NUEVAS VOCES DISIDENTES EN LA POESÍA GRANADINA

Carlos Catena Cózar: “Crecí con mi abuela, mi despertar político fueron sus historias sobre la posguerra y la represión franquista”

Cultura - Sara Molero - Domingo, 16 de Mayo de 2021
En una nueva entrega de 'Nuevas voces disidentes de la Poesía granadina', Sara Molero nos presenta en esta espléndida entrevista a Carlos Catena Cózar, un poeta singular, intimista, comprometido. Porque amamos la Poesía.
Carlos Catena Cózar
Carlos Catena Cózar
Carlos Catena Cózar nació en 1995, en Torres de Albanchez (Jaén), en su adolescencia se trasladó a Jaén y, al cumplir los dieciocho años, se mudó a Granada, donde estudió Traducción e Interpretación en la UGR. A lo largo de su vida, el autor ha vivido en lugares como Alemania, Irlanda, Bélgica y Canadá.

A los veinte años se introduciría por primera vez en el ambiente literario, cuando ganó el premio Ucopoética 2015 y participó en la antología Donde Veas, editada por La Bella Varsovia. Dos años después, en 2017, ganaría el premio Málaga Crea de Poesía y algunos de sus poemas aparecerían en la antología Algo se ha movido, de Esdrújula Ediciones. En 2019, publicó su primer poemario Los Días Hábiles (Hiperión, 2019) y formaría parte de la antología Piel Fina, de la editorial Maremágnum. Actualmente, Carlos Catena disfruta de una beca de creación en la Residencia de Estudiantes de Madrid.

Los días hábiles es un poemario que nos acerca delicadamente a la rutina de la juventud. Los poemas de Carlos Catena suceden en los interiores, lugares íntimos en los que el autor explora los límites de la libertad, se asusta ante la precariedad de nuestra generación, se cuestiona acerca de las decisiones tomadas y nos advierte sobre los placeres efímeros.

soy consciente

de que no hay libertad

en el acto de pedir un helado

frente a la cartelera de un cine

o a la hora de elegir una carrera universitaria

por eso

ante un camino que se bifurca

bloqueado y sin saber qué dirección tomar

idealizo el sexo como momento carente de futuro

acompaño a los hombres más indeseados

para amanecer maniatado entre sus cuerpos

cuando algo ocurra más adelante en el camino

quiero encogerme de hombros mirarme las manos

invocar entonces sí a un dios creador y juicioso decir

no todo lo que acontece sin consentimiento es malo

es así que todos nacemos

En la poesía de Carlos Catena hay constantes contraposiciones entre lo rural, como el campo y su abuela, y lo frenético de lo urbano, como la ciudad y sus obligaciones diarias. Así lo vemos en este poema.

toda tu vida repetiste (abuela)

lo único que tiene esta familia

es la buena disposición de los músculos

para el esfuerzo y el trabajo bien hecho

hoy años después de tu muerte

desde el centro de la estadística

en las semanas de vacaciones estipuladas

afortunado en la caída del empleo joven

visito tu tumba y te pregunto

qué hizo nuestra estirpe para merecer esto

–Mientras leía Los días hábiles, tenía la constante sensación de que estaba leyendo un diario. Un diario personal, pero al mismo tiempo colectivo, porque reúne unas vivencias, unos miedos e ideas, muy de nuestra generación. ¿Escribes enfocándote en lo personal y sin querer llegas a lo colectivo? ¿O la pulsión de comunidad está desde el inicio?

La escritura del libro fue muy íntima, escribía por las noches después de un trabajo que odiaba, en una habitación que se caía a pedazos y en una ciudad donde me sentía bastante solo

–La escritura del libro fue muy íntima, escribía por las noches después de un trabajo que odiaba, en una habitación que se caía a pedazos y en una ciudad donde me sentía bastante solo. No pensaba que estuviera escribiendo un libro, escribía más bien porque estaba en un momento de alienación total y necesitaba reconectar de algún modo con mis expectativas, un poco para mantenerme a flote. Cuando salí de aquel estado imprimí los poemas y me di cuenta de que podrían ser un libro, y los pulí y los hice más generales, le quité las partes que no me atrevería a decir en voz alta.

Soy una persona muy colectiva y política, siempre pienso en mí en relación con los demás y en qué rige el hueco que dista entre mi cuerpo y el de los otros. Así que supongo que eso se coló en mis poemas íntimos y facilitó el salto de lo individual a lo colectivo, o generacional, o lo que sea. También porque he tenido una vida muy parecida a la de mucha gente, con emigraciones más o menos voluntarias, distancias, precariedades, crushes emocionalmente inaccesibles. Solo soy uno más.

