Campaña contra la violencia digital
Una vida de sufrimiento y entrega a la lucha por las democracia y las libertades

'Emilio Cervilla Alonso, un rebelde con causa (II)'

Política - Alfonso Martínez Foronda - Sábado, 15 de Abril de 2023
Alfonso Martínez Foronda completa con esta segunda parte su excepcional trabajo sobre sobre un luchador antifranquista para que nunca sea olvidado por las generaciones futuras.
Emilio Cervilla Alonso.
Juan Ferreras
Emilio Cervilla Alonso.
Si no tuviste la oportunidad o quieres volver a leer la primera parte: 'Emilio Cervilla Alonso, la vida como un infierno (I)'

Inicia el compromiso en el partido de su vida: el PCE

Un amigo de Motril le pasará un día de 1958 un Mundo Obrero, que apenas entiende. Sus hijos se lo leen y cada una de sus palabras se le quedan grabadas a fuego. Casi se lo aprende de memoria. Aquello era lo que había buscado durante mucho tiempo y, desde entonces, él corresponderá con su abnegada militancia, desde la firme convicción de que el PCE era el único partido de vanguardia de la clase obrera y del pueblo español.

Su trabajo de vendedor de lotería le permitirá extender la organización a los distintos pueblos de la costa, llegando incluso hasta Adra (Almería). Días enteros fuera de su casa para ganarse la vida como lotero, pero también para ir creando organización allí donde la ocasión lo permitiera

Su trabajo de vendedor de lotería le permitirá extender la organización a los distintos pueblos de la costa, llegando incluso hasta Adra (Almería). Días enteros fuera de su casa para ganarse la vida como lotero, pero también para ir creando organización allí donde la ocasión lo permitiera. No parará ni un momento desde entonces y Emilio se convertirá en una pieza clave para la extensión del PCE por la comarca de Motril, organizando células en Salobreña, Vélez de Benaudalla, Ótívar… Su trabajo será valorado por la dirección provincial del PCE y, en torno a 1959, compartirá con Pedro Correa la responsabilidad de organizar y desarrollar la organización en la comarca de Motril. Cuando éste último se marcha a Francia en noviembre de 1960, Cervilla quedará como único enlace con el Comité Provincial de ese partido hasta que es detenido en abril de 1961, siendo uno más de los 204 militantes del PCE que sufrieron esa “caída.”

En su caso, aunque había sido advertido por un camarada de Motril de la redada el día 24 -porque lo había escuchado la noche anterior en la Pirenaica-, a él lo van a detener en su casa la noche del día 27 de abril. Sin autorización judicial y sin miramientos por el bebé que dormía, los cuatro agentes de la BPS proceden a un registro brutal:

“Invadieron los dormitorios, vaciaron los colchones, desarmaron cuadros e, incluso, querían romper las camas para encontrar algo que yo no sabía. En la planta alta de la vivienda tardaron como una hora y media en el registro. […] No quedó un solo cuadro del comedor y de la cocina que no fuera desarmado. […] Pasan a registrar la cocina donde yo guardaba los materiales del Partido, cuando desarmaron el cuadro y no encontraron nada quedé sorprendido, pues la joven Encarnita [su hija pequeña] ya los guardaba en su pecho”. (Todas los testimonio entrecomillados del artículo han sido extraídos de su autobiografía “¿Por qué soy comunista?””)

No era la primera vez, ni sería la última, que su familia había presenciado alguna detención de su padre

No era la primera vez, ni sería la última, que su familia había presenciado alguna detención de su padre. No era de extrañar que su hija Encarnita –que andando el tiempo también sería detenida y encarcelada- tuviera esos reflejos, a pesar de su poca edad. Terminado el registro se lo llevan esposado hasta la comisaría motrileña de la Plaza de las Palmeras donde se inician las torturas propinándole vergajazos con una fusta de goma y con una cuerda de cáñamo que tenía varios nudos; cada hora paraban para buscar una nueva fórmula como colgarlo de una alcayata que había en el marco de la puerta hasta que las esposas se le clavaban en la carne de las manos o le propinaban patadas en el cuerpo. Y todo ello en medio de insultos e improperios. Y, finalmente, llegó uno de los torturadores más conocidos por los antifranquistas granadinos:

“El juego de las patadas –escribe Emilio Cervilla- duró hasta que el agotamiento físico me hizo caer al suelo rendido. Cuando me encontraba en el suelo boca-arriba, los brazos forzadamente atados a la espalda, entra muy furioso Don Paco [González] Huertas [“El Jirafa”]: ¿Todavía no ha cantado este hijo de puta? Dio un salto encima de mi vientre y estuvo pisoteándome hasta que se cansó; después, soltó la toalla [con la que lo habían atado] de los brazos y a fuerza de patadas me obligaba a levantarme del suelo. Al comprobar que me era imposible conseguirlo, me cogió del cuello y golpeándome la cabeza contra el suelo exclamaba: ¡Estoy de comunistas hasta los cojones! Uno de aquellos golpes en la cabeza me hizo perder el conocimiento…”.

