Sierra Nevada, Ahora y siempre.
Historia del Partido Comunista, por Juan Francisco Arenas de Soria

Capítulo XXXIII: 'Final de una etapa: el último asesinato de la Guerra Española, Julián Grimau'

Política - Juan Francisco Arenas de Soria - Viernes, 18 de Febrero de 2022
Homenaje a Julián Grimau el que nos ofrece Juan Francisco Arenas de Soria en la magnífica historia del PC, en el centenario del partido, que cada viernes nos brinda.
Foto dedicada por la mujer de Grimau a camaradas de la URSS.1964.
Archivo Histórico del PCE.
Foto dedicada por la mujer de Grimau a camaradas de la URSS.1964.
“…Vengaremos este crimen estableciendo en España un régimen más humano, un régimen democrático que termine con el espíritu de guerra civil, con la represión sangrienta y en el que todos los españoles, cualesquiera que sean sus ideas y sus creencias tengan aseguradas la vida y la libertad…”

                                                                                                                                   Dolores Ibarruri[1]

Para terminar la década de los 60 vamos a tratar un hito que marcará un antes y un después para la consideración de la lucha antifranquista dentro y fuera de España. Ese hito es el asesinato del dirigente del Partido Comunista de España, Julián Grimau.

Imagen publicada en portada de este reportaje al completo que corrresponde al Archivo Histórico del PCE. Foto dedicada por la mujer de Grimau a camaradas de la URSS.1964.

El 7 de noviembre de 1962 era detenido en Madrid, Julián Grimau, miembro del Comité Central del PCE y responsable en esos momentos de la organización del interior, mientras viajaba en un autobús urbano de la capital, tras haber sido delatado por un compañero detenido. Unos momentos antes había estado reunido con un pequeño grupo de camaradas entre los que se encontraba Víctor Díaz-Cardiel:

“…En la Plaza de Roma, en la línea de autobús nº 18 es donde subió Julián, y fue detenido. Cuando salimos de la reunión en la casa de Alberto, Julián y yo fuimos andando por Dr. Esquerdo hasta la esquina de la calle Ibiza, donde nos despedimos…”[2]

Era un preciado botín el obtenido por la Brigada Político Social (BPS) en unos momentos donde la actividad comunista, con la huelga de Asturias como telón de fondo, se había convertido en un acuciante problema para la dictadura franquista.

“…Tras la detención de Grimau se instruyó un procedimiento judicial por “intento de suicidio” en las dependencias de la Dirección General de Seguridad (DGS) de la Puerta del Sol, pues según la BPS “al invitarle a que pasase a la Inspección de Guardia […] se volvió rápidamente y tomando un gran impulso, al tiempo que ponía un pie en una silla próxima a una ventana, se arrojó a través de los cristales a la calle”. Desde la guerra los casos oficiales de “suicidio” habían sido recurrentes pues escondían muertes por torturas en los cuarteles de Falange o de la Guardia Civil, comisarías y sedes de la DGS…”[3]

Esta era la forma habitual a través de la cual las fuerzas represivas de la dictadura solían justificar las muertes producidas a causa de las torturas infringidas a los detenidos.

Ingresará en la Brigada de Investigación Criminal de la República, donde prestará servicio en Barcelona.

Julián Grimau nacía en Madrid un 11 de febrero de 1911 en una familia en la que compartía vida con ocho hermanos más, por lo que con apenas 14 años tendría que comenzar a trabajar. Militante del Partido Republicano Federal ante el golpe militar de julio del 36 participará en el asalto al madrileño Cuartel de la Montaña, afiliándose al PCE poco después[4]. Ingresará en la Brigada de Investigación Criminal de la República, donde prestará servicio en Barcelona. Al finalizar la guerra se exilia primero en América Latina y posteriormente en Francia, donde es elegido miembro del Comité Central del PCE en el V Congreso (1954).

“…en Cuba perdió a su padre, que había emprendido el exilio con él. En España, en la posguerra, había perdido a su mujer y a su hijo, que, como tantas familias de vencidos, no pudieron sobrevivir a los duros días de los años del hambre. Se había vuelto a casar en París y tenía dos hijas de diez y de ocho años, Dolores y Carmen. Su mujer se llamaba Angela Martínez, pero que, por vivir clandestina en Francia, tenía que firmar como Ángeles Campillo…”[5]

 Se infiltrará desde Francia en 1959, convirtiéndose en responsable del aparato clandestino del Partido ante la detención del que fuera su responsable Simón Sánchez Montero, Grimau era fundamentalmente “un hombre de acción”.