–Manteniendo el hilo de la comunidad, ¿sientes que entre los poetas más jóvenes se han desplegado unos lazos afectivos más sólidos que los que pudieran tener en el pasado escritores más adultos? ¿Cómo vives tú este suceso?

–No he seguido tan de cerca a las generaciones anteriores como para poder compararnos con ellas, pero por lo que dicen y cuentan algunos autores supongo que nosotros hemos tenido la suerte de empezar a leernos, y a influenciarnos, antes. Pienso por ejemplo en que yo, que hasta este año había escrito siempre desde la periferia geográfica, ya contaba con una red de apoyo más o menos virtual antes de publicar y eso, que ayuda mucho a la recepción de un libro, es probable que no lo hubiese conseguido sin redes sociales.

Bastante complicado es escribir, conseguir publicar, que te lean, etc., como para encima andar peleándonos entre nosotros, o para importar las dinámicas de un liberalismo que no nos da nada más que disgustos ahí fuera

Me gusta pensar que hay menos competitividad e inquina entre los que escribimos ahora de la que siempre se les ha presupuesto a los poetas. Al menos yo y muchos que me son próximos entendemos que las relaciones literarias deben ser primero amables. Bastante complicado es escribir, conseguir publicar, que te lean, etc., como para encima andar peleándonos entre nosotros, o para importar las dinámicas de un liberalismo que no nos da nada más que disgustos ahí fuera.

–Como ya hemos dicho al presentar tus poemas, una temática que está casi constantemente acompañando tus versos, es el de la precariedad. Otros muchos poetas a los que he entrevistado en esta sección, también abarcan ese asunto. ¿Crees que, en unos años, podrá observarse como un rasgo común en la poética de la generación millennial o generación Z?

–Creo que sí, pero no estoy del todo seguro. Por un lado, somos muchos los que incorporamos lo político -o reivindicativo si se quiere- a la poesía y para hacerlo buscamos derroteros nuevos, que se aparten de lo que se hizo en la poesía social del siglo pasado. Por otro lado, hay gente haciendo cosas muy interesantes que no habla explícitamente de las condiciones materiales. Creo que todos dialogamos y nos leemos. Pienso por ejemplo en Rosa Berbel y María Elena Higueruelo y no creo que haya un cisma generacional entre ellas, por más o menos explícita que sea la cuestión sociopolítica en sus poemas. Está muy bien que no esté todo el mundo haciendo lo mismo, sería aburridísimo eso.

"También hay una cosa complicada de explicar que comprendí a través de la figura de mi abuela, niña de la guerra y bien socialista toda su vida", dice el autor.

–También es cierto que el mundo literario, y más concretamente el poético, siempre ha ido de la mano con la fragilidad económica. Pocas veces los escritores pueden dedicarse exclusivamente a crear, y tienen que compaginar su pasión con otros trabajos que les proporcionen una estabilidad. En ese sentido, ¿crees que las redes sociales e Internet, son un factor a favor o en contra de estas dinámicas?

Es verdad que internet ha hecho que se nos cuelen grandes caballos de Troya que han precarizado enormemente sectores a los que se ha dedicado tradicionalmente la gente que escribe, como la escritura, la edición, la traducción si me apuras

–Es verdad que internet ha hecho que se nos cuelen grandes caballos de Troya que han precarizado enormemente sectores a los que se ha dedicado tradicionalmente la gente que escribe, como la escritura, la edición, la traducción si me apuras. Pero también es verdad que internet te ofrece cierta visibilidad que te puede llevar a que te inviten a lecturas, a que te pidan colaboraciones, te permite estar en contacto con gestores culturales, con críticos, editores. Y todo independientemente del centro geográfico desde el que escribas. Así que supongo que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, porque también toda esa visibilidad tiene el precio de la exposición constante, de querer estar siempre presente, de producir y publicar todo el tiempo. De lo inmediato, al fin y al cabo.

–La figura de tu abuela, aparece en varios poemas tuyos, como uno de los que hemos seleccionado para esta entrevista. Si no es mucha intromisión, ¿qué representa para ti?

–Como digo, cuando escribí el libro me sentía completamente alienado y alejado de mi vida, así que me agarré a lo poco que tenía, en este caso los recuerdos. Crecí con mi abuela, mi despertar político fueron sus historias sobre la posguerra y la represión franquista, y ella murió justo antes de que yo cumpliera los diecisiete, que es un poco cuando empecé a hablar de algunas cosas de las que no pude hablar con ella. En ese sentido la poesía hizo un poco de ouija.

