Capítulo XXVII: Manuel Sánchez Díaz, 'El rubio de la Virgencica'
El niño yuntero. Miguel Hernández
Manuel Sánchez Díaz,[1] conocido más tarde como “el rubio de la Virgencica” o “Manolillo Sánchez”, nace a comienzos de la década de los 50 en el seno de una familia humilde en Güejar Sierra, en donde vivirá hasta los 9 años. Entre sus recuerdos de la infancia nos cuenta cómo su padre, jornalero, trabajaba de sol a sol, a pesar de lo cual el cacique local para el que solía echar los jornales siempre le escatimaba el salario, pagándole con retraso y después de mucho rogarle:
Ante la difícil situación económica que vive la familia, a los seis años decidirán enviarle interno a un colegio de Auxilio Social en Granada, unos meses que quedarán grabados en su retina como “terribles”, formados en el patio para el izado de bandera y cantando el Cara al Sol, o rezando el Rosario, siendo víctima de malos tratos al no entrar dentro de los parámetros que se le exigían a los niños que estaban allí internados y pasando frío. Era el colegio Bermúdez de Castro, en la cuesta del Chapiz. Fueron muchas las bofetadas que recibiría por no aprenderse el himno de la Falange y no menos las noches que se quedaría sin cenar por no saber, ni querer, rezar el Rosario, debido a la cruel forma en la que era tratado.
Al volver al pueblo en sus primeras vacaciones de verano hicieron que tuviera claro que no quería volver al colegio. Aunque su padre se empeñaba en que debía ir, ya que no tenía recursos prácticamente ni para alimentar a la familia, acabaron enviándolo al “cortijo de las monjas”, en la zona del Tocón, donde trabajaría guardando marranos hasta los 9 años. Después estaría otro tiempo en otro cortijo de un amigo de su padre, también guardando ganado, trabajos que le aseguraban al menos, comer un par de veces al día.
Con unos 10 años un familiar de Granada habló con los dueños de la “Piscina Granada” para que pudiera quedarse trabajando allí. Estuvo unos dos años trabajando, limpiando… sólo por la comida, “no me pagaban nada”
Con unos 10 años un familiar de Granada habló con los dueños de la “Piscina Granada” para que pudiera quedarse trabajando allí. Estuvo unos dos años trabajando, limpiando… sólo por la comida, “no me pagaban nada”.
En 1963 con 13 años, la familia de Manuel se traslada a Granada a vivir en una cueva, en la que se instalaron, mientras él sigue trabajando en la piscina. Un año complejo, ya que se producen importantes inundaciones en Granada llegando a producirse víctimas mortales debido a las lluvias torrenciales[3], teniendo que desalojarse las cuevas, llevando a las familias que residían allí a unos albergues provisionales que se hicieron al efecto en la Iglesia de San Miguel Bajo. Se dividieron con lonas las habitaciones. A principios de 1964 los llevarían a “la Virgencica”, alojándolos en unos albergues provisionales y casas prefabricadas, pues aún el barrio estaba sin edificar. Granada se encontraba rodeada de suburbios en situaciones de salubridad lamentables.
A pesar de las dificultades la familia enfrenta el nuevo momento con optimismo, ya que su padre y su hermano empiezan a trabajar en la construcción, lo que permitió que pudieran empezar a vivir algo mejor, dejando Manuel la piscina y sumándose al trabajo de la construcción con apenas 14 años. Un trabajo en el que conocerá a chicos de su edad con los que trabará una importante amistad, Agustín -hijo de Juan Verdejo- y Emilio -hijo de Emilio Cervilla-[5].
Empezaría trabajando como aprendiz de ferralla, Juan Verdejo era el capataz de la obra en la que él trabajaba. Ahí es cuando empezará a despertar su conciencia como trabajador, participando en su primera huelga.