Carta de identidad francesa falsificada por el equipo de Domingo Malagón. Archivo Histórico del PCE.

La detención de Grimau y todo el proceso que llevaría a su asesinato por parte de la dictadura franquista, tuvo una especial relevancia internacional por la “batalla comunicativa” que se produce entre quienes luchan por su liberación y salvarle la vida, y la dictadura

La detención de Grimau y todo el proceso que llevaría a su asesinato por parte de la dictadura franquista, tuvo una especial relevancia internacional por la “batalla comunicativa” que se produce entre quienes luchan por su liberación y salvarle la vida, y la justificación por parte de la dictadura de todas las actuaciones que desarrollaban encaminadas a un “escarmiento público” y aviso a navegantes. Manuel Fraga como Ministro de Información y Turismo sería el responsable por parte del aparato dictatorial de justificar el crimen cometido, en varios episodios, contra el militante comunista, en un contexto en el que se buscaba la aceptación internacional y el ingreso en el Mercado Común Europeo. La reacción internacional contra todo el proceso fue muy amplia, a través de movilizaciones, concentraciones ante las embajadas españolas, guerra comunicativa, lanzamiento de octavillas, pintadas… destacando el papel jugado en esta confrontación por Radio España Independiente, “La Pirenaica”, que mantenía la información en el interior de una España cerrada a cal y canto[6]. La primera emisión que recogía por parte de “La Pirenaica” la detención se producía el 9 de noviembre, se titulaba “¡Salvemos la vida de Julián Grimau!”[7], lo que denotaba desde el primer momento la gravedad de la situación ante la destacada posición del dirigente comunista y las noticias del “intento de suicidio”, que Pedro Carvajal Urquijo describe de forma muy diferente

     “…Fue brutalmente torturado y los represores le arrojaron por una ventana del edificio de la Puerta del Sol; para evitar un escándalo internacional debido a su posible muerte, fue operado y trasladado a la enfermería de la prisión de Yeserías y después a Carabanchel…”[8]

La campaña que se desarrolla para intentar salvar la vida de Grimau supondrá la apertura a sectores de la sociedad no comunistas, contando incluso con el apoyo de colectivos de la Iglesia Católica. La solidaridad que mueve el caso es tremenda, pudiéndose constatar entre telegramas y cartas más de 800.000 envíos a organismos e instituciones internacionales, según Armand Balsebre y Rosario Fontova[9]. La situación evidenciaba el habitual uso de la tortura, el encarcelamiento y el asesinato contra quiénes se oponían al régimen franquista. En un artículo para Mundo Obrero, Díaz-Cardiel afirmaba:

“…en ese mismo mes de noviembre se inician las primeras manifestaciones, de lo que fueron en aquellos días de finales del 62 y hasta abril de 1963, la más colosal de las manifestaciones internacionales contra la dictadura del general Franco. Ante las embajadas de Londres, París, Bruselas, Ámsterdam, Bonn, y así un largo etcétera, la juventud europea, reclamaba la libertad de Julián Grimau. Al mismo tiempo lideres socialistas como Jules Moch, Harold Wilson, H. Otto Kraff, Pietro Nenni, Willy Brand, el presidente de la U.R.R.S Nikita Jruschov, la Reina Madre de Holanda, y un largo número de personalidades políticas expresaban su repulsa ante lo que fuera un Crimen de Estado…”[10]

“Salvar a Julián Grimau” se convierte en un lema clave durante los meses de su cautiverio, es la vida de un hombre, pero representa mucho más, representa el feroz combate para abrir la puerta a la necesaria “reconciliación nacional” y cerrar el guerracivilismo vengativo en el que se sigue asentando ideológicamente el franquismo. En palabras de Dolores Ibarruri:

“…La vida de Julián Grimau es sagrada para nosotros, por noble, por bueno, por sencillo, por abnegado. Salvar a Julián Grimau por una condena dictada por el odio es hacer recuperar a los hombres la fe en la justicia y en la posibilidad de la convivencia…”[11]
Diario italiano  L’Unitá 18/04/1963, composición JFAS

El 18 de abril de 1963 se iniciaba el juicio contra Julián Grimau sobre la base de pruebas construidas por la policía franquista, como posteriormente afirmaría su abogado, lo que le valdría la condena a muerte por delito continuado de rebelión militar.

