Gabi Heras, médico intensivista del Hospital de Motril, creador del proyecto HUCI: “La humanización es como la poesía de los cuidados”
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“El proyecto HUCI es un movimiento centrado en la gente, en la dignidad de la gente, que te da las pautas para humanizarlo y te trae a la tierra con medidas concretas”
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“La UCI de Motril suena por bulerías”
Gabi es una persona muy activa y muy inquieta que ha generado un movimiento a su alrededor conformando Humaniza la UCI. Se define como una persona apasionada, que le gusta mucho su trabajo, una persona muy acalorada –en broma-, “ya que debajo de un epi lo que se hace es sudar y sudar y hasta perder peso cuando viene la cosa dura y también se pierden referencias”, y dice además que debajo de un EPI, cuesta reconocer a la gente y que además da la sensación de estar en un sitio diferente al que realmente estás.
"En un centro sanitario está todo el mundo enfadado, los pacientes enfadados porque no se les hace caso, las familias que no se les deja entrar en las consultas, los profesionales quemados y había que pensar en maneras de rediseñar el sistema sanitario y con esa idea, nació el movimiento HUCI”
Se pregunta si no se puede NO CUIDAR, debajo de un EPI. Estar debajo de un EPI es, sin duda, complicado, dice. Y añade que la profesión sanitaria necesita volver a los orígenes. Indica, como comenta su compañero José Manuel Velasco, que lo que sea urgente no nos haga perder lo importante. “Durante la pandemia hemos hecho muchas cosas urgentes y se han dejado de hacer cosas muy importantes. La pandemia ha sido un gran acelerador de la humanización. El sistema tiene márgenes de mejora importantes. Y en un centro sanitario está todo el mundo enfadado, los pacientes enfadados porque no se les hace caso, las familias que no se les deja entrar en las consultas, los profesionales quemados y había que pensar en maneras de rediseñar el sistema sanitario y con esa idea, nació el movimiento HUCI”, nos explica Gabi Heras.
El movimiento HUCI tenía mucho éxito antes de la pandemia y tiene muchos profesionales involucrados, más de 10.000 profesionales formados. Y ello, el proyecto, se hace “escuchando a la gente, preguntando y dando cabida a las opiniones de todo el mundo” nos dice Gabi. Y comenta: “Estamos poco acostumbrados a escuchar. Y necesitamos un movimiento centrado en la gente, en la dignidad de la gente, que te da las pautas y te trae a la tierra con medidas concretas”.
Es un proyecto que tiene mucho predicamento en América Latina, además de en EEUU y, recientemente, en Oriente Medio y Asia. “Los pacientes de Taiwán o los profesionales de EEUU tenemos los mismos problemas y refuerza la intuición de que hay que buscar las soluciones entre todos”, comenta Gabi Heras. Comenta que cada país, cada región igual que en España en cada CCAA, (“es diferente en el norte que en el sur”), es diferente pero hay cosas comunes.
“La vida profesional y la vida personal ha cambiado debido a la covid. Las UCIs han aprendido a trabajar en zonas covid y zonas no covid. Se ha aprendido a trabajar en una patología que la mortalidad ha sido súper alta. Se ha trabajado perdiendo las referencias de contacto con las familias de forma directa. Ha cambiado todo. Y es importante volver a la situación a la que estábamos antes, a volver a hacer las cosas como las hacíamos antes mejorando a pesar de las secuelas que nos dejará mentalmente”, nos sigue contando Gabi.
Cuando empezó la pandemia, él trabajaba en el hospital de Torrejón. Recuerda que estaban en la vorágine de lo que pasaba en China y en que se construían nuevos hospitales de forma rápida, cuando tenían un paciente con un distress respiratorio; al cambiar las normas desde el Ministerio y al comprobarse que era covid, cambió todo.
