Memoria frente al olvido en el cementerio de Motril

Blog - Foro de la Memoria - María Andrade - Sábado, 18 de Junio de 2022
Esta es la historia, entre tantas víctimas del franquismo que yacen en fosas aún no excavadas, del esfuerzo incansable de familias, el trabajo de investigadores y de la asociación 14 de Abril Costa por documentar la vida de cinco personas, abocadas a la guerrilla para defender la libertad, y rendirles por justicia un homenaje contra el olvido en el cementerio de Motril.
Una mujer se seca las lágrimas junto al monolito que recuerda a los guerrilleros.
14 Abril Costa
Una mujer se seca las lágrimas junto al monolito que recuerda a los guerrilleros.

En uno de los patios del cementerio de Motril hay un mausoleo, levantado durante el franquismo, que está dedicado a 'los caídos por Dios y la Patria', pero la memoria de quienes lucharon por restablecer la legalidad democrática y combatieron la dictadura se ha tenido que abrir paso frente al silencio y buscar su sitio. El que por dignidad le corresponde a las víctimas del franquismo y para el que aún queda mucho camino por recorrer.

En ese cementerio yacen, entre otras víctimas del franquismo, guerrilleros de la Agrupación Guerrillera de Granada que fueron abatidos por los fascistas, como también personas que sirvieron de enlace a la 'Guerrilla'

En ese cementerio yacen, entre otras víctimas del franquismo, guerrilleros de la Agrupación Guerrillera de Granada que fueron abatidos por los fascistas, como también personas que sirvieron de enlace a la 'Guerrilla'. Probablemente esas fosas están en el patio 3 -y en el 5-, según se detalla en el proyecto Lugares de Memoria de la Costa de Granada elaborado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica 14 de Abril Costa, que especifica que las remodelaciones en el cementerio y la construcción de bloques de nichos pudieron deteriorarlas o destruirlas. En las fosas no se ha intervenido.

No son las únicas víctimas del franquismo que yacen en esas fosas. La Asociación 14 de Abril cree que pueden albergar víctimas de La Desbandá y la represión inmediatamente posterior

Algunos de esos guerrilleros perdieron la vida en episodios que han sido ampliamente documentados y difundidos, y también en otros menos conocidos. De todos ellos queda constancia a través de investigaciones de historiadores como José María Azuaga Rico, uno de los mayores conocedores de la 'guerrilla'. 

No son las únicas víctimas del franquismo que yacen en esas fosas. La Asociación 14 de Abril cree que pueden albergar víctimas de La Desbandá y la represión inmediatamente posterior.

El pasado 7 de junio, en el cementerio motrileño, se descubrió un monolito con los nombres de José Cecilia Sánchez, Antonio Fajardo Ruiz, Francisco Frías López, Serafín Lorenzo de Cara y Pablo Martín Martín, en una iniciativa de la Asociación 14 de Abril para la Recuperación de la Memoria Histórica en la Costa de Granada. Tres de ellos fueron abatidos en 1947 en un cortijo de Los Tablones de Motril. Los otros dos, en la Mina del Piojo de la Sierra de Lújar. De este último caso se han cumplido ahora 70 años y la asociación memorialista ha hecho coincidir con esa fecha el descubrimiento de la placa con sus nombres. Además, organizó una conferencia para hablar de la guerrilla en la Costa de Granada que impartió Esteban Rodríguez Padilla.  Foto: 14 Abril Costa

¿Quiénes eran y dónde les arrebataron la vida?

Serafín Lorenzo de Cara y Francisco Frías López eran guerrilleros de la Agrupación de Granada. Fueron abatidos, junto a Pablo Martín Martín, propietario del cortijo de Los Tablones de Motril donde se escondían, a finales de julio de 1947. Un suceso muy trágico que no solo acabaría con sus vidas, sino con las de otras once personas que fueron detenidas a raíz de esa operación torturadas en el Castillo de Carchuna y que terminaron fusiladas y enterradas en una fosa común en Gualchos, sin lápida. Familiares de estas once personas consiguieron ponerla en 1977. En esta fosa de Gualchos sí se intervino y se exhumaron los restos en 2012. 

La operación en Los Tablones siguió con más detenciones y otras once personas fueron detenidas, fusiladas y enterradas en una fosa del cementerio de Gualchos, está sí exhumada

La operación en el cortijo de Los Tablones se inició a raíz de unas detenciones por robo de alimentos. Los detenidos, entre ellos uno apodado 'el Cucharón' -Francisco Correa- terminaron confesando en el cuartel, a base de palizas, que sabían que en ese anejo un vecino llamado Pablo Martín Martín, conocido como 'Paulo', tenía relación con la guerrilla, como recopiló José María Azuaga en sus investigaciones. Los guardias se dirigen al cortijo, hay un tiroteo. Caen abatidos el dueño del cortijo, Pablo Martín Martín como se ha señalado, y los guerrilleros Serafín Lorenzo de Cara y Francisco Frías López. Un tercer guerrillero, Antonio Fernández Ayllón, fue detenido. Un guardia civil, el teniente Francisco Morales, resulta malherido y termina muriendo en el hospital militar. A partir de ahí se suceden más detenciones. 

