Republicanas granadinas en cárceles vascas (I): La Prisión Central de Mujeres de Saturrarán (Guipúzcoa)
Otro lugar idílico convertido en espacio reservado a la represión, al horror y a la muerte. Hace unos días escribíamos sobre la Isla de San Simón [Republicanos granadinos en San Simón: La isla de la muerte (I) y San Simón: La isla de la desmemoria (y II)], bello emplazamiento gallego destinado a lazareto decimonónico y cárcel franquista, donde fueron encerrados más de 6.000 presos republicanos españoles, la mayoría sexagenarios enfermos o impedidos, y donde perdieron la vida más de medio millar de ellos. Hoy es el turno de una pequeña playa de arenas doradas, entre acantilados, situada en el límite de las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, la playa de Saturraran o Saturrarán, con tilde sobre la última vocal. Allí se instaló una cárcel de mujeres entre 1938 y 1944 con toda la crudeza del sistema punitivo de la Dictadura, lugar de sufrimiento y agonía de más de 4.000 mujeres de toda España que por allí pasaron, algunas naturales de Granada, como veremos. Decenas, más de cien se estima, dejaron allí sus vidas, pero también al menos medio centenar de sus hijos sabemos que murieron entre sus muros, víctimas todas de las condiciones inhumanas, del maltrato, la desnutrición o la falta de atención sanitaria que eran comunes a todo el sistema penitenciario de la Dictadura.
La web de la Consejería de Turismo del País Vasco enfatiza la belleza del paisaje:
Pocos saben que este destino turístico fue el espacio de una cárcel
Pocos saben que este destino turístico fue el espacio de una cárcel. Los edificios que se destinaron a este servicio tan siniestro se demolieron y el presidio es hoy un aparcamiento para los bañistas con una pequeña placa colocada en 2007 y los restos de un muro que recuerdan lo que fue.
Cuando comienza la Guerra Civil el complejo es usado como cuartel general de los gudaris (soldados) del PNV. Sin embargo, esta zona cae pronto en manos de las tropas franquistas
El nombre de Saturrarán procede de dos palabras del euskera, Sator (“topo”) y Haran (“valle”), pero hace muchos siglos sus vecinos crearon una leyenda sobre un pescador, Satur, y una campesina, Aran, que perdieron la vida por los embates del mar, y las rocas del acantilado se transformaron en sus figuras. La playa se convirtió en zona de veraneo a finales del XIX y principios del XX, época de inicio del turismo, reservado entonces a las clases más adineradas que buscaban los saludables “baños de mar” en las aguas frías del Atlántico. Como en otros lugares de la costa cantábrica se levantaron hoteles y fondas, restaurantes y merenderos. En 1921 las instalaciones hoteleras se entregaron a la Diócesis de Vitoria y se convirtió en un balneario para seminaristas. Cuando comienza la Guerra Civil el complejo es usado como cuartel general de los gudaris (soldados) del PNV. Sin embargo, esta zona cae pronto en manos de las tropas franquistas. Entre el 4 y el 6 de octubre de 1936, un día antes de que Azaña firmara el decreto por el que se promulgaba el bloqueado Estatuto de Autonomía vasco y el peneuvista José Antonio Aguirre jurara como lehendakari, los requetés navarros la conquistan. Una vez que todo el País Vasco quedó en manos franquistas, una Orden de 29 de diciembre de 1937 convirtió el complejo hotelero situado a la entrada de la playa en una prisión de mujeres que quedó inaugurada el 3 de enero de 1938. El hecho de tener varios edificios permitía dividir a las presas y dificultaba su comunicación: en uno de ellos, madres e hijos; en otro, las enfermas; el resto en lo que fue el Gran Hotel, la construcción más grande del complejo, cuatro pisos, el último abuhardillado, con más de 80 habitaciones y las instalaciones propias de un establecimiento de sus características (recibidor, salones, despachos, cocina, comedor…); además, dos fondas cercanas se reutilizaron cuando hizo falta ampliar la cárcel.
