'Mujeres antifranquistas en Granada: Isabel Alonso Dávila'
Nace en Salamanca el 23 de noviembre de 1953 en el seno de una familia acomodada, propietarios rurales, con servicio. Una familia conservadora. Era la única hija, y, desde muy joven, experimenta la discriminación de género porque solo ella debía ayudar en las tareas domésticas, mientras sus siete hermanos, como en la inmensa mayoría de los casos, quedaban exonerados. Allí comienza el Bachillerato, primero en el Colegio de las Esclavas y después en el Instituto Lucía de Medrano y conocerá a los hermanos de una amiga, los Moneo, que militaban en los círculos antifranquistas universitarios. De esta manera, su rebeldía se hace más política. Cuando destinan a su padre, notario, a Vilanova de la Ribera (Valencia), comenzará sus estudios universitarios en la capital del Turia con inquietudes políticas definidas. De ahí que en Granada –cuando venga más adelante- se la conocerá en los círculos progresistas como “La valenciana”, aunque su nombre de guerra era “Concha”.
Será en la Facultad de Filosofía y Letras de Valencia, desde su primer curso, 1970/71, donde se inicia su compromiso político con la influencia de las clases de historia de uno de sus profesores, Joan Reglá
Será en la Facultad de Filosofía y Letras de Valencia, desde su primer curso, 1970/71, donde se inicia su compromiso político con la influencia de las clases de historia de uno de sus profesores, Joan Reglá. Y pronto participará en asambleas y movilizaciones de su Facultad y es captada por el PCE. Uno de sus compañeros de curso, Luis Navarro, le propondrá la entrada al partido. A partir de ahí el activismo es incesante. Quienes entraban en la lucha antifranquista, aprovechaban cualquier momento para salir a la calle. Una de las fechas emblemáticas del movimiento obrero, el 1 de mayo, era un momento perfecto para que el régimen detuviera a sus militantes que, a falta de libertades, tenían que recurrir a manifestaciones relámpago, “saltos”, que de boca en oreja, quedaban en distintos lugares y, rápidamente, mientras llegaba la policía, tiraban panfletos o gritaban algunas consignas concentrándose en otro lugar, los volvían a dispersar y vuelta a empezar. Pero, además de los que podían detener en dichos saltos, a veces, algunos militantes cometían errores como no alejarse de los lugares donde se había producido la manifestación o no quedar en donde pudieran ser identificados. Por ahí vendrá su primera detención porque uno de los grupos, entre los que estaba Isabel, quedó en un bar y allí serán detenidos. Isabel Alonso cree que pudo venir porque un confidente de la policía –uno de la Brigada Político Social, que a veces se infiltraba en esos grupos– los delataría. Será detenida y enviada luego a la prisión provincial donde permanecerá en una celda de aislamiento durante cinco días.
La acusación: tomar parte en “actos subversivos” (una manifestación) con ocasión de la festividad del 1º de mayo, siendo multada con 25.000 pesetas –y en caso de impago con un mes de prisión-. Durante esos días tendrá la fortuna de conocer a una maestra de la prisión, Presen Sáez de Descatllar, que se dedicaba a la alfabetización de las reclusas y que la visitó en una ocasión en su celda.
Isabel estará, en esa ocasión, pocos días en prisión porque, posiblemente, por influencia de sus padres, la dejarán en libertad sin cargos.
Ante esa situación, que no desea, la única solución era casarse con su novio entonces y deciden venirse a Granada porque era el distrito más cercano donde había Filosofía y Letras, que estudiaba Isabel y Medicina, que estudiaba su marido
Mas la represión tiene los brazos largos y se extiende hacia las autoridades académicas. A partir de esa detención figuraba en la lista de estudiantes a los que no se les expedía el Certificado de Buena Conducta, ni el pasaporte sin el visto bueno de la Dirección General de Seguridad, lo que la obligó a viajar con pasaporte falso a una reunión de estudiantes del PCE a París. Fue expedientada por el rectorado de la Universidad de Valencia, junto a otros 312 estudiantes, con la aplicación del artículo 28 del Reglamento de Disciplina Académica de 1954 que prohibía la entrada en las aulas a aquellos estudiantes y “personas extrañas que hayan perturbado, perturben o amenacen con perturbar la disciplina académica”. Y, a ello, había que sumar la propia presión familiar –sus padres entonces residían en Alicante– que le plantean trasladar, al final de ese curso, su expediente a Murcia. Ante esa situación, que no desea, la única solución era casarse con su novio entonces y deciden venirse a Granada porque era el distrito más cercano donde había Filosofía y Letras, que estudiaba Isabel y Medicina, que estudiaba su marido. Se había casado antes de ir a Granada, el 14 de octubre de 1972, en la Catedral de Alicante. Su padre era notario allí entonces. Los casó un capuchino amigo de la familia de su madre, Generoso de Barcenilla, al que habían tenido escondido en casa de su abuela durante la guerra. O, al menos, eso contaba la madre de Isabel. Teóricamente era muy buen predicador, pero ese día dedicó el sermón a hablar de la fe, en lugar del amor, porque la tarde anterior su marido y ella le habían dicho que no eran creyentes y que se casaban por la Iglesia porque no había otro remedio.