Con Agustín y Emilio, en los corrillos y huecos en el trabajo hablábamos de muchas cosas, escuchando hablar por primera vez de “La Pirenaica”, lo que despierta gran interés en el joven muchacho, que en esos momentos era prácticamente analfabeto. Un día quedan en casa de Agustín, que tenía una radio potente, para escuchar Radio Independiente de España, por primera vez, lo que acabaría convirtiéndose en una costumbre que compartiría con Emilio y Agustín, y a la que acabarían sumándose otros amigos como “Pepe el Tuercas”. En sus tertulias comienzan a tratar temas políticos, a discutir sobre las detenciones que se están produciendo, y que acaban llegando a su entorno más cercano con las detenciones de Juan Verdejo y Emilio Cervilla, los padres de sus amigos, los cuales ya conocían las cárceles franquistas desde hacía tiempo.
Recuerda Manuel que Emilio Cervilla le prestó “El camarero”, un libro que le gustó mucho. Empezaba a leer con mucha dificultad, pero avanzando poco a poco. Y es justamente en esos momentos cuando empiezan a hablar del “Partido” por primera vez
Recuerda Manuel que Emilio Cervilla le prestó “El camarero”, un libro que le gustó mucho. Empezaba a leer con mucha dificultad, pero avanzando poco a poco. Y es justamente en esos momentos cuando empiezan a hablar del “Partido” por primera vez. Manuel vive en un espacio social nuevo, diferente al familiar que se insertaba en la cultura católica tradicional del momento, lo que le produce algunos choques con su padre. La presencia de “Encarnita”, Encarna Cervilla, supone en el grupo de chicos un empujón a su conciencia política, ya que es unos años mayor y se percibe con claridad su incipiente educación en el marco de la organización comunista, con la que acabaría viajando a la República Democrática de Alemania para su formación como cuadro de la misma a finales de los años 60.
Crecen en el granadino barrio de “la Virgencica”, un barrio muy humilde donde van llegando familias de toda la provincia, personas sencillas, trabajadoras… que enfrentan los cambios de una España que se encontraba en un proceso de profunda transformación económica y social
Crecen en el granadino barrio de “la Virgencica”, un barrio muy humilde donde van llegando familias de toda la provincia, personas sencillas, trabajadoras… que enfrentan los cambios de una España que se encontraba en un proceso de profunda transformación económica y social, donde el “éxodo rural” hace que la capital granadina crezca desmesurada y desorganizadamente, con importantes carencias de infraestructuras y salubridad en los barrios obreros. Allí ejerce su labor pastoral el sacerdote Antonio Quitián, al que podríamos denominar como un “cura obrero”, implicado en el barrio y con sus gentes desde la óptica de esa parte de la Iglesia Católica que defiende una “doctrina social” al lado de las personas más humildes, muy alejada de la política de las jerarquías rectoras. Aprovechando unas jornadas o “misiones” que se organizan en el barrio con unos frailes venidos de fuera, se conforma en la casa parroquial un club cultural en el que comienzan a reunirse los jóvenes del barrio. No había muchos sitios donde ir, y el club ofrecía un poco de diversión y se convirtió en un espacio de encuentro con gente de su edad, al que también asiste “el Tuercas”, Emilio y Agustín.
En estos momentos es cuando Manuel Sánchez, “Manolillo”, entra en contacto con Pepe Carmona del Comité Provincial del PCE, conocería también a “el tío del maletín”, Paco Portillo, que en 1963 había vuelto de la emigración para hacerse cargo de la dirección del Partido y su reorganización tras la caída de comienzos de la década.
A partir de ese momento el pequeño grupo de jóvenes comunistas se incorpora al Club Cultural, donde llega, Paco Lara Palma, algo mayor que ellos y que participará también. Es un joven apunto de tomar los hábitos jesuitas, pero que necesita un compás de espera para reflexionar. Son charlas y debates apasionantes donde desde diferentes perspectivas todos aprenden. En estos momentos comienzan a participar también como trabajadores de la construcción que son, en las reuniones de CC.OO. en el pantano de Cubillas. Cuando se decide constituir las CC.OO juveniles, siguiendo las consignas del Partido, son convocados por Pepe Carmona, que junto con Martín el de Maracena y alguno más nos animan a la constitución del colectivo juvenil del sindicato.
