ARTÍCULO DE OPINIÓN POR FRANCISCO DEL RIO

'Reivindicación y sentido del republicanismo hoy'

Política - Francisco del Río Sánchez - Martes, 14 de Abril de 2020
El profesor de Filosofía Francisco del Río Sánchez firma esta opinión muy bien argumentada sobre el sentido histórico de la República y su reivindicación para construirla en España.
Bandera de la II República Española.
IndeGranada
Bandera de la II República Española.

Cuando este 14 de abril celebramos el 89 aniversario de la proclamación de la II República, nuevamente nos preguntarnos si es el momento de plantearse como objetivo político inmediato la reivindicación de la república como forma de Estado frente a la monarquía borbónica, si ha llegado el momento de exigir el referéndum que apruebe el modelo de Estado.

Pero en ese debate no siempre se tiene en cuenta cuál es el sentido del republicanismo que se pretende como alternativa al régimen monárquico. Porque ser republicano no consiste sólo en pretender la elección democrática y periódica del jefe del Estado como algunas veces se cree.

El republicanismo, por el contrario, ha estado presente desde la Antigüedad grecorromana. Los pensadores de esta corriente filosófico-política han propuesto la configuración del Estado sobre la base de tres grandes ideas, que difieren de las defendidas por el liberalismo: la noción de libertad como autodeterminación, la importancia de las virtudes cívicas y una defensa de la democracia como participación y compromiso ciudadano

El republicanismo, como históricamente ha sido planteado, es un pensamiento filosófico- político opuesto al absolutismo y a la tiranía y enfrentado al liberalismo desde que este pensamiento entró en escena ya en la Modernidad. En el liberalismo, aunque no fue así denominado hasta la Constitución de Cádiz, sus bases filosóficas estaban planteadas en Hobbes (siglo XVII) y, más tarde, formulado por Benjamin Constant como libertad de los modernos frente a la libertad de los antiguos.

El republicanismo, por el contrario, ha estado presente desde la Antigüedad grecorromana. Los pensadores de esta corriente filosófico-política han propuesto la configuración del Estado sobre la base de tres grandes ideas, que difieren de las defendidas por el liberalismo: la noción de libertad como autodeterminación, la importancia de las virtudes cívicas y una defensa de la democracia como participación y compromiso ciudadano.

El sentido republicano de la libertad no es el sentido negativo que le otorga el liberalismo, como libertad negativa (así conceptualizaba por Isaíah Berlin) que la reduce solo a la no interferencia del Estado o de otros en el ejercicio de los derechos individuales; sino que, al contrario, para el republicanismo, la libertad necesita de la ley, de la regulación estatal que favorezca la independencia y la capacidad decisoria en los ámbitos económicos, civiles y políticos de la ciudadanía. Pero también hubo diferencias respecto a quién puede ser ciudadano y, por tanto, tener reconocidos plenos derechos civiles y políticos. Un republicanismo más conservador o elitista reducía las ciudadanía a quienes pueden vivir por sí mismos, quienes son independientes; es decir, los propietarios, frente al republicanismo plebeyo o democrático que pretendía la universalización de la ciudadanía.

El republicanismo democrático defendió la libertad como no dependencia de relaciones serviles, patrimoniales o de relaciones de dominio personal o estructural; es decir, como capacidad para existir sin tener que pedir permiso a nadie. El Estado, en consecuencia,  tenía que establecer los dispositivos institucionales y legales necesarios que garantizaran a la ciudadanía los derechos elementales a la existencia, a la seguridad y la independencia civil. Esta defensa de la libertad se proponía en una doble dimensión: libertad real de los individuos amparada en el marco del Estado, y también la libertad del Estado frente a otros poderes (económico-financieros, de las élites, religiosos, grupos de presión, etc.) y la injerencia de otros Estados u organismos supraestatales. En la actualidad, en el republicanismo democrático se abre paso como mecanismo institucional para asegurar este concepto de libertad la implantación de una Renta Básica Universal que garantice a toda la ciudadanía el derecho a la existencia.

