Cuando se publiquen estas líneas, faltarán dos días para el 8 de marzo. Esta fecha, desde el año pasado, ha reforzado su importancia y su significado en el imaginario colectivo. En efecto, el 8 de marzo de 2018 será recordado porque dio un vuelco decisivo a la forma en que se conmemoraba este día internacional. Ya no seguiría palideciendo, porque fue una movilización histórica en favor de la igualdad. Marchas y manifestaciones multitudinarias, recorrieron más de 120 ciudades en España. Nuestro país se mostró como referente mundial de las protestas que se celebraron en todo el mundo. 

 

Conviene recordar que la celebración de este día tiene un origen marcado por la reivindicación de las mujeres en su lucha por la igualdad, a lo largo de décadas y décadas. En 1857, cientos de trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York salieron a la calle para reivindicar que los salarios que percibían por su trabajo fueran igual que el que percibían los hombres: a igual trabajo, igual salario. Hoy, 160 años después, seguimos luchando por acabar con la brecha salarial: es indignante. 

En 1911, las costureras de la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York protagonizan un encierro en señal de protesta por sus condiciones laborales, que terminó con un incendio, que arrebató la vida a 123 mujeres y a 23 hombres.  Existen muchas versiones de lo sucedido, pero lo que es cierto es que este fatídico hecho provocó cambios importantes en la legislación de seguridad en los centros de trabajo, y, además, fue el origen del Sindicato Internacional de mujeres trabajadoras textiles (International Ladies’ Garment Workers’ Union). 

 

En el marco de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en 1910, Clara Zetkin propuso, por primera vez, la celebración de un Día Internacional de la Mujer. Todavía en aquel momento, no se había llegado a ser consciente de que las mujeres no eran un imaginario único, sino que había muchos tipos de mujeres, como ocurre con los hombres. 

 

No es casualidad que grandes movilizaciones protagonizadas por las mujeres a lo largo de la historia hayan tenido como colofón importantes cambios en la sociedad; la movilización de las obreras del textil en Petrogrado (1917), marcó el inicio de la revolución bolchevique;  la llamada “Huelgona” (Mieres Pozo San Nicolás, abril 1962) está considerada como la primera ocasión en la que  el movimiento obrero fue capaz de doblegar el pulso a la dictadura franquista. Si aquella huelga consiguió en parte su objetivo, fue porque las mujeres se movilizaron junto con los mineros, consiguiendo darle una dimensión internacional al conflicto. 

 

Lo que estos hechos ponen de manifiesto es la fuerza transformadora de la lucha por la igualdad protagonizada por las mujeres, aquí en España y en el mundo entero. 

 

Es evidente que, desde entonces hasta ahora, la situación ha cambiado mucho, pero sigue existiendo la necesidad de mantener viva la idea reivindicativa con la que nació este día. Como tantas otras facetas de nuestra vida, la situación ha  progresado. Pero sigue existiendo el mismo elemento que dio origen a tantos y tantos ejemplos de lucha protagonizada por las mujeres: la desigualdad. Y es que esta sociedad sigue estando en deuda con ellas. 

 

El año pasado, salíamos a la calle en numerosas manifestaciones que reunieron en un mismo relato a múltiples tipos de mujeres, que representaban a todas las generaciones y a muchos hombres que, cada día, van sumándose a la lucha por la igualdad en todos los campos, frente a la brecha salarial (a la que aludía anteriormente), la discriminación laboral, frente al acoso y a la violencia sexual… 

 

Desgraciadamente, en estos días estamos observando como los discursos de los partidos de la derecha (PP y Ciudadanos) están siguiendo la estela de aquellos que persiguen no solo que no podamos avanzar más en la senda de la igualdad, sino que retrocedamos en derechos y libertades que tanto esfuerzo ha costado alcanzar. 

 

La derecha ha gobernado siempre de espaldas a la mujeres, recortando su capacidad económica y sus derechos, o expulsándolas del mercado laboral. 

 

Por el contrario, si observamos los grandes avances que hemos tenido en España, han venido siempre de la mano de gobiernos socialistas a todos los niveles (Gobierno, Comunidades Autónomas, y municipios). Así podemos ver como los permisos de paternidad, la ley de interrupción voluntaria del embarazo, la ley contra la violencia de genero, la ley de la dependencia, o la de igualdad, han venido siempre de gobiernos del PSOE. 

 

Hoy, ya no se trata solo de conseguir metas nuevas en esa lucha histórica por la igualdad en todos los frentes, se trata también de enfrentarse a aquellos que quieren que retrocedamos en los derechos alcanzados. Por eso,  este 8 de marzo tiene que mantener el carácter reivindicativo y multitudinario del año anterior.