Entre idas y venidas entran en contacto con jóvenes estudiantes de la Universidad de Granada como Antonio Cruz, Javier Terrientes, Jesús Carreño… Estos se encargarán de la elaboración de la propaganda en la Facultad de Filosofía y Letras, entrando en contacto también con Joaquín Bosque
Entre idas y venidas entran en contacto con jóvenes estudiantes de la Universidad de Granada como Antonio Cruz, Javier Terrientes, Jesús Carreño… Estos se encargarán de la elaboración de la propaganda en la Facultad de Filosofía y Letras, entrando en contacto también con Joaquín Bosque. Cuando se celebra la primera asamblea de CC.OO. juveniles ya tenían contacto con otras células de jóvenes comunistas en Albolote, con Emilio de Gracia de Peligros, con “el Cordobés” -Santiago González- y otros como “El lojilla”, Jose Manuel, Maria Ángeles Linares, Manuel Linares… Había un grupo grande, incorporándose algo más tarde Nati Bullejos… Entre estudiantes y jóvenes obreros habría unas 260 personas.
A partir de ahí empieza la actividad política con mucha más intensidad. La consigna era la de crear “comandos”, grupos de agitación y propaganda
Las reuniones se convocan en “La canterilla”, debajo de la Ermita de los tres Juanes, en el término municipal de Atarfe, una zona donde se podía acceder desde diferentes sitios, se podía vigilar bien… De Atarfe participa Paco Hoces y un nutrido grupo de jóvenes. Se creará una comisión coordinadora que encabeza el propio Manuel, con el visto bueno de Eduardo Saborido, con el que se reúnen en Sevilla, Antonio el Poleo y el propio Manuel. Se realiza un intenso trabajo en institutos y lugares frecuentados por la gente más joven. Se constituye otro club cultural en el Albaicín con ayuda de algunos curas del Ave María que facilitan los locales para las reuniones. En esta línea Albolote, Atarfe y Maracena serán los espacios más dinámicos. También destacarán Peligros y Pinos Puente, donde estaba Pepe Guardia, que ya había pasado por la cárcel en aquellos momentos, era un cuadro excepcional pero estaba “quemado”, como se decía en el argot del momento, no podía participar demasiado al estar vigilado.
A partir de ahí empieza la actividad política con mucha más intensidad. La consigna era la de crear “comandos”, grupos de agitación y propaganda. Estos los conformaban diez o doce jóvenes, que en acciones programadas lanzan propaganda y gritan consignas tipo “Amnistía, Libertad”, “Franco asesino”…
Manuel recuerda de estos momentos una anécdota en la que con un camarada van a realizar una pintada en el Zaidín, cerca de la Plaza de las Palomas, donde había una comisaría de policía. Se acercan a la zona en moto, con la lata de pintura y la brocha, mientras el primero vigila con la moto, Manuel pinta en un muro “Franco asesino. Amnistía”, con la mala suerte de que aparece una patrulla de policía, al ver aparecer a esta el motorista sale despavorido, aunque a los pocos metros da la vuelta al percatarse de que había abandonado a Manuel, al cual recoge y huyen, esta vez sin consecuencias.
Las reuniones de célula de las juventudes se solían hacer cada 15 días, para leer, estudiar algún documento de Mundo Obrero… en las reuniones de la coordinadora de CC.OO se discutían temas laborales concretos, de alguna empresa, si había condiciones para hacer alguna “acción”…
Las reuniones de célula de las juventudes se solían hacer cada 15 días, para leer, estudiar algún documento de Mundo Obrero… en las reuniones de la coordinadora de CC.OO se discutían temas laborales concretos, de alguna empresa, si había condiciones para hacer alguna “acción”… En el espacio de Comisiones participaban los estudiantes, “…eso que entonces denominábamos la alianza de la fuerza del trabajo y la cultura…”, un espacio interesante en el que los estudiantes formados en la “teoría” marxista, y los jóvenes obreros formados en la “praxis”, se unían para intercambiar opiniones, debatir y proponer acciones. Eran tiempos muy difíciles y la comunicación con el Partido no siempre era fácil, había que tomar decisiones sin un contacto orgánico directo. En las reuniones del sindicato conocerá a Juan Gálvez, un albañil, un dirigente obrero con una gran oratoria y capacidad de convicción.