Traslada su expediente a la Universidad de Granada en el curso 1972/73 y en la Facultad de Filosofía y Letras retoma su activismo político, según la policía, “participando de forma reiterada y siempre relevante en Asambleas y Cámaras no autorizadas, prodigando duros ataques a las formas políticas españolas”
Traslada su expediente a la Universidad de Granada en el curso 1972/73 y en la Facultad de Filosofía y Letras retoma su activismo político, según la policía, “participando de forma reiterada y siempre relevante en Asambleas y Cámaras no autorizadas, prodigando duros ataques a las formas políticas españolas”. Por ello, volverá a detenida en una caída de militantes universitarios del PCE el 27 de febrero de 1974, acusada de “actividades ilegales dentro del Partido Comunista de España y tenencia de material subversivo” (propaganda):” su detención se practicó cuando llegaba a la vivienda … en el momento que se estaba practicando el registro domiciliario, y ser conocida como asidua concurrente al mismo, y destacada activista” (Dirección General de Seguridad. Boletín Informativo de Actividades Estudiantiles, nº 12, curso 1973-74. Madrid, 23 de abril de 1974. Registro de Salida nº: 4729). Efectivamente, su detención se produce cuando ya habían sido detenidos varios activistas y la policía estaba haciendo un registro en el domicilio de algunos de ellos donde, precisamente, se iba a hacer una reunión. Al llegar Isabel Alonso y tocar el timbre –desconocedora de esas detenciones– saldrá un policía y se la llevará a la comisaría de Los Lobos donde permanece los tres días de rigor. Entre los detenidos, Manuel Monereo Pérez, Mariano Zamora Arriaza “Josechu”, Juan Martos Quesada, Dolores Parras Chica, Francisco Menéndez Martos, Juana García Ruiz, Dolores Huertas García, Felipe Santana Gálvez y Antonia Picazo Serna. También detendrán a Araceli Ortiz Arteaga (Delegada de 4º de Derecho) y a otros dos militantes no universitarios, a Pepe Guardia “Chaquetas” y a Ana Ortega Serrano. (Véase “Terroristas en la Universidad. Una represión cochambrosa”, en El Independiente de Granada, 11 de marzo de 2022).
Isabel no tiene recuerdos precisos de esa detención, aunque cree que estuvo sola en la celda y que la interrogaron una sola vez sin dedicarle mucho tiempo
Isabel no tiene recuerdos precisos de esa detención, aunque cree que estuvo sola en la celda y que la interrogaron una sola vez sin dedicarle mucho tiempo. El juez la puso en libertad en Plaza Nueva, junto a Toni Picazo, y recuerda que fueron a la Telefónica a llamar a sus familias con la esperanza de que no se hubieran enterado de su detención, como así fue. Ya en libertad, sin sanción gubernativa tuvo, según informes policiales, “una intervención muy destacada” en distintas movilizaciones universitarias, por ejemplo, en una asamblea que discute el Decreto de Participación Estudiantil en noviembre de 1974, en otra que decide un paro, en una concentración ante el Rectorado en apoyo de la lucha de los PNNs el 6 de febrero de 1975 o en las que se realizan en apoyo a los encerrados en los sucesos de la Curia de 1975. (Boletín informativo de Actividades Estudiantiles, nº 21, 11 de marzo de 1975, Comisaría General de Investigación Social, de la DGS, p.12). (Véase “Los sucesos de la Curia de 1975”, en el Independiente de Granada, 1 de octubre de 2022).