Como las demás cárceles franquistas, Saturraran participa del modelo del nuevo Estado, de su política represiva y de las ideas reaccionarias (políticas, jurídicas, penales, religiosas) que defendía: en palabras del director general de Prisiones, Máximo Cuervo, en 1940,
Castigo, escarmiento, ejemplaridad, todo tan alejado de la idea de redención que supuestamente iluminaban las doctrinas carcelarias y que se aplicará también a los presidios femeninos
Castigo, escarmiento, ejemplaridad, todo tan alejado de la idea de redención que supuestamente iluminaban las doctrinas carcelarias y que se aplicará también a los presidios femeninos. Como recuerda el historiador Gutmaro Gómez Bravo, “durante la década de 1940 la cárcel femenina se configura definitivamente como un espacio para la redención de la mujer caída”[i], había que apartarla para ser regenerada, pero esta “regeneración” no fue entendida por los funcionarios de prisiones que se excedieron y se centraron en los castigos. Todo ello se complementaba con una visión sexista y discriminadora:
Características de la cárcel de Saturrarán y perfil de las presas
En el año 2012 el Instituto Vasco de la Mujer y el Instituto Vasco de Criminología publicaron un completo estudio multidisciplinar en el que historiadoras, juristas, criminólogas, sociólogas y psicólogas abordaban la contextualización histórica y jurídica-penitenciaria de la cárcel y añadían un análisis cuantitativo y cualitativo a partir de una muestra de los expedientes de 602 presas y con 40 entrevistas a supervivientes[iii] De ahí proceden la mayoría de los datos, citas e informaciones que utilizamos en estos párrafos preliminares antes de revisar el nombre de las granadinas que sabemos estuvieron allí encerradas.
Saturrarán fue una Prisión Central de Mujeres durante seis años, hasta su cierre en 1944. Significa esto que no había allí presas preventivas sino ya juzgadas y condenadas
Saturrarán fue una Prisión Central de Mujeres durante seis años, hasta su cierre en 1944. Significa esto que no había allí presas preventivas sino ya juzgadas y condenadas. Según cifras oficiales, en el año 1940 se dio la cifra de mujeres presas más elevada: 23.332 en toda España, un 8,6% del total de 270.719 presos que reconocía la Dirección General de Prisiones en enero de ese mismo año. En el estudio citado se cifra el número de presas de esta cárcel guipuzcoana, utilizando los datos del padrón de 1940 del Ayuntamiento de Motrico, en 1.583, sin contar los menores que acompañaban a sus madres. A partir de ese año la cifra comenzó a descender: 1.563 en 1942, y 1.256 en 1943, [iv] lo que significa que a lo largo de su existencia como cárcel por Saturrarán pudieron pasar, según estas autoras, unas 4.000 reclusas.
Las encargadas fueron 25 monjas de la orden Mercedaria. Las monjas habían sido retiradas de estas funciones con las reformas de Victoria Kent en la época republicana pero una orden de 30 de agosto de 1938 permitió su reincorporación
Muchos carceleros mantuvieron en España su puesto ante las necesidades que trajo esta aglomeración de presos, pero muchos otros puestos se cubrieron con víctimas de la denominada “barbarie roja” que se significaron por su crueldad. En el caso que estamos revisando, las encargadas fueron 25 monjas de la orden Mercedaria. Las monjas habían sido retiradas de estas funciones con las reformas de Victoria Kent en la época republicana pero una orden de 30 de agosto de 1938 permitió su reincorporación. Su presencia se justifica ahora por la necesidad de reeducar a las mujeres reclusas, cuya conducta moral y religiosa se consideraba reprobable o, en el mejor de los casos, susceptible de mejora. Además de esta labor “regeneradora”, se encargaban de la administración y el régimen interno (control, censura, castigos). En Saturraran con una superiora al mando, Aránzazu Vélez de Mendizábal, conocida por las reclusas como “Sor Veneno” o “Pantera Blanca” por motivos que no hace falta explicar. Las monjas quedan relegadas cuando en septiembre de 1943 (BOE, 1 de enero de 1944) se restablece el Cuerpo de Capellanes de Prisiones, que también había sido eliminado en la II República. José María de Arrieta, del que no quedó mal recuerdo, será el designado para la cárcel guipuzcoana. Cincuenta soldados custodiaban el exterior, y un director civil, funcionario de prisiones, regentaba el penitenciario, empleo que llegó a ser ocupado por cuatro personas, tres de ellos hombres, muchos en sólo seis años de funcionamiento, pero es que dos fueron cesados por corrupción; también había un médico que, según las propias reclusas, destacó por su desinterés.
