Capítulo XXXVIII: 'El Partido Comunista y la emigración'
Joaquín, el protagonista de “La mina” de Armando López Salinas, se ve abocado al igual que muchos paisanos a abandonar su tierra natal al lado del río Guadahortuna para ir a las minas en Ciudad Real. Una década después miles de granadinos de esta comarca de los Montes Orientales emprenderán su éxodo migratorio hacia tierras centroeuropeas, Alemania, Francia, Holanda, Suiza. Un nuevo Joaquín aparece junto con centenares de compatriotas en trenes abarrotados en la estación alemana de Colonia con su maleta, donde le espera su patrón para llevarle a una residencia donde vivirá en habitaciones compartidas y “camas calientes” junto a otros compatriotas en su misma situación. Sin conocer el idioma, costumbre y cultura pasa de un ambiente agrario y rural a un mundo urbano e industrial totalmente ajeno a su realidad vivida, no hablemos del clima frío y húmedo frente a los calurosos y secos veranos de su tierra natal.
En 1970 había emigrado uno de cada cuatro andaluces (1.611.791). En 1977 había más de un millón de españoles en países europeos, la mitad en Francia, una cuarta parte en Alemania
España a finales de la década del 50 del siglo pasado pasó de ser un país autárquico y con un régimen fascista junto a Portugal, a ser un país amigo frente a los países comunistas del Este de Europa. Con el reconocimiento del régimen franquista en foros internacionales fomentado por EE.UU. (a cambio de instalar sus bases militares en Rota, Morón o Torrejón) fue abriéndose el país al exterior. El desarrollismo de los tecnócratas del Opus Dei (Plan de Estabilización) generó una ola de inmigración primero interior, fundamentalmente hacia Cataluña, Euskadi y Madrid. El flujo migratorio que tradicionalmente había sido hacia América Latina, entre 1901 y 1930 emigraron a estos países 2.638.000 españoles, se proyectó hacia Europa occidental. Esta gran ola migratoria que comenzó con la creación del Instituto Español de Emigración en 1960 y los acuerdos migratorios con diversos países, se frenó en 1973 con la crisis del petróleo, se cerraron las fronteras a nuevos emigrantes, pero siguieron llegando españoles por reagrupación familiar, la denominada segunda generación. Según las cifras oficiales del Instituto Español de Emigración (IEE) entre 1959 y 1973 emigraron al continente europeo un millón de personas (1.066.440); el 71% de los que salieron fuera de España en esos quince años. A diferencia de las emigraciones anteriores, en la década de los sesenta se da un movimiento migratorio de carácter rotativo. Al sumar los datos oficiales con los de los países receptores, se demuestra que de 1960 a 1969, la tasa media de salidas sin contrato era del 51,5% de los emigrantes, cifra que no controlaba la administración española, es decir que fueron más de dos millones las personas que emigraron de nuestro país. Esto desmonta el mito de que la emigración española a Europa fue toda legal o regulada. En 1970 había emigrado uno de cada cuatro andaluces (1.611.791). En 1977 había más de un millón de españoles en países europeos, la mitad en Francia, una cuarta parte en Alemania. A partir de esa fecha comienza un retorno de emigrantes muy importante reduciéndose la cifra en 2009 a 580.000 españoles en países europeos. Esta es la emigración que yo conocí.
En la ciudad alemana de Remcheid había a mediados de los 70 una colonia española de más de 12.000 personas (el 10% de la población de la ciudad), más de la mitad proveniente de la comarca de los Montes Orientales de Granada (Piñar, Torre Cardela, Dehesas Viejas, Domingo Pérez…). Había más de una decena de bares, tiendas, escuela, incluso hasta un cine español. Diversos clubes de fútbol, asociaciones juveniles, culturales o de padres de familias, una misión católica española… caracterizaban la vida social de los españoles que en su tiempo libre no se mezclaban con los ciudadanos alemanes. Bastante tenían con trabajar con ellos durante largas jornadas en la industria de las herramientas, por la que es conocida esta ciudad.
Solamente existía una organización política, El Partido, sin adjetivo. El PCE empezó casi desde el inicio de los primeros emigrantes a Centroeuropa a contactar con ellos
Solamente existía una organización política, El Partido, sin adjetivo. El PCE empezó casi desde el inicio de los primeros emigrantes a Centroeuropa a contactar con ellos. En Francia se encontraba gran parte de la dirección del Partido y desde allí se impulsó el acercamiento a estos españoles cuya emigración no estaba motivada por razones políticas, sino económicas. El Partido trabajaba en la semiclandestinidad en Alemania, pues el Partido Comunista Alemán (DKP) estuvo hasta 1969 prohibido y posteriormente sus miembros no podían ejercer de funcionarios públicos, eso es la democracia burguesa. En las postrimerías del franquismo y en los primeros años de la Transición, el Partido tuvo un papel fundamental entre los emigrantes. Concienció políticamente a miles de españoles que llegaban a los países de inmigración con el único objetivo de ahorrar dinero en poco tiempo y retornar a España. Esto en la mayoría de los casos no se cumplió y el cierre de la frontera en 1973 debido a la crisis del petróleo, originó que se reagruparan las familias que habían quedado en nuestro país. Miles de mujeres y nin@s tomaron el camino que años atrás habían tomado sus padres y se reunieron con ellos.
