Campaña Inagra contenedor marrón.
La amenaza de la extrema derecha que alimentó Juanma

Progreso o involución, Andalucía en el 19J

Política - Juan I. Pérez - Domingo, 8 de Mayo de 2022
Una crónica que analiza sin censuras la amenaza de la extrema derecha que alimentó Juan Manuel Moreno.
Primer encuentro público entre Juan Manuel Moreno y Macarena Olona, en la Feria de Abril de Sevilla, el pasado miércoles.
DEL TWITTER DE @JUANMA_MORENO
Primer encuentro público entre Juan Manuel Moreno y Macarena Olona, en la Feria de Abril de Sevilla, el pasado miércoles.

Por si aún queda alguien que no lo sabe, no quiere creerlo o prefiere la comodidad de esconderse, Andalucía el próximo domingo 19 de junio decide entre retroceder o avanzar, la involución o el progreso. No hay salida a la equidistancia.

Porque es a esa encrucijada a la que ha llevado a Andalucía Juan Manuel Moreno, tras blanquear a la derecha radical populista, por primera vez en España, cuando irrumpió en las instituciones el 3 de diciembre de 2018 -últimas elecciones autonómicas-

Porque es a esa encrucijada a la que ha llevado a Andalucía Juan Manuel Moreno, tras blanquear a la derecha radical populista, por primera vez en España, cuando irrumpió en las instituciones el 3 de diciembre de 2018 -últimas elecciones autonómicas-, con casi 400.000 votos y doce escaños.

Pudo optar, como hoy exige el PP, por dejar que gobernara la lista más votada, pero después de 37 años de control socialista, con luces y sombras, como la corrupción, decidió que era el momento del cambio, pese a obtener los peores resultados de la historia de los populares. Con Ciudadanos ya estaba hecho, tras girar el partido naranja a la derecha, en una maniobra suicida, de la que paga su precio, la irrelevancia y descomposición, porque no hay sitio para ellos en un espectro político, que PP y Vox cubren con suficiencia.

Y así, mientras en la Europa democrática ya se tejían redes para impedir que la extrema derecha tuviera protagonismo en las instituciones, Moreno Bombilla, con el beneplácito de Juan Marín, firmó con la ultraderecha un acuerdo de 37 puntos para garantizar la investidura y que les ha permitido gobernar Andalucía durante tres años y cuatro meses

Y así, mientras en la Europa democrática ya se tejían redes para impedir que la extrema derecha tuviera protagonismo en las instituciones, Moreno Bonilla, con el beneplácito de Juan Marín, firmó con la ultraderecha un acuerdo de 37 puntos para garantizar la investidura y que les ha permitido gobernar Andalucía durante tres años y cuatro meses, con el PP en la Presidencia de la Junta, por primera vez en la historia de la comunidad autónoma.

Durante toda la legislatura, Moreno ha tratado de distanciarse de la ultraderecha, su imprescindible muleta parlamentaria, con la que ha aprobado tres presupuestos y la mayoría de leyes que no solo han sustentado su gobierno, también, le ha permitido presumir de gestión, con el sello de la derecha radical populista.

Con un Vox crecido, alimentado por las encuestas nacionales y regionales, tras el último verano el idilio se rompió para forzar el adelanto electoral, para pasar a la oposición. Pero la legislatura ya estaba hecha, gracias a su entendimiento con la extrema derecha, a la que en todo momento ha tratado de naturalizar, como un partido más.

Porque esa es la hipocresía del PP, que no cambia con Alberto Núñez Feijóo, dado que es su irremediable destino (y Moreno Bonilla no es Isabel Díaz Ayuso): compartir gobierno

Porque esa es la hipocresía del PP, que no cambia con Alberto Núñez Feijóo, dado que es su irremediable destino (y Moreno no es Isabel Díaz Ayuso): compartir gobierno, si hay una mínima posibilidad, con la extrema derecha, a pesar de que aún como presidente de la Xunta lanzara a Pablo Casado: "A veces es mejor perder el gobierno que ganarlo desde el populismo" o aquello de que “nunca hemos sido xenófobos, reaccionarios o insolidarios. Eso se lo dejamos a otros partidos”, pronunciado en la convención del PP en Santiago de Compostela, en alusión a Vox, a finales de septiembre de 2021.

Las elecciones autonómicas en Castilla León le pusieron en un brete: “Por Dios, sacad un buen resultado”, dijo en el cierre de campaña en Valladolid, mientras en el Parlamento andaluz se debatía el estado (crítico) de la sanidad pública, una forma muy suya de expresar, en este caso, su pánico ante un ascenso de la extrema derecha allí, que obligara a su compañero Alfonso Fernández Mañueco, a gobernar con Vox.

