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Artículo de opinión

'José Gibert 15 años después'

Cultura - Luis Gibert Beotas - Sábado, 8 de Octubre de 2022
El profesor Luis Gibert Beotas, hijo del paleontólogo José Gibert, recuerda a su padre en este artículo en el que vuelve a revindicar el significado de sus descubrimientos en Orce para avanzar en el conocimiento de la llegada del hombre a Europa.
José Gibert.
Fotos cedidas por Luis Gibert
José Gibert.

Ayer 7 de octubre se cumplieron 15 años de la muerte de mi padre. Murió después de terminar la campaña de excavaciones en Cueva Victoria (Murcia), donde siempre fue muy bien acogido por instituciones políticas y académicas. Según me contaba, trabajar en Cueva Victoria le servía para recuperarse de todos los problemas que tenía en Orce.

Aquel fatídico octubre del año 2007 llevaba tres años pendiente de la resolución de un contencioso administrativo, tres años acusado de expoliador y de destruir un yacimiento con maquinaria pesada, acusaciones falsas que le supusieron un enorme coste económico y emocional y por las cuales nadie ha pedido todavía perdón.

José Gibert. Foto cedida por Luis Gibert

"Dejando aparte las miserias humanas, que a veces hay que recordar, reconforta recordar todo lo que ha aportado Orce al conocimiento de la llegada del Hombre a Europa"

Dejando aparte las miserias humanas, que a veces hay que recordar, me reconforta recordar todo lo que ha aportado Orce al conocimiento de la llegada del Hombre a Europa. Sin duda, la mayor contribución fue romper el paradigma de la llamada “Short Chronology”, defendida hasta mediados de los años 90, donde se negaba la presencia humana en Europa con anterioridad a los 700.000 años. Orce abrió un escenario distinto, con multitud de evidencias en varios yacimientos, de presencia de humanidad muy anterior al millón de años.

La segunda gran aportación fue el planteamiento de rutas migratorias de África a Europa directamente a través de Gibraltar. Esto se podía defender por la presencia de algunas especies africanas en el Pleistoceno del Sur de la península, junto a las evidencias de humanidad más antiguas en el Mediterráneo europeo, próximas a yacimientos en el norte de África.

Por otro lado, la polémica suscitada en torno al cráneo de Orce, ha servido para conocer mucho mejor la variabilidad en el endocráneo humano, gracias sobre todo a los estudios del Dr. Domingo Campillo, conocido neurocirujano y paleopatólogo que dedicó a este fósil parte de su carrera y un libro.

"Quizás la aportación a la paleontología más relevante es el desarrollo en la Universidad de Granada de técnicas pioneras en Europa para la identificación de proteínas fósiles en los huesos de Venta Micena"

Finalmente, y quizás la aportación a la paleontología más relevante, es el desarrollo en la Universidad de Granada de técnicas pioneras en Europa para la identificación de proteínas fósiles en los huesos de Venta Micena. Este trabajo superó a la anatomía y demostró, hace más de 25 años, que, sin lugar a dudas, que el cráneo de Orce y un húmero que le acompaña eran humanos. Fue un trabajo impecable que recibió reconocimiento internacional, por parte del Dr. Jerold Lowenstein, pionero a nivel mundial, y del Dr. Phillip V. Tobias, nominado al premio Nobel. Sin embargo, esta investigación fue ignorada o banalizada por muchos en España, donde algunos todavía se atreven a cuestionar la humanidad de VM-0 en contra de las evidencias proteómicas.

"Hay que recordar que, en Granada, durante el siglo XX se hacía paleontología del siglo XXI. Hay que recordarlo especialmente ahora, que se acaba de conceder el premio Nobel al Dr. Svante Pääboun, científico sueco que ha desarrollado técnicas para secuenciar ADN en fósiles humanos"

Hay que recordar que, en Granada, durante el siglo XX se hacía paleontología del siglo XXI. Hay que recordarlo especialmente ahora, que se acaba de conceder el premio Nobel al Dr. Svante Pääboun, científico sueco que ha desarrollado técnicas para secuenciar ADN en fósiles humanos. Me pregunto, ¿hasta dónde habría llegado el grupo del Dr. Enrique García Olivares si durante los últimos 25 años hubiese tenido el apoyo necesario para seguir desarrollando su pionera línea de investigación? Es difícil de saber, pero sin duda él y su colaboradora Dra. Concha Borja, y otros que le acompañaban habrían llegado muy lejos, porque llevaban 25 años de ventaja.           

Creo que queda mucho por hacer en Orce, pero si tuviese que priorizar, lo primero que haría sería cambiar el discurso por uno más completo y objetivo, poniendo en valor datos arqueológicos y paleontológicos olvidados que avalan la presencia humana en el corte-3 de Venta Micena y por supuesto retomaría la excavación en ese sitio después de casi 30 años de abandono.

En segundo lugar, dotaría con los medios necesarios al equipo del Dr. Enrique García Olivares para avanzar desde la UG con las nuevas técnicas de paleoproteómica disponibles y resolver una de las preguntas más importantes que nos hacemos, ¿qué tipo humano llegó a Orce hace más de un millón de años?

Un equipo extremadamente coherente, recientemente reconocido en un volumen especial sobre Paleontología del Siglo XXI en la revista Biology, merece la oportunidad de volver a liderar la paleoproteómica en Europa. Sin duda, este sería uno de los mejores legados de Orce para la ciencia y para Granada y también daría un poco de sentido a la historia de Orce.

Luis Gibert Beotas, profesor de la Universidad de Barcelona