Paseando con Lorca y sus compañeros de muerte
A pesar de la lluvia, hemos paseado con Lorca y sus compañeros de muerte. La sinfonía de truenos, rayos y relámpagos que descargó ayer sobre el barranco de Víznar y Alfacar no impidió la marcha popular y reivindicativa en homenaje a Federico y a todas las víctimas del franquismo, con motivo del 82 aniversario del genocidio. La tormenta amenazante nos recordaba el poema “Vuelta de Paseo”, escrito por el poeta en 1929 durante su estancia en Nueva York, que termina con un verso premonitorio: “Asesinado por el cielo”.
Hemos caminado desde La Colonia de Víznar hasta Fuente Grande con el colectivo Alfacar y Lorca, Romero y Luna, y otras asociaciones memorialistas. Y un año más, hemos comprobado que todavía no existe ninguna placa informativa que recuerde a los caminantes lo que sucedió en La Colonia. El movimiento memorialista lleva años pidiendo a la Dirección General de Memoria Democrática que proceda a la declaración y señalización de La Colonia como Lugar de Memoria Histórica de Andalucía, pero la lenta burocracia de la Junta está retrasando la recuperación y dignificación de este sitio lorquiano.
No entendemos el abandono y la desinformación que sufren las ruinas de este antiguo molino, que forman parte de la geografía del terror. Recordamos que este lugar siniestro fue testigo de las últimas horas de vida de Federico García Lorca y sus compañeros de muerte, el maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros Francisco Galadí y Juan Arcollas Cabezas. Todas las noches, sobre las cinco de la madrugada, había saca de presos por orden del capitán Nestares. ¿A dónde nos lleváis?, preguntaban los detenidos. “Vamos a dar un paseo”, respondían con sorna los verdugos. Más de 2.000 víctimas fueron “paseadas” por esta carretera de apenas tres kilómetros, entre Víznar y Alfacar, y fusiladas en cualquier cuneta del barranco. De ahí el nombre de nuestra marcha: Último Paseo.
Caminando por la carretera de la muerte, nos hemos dirigido a los pozos del Barranco de Víznar, donde se encuentra una de las mayores fosas comunes del franquismo. Los verdugos descubrieron en estos pozos la forma más fácil de deshacerse de sus víctimas. Bastaba con un tiro en la nuca y el cuerpo se desplomaba al fondo del pozo, donde era cubierto con cal viva. El pánico se apoderó de los vecinos que escuchaban el eco de las detonaciones en el silencio de la madrugada.
La siguiente parada, en el Parque García Lorca de Alfacar, buscando al poeta y a sus compañeros de muerte. Allí hemos dado nuestro apoyo a Nieves García Catalán, nieta adoptiva del maestro Dióscoro, que lleva años buscando los restos de su abuelo para darle una sepultura digna. Así se lo prometió a su padre. Después de buscar dos veces sin éxito, Nieves vuelve a intentarlo en la zona de la fuente para comprobar esta nueva versión.
En este lugar, hemos recordado el compromiso político de Federico, firmando manifiestos de intelectuales antifascistas y participando en las Misiones Pedagógicas de la República. En nuestra memoria, el teatro ambulante La Barraca, que llevaba la cultura a los pueblos. También la labor del maestro Dióscoro, que participó activamente en la creación de la escuela popular y laica, y en las campañas de alfabetización de los jornaleros y sus hijos, cuando las zonas rurales registraban índices de analfabetismo intolerables. Sin olvidar a los banderilleros Galadí y Cabezas, destacados defensores del Albayzín, el único barrio granadino que resistió durante cuatro días a los golpistas. Tras la rendición del histórico barrio, los dos anarquistas fueron detenidos, maltratados y exhibidos por el centro de Granada para que sirvieran de escarmiento público.
Y en Fuente Grande, destino final de nuestro recorrido, hicimos una lectura de poesía lorquiana, abierta a todos los participantes en la macha. El cantautor Manuel Hidalgo nos cantó “A galopar”, la canción del mítico Paco Ibáñez, con letra de Rafael Alberti. Y el acordeón de Javier Cuesta interpretó el Himno de Riego en honor a las víctimas del fascismo que dieron su vida por defender la legalidad democrática de la República. Fue el momento más emotivo del Último Paseo.