En sus últimos días en la cárcel coincidió con Antoni Gutiérrez Díaz, dirigente del PSUC, que nos relata cómo fueron sus últimos encuentros con Grimau en el patio de la cárcel a mediados del mes de abril:

“…en aquellas conversaciones que sonaban ya a despedida, Grimau se reafirmaba en su lucha por la clase obrera como comunista, dispuesto a llegar donde sea necesario, incluso a dar la vida, y se preocupaba por la angustia que debía estar pasando su mujer. Habla con dulzura y emoción, pero a la vez con una gran firmeza. No lo vi decaer ni un solo momento…”[12]

Entre las misivas llegadas a España se encontraba la del papa Juan XXIII y un telegrama del presidente de la URSS Khrushchev:

“Ningún interés de Estado puede explicar el que 25 años después de finalizada la guerra civil en España se juzgue a un hombre por leyes en tiempo de guerra”[13]

Pero la determinación del régimen era tal que no se movió ni un ápice de la sentencia dictada a pesar del movimiento internacional que se desarrolla para intentar conseguir la condonación de la pena de muerte. El Consejo de Ministros presidido por el dictador confirmaba la sentencia emitida por el coronel y juez militar Enrique Eymar Fernández, responsable del Juzgado Militar Especial Nacional de Actividades Extremistas

“…el 20 de abril de 1963, Julián Grimau fue fusilado. Sería el último ejecutado por acusaciones sobre acontecimientos sucedidos durante la guerra civil. La dictadura permaneció inflexible, a pesar de la movilización del PCE y todas sus organizaciones hermanas, con manifestaciones ante las embajadas españolas y la presión internacional con las peticiones de clemencia…”[14]
Portada del 21/04/1963. Archivo Histórico de L’Unitá.

La respuesta internacional no se dejó esperar, provocando un sinfín de movilizaciones contra el gobierno español:

“La condena a muerte e inmediata ejecución por el régimen español del dirigente comunista Julián Grimau por supuestos delitos cometidos durante la Guerra Civil, veinticindo años atrás, provocó la siguiente oleada de movilizaciones antifranquistas en la RFA, en la primavera de 1963. La muerte de Grimau desató una ola de indignación y movilizaciones contra Franco en toda Europa. En Berlín, Frankfurt y Hamburgo tuvieron lugar diversos brotes de protesta callejeros al ejecutarse la sentencia”[15]

De la misma manera en España pintadas, lanzamientos de octavillas… recuerdan el crimen cometido por el franquismo:

Pintada. Archivo Histórico del PCE.
“…Al recordar a Julián lo primero que a uno le viene a la mente es eso: su desbordante capacidad de trabajo, la generosidad y la despreocupación de sí mismo, su absoluta dedicación al trabajo y la lucha, su modestia y su sencillez, la ausencia de afectación, de fanfarronería, de suficiencia (…) Su cabeza, su corazón, sus cinco sentidos, estaban en España…”[16]

El asesinato de Julián Grimau es considerado por la historiografía el último de la Guerra de España, ya que la sentencia se basa sobre un “delito continuado de rebelión” que se alarga desde 1936 hasta su detención en 1962

El asesinato de Julián Grimau es considerado por la historiografía el último de la Guerra de España, ya que la sentencia se basa sobre un “delito continuado de rebelión” que se alarga desde 1936 hasta su detención en 1962, y el peso fundamental de la acusación no es su actividad “subversiva” en la clandestinidad, sino su supuesta actuación durante el conflicto armado. En la misma línea, el Juzgado Militar Especial Nacional de Actividades Extremistas daría paso al Tribunal de Orden Público (TOP), lo que suponía el paso de la jurisdicción militar a la civil, aunque los juzgados militares continuaron funcionando en casos “excepcionales”.

La batalla mediática continuó tras el asesinato, con una ola de reacciones internacionales condenando el mismo, a la vez que la prensa del régimen justificaba la acción desarrollada. La guerra seguía siendo el mito fundacional del franquismo, y seguía justificando la supervivencia del mismo a sangre y fuego.