En marzo de 1970, en plena Semana Santa, se prepara una acción. Se redacta la octavilla en la cafetería de la Facultad de Filosofía y Letras, preparándose su lanzamiento para el Jueves Santo...
En marzo de 1970, en plena Semana Santa, se prepara una acción. Se redacta la octavilla en la cafetería de la Facultad de Filosofía y Letras, preparándose su lanzamiento para el Jueves Santo, día especialmente señalado desde la visión cristiana para la “fraternidad”, por lo que se pretende que la población granadina fuera consciente de la terrible situación que muchas familias vivían por el encarcelamiento de alguno de sus miembros. A la cabeza del comando está Manuel Sánchez, que ante la lluvia que está cayendo cuando se va a realizar la acción, propone repartirlas en mano para que no se perdieran al estar el suelo mojado. Reunidos en Bib-Rambla siguen adelante con el plan, nadie da un paso atrás. Se dividen en dos grupos que van repartiendo la octavilla por las calles del centro. Hasta el final se quedaron Pepe –“el Tuercas”-, “Antoñillo” de Maracena, “Manolillo” y alguno más. Se dirigen a la calle Cárcel Baja a terminar de repartir las que les quedaban, cuando se percatan de que son seguidos por la policía:
Todo esto acaba provocando la caída de camaradas de Maracena como Miguel Ángel, el Lojilla… y alguno más.
Algún tiempo más tarde, en el Comité Provincial Jesús Carreño cuestionará esta forma de actuar, por lo atrevido de la acción, teniendo que reconocer Manuel Sánchez que efectivamente era así, aunque para él era crucial despertar la conciencia de la gente, había que cambiar y si no había una mayoría que realmente fuera consciente, sería complejo, por lo que había que exponerse
Algún tiempo más tarde, en el Comité Provincial Jesús Carreño cuestionará esta forma de actuar, por lo atrevido de la acción, teniendo que reconocer Manuel Sánchez que efectivamente era así, aunque para él era crucial despertar la conciencia de la gente, había que cambiar y si no había una mayoría que realmente fuera consciente, sería complejo, por lo que había que exponerse.
En enero de 1970 había sido el juicio de Encarna Cervilla en el Tribunal de Orden Público (TOP). La familia de Encarna y de Emilio, era una familia muy grande, y en una situación económica muy difícil. Emilio Cervilla -el padre- era lotero, y con eso difícilmente llegaban a final de mes. No tenían dinero para ir todos al juicio a Madrid para acompañar a Encarna, a pesar de lo cual Emilio compra el billete a Manuel para que pudiera ir a verla y apoyarla. Un juicio que se produjo como consecuencia de la caída de más de 40 militantes que habían participado en una escuela de formación del PCE celebrada en Alemania Oriental. En Madrid se aloja en casa de un camarada que conocía Emilio, Andrés López de las Heras, en Useras, un camarada de la etapa de la República cuya hija también estaba enjuiciada; mientras que él fue a casa de Julián Vázquez, sastre de profesión y miembro del Comité Central del PCE, que vivía en la calle Huertas y al que conocía de su paso por la cárcel de Cáceres.