Utilizando poco más de 600 expedientes, el estudio citado concluye que la mayoría de las reclusas no eran presas comunes o acusadas por delitos “contra la moralidad pública”, sino políticas, casi el 90%, procedentes, además, de otras prisiones
Utilizando poco más de 600 expedientes, el estudio citado concluye que la mayoría de las reclusas no eran presas comunes o acusadas por delitos “contra la moralidad pública”, sino políticas, casi el 90%, procedentes, además, de otras prisiones. Mujeres acusadas de los delitos relacionados con el término de Rebelión, es decir, “Rebelión”, “Adhesión a la Rebelión”, “Auxilio a la rebelión”, “Excitación a la rebelión” –estos dos últimos los más comunes- y otros, de ser militantes o simpatizantes de organizaciones políticas y sindicales de izquierda o familiares de militantes (los maridos fundamentalmente). La media de edad era de 36 años, con un 20% entre los 21 y los 25 años, el grupo de edad más numeroso; la mitad casadas y con hijos, católicas y con instrucción (curiosamente, en la España de la época, más de la mitad, quizás por la abundancia de mujeres jóvenes); la mayoría no trabajaba y las que lo hacían era en el campo o, también, como sirvientas o modistas; el mayor porcentaje provenía del norte (predominan en la muestra las asturianas), aunque evoluciona en función de la conquista de territorios a lo largo de la guerra (el número de madrileñas, por ejemplo, aumenta significativamente en 1939 con la caída de la capital). Se ha calculado la media de años pasados en este establecimiento penitenciario en 2,98.
Están documentadas 116 muertes producidas en su interior, a las que, seguramente habría que añadir algunas reclusas fallecidas en hospitales más o menos cercanos a los que fueran trasladadas. No se tienen noticias de fusilamientos en Saturrarán por eso las defunciones hay que relacionarlas con las condiciones carcelarias
Están documentadas 116 muertes producidas en su interior, a las que, seguramente habría que añadir algunas reclusas fallecidas en hospitales más o menos cercanos a los que fueran trasladadas. No se tienen noticias de fusilamientos en Saturrarán por eso las defunciones hay que relacionarlas con las condiciones carcelarias: maltrato, piojos y enfermedades (tifus, sarna, tuberculosis, reumas…), desatención médica, desnutrición (hasta las monjas participaban del estraperlo), celdas frías y húmedas (en caso de marea alta el agua subía en algunas celdas a la altura de la cintura), carencia de lavabos y duchas… Las sanciones más comunes fueron el aislamiento, el internamiento en celdas de castigo y la prohibición de recibir correspondencia, además de traslados de pabellones y palizas. Se estableció un calendario de vacunación y se organizaron actividades culturales todas dirigidas a apuntalar el nuevo estado (religiosas, educativas); algunas reclusas pudieron trabajar para empresas exteriores (Egaña –medallas-, Berasategui –objetos de escritorio-) y otras para el interior de la cárcel (cocina, enfermería, confección, oficinas, comedor…).
Sin embargo, lo más terrorífico de esta prisión fue la muerte, documentada en el Registro Civil de Motrico, de 56 niños y niñas (33 entre el 16 de julio y el 28 de agosto de 1940) y la desaparición de un número no determinado, “tutelados por el Estado”:
Esta tutela consistía en enviarlos a “establecimientos benéficos”, es decir, instituciones religiosas (según la Memoria de Instituciones Penitenciarias de 1944, 12.042 niños y niñas en toda España en 1943). En esto se seguía nuevamente los planteamientos anticientíficos y reaccionarios del doctor Vallejo-Nájera:
Mujeres granadinas en la prisión
En el estudio del Instituto Vasco de la Mujer se da una cifra de 7 nacidas y 5 residentes en Granada para un total de 602 mujeres presas, es decir el 1% y el 0,8% de la muestra, muy por detrás de las, respectivamente, 103 y 96 asturianas o incluso de las 21 y las 23 de Jaén, las andaluzas más representadas en la misma. Aún así, si extrapolamos estas cifras y las aplicamos al total de presas que pasaron por el presidio guipuzcoano, unas 4.000 como dijimos, nos daría en torno a 40 presas granadinas, más de las que ahora mismo conocemos.