Allí esperó su turno, pero mientras tanto por las ventanas que daban al interior “se escuchaban los gritos y los azotes de los hombres que eran torturados”

Despertó Emilio Cervilla al día siguiente en la comisaría de Los Lobos, rodeado de otros detenidos que habían corrido la misma suerte que él. Y esa misma mañana del día 28 de abril lo trasladan hasta el patio del Gobierno Civil que, todavía, estaba “totalmente abarrotado de hombres”. Allí esperó su turno, pero mientras tanto por las ventanas que daban al interior “se escuchaban los gritos y los azotes de los hombres que eran torturados”. Luego le tocó su turno y antes de seguir torturándolo intentaron sobornarlo con mil de las antiguas pesetas si les decía el paradero de Filiberto “Félix” García Cardador. Ante su negativa lo tuvieron un día entero en el pasillo, viendo entrar y salir a otros presos. Lo que no podía esperar – y que le hizo más daño que las torturas- es que llevaran allí a su madre para verlo durante dos minutos con el objetivo de ablandarlo y como condición que no derramara ni una sola lágrima al verlo. Lo recuerda con amargura: “dos minutos abrazada a mí aguantando el llanto. Fueron para mí quizá los minutos más tristes de mi vida”. Esa misma noche lo trasladan a Los Lobos y otra vez, de madrugada, vuelven a torturarlo simulando que lo iban a tirar a un aljibe y allí, tras su negativa a reconocer nombres que le daban y que demostraba que conocían a muchos miembros del Comité Provincial y de diversos comités locales y comarcales –como el de la costa-, es cuando le dicen que no importaba que no le diera esa información porque “todo cuanto yo había negado, estaba ya escrito en las declaraciones de M.C.”

...cuando detienen a Emilio Cervilla  su mujer estaba en estado de embarazo muy avanzado y tuvo que malvender la casa que tenían en Motril –por la que le dieron 17.000 pesetas-

La mayoría de los detenidos pasarán a la cárcel de Granada en calidad de presos gubernativos o bien en prisión provisional. De los 204 detenidos, 73 pasaron por el Juzgado Militar Especial Nacional de Actividades Extremistas que presidía el conocido Coronel Enrique Eymar Fernández. El tiempo que estuvo en la cárcel esperando el juicio, la familia se quedará sin su ingreso, lo que añadía un nuevo sufrimiento a la familia. De hecho, cuando detienen a Emilio Cervilla  su mujer estaba en estado de embarazo muy avanzado y tuvo que malvender la casa que tenían en Motril –por la que le dieron 17.000 pesetas-. Se tuvo que venir a vivir con la madre de Emilio a la espera de alquilar una cueva donde alojarse con sus dos hijos y el que venía. En octubre irán saliendo algunos presos, pero diez de ellos, los considerados más peligrosos, como Cervilla, permanecerán en la prisión  a la espera del Consejo de Guerra que, en su caso, será el 8 de enero 1962 por el que se le condena a 4 años de prisión. El 11 de marzo será conducido hasta la prisión de Cáceres en donde permanece hasta 1963.

La cárcel no había hecho mella en su compromiso y, antes al contrario, lo reafirmará con el tiempo, aunque una y otra vez la BPS de Granada conseguirá que lo despidan de cuantas empresas trabaja. Un acoso que se traducía en algún que otro interrogatorio aislado como el que se produjo el 25 de octubre de 1963 con el objetivo de demostrarle que seguía siendo vigilado. A ello había que sumarle algún registro domiciliario por sorpresa como el que se produjo el 30 de abril de 1965, en vísperas de la celebración del 1º de mayo de ese año. En esta ocasión no le encontraron nada, pero era un aviso para navegantes.

Aunque Emilio fue un hombre de partido, esencialmente, ayudó al nacimiento, desarrollo y consolidación de las Comisiones Obreras de Granada, formando parte de la Comisión Obrera que se iba formando en cada una de las empresas donde ocasionalmente trabajó

Aunque Emilio fue un hombre de partido, esencialmente, ayudó al nacimiento, desarrollo y consolidación de las Comisiones Obreras de Granada, formando parte de la Comisión Obrera que se iba formando en cada una de las empresas donde ocasionalmente trabajó. En las elecciones sindicales de 1966, en las que las Comisiones Obreras despegaron definitivamente a nivel nacional, las de Granada consiguieron también éxitos importantes. En este sentido, Emilio Cervilla fue elegido, frente a los candidatos del patrón, enlace sindical de la empresa Fomento de Obras y Construcciones. Y, en el segundo escalón, llegó a ser elegido Presidente de la Sección Social Provincial de la Construcción. Las autoridades no tardaron ni un año para desposeerlo de su cargo, con la argucia de que hacía campaña anti régimen.

Detenciones en cadena durante 1967

El régimen debía desactivar el éxito conseguido por las candidaturas de CCOO en las elecciones sindicales de 1966 y, nada más producirse la proclamación de los cargos importantes en las distintas Secciones Sociales, comenzaron a buscar la fórmula para desposeer de esos cargos a sus responsables. La fórmula era sencilla: bastaba con implicarlos en actividades subversivas. A comienzos de 1967, pocos meses después de dichas elecciones, diversos líderes obreros, como el sevillano Eduardo Saborido o el gaditano Antonio Álvarez Herrera, fueron acusados de pertenencia al PCE o partícipes de actividades contrarias el régimen y, poco tiempo después, desposeídos de sus cargos.