Protestas contra el crimen de Julián Grimau, contra el Proceso de Burgos, solidaridad con la huelga de la construcción de Granada, ocupación de consulados y embajadas españolas, multitudinarios mítines en Frankfurt, París o Ginebra con Dolores y Santiago demostraban la fuerza del PCE entre los emigrantes en plena dictadura franquista
Podemos decir sin equivocarnos que el PCE fue el partido de los emigrantes, ningún otro partido se preocupó de este colectivo y asumió sus reivindicaciones, en honor a la verdad tenemos que señalar que realmente es que no había otros partidos españoles organizados en aquellos momentos. José García Meseguer, largo años responsable del Comité Central para asuntos de emigración, relata en su libro “Los emigrantes” como el Partido en 1960 crea una comisión especial para dedicarse a estos. Protestas contra el crimen de Julián Grimau, contra el Proceso de Burgos, solidaridad con la huelga de la construcción de Granada, ocupación de consulados y embajadas españolas, multitudinarios mítines en Frankfurt, París o Ginebra con Dolores y Santiago demostraban la fuerza del PCE entre los emigrantes en plena dictadura franquista. Células del partido aparecieron en las distintas ciudades donde había un núcleo de españoles, cerca de 400 en toda Europa. Decenas de documentos y jornadas específicas para abordar las reivindicaciones de los emigrantes dan fe del apoyo del PCE a los emigrantes.
Las Primeras jornadas se celebraron en Madrid en enero de 1980 cuyas conclusiones se resumieron en un libro ¿Qué quiere el PCE para los emigrantes? Se organizarían otras jornadas específicas en varios países como la celebrada en Francia en abril de 1982 sobre “la hora de la segunda generación”. Documentos elaborados por el Comité Central donde se recoge, la política de emigración del PCE y proposiciones de leyes del grupo parlamentario comunista sobre una ley de emigración y otra de asistencia y protección al emigrante retornado, desgraciadamente estas propuestas cayeron en saco roto y fueron rechazadas por los gobiernos de turno de la UCD primero y el PSOE después. Con una alta representación de afiliados y representantes del tejido asociativo emigrante cuyo artífice fue el partido se celebraron en octubre de 1985 las segundas jornadas sobre migraciones trabajadoras en Europa.
Junto a miembros del Partido había una mayoría de personas integrantes a este movimiento sin afiliación política, pero reconociendo la labor que hacían los/as comunistas
En los primeros años de la transición los emigrantes se mueven entre consolidar sus derechos en los países de residencia, después de más de una década de estancia y tras haber reagrupado a su familia y el de retornar a la España democrática. Estas circunstancias hacen que el movimiento asociativo español crezca y se organice a nivel nacional y europeo. Se crean coordinadoras nacionales que agrupan a asociaciones de diversa índole, culturales, deportivas, juveniles, padres de familia para canalizar estas reivindicaciones. El gran impulsor de este movimiento fue el Partido, que facilitó y ayudó a la creación del mismo sin manipularlo. Junto a miembros del Partido había una mayoría de personas integrantes de este movimiento sin afiliación política, pero reconociendo la labor que hacían los/as comunistas. También tenemos que señalar la contribución que hicieron las Misiones Católicas entre los emigrantes para fraguar este movimiento asociativo, decenas de sacerdotes constituían estas misiones que primero de forma moderada y después más abiertamente apostaron por una transición democrática.
Durante los años 1980 y 81 hay un clamor para celebrar un congreso democrático de asociaciones de trabajadores españoles emigrantes en Europa, que por fin y tras una gran presión de la Coordinadora Europea de Emigrantes, se consigue celebrar en junio de 1982 en Palma de Mallorca. Previamente se habían celebrado congresos nacionales en los distintos países de emigración para elegir a sus delegados.
Se organizan en torno a asociaciones juveniles y de alumnos, en Alemania creamos la FAJA (Federación de Asociaciones Juveniles y de Alumnos) que me tocó dirigirla durante algunos años
La segunda generación, cuyos padres, casi siempre el varón, fueron los de la maleta en la estación de Colonia, eran cada vez más importante. Su situación era distinta, habían ido al colegio en el país de residencia, hablaban el idioma, tenían que hacer el servicio militar en España, si eran varón, y otras peculiaridades. Se organizan en torno a asociaciones juveniles y de alumnos, en Alemania creamos la FAJA (Federación de Asociaciones Juveniles y de Alumnos) que me tocó dirigirla durante algunos años. Se componía de asociaciones y clubes juveniles como la ACJ (Asociación Cultural Juvenil) de Remcheid creada en 1973 e integrada en la Coordinadora Europea de Asociaciones de Emigrantes Españoles. A través de esta organización se realizan diversos encuentros de jóvenes emigrantes en España, donde se viene a conocer la realidad de un país que solo lo conocen durante las vacaciones y se hace llegar nuestras reivindicaciones y anhelos a la sociedad y las organizaciones españolas.