La de la mujer de Pablo, Manuela Correa, y un hijo menor de edad al que conocían también como 'Paulo', en el cortijo, como Fernández Ayllón. Fuera de allí, Manuel Rubiño González, que era miembro de la organización clandestina del PCE en Motril, y su esposa, Juana Correa. Pese a las torturas, no hablaron y delataron a ninguna persona. También fue arrestado Emilio García Sabio, cuya madre se desmayó al ver lo que ocurría -a su padre lo habían matado los franquistas en la caída de Motril-; Juan Moreno Estévez y su hijo Manuel; así como Manuel Castillo Gómez; Francisco Correa y Cecilio Moreno Castillo.

El relato de lo acontecido lo detalla, en un texto bajo el título "No quiero detenidos", José María Azuaga Rico.

Homenaje, el pasado 7 de junio, en el cementerio de Motril. Foto: 14 Abril Costa

Los cadáveres de los tres hombres que habían sido abatidos en el cortijo fueron paseados, sobre caballería, por Motril, en un gesto que evidencia el terror que se extendía. 

El nieto de Pablo Martín Martín, José Martín Moreno, menciona en una conversación con El Independiente de Granada ese detalle. Para la familia fue "un drama muy fuerte", como saber que el cuerpo estaba en una fosa pero "no se podía preguntar ni nada". 

Su padre fue el único de los hijos de Pablo y Manuela que quedó en Motril. A Paulo lo habían asesinado, y las tres hermanas, que aunque habían sido inicialmente detenidas quedaron en libertad, lograron pasar a Francia. Sufrió en Motril la represión y estuvo internado en un campo de concentración, el instalado en La Fabriquilla. 25 meses pasó en ese lugar, en el que los presos "se morían de hambre si no tenían un familiar que les llevara algo de comer".

Sin saberlo, el hijo de Pablo Martín fue enterrado en un nicho a escasos metros de la fosa en la que yacen los restos del progenitor

Sobre la ubicación de la fosa, explica que según alguna documentación, se encontraría a unos 8 metros de las tapias, y que sobre ella se levantaron nichos. Es posible, en un dato que no tiene corroborado, que los restos al construir esos nichos fuesen trasladados a un osario. Y ofrece un detalle que le emociona: su padre, que murió en 1963, estaba enterrado en el mismo patio del cementerio en el que estaría localizada la fosa, "a escasos metros". 

Él, nieto de Pablo, ha dejado por escrito lo sucedido en el cortijo de Los Tablones, en un texto que reproducimos a continuación: 

Un 30 de julio de 1947 dos personas fueron detenidas, Francisco Correa “el Cucharón” y Cecilio Moreno Castillo. La hija del Cortijero los denunció tras reconocerlos paseando por Motril. Fueron acusados del robo de jamones del Cortijo de Calonca. Los detuvieron y tras un cruel interrogatorio, el Cucharón les dijo que en cortijo de Pablo había guerrilleros. Inmediatamente montaron una emboscada, con dos paisanos de acompañantes, Antonio Maldonado “el Grajo” y “el Cucharón”, quienes guiaron a la Guardia Civil al cortijo.

Cuando llegaron se encontraron a tres guerrilleros dentro, Francisco Frías López, Antonio Fernández Ayllón y Serafín Lorenzo de Cara. Después de un largo rato disparando a la cerradura consiguieron abrir la puerta. Entró el teniente con linterna en mano y se llevó un disparo. Según versión de Manuel Oliveros, un Guardia Civil que estaba allí, hubo un disparo mutuo entre Serafín Lorenzo de Cara y el teniente Morales.

Dentro del cortijo se encontraban Pablo Martín Martín, su esposa Manuela Correa Rubiño y cuatro de sus cinco hijos, Paulo de 16 años, Dolores, Sacramento y Marina.

A Pablo le dispararon y murió desangrado en la habitación del fondo de la vivienda que servía como despensa y almacén; así como dos de los guerrilleros, Serafín y Francisco. A Manuela, a su hijo Paulo y a uno de los guerrilleros, Antonio Fernández, se los llevaron amarrados con cuerdas hasta el ventorro. Allí los cargaron en un camión y los condujeron al Castillo de Carchuna.

A las tres hijas, Dolores, Sacramento y Marina también se las llevaron, pero en medio del camino las dejaron en libertad. Las amparó una mujer llamada María Maldonado.

A Pablo, Serafín y Francisco los cargaron en bestias y los pasearon por Motril hasta el cementerio. Estarán enterrados en algún sitio desconocido, ya que tan solo le pusieron un número de identificación a cada uno. Hoy en día ya tienen nombre en el libro de registro.

Al día siguiente de estos acontecimientos, se hizo una redada con el Grajo de  protagonista. Detuvieron a Emilio García, que como no se encontraba en su domicilio, el Grajo los llevó hasta el huerto donde estaba haciendo sus labores y allí fue detenido. A continuación detuvieron a Juan Moreno y a su hijo Manuel. También a Manuel Castillo Gómez que trabajaba de mulero en el cortijo de Calonca. En Motril detuvieron a Manuel Rubiño que volvía de impartir clases, ya que era maestro, y a su esposa Juana Correa, que estaba embarazada.