El día 7 de febrero de 1967 el Gobierno Civil lo sanciona con 10.000 pesetas de multa o su equivalente en 15 días de prisión por “actividades subversivas”

El caso de Emilio Cervilla es similar porque el día 7 de febrero de 1967 el Gobierno Civil lo sanciona con 10.000 pesetas de multa o su equivalente en 15 días de prisión en caso de impago por “actividades subversivas”. Bien sabía el gobernador civil que no las pagaría, no sólo porque no pudiera, sino porque no quería. Y, efectivamente, ingresará en la prisión provincial el 2 de junio de ese mismo año y  saldrá el 16 de ese mismo mes.

Pero Cervilla, sensibilidad a flor de piel, denunció este hecho al director y movió cielo y tierra para buscar testigos por semejante acto de cobardía. Trabajo le costó, pero lo consiguió

La cárcel ya la conocía, como las celdas de periodo. Nada había cambiado desde su detención de 1961, excepto que en esta ocasión no tenía ningún otro compañero político. Ni tampoco los rigores de algunos funcionarios hacia su persona que era non grata. Pero nada comparable como la paliza que un conocido Jefe de Servicio le propinó, según Cervilla, a un anciano de 73 años, un tal José Martos, que lo dejaron como el pellejo a cuestas como un San Bartolomé. No era la primera vez que este funcionario reaccionario maltrataba a los presos, a los que tenía asustados y más cuando muchos de ellos habían pasado muy recientemente por celdas de castigo por haberse quejado del rancho carcelario. Pero Cervilla, sensibilidad a flor de piel, denunció este hecho al director y movió cielo y tierra para buscar testigos por semejante acto de cobardía. Trabajo le costó, pero lo consiguió. El director, aunque intentó echar tierra al asunto, terminó aceptando la declaración de cinco presos –incluido un falangista- que presenciaron tal villanía. No sabemos qué le pasó a ese Jefe de Servicios, pero suponemos que nada porque entonces la impunidad era la norma.

La estrecha vigilancia policial hacia Emilio volvería a dar resultado a los pocos días cuando la BPS –otra vez Guisado- le encuentra en su casa de la Virgencica unos papeles escritos a máquina comprometedores

La necesidad de encontrar a Emilio papeles comprometedores para desposeerlo definitivamente de su cargo en la Sección Social llevó a la BPS a realizar un registro en su domicilio, mientras él permanecía en la prisión. La estrecha vigilancia policial hacia Emilio volvería a dar resultado a los pocos días cuando la BPS –otra vez Guisado- le encuentra en su casa de la Virgencica unos papeles escritos a máquina comprometedores. Eran unos folios donde se exponía las irregularidades del sindicato vertical sobre el desarrollo de su cargo de presidente de la Sección Social de la construcción y las tropelías de su empresa hacia los trabajadores. A la BPS no le extrañaba ese informe y menos que viniera de Cervilla, pero sí que estuviera escrito a máquina porque para ellos las manos de un obrero de la construcción no estaban hechas para un teclado. 

Esos papeles eran más que suficientes para empapelarlo de nuevo y cuando salió de la prisión se dirigió a su casa. No llegó ni a dar dos pasos porque en la misma puerta de la cárcel, ese 16 de junio de 1967, lo esperaba la BPS, que no lo dejaba ni a sol ni a sombra. Otra vez los policías Guisado y “El Jirafa” volverán a interrogarlo sobre el origen de esos papeles y, otra vez, transcurridas las 72 horas, lo pondrán a disposición de la autoridad judicial que considera que el escrito de marras contenía “conceptos calumniosos contra el Estado, Autoridades e Instituciones”. Y, de ahí, a la cárcel donde vuelve a ingresar el día 19 de junio de 1967.

Era la respuesta a su atrevimiento por haber denunciado la paliza del anciano en la cárcel. Afortunadamente, no todos eran torturadores y hubo algún funcionario como Antonio Rivero –“don Antonio” le llama él- que cuando se entera del castigo que le están infligiendo lo saca inmediatamente de la celda de castigo y lo traslada a la galería con los demás reclusos

Y, de nuevo, a una celda de castigo sin agua, sin luz y sin servicios. Más pelada que los puños que un viajante, no tenía ni dónde caerse muerto. Era la respuesta a su atrevimiento por haber denunciado la paliza del anciano en la cárcel. Afortunadamente, no todos eran torturadores y hubo algún funcionario como Antonio Rivero –“don Antonio” le llama él- que cuando se entera del castigo que le están infligiendo lo saca inmediatamente de la celda de castigo y lo traslada a la galería con los demás reclusos. Una ayuda que no impidió que otros funcionarios siguieran acosándolo, ensañándose con él: sin permiso para recibir visitas, sin facilitarle el régimen de comidas que necesitaba porque estaba operado recientemente del estómago, sin salir al patio siquiera los domingos, aunque lo obligaban –eso sí- a oír misa porque eso seguía siendo sagrado. Tanto que no aguantó más y se declaró en huelga de hambre, a pesar de que no era recomendable para nadie y menos para quien, como Cervilla, padecía terribles dolores de estómago. Logró, al menos, que los pocos días que le quedaban le facilitaran una comida acorde a su régimen especial. Saldrá el 19 de junio de 1967, pero ya tenía suficientes cargos como para desposeerlo de su cargo de Presidente de la Sección Social de la construcción.