«Yo estoy trabajando desde que tengo catorce años. Salí de España pobre y he vuelto pobre. No he matado ni torturado a nadie. Me hice policía por estimarlo más fructífero para nuestra causa y por disciplina. Soy comunista y lo seguiré siendo toda mi vida. Actuaré como comunista cada vez que tenga la oportunidad»

Julián Grimau 18/04/1963[17]

Fuentes archivísticas:

  • Archivo Histórico de L’Unitá
  • Archivo Histórico del Partido Comunista de España

Bibliografía:

  • AMORÓS, Mario, ¡No pasarán!, Madrid, Akal, 2021
  • CARRILLO, Santiago, Los viejos camaradas, Barcelona, Planeta, 2010
  • CARVAJAL URQUIJO, Pedro, Julián Grimau. El último muerto de la Guerra Civil, Madrid, Aguilar, 2013
  • BALSEBRE, Armand y FONTOVA, Rosario, Las caras de La Pirenaica, Madrid, Cátedra, 2014
  • IBARRURI, Dolores, Memorias de Pasionaria. 1939-1977. Me faltaba España, Barcelona, Planeta, 1984

Artículos:

Notas bibliográficas:

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  • [1] IBARRURI, Dolores, Memorias de Pasionaria. 1939-1977. Me faltaba España, Barcelona, Planeta, 1984, pp.163
  • [2] DÍAZ-CARDIEL, Víctor, “Cómo y cuándo conocí a Julián Grimau”, en edición digital de Mundo Obrero, 20/04/2013
  • [3] ERICE, Francisco, “Alocución de Santiago Carrillo sobre la detención de Julián Grimau (noviembre de 1962)”, en edición digital de Mundo Obrero, 21/09/2021
  • [4] BALSEBRE, Armand y FONTOVA, Rosario, Las caras de La Pirenaica, Madrid, Cátedra, 2014, pp.223-224
  • [5] NOVAIS, José Antonio, “Julián Grimau, el último muerto de la guerra civil”, en la edición digital de El País, 20/04/2015
  • [6] BALSEBRE, Armand y FONTOVA, Rosario (2014), pp. 224-225
  • [7] BALSEBRE, Armand y FONTOVA, Rosario (2014), pp.228-232
  • [8] CARVAJAL URQUIJO, Pedro, Julián Grimau. El último muerto de la Guerra Civil, Madrid, Aguilar, 2013, p.103
  • [9] BALSEBRE, Armand y FONTOVA, Rosario (2014), p.232
  • [10] DÍAZ-CARDIEL, Víctor, “Cómo y cuándo conocí a Julian Grimau”, en edición digital de Mundo Obrero, 20/04/2013
  • [11] AMORÓS, Mario, ¡No pasarán!, Madrid, Akal, 2021, p.457
  • [12] BALSEBRE, Armand y FONTOVA, Rosario (2014), p.243
  • [14] ERICE, Francisco, “Alocución de Santiago Carrillo sobre la detención de Julián Grimau (noviembre de 1962)”, en edición digital de Mundo Obrero, 21/09/2021
  • [15] SANZ DÍAZ, Carlos, “Las movilizaciones de los emigrantes españoles en Alemania bajo el franquismo. Protesta política y reivindicación”, en Migraciones & Exilios. Cuadernos de la Asociación para el estudio de los exilios y migraciones ibéricos contemporáneos, p.65
  • [16] CARRILLO, Santiago, Los viejos camaradas, Barcelona, Planeta, 2010, p.147
  • [17] NOVAIS, José Antonio, “Julián Grimau, el último muerto de la guerra civil”, en la edición digital de El País, 20/04/2015

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Juan Francisco Arenas de Soria es profesor de Geografía e Historia y miembro de la Asociación Granadina Verdad Justicia y Reparación.

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Si no tuviste la oportunidad de leer o quieres volver a hacerlo, te ofrecemos la presentación de la serie que, cada viernes, Juan Francisco Arenas de Soria nos ofrecerá semanalmente sobre la historia del Partido Comunista que, en noviembre, cumplirá 'cien años al servicio de la clase trabajadora', con la intención de que los artículos 'nos aproximen a la realidad de un movimiento social clave para entender nuestro país, su lucha por la democracia y la libertad en contextos realmente complejos, y eso sí, siempre desde una perspectiva granadina":