No es incompatible tomar conciencia de tu privilegio y a la vez exigir más. Es esto que se dice, o que dicen los reaccionarios, de que los jóvenes tenemos la piel fina, no aguantamos nada, vivimos mejor que nuestros abuelos. Pues es verdad, nuestra precariedad no es pobreza y nuestro cansancio no es el peor de los cansancios, pero eso no significa que debamos contentarnos aquí

También hay una cosa complicada de explicar que comprendí a través de la figura de mi abuela, niña de la guerra y bien socialista toda su vida. No es incompatible tomar conciencia de tu privilegio y a la vez exigir más. Es esto que se dice, o que dicen los reaccionarios, de que los jóvenes tenemos la piel fina, no aguantamos nada, vivimos mejor que nuestros abuelos. Pues es verdad, nuestra precariedad no es pobreza y nuestro cansancio no es el peor de los cansancios, pero eso no significa que debamos contentarnos aquí. El progresismo es tener la piel fina, porque la herida es lo que te espolea hacia delante. Para mí era importante honrar a mi abuela sin convertir los poemas sobre ella en una nostalgia infértil y reaccionaria, así es también mi relación con ella y con su generación.

–¿Está tu poesía influenciada por lo andaluz o consideras que has tenido otros referentes poéticos?

–Me gusta pensar que sí, que mi poesía es andaluza, pero a los andaluces nos pasa a menudo que consideramos andaluza una cosa universal. Mis amigos mesetarios siempre se cachondean de mí por eso, vaya. En mis nuevos poemas sí he tratado de forma más explícita la idea de Andalucía, porque me interesa de qué modo el legado histórico, cultural e ideológico influye en cómo nos relacionamos con los demás, de igual modo que lo hace el socioeconómico. Me encanta la copla y la he escuchado mucho cuando he estado fuera y he echado de menos Andalucía, me interesa todo lo que sea un evento colectivo, y de eso en Andalucía sabemos un rato, y también soy ultrafán de Lorca, sobre todo el Lorca más andaluz, así que supongo que todo eso permeará mi escritura. Ojalá lo haga.

En mis nuevos poemas sí he tratado de forma más explícita la idea de Andalucía, porque me interesa de qué modo el legado histórico, cultural e ideológico influye en cómo nos relacionamos con los demás, de igual modo que lo hace el socioeconómico

–Me causa mucha curiosidad el hecho de que ninguno de tus poemas de Los días hábiles, tiene título. ¿A qué se debe?

–Por un lado, porque no sé ponerlos. En el libro que estoy escribiendo ahora me estoy forzando a titularlo todo, para salir de la zona de confort, y está siendo un infierno.

Por otro lado, porque buscaba un libro continuo, sin separaciones ni espacios para respirar. Como una semana laboral extenuante que acaba el viernes, en el último poema del libro que reivindica el ocio. Pensaba mucho el libro como un espacio completamente vacío, sin paredes, pero muy frío; más como una nave industrial que como un loft de diseño. Por eso también descarté hacer capítulos, que al principio los había, y escribí sin puntuación, aunque en principio hubiese poemas con sus comas y sus puntos.

Pensaba mucho el libro como un espacio completamente vacío, sin paredes, pero muy frío; más como una nave industrial que como un 'loft' de diseño

–Las últimas preguntas son siempre para lo mismo: ¿Cuál es tu libro favorito? ¿Y cuál es el último libro que has leído?

–Uy, mi libro favorito, qué complicado. Los libros que más me vienen a la cabeza últimamente son la Poesía completa de Vilariño y Autobiografía de Rojo de Anne Carson. Son como dos canciones que no se me van nunca, así que supongo que eso los hace mis libros favoritos ahora mismo.

Reflexiona Carlos Catena Cózar: "Me gusta pensar que sí, que mi poesía es andaluza, pero a los andaluces nos pasa a menudo que consideramos andaluza una cosa universal".

El último que he leído ha sido La gravedad y la gracia de Simone Weil, precisamente por culpa de Anne Carson, que habla de él en Decreación. Bueno, en realidad me quedan treinta páginas que me voy a acabar en cuanto termine de contestar a esta entrevista.

–Finalmente, queremos saber cuáles son tus recomendaciones de autores jóvenes.

–Me gustan mucho los dos libros que ha publicado hasta ahora Claudia González Caparrós, te miro como quien asiste a un deshielo y Si la carne es hierba (Sully Morland), y me genera mucha expectación su escritura. Además, está haciendo un trabajo de gestión cultural muy estimulante en el espacio Crisi.

Si tienes interés en conocer más la poesía de Carlos Catena y adquirir su poemario, pincha en el siguiente enlace: https://www.hiperion.com/tienda/poesia-hiperion/los-dias-habiles/

Twitter de Carlos Catena: https://twitter.com/carloscatenac

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