No acabarían aquí sus cuitas, porque a los pocos días de salir de la prisión, cuando llega a su casa está la BPS deteniendo a su hija Encarnita. Aquello era un sinvivir; especialmente para la madre, Angustias, que tenía que cuidar a sus siete hijos sin su marido cuando estaba en la cárcel y, ahora, tenía que sufrir de nuevo la detención de uno de sus retoños. (Véase Mujeres antifranquistas: Encarnación Cervilla Ruiz, la primera joven granadina condenada por el Tribunal de Orden Público, en El Independiente de Granada).

Un respiro tuvo, al menos, hasta la celebración del 1º de mayo de 1968. A nadie le extrañaba que fuera detenido también en esta ocasión

Un respiro tuvo, al menos, hasta la celebración del 1º de mayo de 1968. A nadie le extrañaba que fuera detenido también en esta ocasión. Hay que recordar que cada 1º de mayo, entonces, se iniciaba el 30 de abril. Esa tarde, las pocas decenas de militantes del PCE y/o CCOO y algunos cristianos de base se concentraban en la plaza del Triunfo. Nada de manifestación, ni de gritos, ni consignas. A lo más, repartían discretamente algunas octavillas y se agrupaban en corrillos o paseaban cerca de la fuente. Normalmente eran hombres y, excepcionalmente, alguna familia como la de Cervilla. Y, al día siguiente, otra vez en el Triunfo. Todos sabían que llegaría la policía y la familia Cervilla lo sabía doblemente porque irían concretamente a por Emilio. En esta ocasión, nada más llegar la BPS le pidieron con discreción que los acompañase, pero se negó. Entonces intentaron llevárselo por la fuerza y se encontraron con la resistencia numantina de sus cuatro hijos, que forcejearon con la policía. Al final, se los llevaron a todos porque retirado el paquete se quitó la rabia. Los metieron a todos en la misma celda, lo que ya era un consuelo y, tras la identificación oportuna, los retuvieron durante unas horas y, a eso de la media noche, los soltaron, aunque con multa gubernativa para Emilio Cervilla para que no se fuera de rositas.

Un respiro represivo hasta el Estado de Excepción de 1970

No hacía falta que la policía siguiera acosando a Emilio Cervilla, porque ya bastantes problemas tenía para encontrar trabajo. Sin embargo, y a través de algún amigo, encontrará trabajo en las obras que se estaban iniciando en el Polígono de Cartuja con la construcción de 1.052 viviendas. Allí se coloca en noviembre de 1968 y, como hierro al imán, vuelve a asumir la defensa de sus compañeros porque los problemas se acumulaban sin solución de continuidad: bajos salarios, horas extras no pagadas, incumplimiento de los acuerdos que habían adquirido para pagar el destajo... Cervilla y otros dirigentes obreros irán acumulando fuerzas en la empresa y constituirán una Comisión Obrera que canaliza sus demandas. Fuerzan, incluso, unas elecciones sindicales en esa empresa, Colomina, que tenía unos 400 trabajadores. Saldrá elegido como enlace y eso le permite recorrer los tajos y entablar un litigio con la empresa cuando son despedidos varios trabajadores de forma improcedente. Ya Cervilla conocía el camino hacia el vertical, y sus artimañas, pero en esta ocasión consiguen que Magistratura –excepcionalmente- diera la razón a los trabajadores y fueran readmitidos. Un triunfo que mostraba el camino, aunque estuviera lleno de cristales.

Mensaje cifrado del PCE de Granada al Comité Central sobre detenciones en 1970 y sus resultados policiales. En el primero aparece “E.C” (Emilio Cervilla). AHPCE. Nacionalidades y Regiones. Andalucía. Caja 82, Carpeta ¼.

Las dificultades económicas en la familia no cesan porque el salario de Emilio no da para cubrir las necesidades más elementales y Angustias decide irse a Palmas de Mallorca, donde ya trabajaban algunos de sus hijos, para buscar empleo

Las dificultades económicas en la familia no cesan porque el salario de Emilio no da para cubrir las necesidades más elementales y Angustias decide irse a Palmas de Mallorca, donde ya trabajaban algunos de sus hijos, para buscar empleo. Y en la primavera de 1970 ella se marcha con los pequeños, quedándose Emilio en Granada, máxime cuando se estaba gestando el gran conflicto de la construcción de julio de 1970 y, en esos momentos, se estaba elaborando el anteproyecto de convenio colectivo. Emilio será, con otros dirigentes obreros, uno de los principales activistas en el conflicto de la construcción de ese año que, como sabemos, acabó de forma tan trágica.

Monumento en homenaje a la represión contra los albañiles durante la huelga de la construcción de Granada de 1970. Foto de Alfonso Martínez Foronda.
Panfleto de las CCOO de Granada de octubre de 1970 para seguir las movilizaciones tras la huelga de julio de 1970. Archivo Histórico de CCOO de Andalucía.

