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Memoria Histórica

'En el país de las 6.000 fosas'

Política - Paco Vigueras - Jueves, 20 de Noviembre de 2025
Paco Vigueras, periodista y portavoz de la Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación, nos ofrece este artículo al cumplirse 50 años de la muerte del dictador.
Foto de Francisco Franco y Juan Carlos I, de EFE, publicada en el libro "Toma de Granada, crónica de una polémica".
Foto de Francisco Franco y Juan Carlos I, de EFE, publicada en el libro "Toma de Granada, crónica de una polémica".

El diario británico The Times ha definido a Franco como "un dictador mediocre en todo, menos en crueldad" y lo ha calificado como "un tirano de pacotilla, que gobernó España durante 40 años". Buena definición. Pero al mismo tiempo, hemos conocido las infames memorias de Juan Carlos el emérito. El rey campechano reconoce la admiración y simpatía que siente por Franco, a quien está agradecido por haberle entregado la corona.

Ahora resulta que el emérito simpatiza con un dictador, responsable de miles de desaparecidos. Esta confesión es de una gravedad insultante. Sus memorias nos han recordado el origen ilegítimo de la restauración monárquica, impuesta por el propio dictador. Y para colmo,  afirma que "no permite que nadie hable mal de Franco, delante de él". Indignante.

Con esta confesión, el emérito está haciendo apología del franquismo, lo que supone un delito tipificado en la Ley de Memoria Democrática.  Pero Juan Carlos hace estas declaraciones porque sabe que goza de impunidad y se siente por encima de la ley.

Ya sabíamos que el rey campechano es amante del dinero, con una fortuna estimada en 15.000 millones de euros, de origen turbio. También sabíamos que le gusta ocultar ese dinero en paraisos fiscales, por lo que fue acusado de blanqueo de capital. 

Y sabíamos que le gustan los regalos millonarios, como los cien millones de dólares que le regaló su amigo, el rey de Arabia Saudí, otro monarca tan corrupto como Juan Carlos. Y que le gusta asimismo cazar elefantes en Botswana y navegar en el yate Bribón, que rima con Borbón. Y sabíamos además que por ser amante de Corinna, acabó perdiendo la Corona. Pues ahora sabemos algo más: que siente "respeto y admiración por Franco", un dictador que sembró España de fosas comunes. Y esto lo dice quien nunca tuvo unas palabras de recuerdo para las víctimas del franquismo. Son declaraciones "repugnantes", como afirma el ministro Urtasun.

En sus memorias, el rey campechano nos recuerda que tras la dictadura llegó el franquismo sin Franco. Es decir, los aparatos represivos de la dictadura, Ejército, Policía y Poder Judicial, no fueron depurados. No olvidemos, por ejemplo, que el torturador Billy el Niño fue condecorado por la propia "democracia" con varias medallas al mérito policial y que murió en 2020 por coronavirus, con las medallas puestas. Todo atado y bien atado.

Durante la transición, Adolfo Suárez también confesó a la periodista Victoria Prego que no se atrevió a convocar un referéndum democrático para elegir entre Monarquía o República

Durante la transición, Adolfo Suárez también confesó a la periodista Victoria Prego que no se atrevió a convocar un referéndum democrático para elegir entre Monarquía o República. Al parecer, no lo hizo porque, según las encuestas, existía el riesgo de que saliera triunfante el voto republicano. Más tarde, Felipe González, con sus tres mayorias absolutas, tampoco se atrevió. Y tanto Rodríguez Zapatero, como Pedro Sánchez, más de lo mismo. No quisieron molestar a los militares, por si acaso. El PSOE dice ser socialista y republicano, pero lleva 50 años apoyando a la monarquía. ¡Si Pablo Iglesias levantará la cabeza!  Como diría Manuel Vázquez Montalbán: "Vivimos en una democracia controlada, en régimen de libertad vigilada".

Han pasado 50 años desde que el dictador murió en la cama y todavía tenemos 100.000 desaparecidos en fosas comunes. Decir que la Transición fue modélica es una infamia, sobre todo para los hijos de los fusilados que murieron olvidados y con la pena de no poder recuperar los restos de sus padres. Esa fue la mayor injusticia de la Transición. 

Los datos son preocupantes: en 25 años de movimiento memorialista y con  tres leyes de Memoria Histórica, sólo hemos podido exhumar 8.941 víctimas del franquismo, de las que apenas 70 han sido identificadas y devueltas a sus familias para que recibieran una sepultura digna. 

Impactante imagen de la exhumación de una fosa de víctimas del franquismo. Foto: facilitada por el autor.

Cincuenta años después, el Tribunal Supremo sigue utilizando la Ley de Amnistía del 77, como una ley de punto final, para impedir la investigación de los crímenes del franquismo. 

Y en Cuelgamuros (antiguo Valle de los Caídos),  el proyecto "La base y la cruz" ha ganado el concurso para resignificar este monumento infame. Debajo de la actual escalinata, habrá un espacio expositivo que recordará cómo los presos republicanos levantaron esta basílica con sangre, sudor y lágrimas. Pero por encima, seguirá estando el templo benedictino, en el que los nostálgicos del franquismo podrán rezar por el alma podrida del dictador, incumpliendo asi la Ley de Memoria. Todo un despropósito. 

Tampoco se atreven a quitar la gran cruz, símbolo del nacional-catolicismo, que declaró la sublevación franquista como "Cruzada", algo impropio de un Estado que se dice aconfesional. Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho.

Cincuenta años después, la memoria democrática sigue sin entrar en el sistema educativo. Resultado: miles de estudiantes están desinformados sobre el peligro que representa el fascismo para la convivencia democrática y son fácilmente captados por los bulos de la extrema derecha. Asi es el pais de las 6.000 fosas.