Son, a día de hoy, 23 las mujeres nacidas y/o residentes en Granada que estuvieron en la cárcel de Saturrarán
Gracias al trabajo de Ascensión Badiola sobre otra prisión de mujeres en el País Vasco, la de Amorebieta, hemos podido añadir mujeres que pasaron por ambas.[vi] Así, en nuestra base de datos[vii], son, a día de hoy, 23 las mujeres nacidas y/o residentes en Granada que estuvieron en la cárcel de Saturrarán (avisamos que en cuatro casos el único dato que tenemos que confirma su estancia en esta prisión es la publicación en el BOE de su libertad condicional, pero en sus páginas, aunque se consigna la cárcel, no se hace igual con el origen de la reclusa liberada, en consecuencia, si la combinación de nombre y apellidos resulta muy común hay posibilidad de error).
GRANADINAS PRESAS EN LA CÁRCEL DE SATURRARAN (GUIPÚZCOA) |
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Nombre |
Natural |
Vecina |
Consejo de Guerra |
TRRP |
ABRIL DEL CID, Mª Antonia 1.886 / Viuda |
Montefrío |
Montefrío |
Auxilio a la R. 12 años y 1 día (38) L. Cond. 12-XII-42 |
Auto (1944) Sobreseim. |
ALCÁZAR MORILLAS, Concepción |
- |
Gor |
Excitac. a la R. (39) 6 años y 1 día (39) L.Cond.: 22-VII-42 |
- |
AVILÉS CLARES, Antonia 1.871 / Viuda |
Iznalloz |
Iznalloz |
Excitac. a la R. (39) 6 años y 1 día (39) |
Auto (1945) Sobreseim. |
CARDONA GARCÍA, Josefa 1.905/ Casada |
Motril |
Motril |
Adhesión a la R. (37) Recl. Perpetua (37) C. 20 años y 1 día L.Cond.: 2-III-44 |
Desconocemos (1) |
CHECA VALDEARENAS, Ascensión Casada |
Granada |
Berja (Almería) |
- 12 años y 1 día L.Cond.: 1-III-43 |
- |
FUENTES SERRANO, Angustias 1914/ |
Láchar |
Castillo de Tajarja |
Rebelión (37) Recl. Perpetua (37) C. 20 años y 1 día (42) L.Cond.: 16-IV-44 |
Desconocemos |
GONZÁLEZ ATIENZA, María 1896/Casada Comerciante |
Puerto Lope |
|
Rebelión (37) Pena de muerte (37) C. Recl. Perpetua MUERE EN CÁRCEL (40) |
- |
LÓPEZ FERNÁNDEZ, Dolores Conservera |
Granada |
- |
Desconocemos (1) L.Cond.: 6-II-43 |
-- |
LÓPEZ PLEGUEZUELOS, Encarnación 1919/ soltera/ librera |
Iznalloz |
Iznalloz |
Auxilio a la R. (39) 12 años y 1 día (39) L.Cond.: 12-XII-42 |
Auto (1945) Sobreseim. |
MACHADO SÁNCHEZ, Rosa (2) |
Partido Judicial de Alhama |
Partido Judicial de Alhama |
Auxilio a la R. (37) 12 años y 1 día (37) L.Cond.: 22-I-43 |
- |
MORAL SALES, Carmen |
Granada |
|
Desconocemos L.Cond.: 3-IV-43 |
- |
MORAL SALES, Dolores |
Granada |
|
Desconocemos L.Cond.: 12-XII-42 |
- |
MOYA MORALES, María 1883 o 1884/ casada /6 hijos |
- |
Santa Cruz del Comercio |
Auxilio a la R. 12 años y 12 días (37) MUERE EN CÁRCEL (42) |
- |
MUÑOZ VÍLCHEZ, Dolores 1.887/ Viuda |
Arenas del Rey |
Arenas del Rey |
Adhesión a la R. (37) Recl. Perpetua (37) C. 20 años y 1 día (42) L.Cond.: 2-III-44 |
Desconocemos |
NAVAS PELEGRINA, Carmen 1.885/ Viuda |
- |
Fornes |
Auxilio a la R. (37) 20 años (37) Excitac. a la R. (39) 12 años (39) L.Cond.: 26-VII-43 |
500 pesetas (40) Indulto (63) |
ORDÓÑEZ JIMÉNEZ, Francisca 1903/Casada |
Moraleda de Zafayona |
Moraleda de Zafayona |
Auxilio a la R. (37) 12 años y 1 día (37) L.Cond.: 25-IX-43 |
Desconocemos |
PÉREZ CÁCERES, Elvira 1902/Casada Mecanógrafa, taquígrafa |
