Juan Granero Liñán, "un hombre bueno y ejemplar"

La solidaridad y la justicia social, valores que defendió el médico Juan Granero Liñán (1890-1937), ugetista y socialista, son "las mejores medicinas contra el odio y la xenofobia", dos sentimientos que crecen en un "tiempo convulso" como el que estamos viviendo; un tiempo en el que resurgen políticas de ultraderecha y crece la crispación y la fractura social "azuzadas por algunos partidos". Y en este contexto se hace imprescindible recuperar la memoria de hombres y mujeres como Juan Granero y recordar a los más jóvenes que "la democracia no es un regalo", sino "un logro conquistado" con "el sacrificio, coraje y sangre". Llevar su memoria a las escuelas, a los barrios y a cualquier espacio donde pueda arraigar.
La reflexión la hizo este jueves en Granada el secretario general de UGT Andalucía, Óskar Martín, en la presentación del libro dedicado al médico rural que ha escrito Lola Manjón. "Recuperar la memoria -dijo Martín- no es un gesto de nostalgia. Es responsabilidad y compromiso".
Una de las hijas del médico -tuvo cinco hijos- Sara Esther, tiene noventa y muchos años y todavía se acuerda del momento en el que se llevaron a su padre de su casa -que era también la consulta-. Ella, como contó Lola Manjón, la autora del libro, "sigue queriendo encontrar los restos de su padre para enterrarlos".
La memoria de Juan Granero Liñán, que nació en 1890 en Cortes de Baza y que, tras convertirse en médico, ejerció en Castril, municipio del que llegó a ser alcalde, ha llegado hasta hoy gracias a la "valentía" de su familia, especialmente de dos mujeres. Su viuda, Virginia Gásquez, que guardó sus pertenencias, incluidos el carné socialista; y una de sus hijas, Sara Esther, que con noventa y muchos años todavía se acuerda del momento en el que se llevaron a su padre de su casa -que era también la consulta-. Ella, como contó Lola Manjón, "sigue queriendo encontrar los restos para enterrarlos".
Se ha intentado en dos ocasiones. Ahora están pendientes de las pruebas de ADN de los restos encontrados en la última excavación, en el cementerio de Galera, donde se presume que fue enterrado.
Lola Manjón escuchó "desde pequeña" historias de Juan Granero, que era primo de su abuela materna. Aunque lo que realmente la situó en el momento de "saber más" fue el libro de Enrique Tudela "Hasta que lo encontremos", en el que se relata el asesinato y la primera excavación en busca de sus restos. "Fue como un acicate", explicó la autora a El Independiente de Granada.
El libro editado por la Fundación para el Desarrollo de los Pueblos de España se centra en su vida. En su labor como médico y en su compromiso social. Su empeño en proteger el agua de Castril, que ya plasmó en artículos publicados en El Defensor de Granada; luchar contra el caciquismo, que como dejó escrito, había utilizado los fondos municipales como un "escandaloso botín", dejando al pueblo sin agua potable, cementerio, analfabeto e insalubre.
Fue un hombre "bueno" que se enfrentó a un momento muy difícil y que luchó por sus ideales hasta el final, en palabras de Lola Manjón, que hace hincapié en la necesidad de conocer. "Si no se conoce la historia es probable que se repita", advirtió. De él destacó su compromiso como médico rural, subrayando que la población no estaba enferma, sino hambrienta; y un dato que subrayó con énfasis: "no permitió ningún 'paseo' y eso le costó la vida". Se refería Lola Manjón a que también defendió a sus "enemigos políticos". "Creía en la Constitución", así que -como resalta la publicación- "se opuso a las detenciones y asesinatos en zona republicana, igual que antes había luchado contra el caciquismo y los abusos de las derechas".
En la Granada que vivió antes de esos últimos años de agitación política constante, que se tornaron para él en desencanto, tuvo la oportunidad de relacionarse con Alejandro Otero y Fernando de los Ríos. Fundó la Sociedad Obrera Democracia, que se integraría en UGT y caminó, en la lucha por las mejoras sociales, de la mano del maestro Anselmo Yus.
Como recordó el profesor Rafael Gil Bracero, presidente de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, en el acto, médicos y maestros formaban parte de la élite intelectual y sufrieron la mayor represión tras el golpe militar. En Granada, apuntó, 52 maestros fueron fusilados y 302, depurados. Además, añadió, el 80 por ciento de las víctimas de la comarca tenía carné de UGT. "Por favor, dadle importancia a la Memoria Histórica", emplazó a los secretarios generales de UGT Andalucía y Granada, Óskar Martín y Luis Miguel Gutiérrez, respectivamente.
Tanto Gutiérrez como Martín garantizaron que ese será el compromiso del sindicato. Y, como apuntó Martín, no solo es necesario recordar, también "seguir luchando por los derechos laborales y sociales, por la igualdad y la libertad sindical". "No podemos bajar la guardia". "Los derechos -añadió-, se tienen que defender todos los días en las calles, en los centros de trabajo y en las insticuiones".