'billy woods se pierde en las giras y encuentra el éxito'
En el mundillo del hip hop alternativo, poca gente trabaja tan duro y mantiene un nivel de calidad tan alto como billy woods. El neoyorquino de origen zimbabuense lleva grabando música con su propio sello, Backwoodz Studioz, desde hace dos décadas, pero en el último lustro su producción ha sido tanta y tan buena que por fin ha empezado a hacerse notar en el mainstream. Especialmente con sus dos excelentes discos del año pasado, y sobre todo con Aethiopes, esa obra maestra sobre las consecuencias psicológicas del colonialismo, los elogios a woods han empezado a llegar desde los altavoces más potentes de la industria. De modo que el anuncio de que iba a lanzar un álbum junto a Kenny Segal, el productor californiano con quien ya compuso el maravilloso Hiding Places (2019), el primer álbum con el que empezó a ganar visibilidad, era sin duda motivo de celebración.
El disco completo es de hecho un viaje de ida y vuelta: empieza con “Kenwood Speakers”, donde woods examina los efectos de la gentrificación en el barrio de Brooklyn en el que reside, y después seguimos al rapero en una gira por Europa y otros puntos de EE.UU
El nuevo LP se llama Maps, y se compone de nada menos que diecisiete canciones que duran en total unos 45 minutos. Por supuesto, tratándose de woods, seguramente el rapero más literario y erudito de la actualidad, hay un tema que unifica el disco: las alienantes consecuencias de las giras constantes para su vida, en particular ahora que tiene hijos. El disco completo es de hecho un viaje de ida y vuelta: empieza con “Kenwood Speakers”, donde woods examina los efectos de la gentrificación en el barrio de Brooklyn en el que reside, y después seguimos al rapero en una gira por Europa y otros puntos de EE.UU. para finalmente volver a Nueva York en “NYC Tapwater” y la preciosa coda que es “As the Crow Flies”. Por el camino, repasamos todas las contradicciones que acompañan al éxito laboral cuando tu trabajo te lleva lejos de casa, incluyendo la sensación permanente de no estar donde se tiene que estar.
Naturalmente, lo que más destaca en el disco son las extraordinarias letras de woods
Naturalmente, lo que más destaca en el disco son las extraordinarias letras de woods. En “Hangman”, por ejemplo, woods se recrea en sus pensamientos más oscuros y los ilustra con versos que hacen referencia al color: la canción se abre con las palabras “Matisse without the colors”, mientras que la segunda estrofa empieza con “it's the things you can't undo/the past's a black Rubik's cube”. No creo que haya una mejor descripción de lo que es el insomnio que este cuarteto de la misma canción: “I don't sleep, I hover outside myself, watching my body survive/My shell mechanical/People paralyzed by the lies they tell theyself to make it manageable/I know the count right, but I recount on sleepless nights because it's tangible”. Hay versos perfectos por sí solos, como “Over time, symbols eclipse the things they symbolize”, de “Blue Smoke”. Otras incluyen ingeniosos juegos de palabras, como “I take care of these words, Munchausen by proxy”, de “Babylon By Bus” (jugando implícitamente con el doble sentido de “sick” en inglés: “enfermo” y “guay”). Y luego hay canciones enteras que son para enmarcar: pocas expresiones de misantropía y pesimismo sobre la condición humana son tan redondas como “Year Zero”, mientras que “NYC Tapwater” te hace empatizar con la mezcla de alivio y culpa de quien vuelve a casa tras un viaje y solo puede pensar en volver a partir.
Además, woods tiene un control magistral de su voz y es capaz de crear el impacto perfecto con sus flows
Además, woods tiene un control magistral de su voz y es capaz de crear el impacto perfecto con sus flows. Las rimas internas del estribillo de “Rapper Weed” son impresionantes, pero lo más importante es cómo su enunciación serena y distendida encaja a la perfección con la calidez de la música y con el mensaje. En cambio, en el estribillo de “The Layover” lo que destaca es la musicalidad de su dicción, que crea un swing delicioso al dialogar con el piano y la percusión. En “Blue Smoke”, a su vez, la agresividad rítmica de sus palabras es un reflejo del frenético contrabajo que guía la base, lo cual contribuye a que su descripción de la preparación de un plato a base de tocino de cerdo te haga salivar. Como se puede apreciar en esta selección de grandes momentos, el disco brilla especialmente en sus canciones con bases más cercanas al jazz, donde esta expresividad de woods se despliega en su mayor esplendor.