Pinos Puente |
Granada Madrid |
Adhesión a la R. Pena de muerte C. 30 años y 20 años |
- |
RODRÍGUEZ HINOJOSA, Francisca 1.891/ Viuda Peluquera/peinadora |
Alhama de Granada |
Alhama de Granada |
Rebelión (37) Pena de muerte (37) C. 30 años y 6 años y 1 día (43) |
Desconocemos |
RUIZ NAVAS, Piedad 1885/Casada |
Fornes |
Fornes |
Adhesión a la R. (37) Pena de muerte (37) C. 30 años y 20 años |
Desconocemos |
SÁNCHEZ PÉREZ, Loreto 1884/ |
Granada |
Berja (Almería) |
- 12 años y 1 día L.Cond.: 12-III-42 |
- |
TOVARÍAS BUENO, Eloísa 1903/Casada |
Alhama de Granada |
Moraleda de Zafayona |
Excitac. a la R. (39) 2 años (40) L. 12-IX-42 |
Auto (1945) Sobreseim |
TRIVIÑO GARCÍA, Juana 1883/Casada |
Alhama de Granada |
Alhama de Granada |
- Recl. Perpetua (38) C. 12 años y 1 día (43) L. Cond. 12-XII-42 |
Desconocemos |
VICO SEGOVIA, Antonia 1898/ Casada |
Alicún de Ortega |
Guadahor-tuna |
Adhesión a la R. (40) Recl. Perpetua (40) L. Cond. 1946 |
Auto (1944) Sobreseim |
- 1. Cuando ponemos desconocemos es que se abrió expediente, pero no conocemos sentencia
- 2. Fue procesada en el Partido de Alhama de Granada, pero puede ser hermana del también represaliado Rafael Machado Sánchez, natural y vecino de la Calahorra
Leyenda: RRPP (Tribunal de Responsabilidades Políticas); C.: Conmutación; R: Rebelión; Sobreseim: sobreseimiento; L. Cond: Libertad Condicional; Recl.: Reclusión.
Fuente: datos extraídos de los expedientes personales del TRRP depositados en el Archivo de la Real Chancillería de Granada, del BOE y elaboración propia.
La principal diferencia con el perfil de presas antes comentado la encontramos en la edad: de las 17 que conocemos el año en que nacieron, 11, casi la mitad de las 23, son mayores de 40 años, nacidas en el siglo XIX, varios años por encima de la media española de la prisión y más alejada aún del grupo de edad más destacado, el de 21 a 25 años. En otros aspectos tampoco hay coincidencia: de las sólo 5 trabajadoras consignadas, ninguna de ellas lo hacía en el campo (1 comerciante, 1 secretaria, 1 librera, 1 peluquera, 1 conservera), e imaginamos que pocas tenían instrucción. Sí hay coincidencia en el motivo de su reclusión: casi todas las que tenemos fueron procesadas por delitos políticos relacionados con la oposición al Movimiento (Rebelión, Adhesión, Excitación y Auxilio a la Rebelión), dos de ellas dos veces.
Las penas son dictadas en su mayoría en Consejos de Guerra celebrados durante la guerra, no después, son, por ello, muy duras: cerca de un 40% la conforman 4 penas de muerte y 5 reclusiones perpetuas (30 años)
Las penas son dictadas en su mayoría en Consejos de Guerra celebrados durante la guerra, no después, son, por ello, muy duras: cerca de un 40% la conforman 4 penas de muerte y 5 reclusiones perpetuas (30 años), si bien es cierto que casi todas ellas conmutadas, lo cual muestra que esta prisión era de castigo para delitos considerados graves y presas “peligrosas” por su compromiso político, de hecho allí estuvo encerrada la famosa Rosario “la dinamitera” (la miliciana madrileña Rosario Sánchez Mora que cantara en un poema Miguel Hernández).
