La selva en el centro de Granada
Sólo hace falta que trascurran unos pocos años para que la vegetación recupere lo que hace siglos fue suyo. Las fotografías que ilustran este comentario son buena muestra de ello.
En pocos años, aquel esplendor que representó este edificio de arquitectura franquista ha ido desapareciendo. Ahora la vegetación crece y crece, es cobijo de pájaros y ratas. ¡Quién le ha visto y quién le ve ahora!
La primera corresponde al pequeño patio de entrada al edificio de la Plaza de Villamena. El edificio que fue lugar con más poder de toda Granada. Entre 1958 y 2001 acogió la sede social de la Caja de Ahorros de Granada, después La General, CajaGranada, más tarde Banco Mare Nostrum, para ser absorbida por Bankia y ahora diluida en Caixabank. Aquellos muros guardaron la mayor parte del ahorro de los granadinos; allí acudían presidentes de diputación, alcaldes y grandes empresarios a hablar de dinero y de proyectos.
En pocos años, aquel esplendor que representó este edificio de arquitectura franquista ha ido desapareciendo. Ahora la vegetación crece y crece, es cobijo de pájaros y ratas. ¡Quién le ha visto y quién le ve ahora!
Este edificio fue vendido en el año 2000 a un grupo de inversores mallorquín, que instaló allí la redacción de uno de sus periódicos (La Opinión de Granada). Esta empresa alquiló el bajo a CajaGranada para oficina principal y una parte a la Junta de Andalucía. En 2009 cerró el periódico; en 2016 se fue la oficina bancaria. Hace dos años fue adquirido por una empresa madrileña para reconvertirlo en hotel de cinco estrellas, con una inversión aproximada de 5 millones de euros y unas 80 habitaciones.
La Consejería de Cultura autorizó la reforma para devolverle el aspecto que tuvo inicialmente, sin torreón y otros añadidos en la fachada. Se aprovechó para hacer unas excavaciones en busca de los restos de la antigua Alhóndiga de los Genoveses. Además de restos ziríes, nazaritas y de la antigua cárcel provincial, saltó la sorpresa al aparecer un sarcófago de plomo de época imperial romana.
La vegetación de la Caja de Ahorros no es la única del centro de Granada que duerme en espera de limpieza. En la calle Darro del Boquerón espera solución este solar desde hace muchísimos años. Este está convertido en un verdadero bosque de falsas acacias. Se trata de los restos de una antigua casa que entorpece el ensanche de la calle Tinajilla y la formación de una placeta con el Darro del Boquerón. Emasagra está procediendo los últimos meses a enlosar y adecentar el barrio del Boquerón, pero este solar continúa dando la nota, sin que el Ayuntamiento ejecute su expropiación por vía expeditiva de la parte que entorpece la finalización de la placeta (según se planificó cuando se hizo la Gran Vía y en posteriores alineaciones).
La historia de este solar es realmente lamentable. Ya fue denunciado por asociaciones culturales y vecinales a finales del siglo XX. Se trataba de una casona de los siglos XVI y XVII, con un interesante patio y bastantes elementos de valor histórico
La historia de este solar es realmente lamentable. Ya fue denunciado por asociaciones culturales y vecinales a finales del siglo XX. Se trataba de una casona de los siglos XVI y XVII, con un interesante patio y bastantes elementos de valor histórico. El Plan General de Urbanismo de 1985 la tenía catalogada con el grado máximo de protección. Hasta que su nuevo propietario se empeñó en derribarla para construir un bloque moderno. Al final, por decisión de la Consejería de Cultura, se llegó al acuerdo de permitir su reforma manteniendo la estructura original. En los bajos de aquella casa había una librería y una peluquería.
Pero la reforma nunca se hizo, sino que se demolió a lo bruto porque ya amenazaba ruina. La decisión de Cultura todavía obliga a que se reconstruya la vieja casa de dos plantas con todos los elementos históricos que tenían. ¿Pero dónde están esos elementos? No hay garantía de que sigan existiendo.
El solar fue vallado, aprovechando el momento para privatizar parte de la calle con un portón. Y ahí sigue el estercolero desde hace ya casi dos décadas. Más de la mitad del edificio ha estado entorpeciendo el ensanche de la calle Tinajilla con su conexión con Darro del Boquerón, pues a las casas de atrás ya se las obligó a retranquearse varios metros cuando fueron reconstruidas en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.
En este caso, el Ayuntamiento tiene todo a favor para descatalogar el solar (al no quedar lo original), expropiarlo y acabar una calle que lleva un siglo esperando solución.
