El mayor pelotazo (sin balón) en la historia del Granada Club de Fútbol
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La familia García-Alva vendió la mitad de su Cortijo de Muriel al Recreativo para hacer el estadio y acabó perdonando la mayoría de la deuda por la imposibilidad de cobrar en tres décadas
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El contrato establecía que los terrenos deberían utilizarse para uso deportivo, pero setenta años más tarde acabaron convertidos en 186 pisos, locales comerciales, parking y plaza
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El precio del huerto de dos hectáreas (110.000 pesetas de 1933) se multiplicó hasta 1.897 millones en el año 1995 (1.724.545% más)
La prehistoria del 'foot-ball' granadino empezó relativamente tarde en esta ciudad. Siempre promovido por jóvenes de clases trabajadoras y artesanas. Que aprovechaban cualquier descampado para entretenerse de manera informal
La prehistoria del foot-ball granadino empezó relativamente tarde en esta ciudad. Siempre promovido por jóvenes de clases trabajadoras y artesanas. Que aprovechaban cualquier descampado para entretenerse de manera informal. En 1907 hay referencias en prensa a la existencia de la Sociedad Football Granada; en 1922 hubo un equipo llamado El España; en 1923 se codeó con Club Recreativo Español. Jugaban en cualquier campo o ejido que reuniese unas mínimas condiciones. Los terrenos para pelotear estuvieron ubicados en el Callejón del Pretorio, en las Cocheras de la Avenida de Andaluces, detrás de la Clínica la Salud, en lo que fue hipódromo improvisado tras los Mondragones, en los Llanos de Armilla, junta la Ermita de San Isidro, en los campos de entrenamiento militar, etc. Fueron dos décadas de principios de siglo repletas de equipos de barrio, grupos de amigos y universitarios de efímera duración.
El primer campo del Recreativo lindaba por el Noroeste con el río Beiro. Se le bautizó como Las Tablas porque fue vallado con tablones y palos hincados de punta
Hasta que en abril de 1931 surgió el Club Recreativo Granada, en tono más serio y para disputar las ligas regionales que ya se estaban organizando. Fue una conjunción de jugadores que ya existían en otros equipos locales, más algunos importados de regiones norteñas donde el football estaba más asentado. El Recreativo fue fundado el 6 de abril y registrado oficialmente el 23 de abril de 1931 (no el 14 como suele decirse), según consta en su escritura. Solicitó ayuda al Ayuntamiento para que le permitiera usar la explanada que había quedado en el Cortijo de las Angustias, entre la nueva Cárcel Modelo y los cimientos del Matadero que estaban abriendo junto a la carretera de Pulianas. El primer campo del Recreativo lindaba por el Noroeste con el río Beiro. Se le bautizó como Las Tablas porque fue vallado con tablones y palos hincados de punta. Este solar es el que ocupa en la actualidad, más o menos, la calle San Agapito y el Teatro Beiro. Las Tablas fue el campo del primer equipo serio que surgió y continuó activo durante sus dos primeras temporadas en categorías regionales.
El origen de Los Cármenes: Cortijo de Muriel
Al final de la década de los años veinte, el Ayuntamiento había comenzado a desarrollar urbanísticamente la zona ocupada por cortijadas y quinterías de labor ubicadas en el Noroeste de la ciudad, es decir, a partir de la ermita de San Isidro y barriada de San Lázaro. Nacieron la Facultad de Medicina, Hospital Clínico, Plaza de Toros (en 1928), Prisión Provincial (1930), colegio Eras de Cristo, etc. Toda la zona era conocida como Almanjáyar Bajo; las huertas tenían agua de riego procedente de cuatro acequias, la principal de ellas llamada La Madraza-Mocatea.
El triángulo, con vértice en la ermita de San Isidro se abría entre los caminos de Pulianas y de Jaén hasta el cauce abierto del Beiro, se llamaba pago de Eras de Cristo
El triángulo, con vértice en la ermita de San Isidro se abría entre los caminos de Pulianas y de Jaén hasta el cauce abierto del Beiro, se llamaba pago de Eras de Cristo. Se subdividía este pago en tres grandes áreas: Eras de Cristo (la más cercana a la Ermita), Cortijo de Muriel en el centro y cortijo de las Angustias/Armengol lindando con el Beiro. A su vez, comprendían pequeñas caserías.
Los munícipes decidieron urbanizar el lugar a base de ensanchar carreteras y abrir nuevas calles. Para ello acometieron un plan de expropiaciones de todas las caserías; el Ayuntamiento se quedó con los cortijos de La Navarreta, Buen Rostro, Las Eras y la Carolina. También incluyó los terrenos del Cortijo de Muriel
En el año 1929 el Ayuntamiento aprobó un plan de ensanche de la ciudad por esa zona; los terrenos se estaban revalorizando tras la construcción de la Plaza de Toros y la elección de zona para la Facultad de Medicina y el Hospital Clínico. Los munícipes decidieron urbanizar el lugar a base de ensanchar carreteras y abrir nuevas calles. Para ello acometieron un plan de expropiaciones de todas las caserías; el Ayuntamiento se quedó con los cortijos de La Navarreta, Buen Rostro, Las Eras y la Carolina. También incluyó los terrenos del Cortijo de Muriel (el más grande de todos). [De estos solares salieron posteriormente el colegio Los Cármenes, viviendas para la Guardia Civil, viviendas sociales de Acosta Inglot, una comisaría, el archivo Histórico Provincial, un teatro, viviendas militares, etc].