En la madrugada del 1 de agosto los llevaron a Gualchos. En el cruce hacia Gualchos, a unos 300 m empezó la tragedia. A Paulo, de 16 años, lo bajaron y éste se metió en un agujero de un puentecillo que hay. Lo sacaron y el Guardia Civil a quien le tocaba fusilarlo dijo que él no había entrado al Cuerpo para matar niños, y allí mismo entregó la ropa. Pero el Grajo se ofreció, dijo que había que terminar con este que será un futuro comunista, “si no lo matáis vosotros yo mismo le pego dos tiros”. No tengo claro quien lo fusiló, aunque cuando hicieron la exhumación si pude ver que tenía el tiro en la nuca. Lo fusilaron en presencia de su madre.

Después del fusilamiento hicieron un simulacro y les pusieron armas en las manos y tomaron fotos para justificar un enfrentamiento. Después buscaron vecinos de Gualchos con mulos para llevar los cuerpos al cementerio. Tras echarlos a la fosa, les tiraron bloques de piedra que salieron en la exhumación.

También participaron como espectadores otros paisanos, Antonio Maldonado el Grajo, los hermanos Nicolas y Manuel Moreno, y Miguel Correa (el muíllo).

Orden de Madrid: Llévense dinamita y gasolina. No quiero detenidos. Orden del General Julián la Sierra Luis.

Por otro lado, en un cortijo a 150 m del de Pablo había otros tres guerrilleros, entre ellos el Polopero, que al escuchar los disparos en el cortijo de Pablo hicieron unos disparos y se largaron por Sierra de Lújar hacia Sierra Nevada.


José Martín Moreno es nieto de Pablo Martín Martín

"Si no se cuenta, corre el riesgo de que se vuelva a repetir"

José Martín Moreno explica que el homenaje organizado por la Asociación 14 de Abril en el cementerio de Motril fue "muy emotivo". "Lo peor que se podía hacer", eso fue lo que hicieron con su familia, matando al abuelo, a la abuela y un niño. Y defiende de manera contundente la importancia de la recuperación de la Memoria. "La Historia, si no se cuenta, corre el riesgo de que se vuelva a repetir". Y añade que "mucha gente joven cree que la democracia vino sola", pero no fue así.

Detalle del homenaje en el cementerio de Motril. Foto: 14 Abril Costa

José Cecilia y Antonio Fajardo, abatidos en la Mina del Piojo

Los otros dos nombres que figuran en el monolito son los de José Cecilia Sánchez y Antonio Fajardo Ruiz, dos guerrilleros que cayeron en la Mina del Piojo en junio de 1952, hace ahora 70 años. 

Como explica el historiador José María Azuaga Rico, es ya prácticamente el final de la Agrupación Guerrillera. Poco después de esa operación, los integrantes del 7º Batallón que luchaban aún escapan a Francia. Eran seis, el séptimo había desertado. Caminaron cien noches para llegar a Francia. 

Los restos de otros dos guerrilleros descansan también en estas fosas 

Según el historiador, uno de ellos sería Ramón Moreno Escamilla 'Genaro', natural y vecino de Salar. En septiembre de 1949 la 'Guerrilla' dio un golpe económico. Secuestró a un vecino de motril, Julio Aguado Delgado. La familia entregó el rescate que habían solicitado y una vez que estaba liberado, la Guardia Civil comenzó a disparar. 

La otra víctima fue asesinada recién finalizada la guerra civil. Es Juan Santana Calero, uno de los representantes del anarquismo en Málaga, como detalla Azuaga Rico. Está en Almería cuando llega el final de la guerra y caen todos los frentes. En ese momento la CNT en Almería se planteaba qué hacer, si escapar a otras ciudades para reorganizarse como 'resistencia' o internarse en la sierra y organizar la 'Guerrilla'. Finalmente, sin acuerdo, tienen la libertad de decidir. Juan Santana optará por esto último y marchará a Granada, junto a otros dos compañeros. En el camino se toparán con los franquistas y en un tiroteo, Santana cae herido y muere en el hospital militar. 

Sus restos también están depositados en las fosas del cementerio de Motril, sin duda, un lugar de memoria.

Este es un espacio para el recuerdo y el homenaje a las víctimas del franquismo. 

Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita

En colaboración con y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada. 

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Imagen de María Andrade

Periodista de carrera, -titulada en Ciencias de la Información por la Universidad de Sevilla-, y trayectoria, ha trabajado en Andalucía en todas las áreas del Periodismo: agencias de noticias, prensa, radio, televisión y gabinete de prensa. Comenzó su trayectoria profesional como redactora en prácticas en la radio, en RNE, posteriormente en Antena 3 y la SER; en la Agencia Efe, fue redactora en Málaga y Granada; en televisión trabajó para Tele 5 y, en prensa, en el Diario de la Costa del Sol, La Opinión de Málaga y Granada Hoy, en este último como jefa de la sección de Local desde su creación. Después, dirigió el Gabinete de Prensa de la Consejería de Educación de Andalucía durante cinco años.

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