La documentación consultada sobre las reclusas granadinas nos confirma esta apreciación, así se nos dice de alguna de ellas, por ejemplo de Encarnación López Pleguezuelos, de Iznalloz que era “extremista”, perteneciente a la CNT, secretaria de la Sociedad de Mujeres Antifascistas “y encargada de una librería de propaganda comunista que se instaló en el citado pueblo”
La documentación consultada sobre las reclusas granadinas nos confirma esta apreciación, así se nos dice de alguna de ellas, por ejemplo de Encarnación López Pleguezuelos, de Iznalloz que era “extremista”, perteneciente a la CNT, secretaria de la Sociedad de Mujeres Antifascistas “y encargada de una librería de propaganda comunista que se instaló en el citado pueblo” (testimonio de sentencia de la Causa 19.010/39); de Dolores Muñoz Vílchez, que “cooperó con los marxistas durante el dominio rojo en el pueblo de su referencia” (Arenas del Rey), algo parecido de Josefa Cardona García, “colaboradora de los marxistas en el pueblo de Motril durante la etapa roja; se distinguió como elemento de propaganda revolucionaria, figurando a la cabeza de las manifestaciones marxistas, incitando a las turbas a la comisión de desmanes” (Causa 64/37); a Juana Triviño se la define como “elemento activo” (Causa 1.371/38); a Francisca Rodríguez Hinojosa el Juez Instructor la califica de “extremista” y la condena de pena de muerte se justifica por su “peligrosidad y graves daños causados por su actuación antisocial” (Causa 160/37). De Piedad Ruiz Navas (Causa 362/37) se nos dice que era de “malísima conducta e ideas muy extremistas; intervino activamente en los sucesos revolucionarios de Fornes, lugar de su naturaleza y domicilio…”. De las dos vecinas de Berja que eran “marxistas altamente peligrosas”. Finalmente, de Carmen Navas Pelegrina se nos dice que se caracterizó por su “destacada labor en propagandas revolucionarias callejeras … procesada como la de mayor peligrosidad de todos los encartados en la presente causa” (Causa 429/37). A Elvira Pérez Cáceres, la más destacada de ellas por su implicación política, le reservamos un apartado al final de este artículo.
Casi todas debieron pasar inicialmente por la Prisión Provincial de Granada, y, una vez condenadas, como ocurrió con la mayoría de presas de Saturraran, las granadinas sufrieron el denominado “turismo carcelario”, tan propio de esos años, que las hacía pasar por la red penitenciaria creada por el franquismo para distribuir la ingente cantidad de reclusos y reclusas y, al mismo tiempo, alejarles de sus familiares y lugares de residencia
Casi todas debieron pasar inicialmente por la Prisión Provincial de Granada, y, una vez condenadas, como ocurrió con la mayoría de presas de Saturraran, las granadinas sufrieron el denominado “turismo carcelario”, tan propio de esos años, que las hacía pasar por la red penitenciaria creada por el franquismo para distribuir la ingente cantidad de reclusos y reclusas y, al mismo tiempo, alejarles de sus familiares y lugares de residencia. En su caso, las llamadas Prisiones Centrales de Mujeres distribuidas por todo el Estado (Oblatas en Santander, Gerona, Málaga, Can Sales de Mallorca, Santa María del Puig en Valencia, Ventas en Madrid…). Es lo que ocurre con María Antonia Abril del Cid, Antonia Avilés y Elvira Pérez que estuvieron un tiempo en la Prisión del Convento de las “Oblatas” en Santander; o de Eloísa Tovarías que extinguió condena en la de Gerona, o de Juana Triviño García que obtuvo la libertad condicional cuando se encontraba en la Prisión Central de Mujeres de Palma de Mallorca. Predominó en este trasiego el traslado a otras cárceles de la misma región: en especial las de Amorebieta y Durango, cárceles vascas de mujeres con las que había una estrecha relación, y por la que pasaron Ascensión Checa Valdearenas, Angustias Fuentes Serrano, Carmen Navas Pelegrina (que estuvo también en la cárcel de Salesianos de Santander), Dolores López, Dolores Moral Sales (que además estuvo en otras dos prisiones vascas, las de Azpeitia y la de Ondarra), Dolores Muñoz Vílchez, Piedad Ruiz Navas (con un breve periodo en el chalet de Orue de Bilbao habilitado como prisión), Loreto Sánchez Pérez (también unos meses en Orue), Antonia Vico Segovia (en Amorebieta consiguió la libertad condicional) y de nuevo Elvira Pérez.
