Delegados de CSIF Granada en el centro penitenciario de Albolote confirman que hay un total de once funcionarios que han dado positivo por coronavirus en esta prisión, frente a los cuatro que se contabilizaban en el día de ayer jueves. Si bien, afirman que no se ha registrado ningún caso positivo entre los internos del centro.

En una nota, el sindicato ha agradecido "las gestiones realizadas a través de la Delegación del Gobierno en Andalucía y el servicio de microbiología del hospital Virgen de las Nieves, que han posibilitado que se puedan realizar con rapidez y eficacia test serológicos a toda la plantilla en colaboración con el servicio médico de la prisión, donde se están realizando unas 60 extracciones de sangre diarias". 

De igual modo, se ha dotado a la prisión de pruebas PCR y de 500 test rápidos serológicos proporcionados por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, para poder atender a los internos y a la propia plantilla. En este sentido, han destacado que pueden decir que "la prisión de Albolote es una prisión privilegiada, aunque debemos lamentar por otra parte la poca colaboración que hay desde los servicios centrales de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y de los servicios de prevención de las propias prisiones que ni siquiera nos han facilitado mascarillas para poder tener al menos una por persona y día”.

Por último, indican que “gracias al trabajo voluntario de la plantilla como el equipo médico, enfermería y odontología de la prisión se han proporcionado equipos como pantallas de protección a los funcionarios de vigilancia del centro y se ha gestionado el reparto de mascarillas caseras, gracias a la generosidad de mujeres de la localidad de El Padul, que están colaborando de forma altruista en su manufacturación”.

Desde CSIF Nacional se ha exigido al Gobierno central que sea "previsor" y aborde actuaciones necesarias ante una futura desescalada del confinamiento. Entre otras medidas instalar arcos para la desinfección exterior de vehículos y cámaras térmicas (infrarrojas) en las prisiones, con tecnología de identificación de estados febriles. Se trata de una medida preventiva eficaz para detectar la fiebre mediante el escaneo de las personas que accedan a los centros penitenciarios.