Emotivo homenaje al poeta Federico García Lorca y a la escritora Agustina González en el Último Paseo
La marcha popular se inició en La Colonia de Víznar, donde los colectivos memorialistas denunciaron a la extrema derecha por haber arrancado la placa que informa sobre los trágicos sucesos acaecidos en este antiguo molino, en un intento de borrar la memoria. Convertida en prisión por los franquistas en 1936, las víctimas pasaban en La Colonia sus últimas horas de vida, antes de darles el "paseo" y asesinarlas, con un tiro en la nuca, en cualquier cuneta del barranco.
Por este motivo, han vuelto a poner una placa informativa para reivindicar que La Colonia de Víznar sea declarada Lugar de Memoria Histórica de Andalucía.
En las fosas de Víznar
Los participantes en la marcha subieron después a las fosas de Víznar, donde el arqueólogo Daniel Quiroga informó sobre las tres campañas de excavación, en las que ya han exhumado los restos de 89 víctimas de la represión franquista. Entre ellas, doce mujeres, asesinadas por pertenecer a un sindicato de costureras, y cuatro militares, fusilados por mantener su lealtad a la República.
Parque García Lorca cerrado al público
Más tarde, marcharon hacia el Parque García Lorca de Alfacar para celebrar el acto final, pero estaba cerrado al público con una cadena, a pesar de ser 18 de agosto, fecha simbólica en la que asesinaron a Federico. Los participantes en el Último Paseo se vieron obligados a realizar el acto final en la escalinata del parque.
Agustina González, una mujer rebelde
La Asociación Feminista de Viznar, que este año se ha incorporado al Último Paseo, recordó a la escritora Agustina González, asesinada en el barranco de Víznar por su compromiso con el feminismo y con la República. Su portavoz, Cristina Martos, recordó a Agustina "como una mujer rebelde que desafió a la sociedad machista de su época y por eso la mataron".
Ian Gibson. critica el silencio de la familia Lorca
Durante el acto, Chema del Águila, portavoz de la Asociación Granada Visible, leyó un mensaje de Ian Gibson, el biógrafo lorquiano, en el que reclama a la familia Lorca que rompa su silencio:
"Lorca todavía es un desaparecido más entre las miles y miles de víctimas del franquismo que siguen en fosas comunes y cunetas a lo largo y ancho del país, casi medio siglo después de la muerte del dictador"
"Lorca todavía es un desaparecido más entre las miles y miles de víctimas del franquismo que siguen en fosas comunes y cunetas a lo largo y ancho del país, casi medio siglo después de la muerte del dictador. Es lamentable y a mi juicio bochornoso que la familia del poeta no haya jurado formalmente que ellos nunca rescataron por su cuenta sus restos y los tienen en un lugar secreto, con lo cual hay mil teorías sobre el lugar de su último paradero, el principal, claro, la Huerta de San Vicente".
Y la poesia lorquiana también estuvo presente a través de los versos de Poeta en Nueva York :
Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias.
Abrieron los toneles y los armarios.
Destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.
Nieves Galindo: "Mi abuelo está bajo un montón de tierra que nadie quiere remover"
Nieves Galindo, nieta adoptiva del maestro Dióscoro Galindo, fusilado junto a Lorca, envió otro mensaje de apoyo a los organizadores del Último Paseo, que fue leído por Encarna Sillero:
"Eran las dos de la madrugada del fatídico 18 de agosto de 1936, cuando cuatro falangistas armados entraron para interrogarle; Volverá enseguida, le aseguraron a Antonio, hijo del maestro y mi padre... pero nunca volvió, lo mataron en algún lugar de la carretera de Viznar a Alfacar, junto a otros tres hombres: Francisco Galadí Melgar, Juan Arcollas Cabezas, banderilleros, y Federico García Lorca, poeta. Y todavía hoy, muchos años después, sus restos reposan bajo un montón de tierra que, de momento, nadie quiere remover. Pero el peso de la historia cae como plomo sobre los recuerdos de miles de descendientes que no quieren morir sin antes desenterrar del olvido a tantos familiares que yacen en una fosa cualquiera de algún campo perdido. Como es el caso de mi abuelo, que tanto dolió a mi padre y tanto me duele a mí. Y a toda la familia".
Nieves Galindo agradeció al cantautor Aníbal Menchaca la canción "Un zapato y Dios" que ha dedicado a su abuelo Dióscoro Galindo y a todos los maestros represaliados por defender la escuela popular y laica de la República.
Más información:
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