Puede parecer sorprendente que el inicio de esta década haya visto un resurgimiento mainstream del pop punk. El género que artistas como Green Day, The Offspring y Blink-182 hicieron inmensamente popular en los años noventa ha vuelto a ser superventas. El rapero Machine Gun Kelly se reinventó con dos discos de este género que han sido número uno en la lista Billboard de EE.UU., mientras que Avril Lavigne, que se convirtió en estrella con este sonido, volvió a él en su último trabajo, Love Sux, y consiguió entrar en el top ten por primera vez en casi una década. Como suele ocurrir, este renacer se venía gestando previamente a nivel más underground, tanto en el propio rock como en el hip hop, donde artistas como XXXTentacion, Lil Peep o Juice WRLD desarrollaron el emo rap, con fuertes influencias pop punk, a mediados y finales de los 2010. A través de estas mutaciones, y gracias también a la fuerte nostalgia por los noventa y los primeros 2000 que ha ido creciendo con el tiempo, el pop punk vuelve a sonar ahora tan relevante como en los tiempos de American Idiot o “Sk8er Boi”.

más sorprendente aún que la renovada popularidad del pop punk es el hecho de que alguien trabaje en el género más comercial y denostado por los “verdaderos punks” y sin embargo se gane el aplauso de la crítica mientras mantiene intactos sus credenciales independientes. Esa persona es Jeff Rosenstock

Pero una cosa es que sea relevante y popular y otra que sea apreciado artísticamente. Así pues, más sorprendente aún que la renovada popularidad del pop punk es el hecho de que alguien trabaje en el género más comercial y denostado por los “verdaderos punks” y sin embargo se gane el apluaso de la crítica mientras mantiene intactos sus credenciales independientes. Esa persona es Jeff Rosenstock. El neoyorquino lleva un cuarto de siglo, desde que era un adolescente, tocando y grabando música en diversos proyectos, como Arrogant Sons of Bitches o Bomb the Music Industry!, siempre con una intachable ética DIY (se adelantó a Radiohead a la hora de permitir que su música pudiera descargarse al precio que quisiera el oyente). Pero ha sido en los últimos años, con su discografía en solitario, cuando ha conseguido un perfil envidiable para un artista punk. Discos como WORRY. (2016), POST-(2018) o NO DREAM (2020), llenos de ganchos rabiosamente pegadizos y letras angustiadas y politizadas, lo han colocado en un lugar de honor, recibiendo elogios de toda la prensa musical y pasando de tocar en pequeñas salas a aparecer en festivales, no sin cierto desconcierto por su parte.

Como tantos otros trabajos de los últimos años, se trata de un disco expresamente apocalíptico, que examina el caos y el deterioro de nuestras vidas personales, de nuestro orden político y del medio ambiente

Ahora, después de un gracioso experimento en el que regrabó uno de sus discos en versión ska, y pocos días antes de cumplir los 41 años, Rosenstock ha lanzado su quinto LP en solitario, HELLMODE. Como tantos otros trabajos de los últimos años, se trata de un disco expresamente apocalíptico, que examina el caos y el deterioro de nuestras vidas personales, de nuestro orden político y del medio ambiente. El propio Jeff ha afirmado que en esta ocasión quería sonar más noventero y pop que nunca, tomando como referentes a Rob Cavallo y Jerry Finn (productor y mezclador, respectivamente, del Dookie de Green Day), y en efecto el álbum está plagado de guitarras brillantes y baterías crujientes que trasladan directamente a aquella década. Además, hay que decir que el tracklist fluye de forma exquisita. La brusca transición entre la primera canción, la estupenda “WILL U STILL U”, y la segunda, la directísima y punkérrima “HEAD”, no podía ser más efectiva, y la concentración de las canciones más dulces mediado el tracklist también tiene todo el sentido, mientras que la despedida del disco con “3 SUMMERS” es de lo más adecuada.

Estas once canciones traen de nuevo enormes dosis de serotonina y oxitocina, gracias a sus fantásticas melodías, progresiones perfectas y letras excelentes

Por lo demás, estas once canciones traen de nuevo enormes dosis de serotonina y oxitocina, gracias a sus fantásticas melodías, progresiones perfectas y letras excelentes. Como mencionaba antes, los textos exploran tanto lo difícil de nuestra situación política (“GRAVEYARD SONG”, “HEAD”, “SOFT LIVING”) como las dudas de Jeff acerca de sí mismo, causadas en parte por la paradoja de estar triunfando justo cuando “el mundo se descompone” (“WILL U STILL U”, “DOUBT”, “LIFE ADMIN”). Hay así una fuerte corriente de desesperanza que recorre muchas de las canciones, como “FUTURE IS DUMB” o “I WANNA BE WRONG” (“'Cause I thought we could be better/But I'm starting to give up/You can call me crazy, baby, I wanna be wrong”). Pero por eso mismo HELLMODE también contiene canciones sobre la necesidad de sanar y cuidarse a unx mismx y a nuestrxs amigxs, como la preciosa “HEALMODE”, que habla sobre lo bienvenida que es la lluvia en California, adonde Rosenstock se mudó hace unos años con su mujer, o “3 SUMMERS”, que suena a puro alt-rock agridulce.

Otra virtud que recorre todo el disco es el excelente trabajo de John DeDomenici en el bajo

Otra virtud que recorre todo el disco es el excelente trabajo de John DeDomenici en el bajo. No hay más que escuchar el divertidísimo single “LIKED U BETTER”, una desenfadada píldora pop punk donde el ágil toque de DeDomenici es clave para redondear la canción. Es cierto, no obstante, que hay algunos temas más flojos concentrados en la parte media del tracklist, justo donde están los cortes más relajados. “SOFT LIVING”, por ejemplo, está peor construida y tiene menos momentos emocionantes, lo cual acaba provocando que el sonido, tan nostálgico, resulte algo más molesto. “LIFE ADMIN”, a su vez, es claramente el tema más flojo del LP, con la letra más dispersa y las ideas peor desarrolladas: las partes de guitarra acústica están bien, pero tanto la ligera melodía de guitarra del post-estribillo (que parece calcada a la de “Island in the Sun”, de Weezer) como el momento más eléctrico del segundo estribillo suenan un poco a pegote. Pero se trata de faltas bastante menores. En esencia, HELLMODE es otra entrada de calidad en la sólida discografía de Rosenstock, siempre notable. Ya ha anunciado una gira por EE.UU. para este otoño, pero esperemos que venga a Europa el año que viene, y que haga parada en nuestro país. Quizás, como ya especulan algunos, al festival que mejor condensa el simpático espíritu punk que representa Rosenstock, el Canela Party. Vente, Jeff, que tenemos ganas de pegar saltos contigo.

Puntuación: 8/10

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