Hay varios temas que rompen la progresión del álbum a nivel musical y que a mí, al menos, me dificultan su disfrute pleno
Menos entusiasmo me generan las canciones con bases más oscuras y densas. Segal es sin duda un gran productor, pero me temo que hay varios momentos en los que sus instrumentales se pasan un poco de abstractos y extraños, sin que sus excentricidades generen efectos musicales interesantes. “Baby Steps” es el caso más obvio: a la base le falta dinamismo y su estribillo rompe por completo el ritmo del tema. También “Houdini” tiene un estribillo decepcionante, y además se pierde en una síncopa excesiva que no deja que la canción adquiera una buena cadencia. En “Agriculture”, la voz sampleada resulta disonante y estropea el resto de la instrumentación, y “Bad Dreams Are Only Dreams” quizás es demasiado breve, aunque la pesadilla descrita por woods es ciertamente perturbadora. Así pues, hay varios temas que rompen la progresión del álbum a nivel musical y que a mí, al menos, me dificultan su disfrute pleno.
Pero estos momentos son secundarios si los comparamos con los grandes picos del disco
Pero estos momentos son secundarios si los comparamos con los grandes picos del disco. Las colaboraciones son de muchos quilates, con mención especial para la estrofa enlentecida pero fervorosa de Danny Brown en “Year Zero” y para la magistral, compleja y abstracta reflexión de Aesop Rock sobre sus problemas a la hora de presentar su arte en directo en “Waiting Around”. Y los dos singles son auténticas maravillas. “Soft Landing” recoge el testigo de los momentos más melancólicos de Church (2022) y retrata el manto de tristeza que recubre los pensamientos de woods, en este caso con el trasfondo de una pelea con la madre de su hijo en medio de un viaje en avión. La letra entrecruza reflexiones sobre la violencia política con referencias a figuras literarias como William Burroughs y a leyendas del rap como Notoriuos B.I.G. (“Maybe 'Suicidal Thoughts' was the 'Everyday Struggle'”). El estribillo está sacado de “Feeling Good”, la mítica canción hecha famosa por Nina Simone... solo que quitando el verso “and I'm feeling good”, porque woods se siente de todo menos bien.
“FaceTime”, por su parte, se acerca a las mismas temáticas desde otro punto de vista. En esta ocasión, woods trata de desconectar de sus problemas de pareja a través de diversos mecanismos: el escapismo, “vivir en el momento”, el alcohol y la marihuana
“FaceTime”, por su parte, se acerca a las mismas temáticas desde otro punto de vista. En esta ocasión, woods trata de desconectar de sus problemas de pareja a través de diversos mecanismos: el escapismo, “vivir en el momento”, el alcohol y la marihuana, ir a una fiesta. Todos ellos fracasan: “Really I'm just waiting for my phone to ping/I'm thinkin' 'bout you when I'm supposed to be thinkin' 'bout other things/I don't go to sleep, I tread water 'til I sink”. Sin embargo, la extraordinaria base de jazz transmite una sensación más cercana a la liberación, y sobre eso canta Samuel T. Herring en el magnífico estribillo: la idea de “sentirse como en casa cuando estoy solo” apela a esos momentos de disfrute culposo que proporciona el viajar lejos de tu familia. Pero es justamente la familia lo que ancla a woods a la tierra, como muestra el final del álbum. Mientras que al principio de “FaceTime” afirmaba estar preparado para morir, en “As the Crow Flies” woods se asombra al ver a su hijo crecer y se pregunta cuánto tiempo le queda de vida para poder disfrutarlo.
Esta profundidad emocional es la razón por la que tanto la crítica como los fans están hablando de Maps como uno de los mejores discos de woods
Sin duda esta profundidad emocional es la razón por la que tanto la crítica como los fans están hablando de Maps como uno de los mejores discos de woods, si no el mejor. Personalmente, como ya he expresado, tengo mis reservas con algunos aspectos del álbum; pero es evidente que estamos ante otro gran trabajo de uno de los raperos con más talento del panorama. Me alegro, por tanto, de que por fin haya más gente prestando atención a su música. Además, siendo él, dentro de seis meses tendremos otro LP que digerir, así que no habrá que esperar para ver si es capaz de superarse una vez más. Mientras tanto, a seguir disfrutando de sus canciones.
Puntuación: 7.9/10