En plena mudanza, el 10 de octubre de 1975, la policía, que tenía vigilada la vivienda en el popular barrio de La Chana, irrumpirá en ella y detendrá a Isabel Alonso y a su marido por estar implicados en “una organización estudiantil clandestina”
Por entonces, entra en el Comité Universitario de Granada del PCE. Tanto su marido, como ella misma, habían terminado sus carreras en junio de 1975 y habían decidido trasladarse a Valencia porque él –estudiante de Medicina y militante del PCE– era natural de Gandía y en la Universidad de Valencia habían empezado sus carreras. Sin embargo, ese final de verano hubo muchas detenciones en Granada y decidieron posponer el traslado a octubre cuando parecía que se había calmado la situación. Isabel Alonso ya estaba embarazada de cinco meses. En plena mudanza, el 10 de octubre de 1975, la policía, que tenía vigilada la vivienda en el popular barrio de La Chana, irrumpirá en ella y detendrá a Isabel Alonso y a su marido por estar implicados en “una organización estudiantil clandestina”.
Esas detenciones se producen en el contexto de lo que se denominó en Granada como “El otoño negro”
Esas detenciones se producen en el contexto de lo que se denominó en Granada como “El otoño negro”. Al aumento de la protesta obrera y estudiantil en el primer semestre de 1975 respondió el Gobierno con un durísimo Decreto-Ley (10/1975, conocido como “ley antiterrorista”) que ampliaba la pena de muerte, posibilitaba el cierre de publicaciones y se dirigía contra todos “los grupos u organizaciones comunistas, anarquistas, separatistas y aquellos otros que preconicen o empleen la violencia como instrumentos de acción política y social”. Entre las penas que podían caer a los detenidos estaban la de prisión menor (de 6 meses y 1 día a 6 años de cárcel), multas de 50.000 a 500.000 pesetas e inhabilitación para el ejercicio de funciones públicas. A partir de septiembre se desencadenó una ofensiva contra todo tipo de disidencia, en especial contra los delitos de asociación ilícita y propaganda ilegal.
En Granada, bajo el mandato del Gobernador Civil, José Manuel Menéndez Manjón, desde septiembre a noviembre fueron detenidos, procesados y multados más de medio centenar de personas, de las cuales cerca de una veintena eran mujeres, lo que demuestra su plena integración en las luchas antifranquistas en estas fechas tardías de la Dictadura
En Granada, bajo el mandato del Gobernador Civil, José Manuel Menéndez Manjón, desde septiembre a noviembre fueron detenidos, procesados y multados más de medio centenar de personas, de las cuales cerca de una veintena eran mujeres, lo que demuestra su plena integración en las luchas antifranquistas en estas fechas tardías de la Dictadura. La represión alcanzó a todas las organizaciones de la izquierda granadina: cayeron militantes o simpatizantes del PCE, del PTE, de MC, de OIC o de las Plataformas Universitarias de Estudiantes, así como obreros y abogados laboralistas. El resultado final lo resume una de las detenidas: “…con las detenciones del 75 no quedó prácticamente nadie en la calle, fue algo absolutamente generalizado, fueras de la organización que fueras, como se estuviera en Granada a partir del 11 de septiembre de 1975, las posibilidades de ser detenido eran grandiosas.” (Entrevista a Carmen Morente Muñoz en AHCCOO-A).
La actitud de la policía en algunas de estas detenciones fue en esta ocasión de una agresividad desproporcionada, con gran despliegue de medios y violencia física en los interrogatorios, en busca de un escarmiento ejemplar
La actitud de la policía en algunas de estas detenciones fue en esta ocasión de una agresividad desproporcionada, con gran despliegue de medios y violencia física en los interrogatorios, en busca de un escarmiento ejemplar. La respuesta a las ejecuciones de militantes de ETA y el FRAP en septiembre y las noticias que, desde octubre, llegaban de la enfermedad que acabaría con la vida del Dictador no hicieron sino intensificar la presencia policial en los pasillos de las facultades y en las calles, al tiempo que aumentaban las multas y sanciones intimidatorias, que alcanzaron incluso a sacerdotes críticos en sus homilías.
Volviendo al joven matrimonio, se los llevarán a la Comisaría de los Lobos y mientras su marido saldrá antes en libertad, a Isabel Alonso, aplicándole el Decreto de la Ley Antiterrorista de junio de 1975, la tendrán durante 8 días en los calabozos –con ese Decreto se le podía retener un tiempo indeterminado- y puesta a disposición judicial por “asociación ilícita”, siendo multada con 450.000 pesetas “por actividades subversivas”.
