Ruta medieval por el corazón de la Alpujarra
La Alpujarra no podía falta en nuestras propuestas de 'Granada mil y una' para disfrutar de la provincia esta primavera. Una comarca única, cargada de historia, paisajes y senderos mágicos. En esta ruta nos adentramos en el corazón de la Alpujarra, en una zona que recoge a la perfección todos los atractivos que la han hecho famosa: pequeñas aldeas disemiinadas por barrancos, con su arquitectura singular y caminos centenarios esculpidos en las laderas.
Nos encontramos en la Taha, un municipio que toma el nombre de origen árabe usado durante la época nazarí para denominar a los distritos administrativos en que se dividía el reino. La Taha es un municipio reciente, nacido oficialmente en 1972 por la unión de los antiguos ayuntamientos de Pitres, Mecina-Fondales y Ferreirola. Hoy día lo constituyen siete núcleos de población: Pitres, el más poblado; Capileirilla, Mecina, Mecinilla, Fondales, Ferreirola y Atalbéitar. Núcleos distribuidos por la ladera norte del barranco del río Trevélez, e integrados en el Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada.
Empezamos el recorrido en Mecina, justo debajo de Pitres, que, como el resto de núcleos del municipio, conserva la arquitectura tradicional alpujarreña.
Casas típicas en Mecina, con sus tinaos, macetas y bellas decoraciones.
Fuente y lavadero en Mecina.
La ruta se dirige al fondo del barranco del río Trevélez, atravesando Mecinilla y Fondales, núcleos por donde discurre el agua en múltiples pequeños arroyos que va regando los bancales.
La senda llega al fondo del barranco, donde ya se divisa el puente medieval, conocido como 'romano' en la zona, que cruza el río Trevélez.
El puente tiene un datación desconocida, aunque se cree que fue construido entre los siglos XII y XIII, en plena dominación musulmana. Fue muy utilizado para comunicarse con el valle del Guadalfeo. Tras cruzarlo, comienza la subida por la loma del cerro de la Corona a través de las escarihuelas.
Las vistas desde el cerro la loma de la Corona son espectaculares hacia los núcleos de La Taha.
Vista de Fondales, Mecina y Pitres (de abajo a arriba).
Espectacular vista del encajonado barranco del río Trevélez y, al fondo, Busquístar.
Otra espectacular visión del barranco y la ladera donde se ubican, arriba a la derecha, Pórtugos. A su izquierda, Pitres. Entre los dos, por debajo, Atalbéitar, y junto al barranco, Ferreirola.
Bajamos de nuevo al río Trevélez por otra escarihuela, la de Panjuila, y en el fondo, al cruzar el río, encontramos restos de un antiguo molino de harina:
Vista de la escarpada bajada al barranco y la subida desde el fondo por otro sendero.
Emprendemos el regreso por la vereda que conduce a Ferreirola, el primer núcleo desde abajo que se aprecia en la imagen. Más arriba, Atalbéitar.
El camino entra en una zona boscosa y el sendero se vuelve mágico en esta ruta medieval cargada de belleza:
En la vereda cogemos un desvío señalado con un cartelito que nos indica un pequeño sendero en ascenso, para llegar al salto de Paula, una bella cascada del río Bermejo en medio del bosque, donde se aprecia el color marrón que dejan sus aguas ferruginosas:
El agua ferruginosa destaca en esta acequia, junto al camino, con el fondo marrón del cauce.
Un poco más adelante llegamos a la conocida como Fuente de la Gaseosa.
En el camino hasta Ferreirola también podemos disfrutar de enormes y bellos castaños como el de la imagen.
Ferreirola es otro pequeño núcleo de La Taha con una cuidada arquitectura tradicional alpujarreña.
Fotos del reportaje: IndeGranada y Andarines
Tras pasar por Ferreirola, en poco más de un kilómetro volvemos a Fondales, y de ahí al punto de inicio de la ruta algo más arriba, en Mecina.
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