Lorca: "No me encontraron"
En 2009, hace ya 15 años, formé parte del equipo que hizo la primera búsqueda arqueológica de la fosa de García Lorca.
Oficialmente, no podíamos buscar a Lorca, pues la familia del poeta se negaba a colaborar. Nuestro objetivo: exhumar los restos del maestro Dióscoro Galindo y del anarquista Francisco Galadí, a petición de sus nietos. Sin embargo, teníamos la esperanza de encontrar también a Federico y a Juan Arcollas Cabezas, que fueron arrojados a la misma fosa común.
Aquel primer intento de buscar la conocida como Fosa de Lorca tuvo un gran impacto mediático, incluso antes de empezar a excavar. Llegaron periodistas japoneses, chinos, rusos, árabes, europeos y americanos, para informar a millones de lectores sobre la búsqueda de nuestro poeta más universal, el desaparecido más leído, admirado y llorado de todos los tiempos. Es decir, Federico García Lorca se ha convertido en símbolo mundial de las víctimas del franquismo y patrimonio de la humanidad.
Dirigidos por el arqueólogo Paco Carrión, estuvimos excavando, a pico y pala, en un otoño lluvioso, que convirtió en fango la tierra de Alfacar. Y tras dos meses de intensa excavación, pinchamos en roca
Dirigidos por el arqueólogo Paco Carrión, estuvimos excavando, a pico y pala, en un otoño lluvioso, que convirtió en fango la tierra de Alfacar. Y tras dos meses de intensa excavación, pinchamos en roca. Carrión sentenció: "no hemos encontrado ni una esquirla de hueso". Un fracaso, dijeron algunos. En absoluto, pues lo que hicimos fue comprobar que allí no estaba la fosa de Lorca, tal y como había dicho Manolo Castilla, primero al investigador Agustín Penon y, más tarde, a Ian Gibson. Por tanto, aquella localización no era correcta.
Como dice Gibson, hay que seguir buscando: "Cada día pienso en Federico, machacado y asesinado en su Granada por el fascismo. Tenemos que seguir buscándolo, hasta el último aliento". Y Leonard Cohen era de la misma opinión: "No entiendo cómo España no ha excavado con sus manos todo el campo de Granada para recuperar el cuerpo de su poeta. No entiendo que no le haya dado un castigo histórico a sus asesinos". El propio Lorca escribió un poema premonitorio, durante su viaje a Nueva York en 1929, que tituló: "No me encontraron".
Buscar la verdad es el mayor éxito de una sociedad democrática. Y la verdad es que el monolito que recuerda a Federico y a las víctimas del franquismo en el Parque García Lorca de Alfacar fue colocado, en 1986, sin hacer la correspondiente cata arqueológica para comprobarlo
Buscar la verdad es el mayor éxito de una sociedad democrática. Y la verdad es que el monolito que recuerda a Federico y a las víctimas del franquismo en el Parque García Lorca de Alfacar fue colocado, en 1986, sin hacer la correspondiente cata arqueológica para comprobarlo. Sólo tiene un carácter simbólico, pues bajo ese monolito nunca hubo una fosa común. Entonces ¿dónde está la fosa de Lorca y sus compañeros de muerte? A partir de ese momento, se dispararon los rumores.
Algunos comentan que la familia Lorca habría llegado a un pacto con el régimen franquista para recuperar los restos del poeta. ¿Pactar con el régimen franquista? La familia Lorca lo niega, pero todo el mundo entendería que un padre desesperado habría pactado con el diablo, con tal de llevarse los restos de su hijo para darle una sepultura digna. Sin embargo, esta teoría presenta una duda. De ser cierta, ¿qué hizo el régimen con los restos de Dióscoro Galindo, Galadí y Cabezas?
Otros dicen que la familia se llevó los restos del poeta para enterrarlos en la Huerta de San Vicente o en el cementerio de Nueva York, junto a la tumba de su padre, Federico García Rodríguez. Y otro rumor más: que el propio régimen, responsable de asesinar a Federico, trasladó sus restos al Valle de los Caídos, actualmente conocido como Cuelgamuros, sin conocimiento de la familia.
También disponemos de una carta de Emilia Llanos, en la que dice a Agustín Penón: "Ya no nos interesa adquirir los terrenos del olivo. El que estaba allí, ya no está. ¿Comprendes? Hace mucho tiempo se supone está en Madrid, con la familia. Eso me ha contado una persona enterada".
A lo que responde Agustín Penón: "¿Merece tu absoluta confianza la persona que te lo dijo?"
Y Emilia Llanos vuelve a contestar: "Lo que te conté de nuestro amigo parece ser cierto, la misma actitud de la familia es extraña, no puedo decirte por carta quién me lo ha dicho, una alta persona. Sí, el sitio fue en los olivos, después lo cambiaron de sitio". Ahora sabemos que la "alta persona" era Antonio Gallego Burín, que llegó a ser alcalde del régimen fascista. Pero la familia del poeta guarda un silencio absoluto, lo que favorece aún más la propagación de todos estos rumores.
Algunos testigos afirman que, durante la construcción del Parque, en 1986, los obreros encontraron huesos y la Diputación, en vez de denunciar los restos del presunto crimen a la Justicia, ordenó meterlos en un saco y ocultarlos de nuevo, para que el juez no detuviera las obras
Hay asimismo un clamor, cada vez más insistente. Algunos testigos afirman que, durante la construcción del Parque, en 1986, los obreros encontraron huesos y la Diputación, en vez de denunciar los restos del presunto crimen a la Justicia, ordenó meterlos en un saco y ocultarlos de nuevo, para que el juez no detuviera las obras. En este caso, la Diputación debería aclararlo, pero también guarda un silencio sospechoso, pues estaríamos hablando de un enterramiento ilegal. La Fiscalía de la Memoria Democrática debería investigar.
Ahora, el equipo que dirige el arqueólogo Paco Carrión ha exhumando los restos de 132 víctimas del franquismo en las fosas de Viznar. Lorca eran todos. Y así tiene que ser. Una sociedad avanzada y democrática tiene la obligación legal y moral de buscar, exhumar y enterrar dignamente a todos los desaparecidos de aquel régimen criminal, pues no deben quedar tirados en las fosas a las que fueron arrojados por sus verdugos.
Esto es precisamente lo que pide Nieves García Catalán, nieta adoptiva del maestro Dióscoro Galindo, asesinado junto a Lorca: "Necesitamos que mi abuelo sea encontrado para darle una sepultura digna, pues no es razonable que, 88 años después, siga desaparecido. Necesitamos un lugar donde poder llevar unas flores el día de su nacimiento o la fatídica fecha en la que fue asesinado. Abuelo, aquí seguimos buscándote y no cejaremos en ello. En mi caso, porque así me lo pidió mí querido padre, que tanto sufrió tu pérdida. Te queremos abuelo".
[Imagen que acompaña al artículo: aportada por el autor]