La misma noche del Jueves Santo de 1970, cuando Manuel conoce la caída de los camaradas, va a casa de su familia a sacar todos los papeles que tenía allí, una vietnamita…
La misma noche del Jueves Santo de 1970, cuando Manuel conoce la caída de los camaradas, va a casa de su familia a sacar todos los papeles que tenía allí, una vietnamita… Esa noche dormiría en casa de un amigo. Al día siguiente marcha a Pinos Puente en busca de Pepe Guardia, encontrándose por el camino con Pepe Cid de Maracena. Pepe Guardia, que tenía el apodo de “Carlillos”, le buscará un alojamiento seguro. Consigue enlazar con Antonio Valdivia y Manolo López, ambos de Iznalloz y miembros de la dirección del PCE, que iban a Sevilla a una asamblea de CC.OO del campo y marcha con ellos. De Sevilla en tren a Madrid:
En Madrid, ya integrado en la vida del “Partido” fue detenido en tres ocasiones. La situación era muy compleja y en algunos momentos había delaciones, infiltrados… una situación muy difícil
En Madrid, ya integrado en la vida del “Partido” fue detenido en tres ocasiones. La situación era muy compleja y en algunos momentos había delaciones, infiltrados… una situación muy difícil. El 13 de julio del 70 es detenido en una convocatoria de Huelga General realizada por CC.OO, donde colaboraba con Arcadio González, con Tranquilino Sánchez, Natalio Vargas, Fco García Sale, el cura Paco… en la coordinadora de construcción. Cuando le interrogaron sólo preguntan por temas de la huelga, ya que no encontraron vinculación con los hechos de Granada. En septiembre es detenido nuevamente en la Plaza de España con Tranquilino Sánchez. Tras los interrogatorios le aplicaron la Ley de Peligrosidad Social, multándole con 10.000 pesetas, que al final paga con 10 días de cárcel en Carabanchel. La tercera vez será detenido en las movilizaciones por los juicios de Burgos, por su participación en el encierro de la Ermita del Niño del Remedio, en la calle Arenal, detrás de la DGS. Son unas 300 las personas detenidas, entre las que estaba Vicenta Camacho.
Estaban retenidos en los sótanos de la DGS, cuando bajó un jefe de la Político Social llevando una ficha, y al comenzar los interrogatorios Manuel se mantiene en su declaración de que no sabía nada, que venía de trabajar… pero esta vez ya es identificado y “…lo primero que recibí fue un hostión…”
Estaban retenidos en los sótanos de la DGS, cuando bajó un jefe de la Político Social llevando una ficha, y al comenzar los interrogatorios Manuel se mantiene en su declaración de que no sabía nada, que venía de trabajar… pero esta vez ya es identificado y “…lo primero que recibí fue un hostión…”. Al no ser registrado inmediatamente puede darle a Vicenta Camacho una foto que lleva de Dolores y una lista de teléfonos de sus contactos más directos, las cuales ella oculta en su ropa interior.
Tres días en los calabozos y después nuevamente a la cárcel de Carabanchel. El paso por los calabozos tiene como consecuencia su sometimiento a las prácticas de tortura habituales de la político-social:
En los interrogatorios le preguntaran por los hechos de Granada, pero el negará en todo momento ser “Manolillo”, ni “el rubio de la Virgencica”… no podrán doblegarle. Los de la político-social no tenían escrúpulos. Recuerda de aquellos momentos a un policía armada que siempre le decía:
Será procesado por el Tribunal de Orden Público (TOP)[6], pidiendo el fiscal 4 años de cárcel, por “pertenencia a organización clandestina en calidad de dirigente, propaganda subversiva…” finalmente se rebajó la condena a 14 meses, con una fianza de. 25.000 pesetas. Aunque saldría a la calle poco tiempo después debido a un indulto que servía de humo al caso de corrupción de Matesa.
En la cárcel había un Comité del Partido y otro de Comuna. Estaba en la tercera galería, mientras que los dirigentes estaban en la 6ª, como Marcelino, Sartorius, Julián, Francisco Romero Marín, Julio Gallego… en otras galerías estaba Gerardo Iglesias, los hermanos Gallardo -rotulistas canarios-…
En la cárcel había un Comité del Partido y otro de Comuna. Estaba en la tercera galería, mientras que los dirigentes estaban en la 6ª, como Marcelino, Sartorius, Julián, Francisco Romero Marín, Julio Gallego… en otras galerías estaba Gerardo Iglesias, los hermanos Gallardo -rotulistas canarios-… El Comité organizaba las actividades de lectura, reuniones de formación, teníamos una biblioteca… en aquellos meses gracias a la formación aprende a escribir bien y sin faltas de ortografía, participando en la copia de materiales que les llegan para ser enviados a otras cárceles, los cuales consiguen gracias a un funcionario de prisiones que colabora con ellos. Dentro de la organización carcelaria del Partido él será el encargado de recibir a los presos políticos nuevos, a lo que facilita lo que pudieran necesitar de los materiales que íbamos recopilando -mantas, ropa…-.
