Salud mental en la era post-Covid
Yo he aprendido lo que sé en el ámbito de la salud mental gracias a gente cómo Lala Bono en la EASP, cómo la gente de la AE de Psiquiatría y Salud Mental, cómo Mikel Munarriz y José Leal, de pacientes que me han contado las vivencias de ellos y ellas sobre la depresión, la ansiedad u otros trastornos, junto a la de sus familiares, además de gente con los que he hablado de suicidio como Carlos Soto, Pedro Martin-Barrajóm, María Quesada o sin duda mi admirado Miguel Guerrero, entre otros grandes profesionales.
Noemí Álvarez, psicóloga, vocal de psicología clínica del colegio de psicólogos de Andalucía Oriental, nos ha aportado en el foro Covid del Ayuntamiento de Granada, una visión de interés para debatir y comentar sobre la salud mental en la era post-covid (a la cual aún no hemos llegado).
Contagio, muerte, libertad, incertidumbre o miedo son palabras que han rodeado esta PAN-DEMIA, nos contó Noemí
Contagio, muerte, libertad, incertidumbre o miedo son palabras que han rodeado esta PAN-DEMIA, nos contó Noemí. La palabra incertidumbre es la prima pequeña del miedo. Es una emoción más, pero tiene ciertos aspectos a destacar con la que nos hemos acercado a ella, cómo me hace sentir el tener dudas, el no tener certezas ante tanto cambio de protocolo. Y el no saber muy bien de qué me tengo que fiar. Es una palabra que ha venido para quedarse sin duda alguna. La incertidumbre es una palabra potente y tenemos que saber manejarla.
También nos tenemos que aprender a trabajar con la muerte. Allí se juntan el cómo vivo el duelo o la incertidumbre de que la muerte ha llegado a algunas personas cercanas a nosotros. Y la forma en que hemos vivido la muerte en el periodo de confinamiento nos ha enseñado a despedirnos sin estar presente, frente a esa despedida con apoyo que hacíamos antes de ese momento.
Comentó la situación de necesitar a otra gente cuando estamos mal y de allí, explicó la autorregulación y la corregulación que se hace con los iguales, con los que hacemos contacto social
Nos habló, además, de la SOBRE EXPOSICIÓN A LOS MEDIOS, de convivir con mascarillas y de la protección nos ha llevado a una falta de contacto físico. A partir de ahí, comentó la situación de necesitar a otra gente cuando estamos mal y de allí, explicó la autorregulación y la corregulación que se hace con los iguales, con los que hacemos contacto social. Los fallos en esas regulaciones podrían llevar a esas ideaciones suicidas. Privar de ese contacto a los jóvenes era bastante serio.
Es evidente que la salud mental ha sido un problema importante en esta pandemia. Un estudio indica que, en los meses de la pandemia, la prevalencia de la ansiedad en las mujeres ha sido del 33% y la de la depresión, del 28%, y uno de los principales factores de riesgo de sufrir ansiedad y depresión es ser mujer.
Para las personas jóvenes, este año de pandemia ha resultado también increíblemente difícil. Las personas de 18 a 34 años son las que han frecuentado más los servicios de salud mental, han tenido más ataques de ansiedad, más síntomas de tristeza y han sido las personas que más han modificado su vida habitual debido a esta situación
Para las personas jóvenes, este año de pandemia ha resultado también increíblemente difícil. Las personas de 18 a 34 años son las que han frecuentado más los servicios de salud mental, han tenido más ataques de ansiedad, más síntomas de tristeza y han sido las personas que más han modificado su vida habitual debido a esta situación.
Señalar la especial vulnerabilidad de las personas con problemas de salud mental, anteriores a la pandemia. Un estudio desvela que el 6,3% de las personas con un trastorno mental grave en España, necesitaron ingreso en Unidad de Agudos y el 21,4% tuvo que aumentar la medicación.
Sin duda, nos encontramos en una situación crítica de aumento de la demanda en la atención a la salud mental, a pesar de que dicha atención tiene grandes carencias de recursos humanos y económicos, tanto a nivel de nacional como global. La OMS advierte de que el 93% de los países ha visto cómo la pandemia paralizaba o afectaba a sus servicios de salud mental, ya de por sí lastrados por un déficit crónico de financiación.