Emilio Cervilla seguirá luchando tras la firma del convenio de la construcción porque se cumplieran las condiciones pactadas que, en la mayor parte de las empresas, las convirtieron en papel mojado. Formará parte de los piquetes que recorrían las obras cuando las CCOO en solitario habían convocado el 21 de cada mes una movilización para recordar a los compañeros caídos en la huelga. Una actividad incesante que se completaba con el reparto de la prensa clandestina de CCOO y del PCE. Todos sus compañeros recuerdan que Emilio era el que más y mejor lo hacía, posiblemente, porque su anterior profesión de lotero le había proporcionado las habilidades suficientes para ello, pero también por su valentía a prueba de bombas.

Carta cifrada del PCE desde la cárcel de Granada a la dirección del Partido, informando sobre detalles de las detenciones del Estado de Excepción de 1970/71. En ella aparece Emilio Cervilla como “E.C.”. Archivo Histórico del PCE, Ref. 314/68 del 9 de septiembre de 1971.

Fueron transcurriendo los meses hasta que en las navidades de 1970 vuelve Angustias con sus chicos para reunirse en Granada. Unas navidades sosegadas si no fuera porque se había decretado un nuevo Estado de Excepción que se llevará por delante a más de medio centenar de militantes del PCE y de CCOO. Unos días después de la nochebuena de ese año se entera de la detención violenta de Paco Portillo en su domicilio particular. Y vistas las barbas del vecino a pelar, Emilio se prepara para lo inevitable: su nueva detención el día 27 de diciembre de 1970 en su puesto de trabajo. Junto a Emilio detendrán y encarcelarán también a su hijo Emilio Cervilla Ruiz, unas horas más tarde, cuando va a preguntar por su padre en comisaría. Aunque su hijo sale el 1 de marzo de 1971, Cervilla Alonso no saldrá hasta el 16 de julio de 1972 porque a juicio de las autoridades gubernativas tanto él como Ernesto Caballero Castillo y Manuel Castro Castellano eran los tres presos políticos con más antecedentes policiales.

Información de la Cámara de Distrito el 18 de febrero de 1971 sobre la relación de detenidos en el Estado de Excepción de 1970/71. En ellas están Emilio Cervilla Alonso y su hijo Emilio Cerilla Ruiz. Archivo General de la Universidad, carpeta Estudiantes 69/71.

Sin embargo, antes de salir de prisión, concretamente en abril de 1972, tendrá que soportar otra noticia terrible: el ingreso en prisión de su hija Encarna y su yerno Liberto Rigo, por la caída que habían sufrido los 45 militantes de las Juventudes Comunistas en su viaje a la RDA en 1967

Sin embargo, antes de salir de prisión, concretamente en abril de 1972, tendrá que soportar otra noticia terrible: el ingreso en prisión de su hija Encarna y su yerno Liberto Rigo, por la caída que habían sufrido los 45 militantes de las Juventudes Comunistas en su viaje a la RDA en 1967. Angustias se tendrá que ir con sus dos hijos pequeños para cuidar a dos de sus tres nietos en Palma de Mallorca, mientras su hija y su yerno cumplieran condena. A dos de ellos, porque el más pequeño, Libertito, con cuatro meses, tendrá que irse con su madre a la cárcel, donde permanecerá hasta agosto de 1973, y Liberto, dos meses más tarde.

Nada tenía que hacer Emilio solo en Granada, mientras su mujer e hijos pequeños estaban en Palma de Mallorca. Se marchará a Palma donde consigue trabajo en el Hotel San Vida, en el que trabajaba su hija Angustias. Lo pusieron de friegaplatos y luego en una empresa de construcción como peón de albañil donde, por cierto, había muchos obreros de Jaén. Cavó cimientos a pico y pala y luego con un martillo comprensor. Pero como él era también un martillo pilón pronto descubrió que muchos trabajadores ni estaban dados de alta en la Seguridad Social, ni se cumplían las ordenanzas laborales y, lo que es peor, es que el patrón –un prestamista, por cierto-, ni les pagaba lo que les correspondía o, a veces, directamente ni saldaba sus deudas. Así que Emilio volverá a confrontar con el patrón, cobrará lo que se le adeuda y será despedido. Pero a los pocos días se entera de que la policía ha ido preguntando por él al trabajo donde estaba su hijo Emilio, al que habían confundido con el padre. Estaba claro que la sombra de la BPS de Granada era alargada. Lógicamente, será despedido de esta empresa y de alguna otra porque ya empezaba a circular su nombre en las listas negras de Palmas de Mallorca.

Con 45.000 pesetas en el bolsillo, que es lo que habían ahorrado, tiene la mala fortuna de que en el viaje de vuelta alguien se los ha robado

Afortunadamente, no tenía por qué seguir en Palmas porque su hija y su yerno habían salido en libertad y la familia decide volverse a Granada el 20 de octubre de 1973. Con 45.000 pesetas en el bolsillo, que es lo que habían ahorrado, tiene la mala fortuna de que en el viaje de vuelta alguien se los ha robado. Así que llegaron a Granada más limpios que las esteras de un balneario. A perro flaco, todo son pulgas, como ya sabemos.