Le tocaría recibir en una de esas llegadas a su paisano Pepe Guardia, procedente de los calabozos del cuartel de El Goloso, donde lo encarcelaron haciendo la mili debido a una sentencia anterior. “Carlillos” era de complexión delgada -recuerda Manuel- pero le impactará su llegada, ya que después de haber pasado 7 meses en los calabozos militares su estado era lamentable, “no lo conocía”.
Había dos comunas diferenciadas en Carabanchel, una formada por los presos de CC.OO y el PCE, y otra con los del FRAP, PCML, ETA… Había mucho debate, formación… En algunas ocasiones las relaciones no eran buenas y se confrontaba entre presos políticos de diferentes tendencias.
De aquellos meses recuerda su paso por la celda de castigo 30 días, una celda sin nada, ni agua, ni lugar donde sentarse, ni para dormir, ni nada… En aquellos días tendrá la suerte de que el responsable de las celdas de castigo, un preso común, le pasara libros para leer y poder hacer que pasara el tiempo
De aquellos meses recuerda su paso por la celda de castigo 30 días, una celda sin nada, ni agua, ni lugar donde sentarse, ni para dormir, ni nada… En aquellos días tendrá la suerte de que el responsable de las celdas de castigo, un preso común, le pasara libros para leer y poder hacer que pasara el tiempo.
Al salir de la cárcel en el Metro tendrá un encuentro casual con Pedro Limiñana, Antonio Cruz, Miguel Aceytuno y Fernando Sena que habían ido a una entrevista. Antonio los presenta pues no se conocían. Su intención era la de quedarse en Madrid, pero le piden que vuelva a Granada, ante la difícil situación que se vive debido a la caída de la dirección del Partido.
En Granada se conforma el nuevo Comité Provincial con Martín, Mateo, Antonio Cruz, Pepe Guardia, Manuel López (el calabazas)… y la participación del propio Manuel Sánchez que se hará cargo de la responsabilidad de organización. Junto con Pepe Guardia se reparten la provincia y van visitando a los militantes, intentando captar nuevos apoyos para la organización en las zonas donde no había presencia del Partido. Manuel solía acudir a Escúzar y Ácula, parando siempre a tomar café en La Malahá con el Mundo Obrero debajo del brazo, hasta que consegue enlazar con alguna gente, conformándose más tarde un pequeño grupo que da lugar a un fuerte colectivo que nutrirá de cuadros al Partido y a CC.OO. Cuando Paco Portillo se reincorporó a la dirección nuevamente tras su paso por la cárcel, llegarán también Javier Terrientes -que venía del FRAP- con su pareja, Rosa Felix-, Candido Capilla, Bienvenido de Motril… la organización continúa un proceso de crecimiento que con el trabajo de los abogados laboralistas de CC.OO ayuda a su fortalecimiento. Juan Gálvez, que había llevado todo el peso de la Huelga del 70 en la calle, se reincorpora también al Comité.
En Granada el VIII Congreso del PCE (1972) supondría la confrontación con “los Aceytunos”, del colectivo de abogados laboralistas
En Granada el VIII Congreso del PCE (1972) supondría la confrontación con “los Aceytunos”, del colectivo de abogados laboralistas.