Esa será, sin duda, la detención más dura porque, durante los ochos días en que está allí estará aislada
Esa será, sin duda, la detención más dura porque, durante los ochos días en que está allí estará aislada. Al día siguiente, la policía la saca y, con un permiso de registro minucioso en todas las habitaciones de su piso en la Avenida de Badajoz, la llevan delante de testigos, a su casa, donde encuentran ejemplares aislados de la Junta Democrática, de información de Medicina, un ejemplar de Horizonte, otro de La Voz del Campo Andaluz, cuatro de Mundo Obrero, varios marxistas de “L´Economie de l´ URSS o de la Republique Democratique Allemande y otros folletos. Redactada el acta, se negó a firmarla, con la consiguiente cara de estupefacción de los agentes. (Acta de Entrada y Registro policial, copia en AHCCOO-A). Y vuelta a comisaría. Y será la más dura porque desde que la detuvieron su cabeza no paraba de pensar. Agotada, en medio de esa pocilga, transcurrieron los días sin que la interrogaran. El aislamiento y la soledad de quienes eran detenidos era una técnica policial, recurrente, que servía para que los detenidos reflexionaran, maceraran y se sintieran más indefensos y, por tanto, más proclives a las declaraciones auto inculpatorias. Días para pensar lo peor: que le iban a aplicar la Ley Antiterrorista.
Como dijera que estaba embarazada y tenía pérdidas, se la llevarán al Hospital San Juan Dios “el hospital de los pobres” para una revisión médica. Y esa será una tortura más humillante, porque la exploración médica se hizo en pésimas condiciones higiénicas con médicos en prácticas, tan jóvenes como ella
Como dijera que estaba embarazada y tenía pérdidas, se la llevarán al Hospital San Juan Dios “el hospital de los pobres” para una revisión médica. Y esa será una tortura más humillante, porque la exploración médica se hizo en pésimas condiciones higiénicas con médicos en prácticas, tan jóvenes como ella. Fue un momento duro y terrible para una joven detenida y vulnerable. Afortunadamente, el certificado médico de su embarazo la salvó de las torturas físicas, al contrario de lo que le ocurrió a otros detenidos en esa misma caída. Y dado que la policía no podía ponerle una mano encima, recurrió a otra tortura: los interrogatorios interminables. Y, aunque el partido preparaba a sus militantes para que resistieran los interrogatorios y los malos tratos, nadie estaba libre del derrumbamiento. En caso, el interrogatorio siempre comenzaba igual que en el resto, “lo sabemos todo sobre ti”, que otros ya habían “cantado”, le recordaban su historial personal y familiar, su brillante expediente académico y, claro, que qué hacía ella, “una niña bien” metida en “estos fregados”. Y, por consiguiente, derivaban la cuestión a la culpabilidad respecto al disgusto familiar que se derivaba de su detención. Y, la verdad, es que sabían mucho, pero lo negará todo, aunque le fueron enumerando su actuación desde Valencia hasta Granada. Y nombres de otros camaradas de su misma célula y de otras. ¡Cuántos confidentes, cuántos secretas, cuántos sociales en ese estado policíaco en las aulas! Claro que si unos se negaban, otros se derrumbaban.
Ella ya tenía cierta experiencia de las detenciones anteriores y, sin sufrir torturas físicas y siguiendo al pie de la letra lo que se decía en el cuadernillo “Los comunistas ante la policía y los tribunales”, resistió otros interrogatorios similares
La tortura física también daba resultados porque nadie está libre de cualquier debilidad. O, simplemente, el hecho de estar aislado era una apisonadora para la fortaleza de los detenidos. Y como a los interrogatorios se le añadían las declaraciones que se hacían con otros detenidos, buscando las fisuras entre ellos, su nombre aparecerá en las declaraciones de otros. Ella ya tenía cierta experiencia de las detenciones anteriores y, sin sufrir torturas físicas y siguiendo al pie de la letra lo que se decía en el cuadernillo “Los comunistas ante la policía y los tribunales”, resistió otros interrogatorios similares.
Después de los ocho días en Comisaría, pasará por la Audiencia Provincial y el juez decreta su prisión provisional, sin fianza, y la apertura del proceso en el Tribunal de Orden Público, por el delito de “Asociación ilícita”, aunque no llegó a ser juzgada en Las Salesas, porque fue indultada cinco días después de la muerte del dictador.