Del regreso a Granada a la muerte del dictador

Otra en la calle buscando trabajo y, de nuevo, a sufrir las puertas cerradas aunque, esporádicamente encontraba algo de más continuidad que, siendo generosos, eran cuatro o cinco meses seguidos como en Agroman, donde por primera vez se sintió a gusto. Pero se acaba el trabajo y volvía al paro. Eran nueve de familia, nada menos, y no podía perder ni un día de trabajo. Así que como no podía continuar con este trapicheo decidirá volver de nuevo a vender lotería.

Relación de detenidos y sancionados por los sucesos de La Curia. Uno de los detenidos y sancionados es su hijo Emilio Cervilla Ruiz. AHPCE, Nacionalidades y Regiones, Andalucía, Caja 82, carpeta ¼.

Los marearon hasta que un policía se los niega, tras un intenso interrogatorio, y después de decirles en su cara que no se los daban porque seguro que iban a Francia a instruirse políticamente en el PCE

Pero antes de ello, habrá que recoger otro episodio represivo hacia la familia de Emilio. En el verano de 1974 sus dos hijos, Angustias y Julián, habían encontrado un trabajo en la vendimia francesa por mediación de algunas amistades. Había que sacar el pasaporte y después de realizar todo el papeleo –largo y costoso- había que retirarlos de comisaría. Allí le dicen que están en el vertical y cuando van al vertical los envían, de nuevo, a comisaría y de allí de nuevo al vertical. Los marearon hasta que un policía se los niega, tras un intenso interrogatorio, y después de decirles en su cara que no se los daban porque seguro que iban a Francia a instruirse políticamente en el PCE. Se quedaron sin trabajo y sin el dinero que les costó el papeleo.

En esas circunstancias Emilio Cervilla había decidido volver a vender lotería, pero no era fácil porque para la venta de décimos había que invertir un dinero que él no tenía

En esas circunstancias Emilio Cervilla había decidido volver a vender lotería, pero no era fácil porque para la venta de décimos había que invertir un dinero que él no tenía. Tendrá que recurrir a un amigo suyo, Marcos Moreno, que pone a su disposición la mitad de su crédito. Recorrerá media Granada vendiendo lotería y en algunos pueblos probará, de nuevo, el sinsabor de la persecución, como en Dehesas Viejas, donde conocía a algunos camaradas que habían sido detenidos y encarcelados en la caída de 1961, como Alfredo Ferrán Titos –que seguía siendo el responsable político del PCE en ese pueblo- y Manuel Barea Gabilanes. Pronto será acosado por la Guardia Civil que sospecha que Emilio viene a organizar el partido, amenazándolo con detenerlo si seguía yendo al pueblo. Otro tanto le volvió a ocurrir en La Zubia o en Güéjar Sierra.

Pero eso quedaba todavía, como sabían todos, muy lejos. Ahora tocaba seguir batiéndose el cobre

Su vida era un calvario, pero menor en esos momentos que la agonía de Franco, que daba sus últimos pasos en la vida firmando penas de muerte. Para Cervilla, como para todos los antifranquistas, muerto el perro se acabó la rabia. Sin embargo, en aquellos momentos pocos como él apostaban por la ruptura democrática porque entre los franquistas reconvertidos a prisa y corriendo, la socialdemocracia con su papel tradicional de rueda de repuesto y la bendición de la iglesia, sumado todo ello al anticomunismo que se había alimentado durante décadas, hacía imposible que la correlación de fuerzas estuviera a favor de quienes, como él, más se habían sacrificado por una democracia más proclive a la defensa de los trabajadores. Por ello, la muerte del dictador habría nuevas esperanzas, pero había que seguir luchando por conquistar las libertades democráticas y, si era posible, el socialismo. Pero eso quedaba todavía, como sabían todos, muy lejos. Ahora tocaba seguir batiéndose el cobre.

Del Barranco del Sombrero a la legalización del Partido Comunista y al desencanto

Emilio Cervilla se mantendrá en la primera línea de batalla y volverá a ser detenido en varias ocasiones más antes de la legalización de su PCE en abril de 1977. Concretamente, será detenido y encarcelado, como hemos visto, en la caída de 54 militantes de CCOO en el Barranco del Sombrero cuando preparaban una huelga de la construcción para los últimos días de abril de 1976. Sancionado con 100.000 pesetas de multa –una de las de mayor cuantía- tendrá que pagarla con un mes de prisión. El 9 de diciembre de 1976 volverá a ser detenido cuando vendía Mundo Obrero, pero esta vez se lo lleva la Guardia Civil al famoso cuartel de Las Palmas donde permaneció las 72 horas de rigor. Finalmente, volverá a ser detenido marzo de 1977, junto a otros camaradas de su organización, en lo que se había denominado Semana del PCE, que fue una campaña nacional para forzar la legalización.

Octavilla aparecida en Atarfe la noche del 11 de diciembre de 1975, contra el paro. Archivo Histórico CCOO de Andalucía. Colección gráfica. 