En 1975 el Partido decide enviar a Manuel Sánchez a la Escuela de Rumanía. Un espacio de formación del PCE creado para preparar a sus cuadros en el interior. Una parte importante del tiempo se dedica a las clases y el estudio. Son unos momentos cruciales donde se vive la euforia de la Revolución de los Claveles en Portugal, acaecida un año antes. La muerte de Franco les sorprenderá en Rumanía. Formación general, formación económica, formación en Historia -Roberto Carrillo, el hermano de Santiago-, en Filosofía con Damián Pretel que era el director de la Escuela. Recuerda que había también un profesor que había sido guerrillero en Rusia durante la Segunda Guerra Mundial. Clases en las que se debatía, intercambiaban ideas. Había igualmente preparación militar, conocimiento del armento… 6 meses de duración que ayudaban a la conformación de cuadros sólidos. Las visitas de los máximos dirigentes del Partido como Santiago Carrillo, Ignacio Gallego, Dolores… era un importante acicate. En aquellos días Manuel tendrá la experiencia de trabajar para “La Pirenaica”, revisando las cartas que se recibían desde España, lógicamente sin abandonar la férrea disciplina de estudio que le exigía la Escuela.
A su vuelta a Granada se reincorpora al Comité Provincial, aunque sin responsabilidad, en el espacio de movimiento obrero con Juan Gálvez, Jesús Carreño, Joaquín Gallego… participará como representante del Partido a la coordinadora de CC.OO.
Manuel recuerda una asamblea del Partido en Vélez de Benaudalla, aún sin estar legalizados, a la que asiste con Manuel Chacón en representación de la dirección provincial. Allí el contacto es Antonio “el Seco”. La afluencia de gente fue muy importante, lo que provocará la visita de la Guardia Civil que intenta disolver la misma, a lo que se niegan. Al finalizar el acto tienen que identificarse en el cuartel de la localidad, concentrándose una multitud de gente en la puerta esperando a que salieran. La Guardia Civil no sabe muy bien que hacer, y prefiere dejarlos ir, son los momentos finales de la dictadura y nadie quiere complicarse en exceso.
Hay un nuevo marco político con la legalización de 1977, ya que:
Manuel Sánchez seguirá con una activa militancia en el Partido, pero los cambios que trae la legalización producen una ruptura interna de gran calado. La propuesta de abandonar el Leninismo, que defienden en Granada Fernando Soto (Secretario General del PCA) y Damián Pretel supone un duro golpe, y también el alejamiento de las posturas de la dirección.
Se suceden las rupturas, destacando las de Ignacio Gallego con el PCPE y la durísima provocada por Santiago Carrillo. Son momentos de gran frustración. Manuel afirma que desde el Frente Leninista, colectivo en el que él participará, buscaban volver a un espacio unitario, no tenía sentido que después de tanta lucha el proyecto común se rompiera. Pero no fue posible y se consumó una ruptura realmente dramática.
Hoy “Manolillo Sanchez”, “el rubio de la Virgencica” milita en el PCE, su partido de siempre, junto con Ana, su compañera y camarada, pues también es militante comunista. Incombustible, siempre lo encontrarás en los actos de recuerdo y homenaje a los presos de la cárcel de Granada, en el acto que reivindica a los albañiles asesinados en la Huelga de la Construcción, en La Pecera -la caseta del PCE en la feria granadina-, en las Fiestas del Partido en Madrid, Córdoba, en las concentraciones de apoyo a Cuba, en mil y un lugares, siempre del lado de la clase obrera, en sus reivindicaciones y en su lucha… Es un orgullo tenerte a nuestro lado camarada y poder seguir aprendiendo de ti cada día.
Fuentes archivísticas:
- Archivo familiar de “Paco la Mora”
- Archivo Histórico Municipal de Granada
- Archivo núcleo PCA Albolote
- Archivo Asociación Granadina Verdad Justicia y Reparación
- Hemeroteca virtual de Andalucía
Fuentes hemerográficas:
- Revista Granada Gráfica
Bibliografía:
- MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso, La lucha del movimiento obrero en Granada. Por las libertades y la democracia. Pepe Cid y Paco Portillo: dos líderes, dos puentes, Granada, Fundación de Estudios Sindicales de CC.OO, 2012
- MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso, SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro y BAENA LUQUE, Eloisa, La resistencia andaluza ante el Tribunal de Orden Público en Andalucía (1963-1976), Córdoba, Fundación de Estudios Sindicales de CC.OO., 2014
Testimonios:
- Manuel Sánchez Díaz, entrevista realizada en 2014.
