'Armand Hammer y Earl Sweatshirt & The Alchemist: derivas del hip hop abstracto'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 1 de Noviembre de 2023
E L U C I D y billy woods forman el dúo Armand Hammer.
E L U C I D y billy woods forman el dúo Armand Hammer.

Si la semana pasada hablé sobre dos discos de pop ruidista lanzados en el último mes en España, esta vez me propongo comentar un par de importantes y recientes álbumes de hip hop abstracto. Esta etiqueta, como tantas otras en esto de la música, es muy debatida, pero se suele aplicar a aquellos artistas de hip hop más bien alternativos o underground cuyo contenido y estilo lírico es complejo, esotérico y muy personal; es decir, quienes escriben ese tipo de rimas que requieren casi un máster para ser descifradas. Como he comentado en varias ocasiones, en EE.UU. hay toda una ola de artistas que están haciendo este tipo de rimas sobre bases oscuras, experimentales, a menudo incluso sin percusión, dejando de lado los estribillos y simplemente escupiendo barras y más barras. Quizás los más importantes y reconocidos sean Earl Sweatshirt y el dúo Armand Hammer, y casualmente ambos sacaron sus nuevos LPs con solo una semana de diferencia.

El zimbabuense-estadounidense es una de las voces más reconocibles del rap actual. Su particular estilo combina un sentido del humor negro como el tizón, una conciencia política siempre afilada y algo pesimista, un abordaje de las relaciones humanas tan poético como analítico y muchas y muy variadas referencias a la marihuana

Quienes me lean con frecuencia sabrán que profeso devoción por billy woods. El zimbabuense-estadounidense es una de las voces más reconocibles del rap actual. Su particular estilo combina un sentido del humor negro como el tizón, una conciencia política siempre afilada y algo pesimista, un abordaje de las relaciones humanas tan poético como analítico y muchas y muy variadas referencias a la marihuana. Su constancia a la hora de publicar música nueva, siempre de altísima calidad, es apabullante. El año pasado lanzó dos discos en solitario de tal nivel que sirvieron para colocarlo en el radar mainstream por primera vez, después de dos décadas de carrera. Este año, su colaboración con Kenny Segal, Maps, se convirtió en su álbum mejor recibido hasta la fecha. A finales de septiembre, apenas cinco meses después de ese tremendo éxito, volvíamos a tener material nuevo de woods, esta vez de la mano de su compañero ELUCID, con quien integra el dúo Armand Hammer. Es el primer largo de estos dos juntos desde Haram (2021), su notable colaboración con el productor The Alchemist, y de nuevo me quedo con una sensación parecida a la de entonces: aunque son incapaces de hacer un disco malo, este proyecto conjunto no me enamora del modo en que lo hace el trabajo de woods en solitario.

Sin duda parte de ello debe tener que ver con que ELUCID no me gusta tanto como su compañero, pero lo cierto es que es un MC de primer nivel que se complementa estupendamente con woods. Más bien creo que lo que sucede, al menos en el caso de We Buy Diabetic Test Strips, su nuevo álbum, es que estos dos se han adentrado más que nunca en un terreno muy experimental en el que siento que pierden parte de su atractivo. Me explico: su música siempre ha sido peculiar y ha estado lejos de los sonidos mainstream, pero en este último LP han dejado atrás casi por completo la influencia del hardcore hip hop más tradicional del que también bebían, sumiéndose en las turbias aguas de los sonidos más radicales y desconcertantes que se están produciendo en la actualidad. Esto no es un problema en sí mismo: hay canciones donde funciona a las mil maravillas, sobre todo en la primera mitad del disco, como “Woke Up and Asked Siri How I'm Gonna Die” (producida por JPEGMAFIA), “The Gods Must Be Crazy” (a cargo de El-P) o “I Keep a Mirror in My Pocket” (con base de DJ Preservation).

El problema está en que hay quince cortes en este álbum, y claramente algunos de ellos sobran

El problema está en que hay quince cortes en este álbum, y claramente algunos de ellos sobran. Por buena que sea la letra de woods en “The Flexible Unreliability of Time & Memory”, la mareante base y sobre todo el desagradable sample de flauta hacen que quiera saltármela cada vez que suena. El caos de “Y'all Can't Stand Right Here” hace más difícil disfrutar de las barras de estos dos y de Junglepussy, mientras que “Don't Lose Your Job” se hace larga con el estilo apático de Pink Siifu y ese giro hacia la mitad que la lleva hacia un marasmo algo cansino. Por supuesto, hay momentos de brillantez lírica por doquier: en “Supermooned”, ELUCID empieza la canción con una frase demoledora y directa (“What's wrong with me doesn't matter and you can't do anything about it”), mientras que woods señala las profundas raíces del racismo en EE.UU. con la imagen del primer presidente, George Washington, insultando a sus esclavos con la boca llena de implantes dentales que les arrancó a esos mismos esclavos (“slave teeth in the mouth when he say n****”). Pero de nuevo esta es una canción algo plana y carente de gancho hacia el final de un largo disco que se va haciendo menos y menos interesante con el transcurso de los minutos.