Codo con codo con el Partido y otras fuerzas de izquierda, las asociaciones de emigrantes siguen con sus reivindicaciones, ya no solo en el ámbito propio sino también en asuntos como en el No en el referéndum para la permanencia de España en la OTAN en marzo de 1986 (que por cierto gano el NO A LA OTAN entre los emigrantes) o el impulso contra la instalación de misiles de medio alcance en países con Alemania. El enfoque también se dio de cara al retorno de los emigrantes, miles de ellos lo hicieron en la década de los 80 del siglo pasado. El apoyo de las autoridades fue muy endeble, no había una política activa de ayuda a los emigrantes retornados. De ahí que se creen grupos de autoayuda y asociaciones como la aún muy activa Asociación Granadina de Emigrantes Retornados (AGER) creada en 1988.
Junto a una tercera generación de emigrantes, que se quedaron e integraron en los países de residencia, debido a la crisis económica llega una nueva ola de emigración en 2.009. Hoy según el INE hay 2.655.000 españoles fuera de nuestro país, 1.581.000 españoles residentes en América y en Europa 980.000: Francia (280.000), Alemania (172.000), Reino Unido (161.000), Suiza (127.000), Bélgica (70.000), pero esto ya es otra historia.
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Un espacio coordinado por:
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Si no tuviste la oportunidad de leer o quieres volver a hacerlo, te ofrecemos la presentación de la serie que, cada viernes, Juan Francisco Arenas de Soria nos ofrecerá semanalmente sobre la historia del Partido Comunista que, en noviembre, cumplirá 'cien años al servicio de la clase trabajadora', con la intención de que los artículos 'nos aproximen a la realidad de un movimiento social clave para entender nuestro país, su lucha por la democracia y la libertad en contextos realmente complejos, y eso sí, siempre desde una perspectiva granadina":
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Capítulo III: 'El PCE y los primeros años de la Segunda República Española en Granada'
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Capítulo IV: 'Granada en llamas. Reacción monárquica y revuelta social'
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Capítulo V: 'José Bullejos Romero 'El Vivillo''
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Capítulo VI: 'El final del bienio progresista. Las elecciones de noviembre de 1933'
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Capítulo VII: 'Políticas reaccionarias y respuestas revolucionarias. Granada 1934'
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Capítulo VIII: '1935-1936. La construcción del Frente Popular en Granada'
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Capítulo IX: 'El Gobierno del Frente Popular y la repetición de las Elecciones en Granada'
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Capítulo X: 'Defender la República. El golpe militar en Granada'
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Capítulo XI: 'El PCE en Granada durante el conflicto armado'
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Capítulo XII: 'El desarrollo de la 'Guerra Nacional Revolucionaria''
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Capítulo XIII: 'La unidad popular como clave de la bóveda'
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Capítulo XIV: 'Por llanuras y montañas'. El PCE y la guerrilla: el caso de la provincia de Granada
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Capítulo XV: 'Por llanuras y montañas' (y II). El PCE y La Guerrilla antifranquista en Granada, 1947-1952
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Capítulo XVI: Cayetano Bolívar Escribano, diputado del Frente Popular
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Capítulo XVII: 'La Memoria y las mujeres comunistas (I). República y lucha antifascista'
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Capítulo XVIII: 'La Memoria y las mujeres comunistas (II). El franquismo'
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Capítulo XIX: 'La Memoria y las mujeres comunistas (III). La conquista de los derechos'
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Capítulo XX: 'Adriano Romero Cachinero'
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Capítulo XXI: 'Resistencia antifranquista en Granada. El primer franquismo (1939-1950)'
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Capítulo XXII: 'Resistencia antifranquista en los años 50. Granada'
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Capítulo XXIII: “El rayo que no cesa: Pedro Martínez Ojeda”
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Capítulo XXIV: 'Los Celtas en la Rusia Chica: Los comunistas de Maracena'
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Capítulo XXV: 'Luis López García 'Jorovive', el comunista, primer alcalde democrático de Maracena desde la República'
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Capítulo XXVI: 'La resistencia al franquismo en la década de los 60 (I). Aspectos generales'
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Capítulo XXVII: Manuel Sánchez Díaz, 'El rubio de la Virgencica'
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Capítulo XXVIII: 'La Primavera de Praga 1968. El PCE, de la ortodoxia a la disidencia'
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Capítulo XXIX: 'La resistencia al franquismo en la década de los 60. Granada'
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Capítulo XXX: Antonio Ruiz Valdivia (I): 'La lucha contra la dictadura'
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Capítulo XXXI: 'La caída de 1970 en Granada'
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Capítulo XXXII: Francisco Portillo Villena, 'El tío del maletín'
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Capítulo XXXIII: 'Final de una etapa: el último asesinato de la Guerra Española, Julián Grimau'
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Capítulo XXXIV: 'La dictadura lucha por la supervivencia'
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Capítulo XXXV: 'Francisca García Gómez: Paquita de Maracena'
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Capítulo XXXVI: 'Terroristas en la Universidad, una represión cochambrosa'
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Capítulo XXXVII: 'José Cid de la Rosa'