras año llenan de pacientes los consultorios para vacunarse.
Hasta el momento no hay un plan definido por Salud para lo que se avecina, mientras el consejero Aguirre crea falsas expectativas, despliega cortinas de humo y genera confusión con su anuncio sobre las previsiones de vacunación contra el Covid para diciembre o enero.
En otras provincias se preparan alternativas para posibles contingencias de la pandemia, en Granada, con un desaparecido delegado de Salud, se resiste a confirmar el empleo del antiguo Clínico para, de nuevo, habilitarlo como hospital de campaña, como así va a pasar con los contagiados en la residencia de mayores de Benalúa, que irán el lunes.
Hay una decena de ayuntamientos que han pedido a sus conciudadanos que se confinen, ante la inacción de la Junta que no trata por igual a los municipios, en función del color político.
La sanidad pública andaluza no puede soportar más desatinos. Requiere más inversión, recursos y personal. Menos guerras contra el Gobierno y sí, un plan que garantice la seguridad en la atención en todos los niveles. De lo contrario, la Atención Primaria no se podrá sostener, pese al ímprobo esfuerzo de los profesionales, y pondrá en riesgo todo el sistema.
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