Y así ocurrió, como antesala de lo que puede suceder en Andalucía.

Macarena Olona con Marine Le Pen. Del Twitter de Jorge Buxadé, que aparece también en la imagen.

Si la verdad y la coherencia fueran determinantes en política, a Moreno Bombilla le sería quimérico seguir pavoneándose como el moderado presidente de la Junta y candidato a la reelección porque ha gobernado Andalucía gracias al apoyo de la extrema derecha, fans de Marine Le Pen

Si la verdad y la coherencia fueran determinantes en política, a Moreno le sería quimérico seguir pavoneándose como el moderado presidente de la Junta y candidato a la reelección porque ha gobernado Andalucía gracias al apoyo de la extrema derecha, fans de Marine Le Pen. Lejos de sus grandilocuentes postulados del milagro económico andaluz o una gestión modélica de la pandemia del coronavirus, la desnuda realidad radiografía que por más que enarbole la justicia social, ha primado recursos públicos a los que más tienen, como así ha sido durante su mandato con la sanidad privada, la educación concertada y rebajas fiscales para rentas de 100.000 euros.

Sin contar el ingreso redoblado de las arcas del Estado, que ha logrado un superávit en las cuentas andaluzas, con una gestión del coronavirus, tan apurada y de salir del paso, como en el resto de comunidades autónomas.

Sin embargo, en la era de la simpleza, los lemas, la mercadotecnia y los 180 caracteres, Juan Manuel Moreno Bonilla ha cultivado hasta el extremo su imagen personal -con escudito propio inventado de Presidente de la Junta en la solapa- para presentarse, no sin cosechar simpatías en un electorado que no le era afín, como un moderado, sobre la que pivota el presente y el futuro de Andalucía.

Y parece que nadie, salvo parias del pueblo, andaluzas y andaluces, -para él y para la ultraderecha-, marginales, y llamados a la invisibilidad, estigmatizados por la marca del desprecio-, se hayan dado cuenta ya que quien inauguró en España las alianzas con la extrema derecha y le ha dado carta de normalidad, es capaz sin ruborizarse de presentarse como el designado por invocación divina para frenarla.

El avance de la extrema derecha es una amenaza para la democracia, empezando porque quieren hacer desaparecer el estado de las autonomías

El avance de la extrema derecha es una amenaza para la democracia, empezando porque quieren hacer desaparecer el estado de las autonomías. Pero cotizan al alza, como siempre la derecha, así que no extraña que medios de comunicación públicos – Canal Sur- y privados, hayan borrado el término de su vocabulario. En España, en Andalucía y en Granada. Apenas quedan islas mediáticas que le llamen por su nombre, aunque les cueste la marginación, también de la ingente tarta publicitaria.

Es la extrema derecha española, heredera del rancio franquismo, colaboradora del PP en Andalucía, y socia ya en Castilla León, un partido que va de antisistema, que esconde en su muñeca llena de pulseritas, un ideario machista, xenófobo y confesional

Es la extrema derecha española, heredera del rancio franquismo, colaboradora del PP en Andalucía, y socia ya en Castilla León, un partido que va de antisistema, que esconde en su muñeca llena de pulseritas, un ideario machista, xenófobo y confesional. Y por virtud de la necesidad que acuciaba el moderado Moreno Bonilla, en Andalucía parece que dejaron de asustar, salvo a los parias del pueblo, exaltando las corridas de toros, la caza y glorificando las tradiciones. Integrados plácidamente en la dinámica de gobierno. Sin alarma, sin prevención, como un coste necesario.

Dijo Moreno Bonilla que él es “(Emmanuel) Macron y (Macarena) Olona (candidata a la Presidencia de la Junta por Vox) Le Pen”. Y si no fuera dramático tiene cierta gracia que el 19 de junio coincidan con el fin de las elecciones legislativas en Francia con los comicios autonómicos.

Mientras la Europa democrática seguirá atenta a que Marine Le Pen no logre el triunfo, Andalucía se la juega, entre progreso o involución.

A diferencia de Francia, Moreno Bonilla y la influyente derecha económica y mediática en Andalucía, como en toda España, ha optado por el blanqueo exprés y la normalización total de la ultraderecha

A diferencia de Francia, Moreno y la influyente derecha económica y mediática en Andalucía, como en toda España, ha optado por el blanqueo exprés y la normalización total de la ultraderecha.

Juan Manuel Moreno puede ser muchas cosas, como ha demostrado en este mandato y, antes, en la oposición, pero nunca será como Emmanuel Macron, porque el recién reelegido presidente de la República Francesa, nunca pactó con la extrema derecha.