'Los negocios de los simples'
No hace mucho escribía sobre el curioso concepto que las derechas tienen de la idea de simplificar en el sentido administrativo del término. Más que intentar evitar engorrosos trámites para la ciudadanía y duplicidades que son, a todas luces, incomprensibles, la política del PP en Andalucía partía de la base de que casi cualquier trámite administrativo es, en sí, un impedimento para que las cosas fluyan con rapidez y sin filtros. Sobre esa idea han aprobado un macro-decreto que elimina de un plumazo controles y supervisiones, no sólo necesarios y convenientes, sino también, la garantía de que todas y todos actuamos en pie de igualdad en nuestras relaciones con la Administración. Pero para nuestras derechas, todo sea por la fluidez y supuesta eficiencia. Largo camino judicial, esperemos que al final exitoso para el interés general, espera a tan descabellada iniciativa que, en realidad, y como casi siempre, solo busca el beneficio de unos pocos y unas pocas. Al tiempo.
Simpleza, eficiencia, agilidad, qué palabros tan llamativos, pero tan peligrosos en según qué manos y qué mentes, y pensando en qué objetivos, también casi siempre inconfesables, pues como ya señalé en su momento, toda esa eliminación de controles se refería a cuestiones ambientales, patrimoniales, tan necesitadas de control y fiscalización previa
Simpleza, eficiencia, agilidad, qué palabros tan llamativos, pero tan peligrosos en según qué manos y qué mentes, y pensando en qué objetivos, también casi siempre inconfesables, pues como ya señalé en su momento, toda esa eliminación de controles se refería a cuestiones ambientales, patrimoniales, tan necesitadas de control y fiscalización previa. Tan necesitadas de supervisión que garantice el interés general y tan poco aptas para ser desposeídas, sin más, del control previo.
Pero se está comprobando que eso era solo la punta del iceberg. Sólo un paso, quizá engorroso pero sólo previo, a lo que es la verdadera intención de nuestras derechas. Que no es otra que actuar en sede administrativa como si fuera su propio cortijo, campando a sus anchas, con libertad (por supuesto, libertad solo para unos cuantos), con patente de corso y con las menores limitaciones posibles. Y con un creciente ejercicio de inventiva literaria, para calificar no ya sólo de eficacia y fluidez como he dicho, sino de “nuevas formas de gestión” o de “colaboración público-privado” lo que no es más que un vaciamiento de lo público a favor de la ley de la selva, en la que ya sabemos quién saca tajada.
Sin despeinarse y sin ruborizarse. Como hacen ellos y ellas las cosas, con naturalidad y mucha simpleza. A plena luz del día. Demostrando eficiencia y contundencia. Porque ellos lo valen
Ahí está el caso del anterior viceconsejero de Salud de la Junta de Andalucía, quien sin duda pensando en el interés general ha regado de millones a una institución privada del ámbito sanitario (tal vez aprovechándose de alguna simpleza administrativa), para que ahora, apenas unas semanas después de su abandono del cargo político, la misma le contrate generosamente para que siga desvelándose en pro de la población andaluza. Sin despeinarse y sin ruborizarse. Como hacen ellos y ellas las cosas, con naturalidad y mucha simpleza. A plena luz del día. Demostrando eficiencia y contundencia. Porque ellos lo valen. Soy incapaz, ahora mismo, de determinar si ha incumplido o no algunas incompatibilidades administrativas, pues seguramente el Decreto “simplificador” nos reserve alguna novedad al respecto, además de que existe un organismo dedicado a determinar ese extremo. Pero basta tener dos dedos de luces para constatar que desde cualquier punto de vista que se adopte ( la decencia, la ética, la normalidad, el sentido común…) es una actitud marcada y evidentemente anormal, sospechosa, reprobable y merecedora de repudio ciudadano y, por supuesto, político.
La realidad es que, a base de simplezas, algunos y algunas pretenden convertir la administración andaluza, en un cortijo, en un lugar del que aprovecharse, una vez eliminados algunos controles y cortapisas, y sacar tajada para sus negocios
Varias veces me he referido a que ciertas actitudes y alguna que otra acción política de quien anteriormente ostentaba el gobierno de la Junta de Andalucía, no fueron, precisamente, para enmarcar, y merecieron la reprobación y la crítica política, que el electorado ratificó hace ya casi 6 años. Por tanto, no vale el argumento de que, quizá, no son los primeros en hacerlo. La realidad es que, a base de simplezas, algunos y algunas pretenden convertir la administración andaluza, en un cortijo, en un lugar del que aprovecharse, una vez eliminados algunos controles y cortapisas, y sacar tajada para sus negocios. Y además, pretenden hacerlo por la cara, como algo normal y cotidiano. Los y las simples, quieren hacer negocio también. Y ha llegado el momento de poner pie en pared.