La necesidad de reaccionar ante un modelo que se resiente

Repensar Granada (III): El turismo que devora la ciudad

E+I+D+i - Juan I. Pérez - Domingo, 4 de Noviembre de 2018
Dedicamos al Turismo la nueva entrega del debate abierto por El Independiente de Granada sobre la necesidad de rediseñar la Granada del futuro. Un análisis crítico sobre las consecuencias de seguir alimentando a toda costa nuestra primera industria, con el riesgo de convertir a Granada en un gran parque temático al aire libre, sin espacio para sus habitantes.
El mirador de San Nicolás, lleno de turistas en este puente.
P.V.M
El mirador de San Nicolás, lleno de turistas en este puente.

Empeñados en dar prioridad al visitante ocasional, en puentes y festivos Granada se ve devorada por un aluvión de turistas que generan el consumo masivo de espacios, imágenes e imaginarios que, proyectados por los promotores turísticos, -privados e institucionales-, alimentan el hambre insaciable de los foráneos que recorren el cuerpo de la ciudad.

Empeñados en dar prioridad al visitante ocasional, en puentes y festivos Granada se ve devorada por un aluvión de turistas que generan el consumo masivo de espacios, imágenes e imaginarios que, proyectados por los promotores turísticos, -privados e institucionales-, alimentan el hambre insaciable de los foráneos que recorren el cuerpo de la ciudad.

No hay lugar que escape a la curiosidad del turista, minuciosamente informado con guías, internet y apps, mientras se presume de los llenos de ocupación; de bares, restaurantes y sus repletas terrazas, como se cuelga el no hay billetes en los principales monumentos.

Es el Turismo un sector controvertido en Granada. Nadie puede discutir su liderazgo como generador de riqueza, pero ¿qué riqueza? ¿Y a qué precio? Como si no fuera necesario reflexionar sobre el justo el reparto de esa riqueza entre empleadas y empleados por empresarios hosteleros sin escrúpulos que solo atienden a su codicia, mientras ganan presencia pública, como si solo de ellos dependiera el desarrollo de Granada, sin que se les pueda exigir que reinviertan parte de sus beneficios.

Estampa turística de Granada, en el Alabicín. P.V.M.

Corre Granada el riesgo de morir de éxito en cuanto al turismo, mientras la ciudad se transforma como si fuera un gran parque temático a espacio abierto, con escaso margen para que sus habitantes -los de los lugares históricos, sobre todo- disfruten de una urbe maravillosa, condenados a un papel de figurantes. Y son ellos y ellas, los residentes de siempre, los que dan vida al Albaicín, el Sacromonte, el Realejo o el Centro, cada vez más despoblado.

Desapareció hace tiempo el último comercio tradicional de Bib-Rambla, y calles enteras se llenan de que mini restaurantes de comida rápida como kebabs (y de establecimientos de apuestas), perdiendo Granada su personalidad. Alquileres cada vez más inaccesibles, se suma al destierro de comercios locales que dan paso a negocios hoteleros, tiendas de recuerdos, y restaurantes que distan mucho, en autenticidad y precio, de aquellos bares de siempre, con las famosas tapas.

Difícil el equilibrio entre ciudad y turismo que mal planteada debilita la esencia de la urbe, la que le hizo famosa y visitable. Y sigue perdiendo habitantes Granada como si no importara la creciente salida al Área Metropolitana donde aún el precio de la vivienda es inferior. Un fen´´omeno del que no son ajenos los vecinos de barrios históricos que alertan de que "el vaciamiento de los centros históricos mata la ciudad".

Pocos edificios deshabitados y en ruinas quedan ya que no sean destinados ahora como hotel o pisos turístico de alquiler, después de que sus propietarios esperaran ayudas para su rehabilitación.

Una turista fotografía el Palacio de Carlos V con una 'tablet'. María de la Cruz

Corre Granada el riesgo de morir de éxito en cuanto al turismo, mientras la ciudad se transforma como si fuera un gran parque temático a espacio abierto, con escaso margen para que sus habitantes -los de los lugares históricos, sobre todo- disfruten de una urbe maravillosa, condenados a un papel de figurantes. Y son ellos y ellas, los residentes de siempre, los que dan vida al Albaicín, el Sacromonte, el Realejo o el Centro, cada vez más despoblado

Acertadas acciones para regular las terrazas y los expositores de comercios son contestadas, en nombre de no se sabe bien qué tradición, que da privilegios y merma el derecho de la ciudadanía a pasear por calles y plazas.

Todo por el Turismo. Si hasta en las nuevas rutas áreas no hablan de otra cosa de atraer visitantes de este o aquel país, sin caer en que es una oportunidad para el que pueda de viajar desde Granada a esas tierras. En esa carrera del gobierno local por lograr distintivos, lucha Granada por ser reconocida como Capital Europea del Turismo Inteligente, lo que está reservado para ciudades demuestren tener las soluciones más innovadoras, inteligentes e inclusivas en materia de accesibilidad, sostenibilidad, digitalización y patrimonio cultural y creatividad turística, así como un programa de actividades atractivo para 2019. Todo un reto.

No es un fenómeno exclusivo de Granada; Barcelona, Lisboa o Venecia, entre otras muchas, plantean iniciativas para tratar de amortiguar el aluvión de turistas y evitar la desnaturalización de las ciudades.

Nada en Granada, de momento, orgullosos de ser la ciudad preferida para el fin de semana, romper la estacionalidad y ser destino en cuaquier época del año y estar en el top turístico. Como huevos de oro de una gallina. Aunque desde el gobierno municipal socialista se planteó, primero, abrir a la participación ciudadana el diseño de su Plan Turístico de Grandes Ciudades, que ya trabaja con empresarios del sector, y pactar con la oposición acuerdos en turismo, como los apartamentos turísticos o despedidas de soltería.

Pero es necesario garantizar la vida cotidiana. Pensar y repensar Granada. Reaccionar antes de agotar un modelo que se asume con naturalidad y da muestras de agotamiento. Sobre todo, de esa ciudadanía que la sufre.
 
 
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