Después de los ocho días en Comisaría, pasará por la Audiencia Provincial y el juez decreta su prisión provisional, sin fianza, y la apertura del proceso en el Tribunal de Orden Público, por el delito de “Asociación ilícita”, aunque no llegó a ser juzgada en Las Salesas, porque fue indultada cinco días después de la muerte del dictador. (Sumario 1.674/75). Ingresará en la prisión provincial el 18 de octubre, junto a otra compañera. Estando en la prisión, el 20 de octubre de 1975, se le notificará la apertura del sumario ante el TOP y ella designará como defensores a los abogados Antonio Villar del Castillo y Miguel Medina Fernández-Aceituno. Pero eran días también de noticias sobre la enfermedad de Franco. Uno de los recuerdos en la cárcel es que pudo ver, con otras presas comunes y políticas, a través de la TV, la lenta y larga agonía del Dictador. Estando en la cárcel, y como ha relatado públicamente la misma Isabel Alonso en alguna ocasión, una monja la presiona para que entregue su hijo a una familia acomodada, sin resultado, como era de suponer. (Entrevista en el programa radiofónico “A vivir que son dos días”, 13.06.15, cadenaser.com).
Seguramente por problemas burocráticos, no llegó la comunicación a los juzgados de que había sido indultada por Juan Carlos el 25 de noviembre de 1975 y tendrá que presentarse más tiempo
Saldrá en libertad provisional el 13 de noviembre de ese año, siete días antes de morir el Dictador, un mes y tres días después de su detención y con un embarazo ya claramente visible. (Boletín informativo de Actividades Estudiantiles, nº 1, 12 de enero de 1976, Comisaría General de Investigación Social, de la DGS, p.15). Claro que la libertad condicional implicaba que debía presentarse cada 15 días en los juzgados de Valencia –ya se habían trasladado allí– y sin poder solicitar el pasaporte. Seguramente por problemas burocráticos, no llegó la comunicación a los juzgados de que había sido indultada por Juan Carlos el 25 de noviembre de 1975 y tendrá que presentarse más tiempo. Pronto, su compromiso feminista la lleva a integrarse en la Vocalía de Mujeres de la Asociación de Vecinos de Benicalap, así como con el Movimiento Democrático de Mujeres y continuará su compromiso con el movimiento obrero. Ya en democracia, ha sido catedrática de Geografía e Historia en institutos de Bachillerato, impartiendo docencia en Cataluña y en el extranjero (institutos españoles de París o Londres, entre otros).
Una vez jubilada, sigue muy vinculada a los estudios relacionados con la recuperación de la memoria histórica y ha sido presidenta durante cuatro años de la asociación Dret a Morir Dignament de Catalunya.
Una vez jubilada, sigue muy vinculada a los estudios relacionados con la recuperación de la memoria histórica y ha sido presidenta durante cuatro años de la asociación Dret a Morir Dignament de Catalunya. Reside en Barcelona. Por último, ha escrito la novela autobiográfica Como un pulso (Caligrama, 2020) “en la que aparecen novelados algunos hechos biográficos”, dentro de su apuesta por la recuperación de la memoria histórica. Una novela que cuenta la vida de Julia Ávila y su hijo Daniel Climent, desde el momento en el que ella es detenida 1975 por la Brigada Política Social del régimen franquista hasta que su hijo firma un documento notarial más de dos décadas después, en 1996, que acaba con un profundo enredo familiar. Una historia donde se ponen de manifiesto los conflictos entre la verdad y la mentira, entre lo contado y lo oculto y entre la libertad social y la opresión familiar. En ella está, aunque de forma novelada, toda una vida de compromiso por las libertades democráticas y la igualdad social.
Bibliografía:
- MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso y SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro: Mujeres en Granada por las libertades democráticas. Resistencia y represión (1960-1981). Fundación de Estudios y Cooperación CCOO-A, Gráficas La Madraza, Granada, 2017.
- MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso; SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro; RUEDA CASTAÑO, Isabel; SÁNCHEZ RODRIGO, José María; CONEJERO RODRÍGUEZ, Miguel y
- Dirección General de Seguridad. Boletín Informativo de Actividades Estudiantiles, nº 12, curso 1973-74. Madrid, 23 de abril de 1974. Registro de Salida nº: 4729).
- Expediente policial, Penitenciario y procesal cedido al AHCCOO-A por Isabel Alonso Dávila.
- Alonso Dávila, Isabel, Como un pulso, Editorial Caligrama, 2020.
- Entrevista de Mireia Buenaventura, “Diàlegs amb… Isabel Alonso Dávila. Compromís i lluita antifranquista, en Temps i espais de memòria. Revista digital del Memorial Democràtic de Catalunya. Núm. 7. (PDF en internet).
- Blog de Isabel Alonso Dávila https://laatracciondelarchivo.wordpress.com/
- Diario Ideal, 30.10.75: p. 15.
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