La actividad política, tan duramente castigada, se muestra también en la columna de las procesadas por responsabilidades políticas, pues a más del 60% sabemos que se les abrió proceso, el hecho de que sólo conozcamos una sanción económica y cinco sobreseimientos no atenúa la convicción en el comentario
La actividad política, tan duramente castigada, se muestra también en la columna de las procesadas por responsabilidades políticas, pues a más del 60% sabemos que se les abrió proceso, el hecho de que sólo conozcamos una sanción económica y cinco sobreseimientos no atenúa la convicción en el comentario. Es muy probable, además, que casi todos los casos fueran sobreseídos, como ocurrió con la gran mayoría de los represaliados y las represaliadas ya que, a partir de la reforma de la Ley de Responsabilidades Políticas en febrero de 1942, el ser insolvente, no poseer bienes o sólo un salario que no llegara al doble del jornal medio, suponía automáticamente el sobreseimiento. Esto demuestra la pobreza y miseria que afectaba a un porcentaje elevadísimo de los represaliados. Para finalizar, conocemos la libertad condicional de 16 de estas mujeres, todas menos una entre finales de 1942 y primeros meses de 1944, es decir, si contamos la prisión provisional, la estancia en la cárcel, cualquier cárcel, se prolongó entre 3 y 7 años, según los casos (siempre priorizamos la fecha de la orden publicada en BOE, aunque salieran de prisión algunas semanas antes).
Sólo conocemos el nombre de dos presas granadinas fallecidas en Saturrarán: María González Atienza y María Moya Morales
Sólo conocemos el nombre de dos presas granadinas fallecidas en Saturrarán: María González Atienza y María Moya Morales. La primera, detenida por miembros de Falange, fue acusada de ser enlace del “enemigo” entre Moclín, Tiena, Íllora y Puerto Lope, y condenada a pena de muerte; aunque su pena fue conmutada por la de reclusión perpetua, moría el 30 de julio de 1940 (Causa 288/37) (en la página web Gogora se escribe, sin embargo. que era natural y residente en Alcalá la Real, viuda, con dos hijas, nacida el 23 de noviembre de 1877)[viii]; la segunda, procesada en el Partido Judicial de Alhama de Granada, forma parte de un expediente en el que están inculpadas trece mujeres, todas ellas detenidas el 23 de abril de 1937 acusadas de “Auxilio a la Rebelión”, condenada a 12 años y 12 días en Consejo de Guerra celebrado el 11 de junio de 1937 (Causa 615/37), murió, a los 58 años, el 12 de noviembre de 1942, y está enterrada en Motrico.
Cerramos con una pequeña semblanza de una de estas reclusas, quizás la más conocida gracias a la biografía que Antonina Rodrigo incluyó en uno de sus libros,[ix] y nosotros resumimos, Elvira Pérez Cáceres, que fue secretaria de la líder anarquista catalana Federica Montseny.
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Bibliografía:
- [i] GÓMEZ BRAVO, Gutmaro: El exilio interior. Cárcel y represión en la España franquista. 1939-1950. Taurus, 2009
- [ii] VALLEJO NÁGERA, A. y MARTÍNEZ, Eduardo M. “Psiquismo del fanatismo marxista. Investigaciones psicológicas en marxistas femeninos delincuentes”. Revista Española de Medicina y Cirugía de Guerra, número 9, mayo, 1939.
- [iii] JIMÉNEZ MARÍN, Eva et alli: Situación penitenciaria de las mujeres presas en la cárcel de Saturrarán durante la Guerra Civil Española y la Primera Posguerra. Hacia la recuperación de su memoria. EMAKUNDE (Instituto Vasco de la Mujer) e Instituto Vasco de Criminología, Guipúzcoa, 2012.
- [iv] Ministerio del Trabajo. Dirección General de Estadística. Anuario Estadístico de España de 1942. Edición Manual. Madrid, 1943.
- [v] BOE, Orden de 30 de marzo de 1940, 6 de abril de 1940
- [vi] BADIOLA ARIZTIMUÑO, Ascensión: Individuas peligrosas. La Prisión Central de Mujeres de Amorebieta (1939-1947). Txertoa, Donostia, 2019.
- [vii] MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso y SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro: Diccionario de la represión en Granada, en elaboración.
- [viii] www.gogora.euskadi.eus (página web del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, con una base de datos donde aparece la lista de víctimas de la guerra civil en el País Vasco) .
- [ix] RODRIGO, Antonina: Mujeres granadinas represaliadas. Diputación de Granada, Granada, 2007. pp. 269 a 277.