La libertad republicana fue planteada en la Grecia clásica con las reformas constitucionales de Efialtes-Pericles y también propuesta durante el periodo plebeyo de la Republica romana. Reapareció, más tarde, en el Renacimiento y tuvo especial importancia en el constitucionalismo norteamericano (Madison, Jefferson…) y en la Ilustración europea (cristalizando políticamente en la Revolución francesa con Marat y, Robespierre…) y hasta en el propio K. Marx. Finalmente, el concepto liberal de libertad, ya en el siglo XIX, acabaría siendo hegemónico. Pero lo que se mostrado  desde entonces, es que el modelo liberal de libertad, centrado en la protección de los derechos individuales y contrario a la intervención del Estado en la sociedad civil, ha generado que, consecuencia de la libre competencia, minorías poderosas se impongan sobre el resto para hacer prevalecer su voluntad y sus intereses; por lo que la autonomía que permite la independencia económica  ha sido y es un privilegio de minoritarios sectores de población. Para las mayorías (mujeres, empleados, migrantes, personas sin empleo o en situación de pobreza, etc.) se ha tornado en una práctica difícil poder evitar la intromisión y las relaciones de dependencia o subordinación. Para ellas, la libertad es un ejercicio limitado.

El republicanismo defiende la necesidad de ciudadanos comprometidos con su comunidad, que puedan participar activamente en política y corresponsabilizarse de las obligaciones que ello comporta. Para hacer factible el ejercicio de las virtudes cívicas, como el republicanismo ha propuesto, es condición previa la independencia económica y civil que permite la formación de opinión y la  libre participación en los procesos de deliberación y toma de decisiones

El segundo aspecto que hemos señalado como propio del republicanismo democrático es la promoción de las virtudes cívicas. No se trata de que el Estado promueva ninguna concepción del bien ni que oriente en un modelo determinado de vida moral. Se trata de fomentar virtudes relacionadas con la justicia y la fraternidad, las que puede aceptar cualquier ser racional que sea imparcial. El republicanismo defiende la necesidad de ciudadanos comprometidos con su comunidad, que puedan participar activamente en política y corresponsabilizarse de las obligaciones que ello comporta. Para hacer factible el ejercicio de las virtudes cívicas, como el republicanismo ha propuesto, es condición previa la independencia económica y civil que permite la formación de opinión y la  libre participación en los procesos de deliberación y toma de decisiones. Y para una corresponsabilidad equitativa y libremente asumida con las obligaciones de la comunidad, se hace también necesario que el Estado funcione con un sistema fiscal justo.

Respecto a qué se entiende por democracia, el autogobierno de la comunidad, a lo que tanta importancia concedieron los pensadores republicanos, no es suficiente con los mecanismos de representación. La democracia tiene que fortalecerse profundizando en la participación e introduciendo fórmulas de democracia directa. En la actualidad, dada la complejidad y pluralidad de nuestra sociedad, se hace necesario, para el acercamiento y la toma de decisiones por la ciudadanía, la descentralización del Estado, fortaleciendo –entre otras- las instituciones municipales y las territoriales de las naciones y pueblos que integran el Estado.  Esta descentralización tiene que ir acompañada de otras medidas jurídico-legales que fortalezcan la participación y la democracia. Entre ellas, un sistema proporcional justo y aquellas que aproximen al representante –en cualquier instancia- con el representado, como la rendición de cuentas, la revocabilidad de cargos en caso de incumplimientos, la rotación y desprofesionalización política, incluyendo topes salariales para cargos públicos (más ajustados a la realidad socioeconómica del representado), la eliminación de privilegios económicos y jurídicos así como la inhabilitación para cargo público ante cualquier tipo de corruptela. Las formas de democracia directa hoy pueden verse favorecidas por el establecimiento de referéndums vinculantes y formas de teledemocracia. También incluyendo la obligatoriedad de consultas previas a las instituciones y mecanismo de coordinación social que componen la sociedad civil y la apertura de procesos deliberativos participativos.

En los planteamientos del republicanismo se produjeron confluencias y también diferencias en otros temas, pero fueron estos tres señalados los que se abordaron con mayor intensidad por el republicanismo democrático (o plebeyo) en particular y que hoy tienen plena actualidad.

Cuando se debate acerca de España, mientras hay quienes se refieren exclusivamente a símbolos que hoy todavía remiten en gran medida al pasado y a una visión uninacional (algunos se aferran a ello para tapar otros intereses), la España republicana es la patria donde todas las personas pueden ejercer la ciudadanía como personas libres, la del respeto a la diversidad y la fraternidad entre los pueblos y naciones, la de la justicia de sus normas. Esa España, con una ciudadanía comprometida, es la España policéntrica que como republicanos tenemos que construir.

Francisco del Río Sánchez es profesor de Filosofía