Citas bibliográficas:
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[1] Este artículo se basa en la entrevista realizada a Manuel Sánchez Díaz en 2014 por la Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación.
[2] A pesar del transcurso de los años y su conversión en Centro de Menores, sigue llevando el nombre del aviador golpista, Narciso Bermúdez de Castro, que le dio originariamente nombre. Algo incomprensible, pero que desgraciadamente es la tónica de nuestro país por muchas leyes de memoria que se aprueben.
[3] Granada Gráfica, Año XII, núm.80, septiembre 1963, p.39
[4] MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso, La lucha del movimiento obrero en Granada. Por las libertades y la democracia. Pepe Cid y Paco Portillo: dos líderes, dos puentes, Granada, Fundación de Estudios Sindicales de CC.OO, 2012, p.138
[5] Juan Verdejo y Emilio Cervilla son destacados militantes del PCE en Granada
[6] Destacar el minucioso trabajo realizado por MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso, SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro y BAENA LUQUE, Eloisa, La resistencia andaluza ante el Tribunal de Orden Público en Andalucía (1963-1976), Córdoba, Fundación de Estudios Sindicales de CC.OO., 2014.
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Si no tuviste la oportunidad de leer o quieres volver a hacerlo, te ofrecemos la presentación de la serie que, cada viernes, Juan Francisco Arenas de Soria nos ofrecerá semanalmente sobre la historia del Partido Comunista que, en noviembre, cumplirá 'cien años al servicio de la clase trabajadora', con la intención de que los artículos 'nos aproximen a la realidad de un movimiento social clave para entender nuestro país, su lucha por la democracia y la libertad en contextos realmente complejos, y eso sí, siempre desde una perspectiva granadina":
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Capítulo III: 'El PCE y los primeros años de la Segunda República Española en Granada'
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Capítulo IV: 'Granada en llamas. Reacción monárquica y revuelta social'
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Capítulo V: 'José Bullejos Romero 'El Vivillo''
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Capítulo VI: 'El final del bienio progresista. Las elecciones de noviembre de 1933'
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Capítulo VII: 'Políticas reaccionarias y respuestas revolucionarias. Granada 1934'
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Capítulo VIII: '1935-1936. La construcción del Frente Popular en Granada'
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Capítulo IX: 'El Gobierno del Frente Popular y la repetición de las Elecciones en Granada'
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Capítulo X: 'Defender la República. El golpe militar en Granada'
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Capítulo XI: 'El PCE en Granada durante el conflicto armado'
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Capítulo XII: 'El desarrollo de la 'Guerra Nacional Revolucionaria''
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Capítulo XIII: 'La unidad popular como clave de la bóveda'
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Capítulo XIV: 'Por llanuras y montañas'. El PCE y la guerrilla: el caso de la provincia de Granada
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Capítulo XV: 'Por llanuras y montañas' (y II). El PCE y La Guerrilla antifranquista en Granada, 1947-1952
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Capítulo XVI: Cayetano Bolívar Escribano, diputado del Frente Popular
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Capítulo XVII: 'La Memoria y las mujeres comunistas (I). República y lucha antifascista'
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Capítulo XVIII: 'La Memoria y las mujeres comunistas (II). El franquismo'
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Capítulo XIX: 'La Memoria y las mujeres comunistas (III). La conquista de los derechos'
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Capítulo XX: 'Adriano Romero Cachinero'
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Capítulo XXI: 'Resistencia antifranquista en Granada. El primer franquismo (1939-1950)'
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Capítulo XXII: 'Resistencia antifranquista en los años 50. Granada'
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Capítulo XXIII: “El rayo que no cesa: Pedro Martínez Ojeda”
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Capítulo XXIV: 'Los Celtas en la Rusia Chica: Los comunistas de Maracena'
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Capítulo XXV: 'Luis López García 'Jorovive', el comunista, primer alcalde democrático de Maracena desde la República'
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Capítulo XXVI: 'La resistencia al franquismo en la década de los 60 (I). Aspectos generales'