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Pedro Sánchez Rodrigo (Burgos, 1960). Es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada, donde cursó la especialidad de Historia Contemporánea. Ha ejercido como profesor de Secundaria de Geografía e Historia desde 1984. Desde hace años colabora con la Fundación de Estudios Sindicales- Archivo Histórico de CC.OO.-A.. Ha participado en la obra colectiva “La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-81)”, publicada por la Editorial El Páramo en el año 2012, y, junto con Alfonso Martínez Foronda, es autor de “La cara al viento. Memoria gráfica del movimiento estudiantil de Granada durante la dictadura y la transición”, obra publicada por la Universidad de Granada, también en 2012. Ha colaborado en el volumen La Resistencia andaluza ante el tribunal de orden público en Andalucía. 1963-76, editado en 2014 por la FES/Archivo Histórico de CC.OO.-A y la Junta de Andalucía, y en otros trabajos colectivos, como De la rebelión al abrazo. La cultura y la memoria histórica entre 1960 y 1978 (Diputación de Granada, 2016) y La Universidad de Granada, cinco siglos de historia. Tiempos, espacios y saberes, coordinado por Cándida Martínez López (III Volúmenes, EUG, Granada, 2023) con el artículo “Antifranquismo en las aulas. El movimiento estudiantil”. También con Alfonso Martínez Foronda ha publicado el libro “Mujeres en Granada por las libertades democráticas. Resistencia y represión (1960-1981)”, publicado en 2016 por la Fundación de Estudios y Cooperación de CC.OO. Actualmente está jubilado y colabora en la elaboración del Diccionario de la Represión en Granada 1931-1981.
Alfonso Martínez Foronda (Jaén, 1958). Es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada. Desde 1984 es profesor de Enseñanza Secundaria. Actualmente es profesor del IES Albayzín. Ha sido secretario general de CCOO de Jaén desde 1993-2000 y desde 2004 es miembro de la Comisión Ejecutiva de CCOO-A, desde donde ha presidido hasta 2103 las Fundaciones de Estudios Sindicales-Archivo Histórico y la de Paz y Solidaridad.
Como investigador, ha publicado numerosos artículos de opinión sobre aspectos docentes y sociales. Colaborador habitual del Diario Jaén desde 1994-2000 publicó La firma del viento (2007), una antología de artículos de opinión. Como investigador del movimiento obrero andaluz ha publicado La conquista de la libertad. Historia de las Comisiones Obreras de Andalucía (1962-1977), en 2005; De la clandestinidad a la legalidad (Breve historia de las Comisiones Obreras de Granada), en 2007; sobre las Comisiones Obreras de Jaén desde su origen a la legalización del sindicato (2004); la unidad didáctica El sindicalismo durante el franquismo y la transición en Andalucía; diversas biografías de dirigentes sindicales andaluces como Ramón Sánchez Silva. Al hilo de la historia (2007); Antonio Herrera. Un hombre vital, en 2009; Andrés Jiménez Pérez. El valor de la coherencia, en 2010, entre otros. En 2011 su investigación La dictadura en la dictadura. Detenidos, deportados y torturados en Andalucía durante el Estado de Excepción de 1969, (2011), fue premiada por la Junta de Andalucía como la mejor investigación social de ese año. Posteriormente, ha publicado La “prima Rosario” y Cayetano Ramírez. Luchadores por la libertad en una provincia idílica (2011); sobre el movimiento estudiantil en la UGR, con otros autores, “La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-81); sobre la historia del movimiento obrero granadino, con su investigación La lucha del movimiento obrero en Granada. Paco Portillo y Pepe Cid: dos líderes, dos puentes“, 2012; sobre el Tribunal de Orden Público, La resistencia andaluza ante el Tribunal de Orden Público en Andalucía (1963-1976); Diccionario de la represión sobre las mujeres en Granada (1936-1960) o La resistencia malagueña durante la dictadura franquista (1955-1975). Actualmente, junto a Pedro Sánchez Rodrigo, está confeccionando un diccionario sobre la represión en Granada desde la II República al golpe de estado de 1981.
Nueva serie de Alfonso Martínez Foronda y Pedro Sánchez Rodrigo sobre granadinos en prisiones de horror y muerte en la Guerra Civil y el franquismo:
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Republicanos granadinos en San Simón: La isla de la muerte (I)
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San Simón: La isla de la desmemoria (y II)