Los militantes comunistas desplegaron un activismo incesante que se traducía, como en el caso de Emilio Cervilla, en la acumulación de muchas responsabilidades al mismo tiempo

Los militantes comunistas desplegaron un activismo incesante que se traducía, como en el caso de Emilio Cervilla, en la acumulación de muchas responsabilidades al mismo tiempo. Había que cubrir muchos frentes de batalla: ampliar la influencia del partido en las organizaciones sociales como en los sindicatos y en las asociaciones de vecinos, llevar la política del partido a los barrios y a los pueblos de la provincia y, al mismo tiempo, asistir a innumerables reuniones internas. De pronto, Cervilla se encontró con un cúmulo de responsabilidades entre 1976 y 1977 como ser el responsable político y de finanzas del Comité del PCE de su barrio, miembro del Comité Local del PCE de Granada y tesorero de la Asociación de Vecinos de la Barriada de la Paz. Y todo eso, claro, sin cobrar un duro.

Pegatinas del PCE, cedidas por el AHCCOO-A, Fondo Gráfico.

Tantos sufrimientos se vieron, de pronto, compensados el día 9 de abril de 1977 cuando el gobierno se ve forzado por las circunstancias políticas a legalizar el PCE

Tantos sufrimientos se vieron, de pronto, compensados el día 9 de abril de 1977 cuando el gobierno se ve forzado por las circunstancias políticas a legalizar el PCE. Sin embargo, Emilio recuerda que ese día estuvieron reunidos en la sede del partido organizando las acciones futuras y, aunque con la lógica alegría, no nadaron en champán. Al contrario, se dieron mítines en los barrios de la ciudad, se repartieron miles de claveles rojos en las calles céntricas de Granada y se dieron cientos de carnets. Para Emilio la legalidad ya la habían conquistado desde tiempo antes, desde el momento que la fuerza del PCE era imparable e imprescindible para certificar la democracia española. Pero, al mismo tiempo que celebran la legalización, aparecen los primeros nubarrones en el horizonte de muchos camaradas –sobre todo los más antiguos- por la forma y las renuncias que hubo que hacer para que fuese legalizado.

Aquí empieza para Cervilla una serie de decepciones que acabarían con divisiones internas y la formación de nuevos grupos políticos. Él seguía apostando por los cinco pilares que habían sostenido el PCE: la unidad, la disciplina, la crítica y autocrítica, el centralismo democrático y la vigilancia revolucionaria

La nueva imagen que Santiago Carrillo quería dar del PCE trastocará la idea que de la organización tenían militantes como Cervilla. Ese partido de nuevo tipo pasaba por cambiar, entre otras cuestiones, el funcionamiento de células –más propio de la clandestinidad- por el de Agrupaciones, más abiertas y menos selectivas. Aquí empieza para Cervilla una serie de decepciones que acabarían con divisiones internas y la formación de nuevos grupos políticos. Él seguía apostando por los cinco pilares que habían sostenido el PCE: la unidad, la disciplina, la crítica y autocrítica, el centralismo democrático y la vigilancia revolucionaria. Para él eran como “los mandamientos” y el rumbo que había iniciado la dirección no era, a su juicio, el más adecuado. Por ejemplo, dice que nada más legalizarse el partido se daban los carnets “igual que los bañadores en una piscina pública”. Sólo en su barrio, afirma, se dieron más de medio millar en poco tiempo.

Todo ese trasiego multiplicó el trabajo de los militantes, sobre todo los más veteranos, que tuvieron que afrontar las primeras elecciones generales de la democracia, de junio de 1977, con los único medios que contaban: el voluntarismo y la abnegación de sus militantes. Afortunadamente, lograron un 9,7 por 100 de los votos en la provincia y lograron sacar “por los pelos” a un diputado: Jaime Ballesteros. Un resultado que nos respondía a la lucha antifranquista que habían protagonizado unos y otros y que tuvo su traslado a nivel nacional con sólo 24 diputados. No siempre, dice Emilio, el que siembra recoge. Y otros, en cambio, que estuvieron de vacaciones mucho tiempo, llenaron el granero sin haber, si quiera, roturado el terreno.

Foto de Emilio Cervilla Alonso. Autor: JUAN FERRERAS

Emilio observará que ese nuevo partido donde empiezan a tener el protagonismo los “picos de oro”, pero poco disciplinados, o quienes pensaban que la revolución se hacía a la sombra de unas copas, le inquietarán cada vez más

Una decepción que se irá multiplicando en poco tiempo, sobre todo, con los preparativos y las asambleas previas para el I Congreso Regional del PCA. Emilio observará que ese nuevo partido donde empiezan a tener el protagonismo los “picos de oro”, pero poco disciplinados, o quienes pensaban que la revolución se hacía a la sombra de unas copas, le inquietarán cada vez más. Y, sobre todo, cuando queda desplazado en la votación de su barrio para elegir delegados para ese congreso regional. Allí saldrán elegidos Juan Verdejo, Diego Martínez, Cándido Capilla, Antonio Rueda y  Francisco Maldonado. La ausencia de Cervilla preocupó a la propia dirección provincial del partido y, pocos días más tarde, se presentarán en su propia casa responsables provinciales como Paco Portillo, Jaime Ballesteros, Jesús Algara y Cándido Capilla para comunicarle que el Comité Provincial había decidido, por unanimidad, de que fuera a esa asamblea provincial como delegado de honor. Nada le sirvieron sus argumentos de que no quería ser plato de segunda, pero asistió al mismo y saldrá elegido dentro de la delegación granadina de 40 representantes para el I Congreso Regional que se iba a celebrar en Sevilla pocos días más tarde.