“Lo del duelo en esta pandemia ha sido lo peor”
El tema del duelo ha sido uno de los temas peores de la pandemia para Gabi. Hay un margen de mejora importante en este tema. Era una norma absurda no basada en la ciencia. Él planteó que era necesario poder despedirse de sus familiares. Pensamos que solo se tiene éxito si no se mueren los pacientes. Pero si se es consciente de un buen motor, avanzaremos en la mejora de la humanización del sistema, dice Gabi Heras, que afirma: “Lo del duelo en esta pandemia ha sido lo peor”.
Sobre la falta de EPIS, cuenta que en su unidad no tenían problemas al inicio y además no se contagiaban, pero al flexibilizarse el uso, cayó la mitad del equipo enfermo. Se acabaron los EPIS, se infectó la gente: “No Hay derecho” dice Gabi: “Era estar en una guerra sin un escudo”. Y claro, te dan.
Fue terapéutico escribirlo. “Después de 250 horas trabajando, caí enfermo y tenía la sensación de haber dejado al equipo sin gente”
Escribió en esa época ‘En primera línea’. Define que escribió el libro en un momento muy jodido. Fue un momento para reflexionar y vomitar las sensaciones de miedo, de impotencia, de aislamiento, de oportunidades… Si no lo hubiera escrito, estaría peor, comenta Gabi. Fue terapéutico escribirlo. “Después de 250 horas trabajando, caí enfermo y tenía la sensación de haber dejado al equipo sin gente”, nos cuenta.
Cómo se vive Torrejón-Motril, le pregunté. Y dice que es como si fuera otro país: “En la ciudad de Madrid hay los mismos hospitales que en toda Andalucía. Y ahí uno se siente más arropado”. Aquí comenta que es diferente y hay que derivar pacientes y familia a lugares más lejanos.
Comenta que la segunda y la tercera ola de Andalucía fue más cercana a la primera de Madrid. He visto un cambio radical sobre cómo se hacen las cosas aquí y cómo se hacían las cosas en Madrid. Y nos cuenta: “He tenido una acogida brutal. Aquí la gente es muy efusiva, muy cariñosa. Era empezar un como nuevo en el sur”.
"Si no hacemos nada ahora, después de este baño de realidad y humildad, no avanzaremos nunca"
Y sigue contando: “Las UCIs son humanizables. Y es una cuestión de necesidad. Y la humanización va a avanzar. Y el bicho ha puesto encima de la mesa, todas las vergüenzas del sistema. Lo ha dejado todo al descubierto”. Y añade: “Si no hacemos nada ahora, después de este baño de realidad y humildad, no avanzaremos nunca”.
Por eso, por el aporte de las músicas al proyecto, dice que “La UCI de Motril suena por bulerías. Y la humanización es un bicho contagioso. Siendo el jefe, se hace más fácil que las cosas se hagan. Cambiar las visitas. Meter a los psicólogos en la atención. Esas dos medidas han cambiado radicalmente lo que era y es la UCI de Motril”.
Y añade: “Debajo del EPI se pueden decir cosas con la mirada y con la sonrisa”. Dice que hay que flexibilizar las visitas y hay que hablar con la gente. Para él, la humanización es como la poesía de los cuidados. “La humanización es la manera que yo pueda seguir en el hospital y seguir trabajando. Si no te gusta tu profesión, no hay quien aguante su trabajo”, añade.
Y siguiendo con música y con canciones cuenta que ‘La flor de la canela’, le recuerda momentos de paz. “Y habla de medicina como un arte”.
“Los hospitales los hacen las personas. Y si se quieren cambiar, se pueden cambiar. La hoja de ruta está hecha”
Y en las UCIs hay que mejorar muchas cosas, señala para hablar de las 160 buenas prácticas que tiene el manual del movimiento HUCI. Y la UCI de Motril manifiesta que hay que traerla al siglo XXI. Y añade: “Los hospitales los hacen las personas. Y si se quieren cambiar, se pueden cambiar. La hoja de ruta está hecha”.
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