El rapero Earl Sweatshirt y el productor The Alchemist.

En cambio, el nuevo disco de Earl Sweatshirt es sin duda el más directo de su carrera

En cambio, el nuevo disco de Earl Sweatshirt es sin duda el más directo de su carrera. El ex-miembro de Odd Future ha pasado por una época en la que su música ha sido extremadamente oscura, pero el año pasado empezó a salir de ese hoyo con SICK!, un álbum más diverso y ligero en el que por primera vez en mucho tiempo sus pensamientos no estaban centrados en las adicciones y la muerte. Ahora se ha asociado con The Alchemist, el productor más importante del hip hop alternativo actual, para crear un nuevo LP, Voir Dire, que por fin tiene un sonido bastante alegre. Las bases del disco se construyen a partir de samples de soul y jazz reproducidos en bucle, y en general suenan cálidas y hasta veraniegas, con una corriente de fondo casi despreocupada que resulta muy referescante en la trayectoria del californiano.

Aquí, una vez superada la turbulenta época de redefinición personal y artística que quedó inmortalizada en su obra maestra 'Some Rap Songs', Earl al fin siente que puede mirar atrás desde la perspectiva que otorgan el tiempo y la experiencia

El que fuera niño prodigio se acerca ya a la treintena y es padre, y se nota para bien. Aquí, una vez superada la turbulenta época de redefinición personal y artística que quedó inmortalizada en su obra maestra Some Rap Songs, Earl al fin siente que puede mirar atrás desde la perspectiva que otorgan el tiempo y la experiencia. En “27 Braids”, habla con claridad sobre el hecho de que su reciente paternidad no fue buscada, pero que la decisión de afrontar las consecuencias de sus actos y hacerse cargo de su hijo le ha servido para cambiar su actitud ante la vida (“The only way forward is unafraid and focused when I'm holdin' these reins”). Si antes se veía a sí mismo como un simple pasajero en el viaje de la vida, ahora que tiene alguien de quien debe ocuparse sus propias cargas y problemas ya no le obsesionan de la misma manera (“I'm no passenger on a plane, precious cargo in a cabin/My whole take on baggage just ain't the same/Don't fall for the fake magic”).

Desde luego, el gran talento de Earl le permite plasmar esta temática de manera excelente, y es un alivio comprobar que está mucho más centrado y que está pudiendo abordar sus dificultades previas con una actitud madura y sana

Así pues, Voir Dire es un intento de hacer las paces con su pasado. En “Free the Ruler” deja muestras de estar reconciliándose con su padre ausente y ya fallecido (“The folly of man, I found my father in my furtive glance/Furrowed brow, I'm back warmer than I was/Forward further”) y tratando de construir una mejor relación con su madre a partir de las pequeñas cosas (“I'm back cuttin' up a list of reasons I love my mother's laugh/The best one is that's just what it is”). En “Mac Deuce”, parece que se perdona a sí mismo por no haber podido hacer más por otra persona, que tiene pinta de ser Mac Miller, fallecido por sobredosis hace unos años. Desde luego, el gran talento de Earl le permite plasmar esta temática de manera excelente, y es un alivio comprobar que está mucho más centrado y que está pudiendo abordar sus dificultades previas con una actitud madura y sana. Gracias al acompañamiento de los fantásticos beats de The Alchemist, este ejercicio de examen de conciencia es sin duda su mejor trabajo desde Some Rap Songs.

El piano y el órgano gospel de “Mancala” encarnan especialmente bien ese tono esperanzado de quien mira al pasado liberado del peso de la culpa, y la estrofa de Staples encaja en esa misma línea

Hay que decir, no obstante, que en ello tiene también mucho que ver Vince Staples. El de Los Ángeles aparece en dos canciones que son con mucho las mejores del álbum. El piano y el órgano gospel de “Mancala” encarnan especialmente bien ese tono esperanzado de quien mira al pasado liberado del peso de la culpa, y la estrofa de Staples encaja en esa misma línea. “The Caliphate”, en cambio, suena más psicodélica y abigarrada. Es un muy buen contrapunto al resto del álbum, y Earl y Vince demuestran tener una química extraordinaria que hace soñar con algún proyecto conjunto en el futuro. En cualquier caso, mientras llega o no ese día, podremos seguir disfrutando de este álbum en el que Earl Sweatshirt se aleja un poco de lo abstracto para aterrizar en las cosas elementales de la vida: la risa de su madre, el cuidado de su hijo, el gozo de una rima. Porque no hay nada de malo en ser esotérico, pero a veces lo que necesitamos más bien es un poco de claridad.

 

 

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com