'La cantera'
No es necesario recurrir al bulo para preocuparse por las canteras de los partidos políticos, esos espacios donde ensayan los futuros dirigentes que decidirán pronto los caminos de nuestros pueblos, de nuestras comunidades y de nuestro país. Es normal, por otro lado, que el fervor juvenil insufle ardor guerrero en sus mesnadas y que twiter se convierta en el campo de batalla perfecto para dibujar estrategias y ganar posiciones.
Lo vemos en el deporte, cuando equipos filiales se enfrentan a sus mayores y se entregan con tal pasión que quizá necesitarían un calmante para evitar lesiones. Pero no se puede dejar pasar el magnífico escaparate que les puede llevar un día, si haber trabajado fuera de la política un solo minuto, a ser presidente de Andalucía o alcaldesa de Granada, por poner ejemplos notables que no únicos.
"No es necesario recurrir al bulo para preocuparse por las canteras de los partidos políticos, esos espacios donde ensayan los futuros dirigentes que decidirán pronto los caminos de nuestros pueblos, de nuestras comunidades y de nuestro país"
Decía que no es necesario mentir para hacer una reflexión sobre estos yacimientos de políticos vitalicios. Hace unos días, en un tuit de nuevas generaciones de España, se hizo viral una alusión a la guerra del 36 para dar la bienvenida al diputado 137, repescado gracias al voto exterior. El tuit manipulado decía: Con él (refiriéndose a García Adanero) ya son 137 los hombres y mujeres del Partido Popular que frenarán al sanchismo y sus desmanes como ya hicimos en el 36.
Aclaro que lo añadido es la referencia al 36 y no la alusión al sanchismo que ya es un clásico. Y veo la necesidad de aclararlo por dos cuestiones. La primera porque con la invitación al acuerdo que acaba de proponer Feijóo al PSOE, parece que no se puede derogar el sanchismo con Sánchez de candidato. Sánchez ahora sería un sanchista venido a menos. Por eso en esta nueva versión dialógica del PP, los jóvenes se habrían pasado de frenada.
La segunda, porque con los exabruptos que estamos últimamente conociendo, está alusión desproporcionada al 36 podría interpretarse como una más. Lo sustancial, en este caso, no es sólo lo que se le atribuye (falsamente), sino que no se excluya de inicio sin darle el menor crédito. Lo grave, por tanto, es poder pensar que haya quienes habiendo nacido después de los 90 añoren la cosecha bélica al mismo tiempo que sus próceres buscan diluir la memoria democrática con el bello eufemismo de la concordia.
No estaría mal que los partidos políticos, en este caso el PP, miren con cuidado lo que se siembra en estos futuros dirigentes y se preocupen por inocular cultura democrática allá donde el ímpetu por saltar al equipo titular lesione derechos fundamentales o se atente contra un sentido muy poco cultivado pese a tener de apellido común.
No se puede condescender de ninguna manera con actitudes xenófobas, como hemos visto estos días en Granada.
Eso no es un error, sino la muestra de una actitud inadmisible en un servidor público. El error se disculpa, pero los prejucios racistas y aporofóbicos no. Ojalá se borrasen con la misma facilidad que un tuit o se marchasen como una ola de calor.
Condescender es compartir.
"No estaría mal que los partidos políticos, en este caso el PP, miren con cuidado lo que se siembra en estos futuros dirigentes y se preocupen por inocular cultura democrática allá donde el ímpetu por saltar al equipo titular lesione derechos fundamentales o se atente contra un sentido muy poco cultivado pese a tener de apellido común"
Y no quisiera concluir este artículo sin referirme a la alegría que pueden proporcionar chupitos y copas gratis o la posibilidad de lograr trato preferente en las mejores discotecas, como anunció recientemente la organización juvenil del PP en Madrid. Eso sí que es un guiño insuperable para integrarse en una formación política.
Pero las organizaciones juveniles de los partidos políticos deben educar con esmero en los rudimentos de la vida pública; procurar huir de gritos, exageraciones, descalificaciones groseras, mantras y todo tipo de mensajes enlatados con el solo objetivo de lograr el poder, aunque luego no se sepa qué hacer con él. Para eso están los mayores... El buen estilo, aderezado de humor, sutileza, recursos literarios etc, no es ajeno al rigor que exige la política y harían bien en cultivarlo los jóvenes canteranos.
Sólo así ennobleceremos la política y alimentaremos una consideración positiva de quienes dedican su tiempo (mejor si está acotado) a esta noble tarea. Y después nos tomamos un chupito.