Se quejará que, en algunas ocasiones, se prefiriera al intelectual sobre el obrero, aunque éste tuviera una larga hucha en el antifranquismo

Sus discrepancias irán, no obstante, en aumento bien por temas sustanciales como haber abandonado definitivamente el marxismo-leninismo, bien porque en determinadas ocasiones se optaba más por la línea de los picos de oro que por quienes tenían más trayectoria en la lucha. No en vano, y aunque Cervilla no se declara obrerista, considera que la misma composición del Comité Local (18 miembros, de los que 13 eran universitarios y tan sólo 5 obreros) mostraba una inclinación que no era la que le correspondía a un partido obrero. Se quejará que, en algunas ocasiones, se prefiriera al intelectual sobre el obrero, aunque éste tuviera una larga hucha en el antifranquismo. Seguirá, no obstante, militando y responsabilizándose de otras tareas, como cuando es elegido, en la Conferencia del PCE, que se celebra a finales de 1979, como miembro de la Comisión de Garantías y Control, junto a otro veterano, Manuel Martín Martín y un maestro.

La vida interna en el PCE será, para Emilio Cervilla, cada vez más difícil de digerir ideológicamente

La vida interna en el PCE será, para Emilio Cervilla, cada vez más difícil de digerir ideológicamente. Se va distanciando nítidamente y no podrá superar las distintas escisiones que se producen en los años siguientes que culminan con la creación del Partido de los Trabajadores de España del propio Carrillo y, posteriormente, con la creación del Partido Comunista de los Pueblos de España en enero de 1984, liderado por Ignacio Gallego Bezares (Siles, (Jaén), 1914). Al final, Emilio Cervilla se veía más identificado con este sector prosoviético y engrosaría su militancia en el mismo.

Cumplirá su sueño de conocer el país de la revolución de octubre donde permanecerá hasta el 31 de julio de 1985

Su enfermedad lo llevó a que su nuevo partido le hiciera las gestiones oportunas para que fuera operado del estómago en la URSS donde viaja el 29 de junio de 1985, con otros camaradas. Cumplirá su sueño de conocer el país de la revolución de octubre donde permanecerá hasta el 31 de julio de 1985. Las noches blancas de Leningrado, el Mausoleo de Lenin, el Kremlin, el metro de Moscú, el Palacio de Invierno y alguna excursión por Crimea o Sebastopol, colmaron definitivamente sus sueños.

Recorte de prensa de octubre de 2002 en Diario Ideal, buscando a Emilio Cervilla.
Luego siguió en la brecha, pero ya con pérdidas de memoria y con medicación para el corazón y un viernes por la tarde del 2 de septiembre de 2002 desapareció después que fuera a tomar un café frente a su casa. Todos los intentos por encontrarlo fueron vanos. Al menos este artículo, como homenaje, debe servir para que nunca sea olvidado su ejemplo para las generaciones futuras. Emilio fue uno más de esos militantes antifranquistas olvidados por la democracia, que no por quienes se dejaron la vida en las trincheras de las libertades.

Bibliografía:

  • CERVILLA ALONSO, Emilio, ¿Por qué soy  comunista?, autobiografía inédita, copia en AHCCOO-A.
  • MARTÍNEZ FORONDA,  Alfonso (coord.): La conquista de la libertad. (Historia de CC.OO. de Andalucía, 1962-2000). Fundación de Estudios Sindicales. AHCCOO-A, Puerto Real, 2005.
  • MARTÍNEZ FORONDA,  Alfonso: La lucha del movimiento obrero en Granada por las libertades y la democracia. Pepe Cid y Paco Portillo: dos líderes, dos puentes. Fundación de Estudios y Cooperación de CCOO-A, Granada, 2012.
  • MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso:  De La dictadura franquista a la legalización del sindicato. Fundación de Estudios Sindicales, Sevilla, 2012.
  • MARTÍNEZ FORONDA,  AlfonsoSÁNCHEZ RODRIGO Pedro y BAENA LUQUE, Eloísa: La resistencia andaluza ante el Tribunal de Orden Público en Andalucía (1963-1976). Fundación de Estudios Sindicales. Archivo Histórico de CC.OO.-A y Junta de Andalucía. Córdoba, 2014.
  • MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso: Diccionario de la represión sobre las mujeres en Granada (1936-1950). Fundación de Estudios Sindicales AHCCOO-A y Diputación Provincial de Granada. Granada, 2016.
  • Archivo Histórico Nacional, fondos Contemporáneos, Dirección General de la Policía, Exp. 53102, número 6644/XIV, de 13 de junio de 1961.

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Alfonso Martínez Foronda es licenciado en Filosofía y Letras, profesor de Secundaria e históricamente vinculado al sindicato CCOO, en el que ocupó distintas responsabilidades, como investigador ha profundizado en el movimiento obrero y estudiantil.

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