Son sus palabras más repetidas como candidato, ya oficial, a rector de la Universidad de Granada. Indalecio Sánchez-Montesinos dice concurrir a estas elecciones con un “proyecto de renovación” para una institución que tiene “capacidad” y “potencial”, pero también “una conspiración”: la de “la maquinaria de poder” instalada desde hace años en la Universidad y que imposibilita a la figura del rector desburocratizarla y darle identidad a los centros.

A eso se enfrenta y su receta, presentada hoy a los medios en el Centro de Investigaciones Biomédicas, es eliminar esa maquinaria por “una estructura abierta”. Honestidad, coherencia, humildad, firmeza y calidad son los ingredientes de su receta. La Universidad, argumenta de manera pausada aunque hable de gruesos contenidos, “no puede permanecer en el pasado imposibilitando el relevo generacional y lastrando el futuro”.

Una universidad que no se centre tanto en el crecimiento del Hospital Real sino en el de los distintos centros, sus especialidades y su diversidad.

Presenta un programa, elaborado con la participación de los estudiantes, con un centenar de medidas entre las que ha citado la paralización de la privatización de servicios; la gratuidad del certificado de idiomas B1; la ciudad del estudiante; y un canal de radio y televisión para la comunidad universitaria. Y como aval, la experiencia en gestión universitaria que ha atesorado durante más de 30 años en puestos elegidos democráticamente –subraya- y subiendo desde la base.

Debate sobre el traslado de Medicina

Sobre otros aspectos del día a día de la Universidad, Sánchez-Montesinos ha respondido a preguntas relacionadas con el traslado de la Facultad de Medicina, de la que es decano. Opina que no ha de mezclarse con el proyecto rectoral y pide que no se vea como “una tragedia”. Al respecto ha recordado que el traslado está ligado al proyecto hospitalario de Granada, con un nuevo centro, el del PTS que aún no funciona al cien por ciento.