La familia García-Alva recurrió la incautación por vía contencioso al ofrecérsele solamente 89.895 pesetas. Pero pronto el Consistorio cambió de opinión y se decantó por suscribir un acuerdo amistoso de colaboración
No obstante, la familia García-Alva recurrió la incautación por vía contencioso al ofrecérsele solamente 89.895 pesetas. Pero pronto el Consistorio cambió de opinión y se decantó por suscribir un acuerdo amistoso de colaboración. Dejó libre el Cortijo de Muriel en enero de 1930.
El Cortijo de Muriel tenía en origen 49.473 metros cuadrados, con fachadas a los caminos de Pulianas y Jaén. Hasta diciembre de 1925 fue propiedad de los Marqueses de Seijas y Solera, matrimonio formado por Carmen de Seijas y Zafra Vázquez/Juan Muñoz Vargas. Se lo vendieron al contado, por 143.000 pesetas, a la terrateniente Angustias Alva Romero, a título personal. Aquellas casi cinco hectáreas de terrenos estaban cercadas por una tapia; la formaba en su parte baja tierra calma de regadío y en la zona superior algunos olivos, frutales y un pequeño ejido; tenía una era empedrada de 1.170 metros y un conjunto de edificaciones en el ángulo superior derecho. La casa principal acogía dos cuerpos de alzada y patio central, lagar y bodega; la rodeaban haciendo forma de L varias casas y construcciones más para albergar a trabajadores y animales, con un total de 2.000 metros cuadrados construidos. (Por cierto, a aquella quintería originaria del siglo XVII le cayeron dos obuses en un bombardeo en 1936 y hubo que demoler la parte principal por el estado de ruina en que quedó).
En el ángulo superior izquierdo (coincidente con la actual ermita del Ave María) había un enorme estanque donde se almacenaban los hilillos de agua para riego que le llegaban por el sistema de cuatro acequias de terderías.
Cuando la Cárcel ya estaba bien avanzada, se hizo necesario abrir calles a su alrededor para aislarla. Mediante un proyecto del arquitecto Ángel Casas se abrieron las calles Concepción Arenal y Eras de Cristo (actual Cardenal Parrado). Ambas a costa de restar terrenos al Cortijo de Muriel
La excelente ubicación del Cortijo de Muriel iba a verse afectado muy pronto por los planes de ensanche urbanístico del Ayuntamiento. En 1929 se empezó a levantar la Cárcel Modelo para hombres en la parte baja del Cortijo de las Angustias/cementerio del Armengol, de propiedad municipal; por esas mismas fechas se pensaba hacer otra cárcel modelo para mujeres y se barajó la parcela aledaña, la de Muriel, para su ubicación. Incluso la propietaria la ofreció al gobierno al precio que le costó.
Cuando la Cárcel ya estaba bien avanzada, se hizo necesario abrir calles a su alrededor para aislarla. Mediante un proyecto del arquitecto Ángel Casas se abrieron las calles Concepción Arenal y Eras de Cristo (actual Cardenal Parrado). Ambas a costa de restar terrenos al Cortijo de Muriel. Lo dejaron convertido en una enorme manzana casi rectangular de algo más de cuatro hectáreas.
En la parte municipal del Cortijo de las Angustias (por encima de la Cárcel y hasta la carretera de Pulianas) el Ayuntamiento empezó a trazar un matadero y la parte central la cedió al incipiente Club Recreativo para que habilitasen su primer campo, el de 'Las Tablas'
Aquella operación fue iniciada por el alcalde Mariano Fernández Sánchez-Puerta y culminada por el tercer regidor republicano en 1931, Francisco Menoyo Baños, mediante un acuerdo con la propietaria Angustias Alva Romero. El Cortijo de Muriel cedió terrenos por sus cuatro puntos cardinales: 83 metros cuadrados para el solar de la Cárcel; 2.782 para abrir la calle Concepción Arenal; 1.572 metros se añadieron a la finca municipal Casería de Navarrete (Campo de las Tablas); 600 metros para abrir la calle Eras de Cristo. Por su parte, el Ayuntamiento le añadió al Cortijo de Muriel un triángulo de 1.700 metros. Aquellos intercambios/expropiaciones de terrenos entre Angustias Alva Romero y el Ayuntamiento fueron tasados a una peseta el metro cuadrado.
La manzana del Cortijo de Muriel quedó conformada, en 1931, prácticamente como está en la actualidad, casi como un rectángulo
La manzana del Cortijo de Muriel quedó conformada, en 1931, prácticamente como está en la actualidad, casi como un rectángulo. En la parte municipal del Cortijo de las Angustias (por encima de la Cárcel y hasta la carretera de Pulianas) el Ayuntamiento empezó a trazar un matadero y la parte central la cedió al incipiente Club Recreativo para que habilitasen su primer campo, el de Las Tablas.
1933: El Recreativo compra campo propio
El Campo de Las Tablas se llamó así porque entre finales de 1931 y diciembre de 1933 estuvo vallado con tablones de chopo que habían acopiado de varias procedencias y que su primer presidente, carpintero de profesión, había coordinado en un trabajo colectivo de los primeros socios. Pero se trataba de un corral que se parecía más a un redil que a otra cosa. El tercer presidente, Gabriel Morcillo Raya, dijo de él que “está hecho una pena; me da vergüenza que vengan extranjeros y lo vean”. El Recreativo militaba en 2ª regional preferente y se disponía a subir a tercera división; no tenía entrenador, pero protagonizó la mayor goleada de toda la historia del club: 11-0 con el Xerez. El campeonato nacional de Liga había sido fundado en 1929.
Era vicepresidente del club el arquitecto Matías Fernández-Fígares. Y éste no se fue muy lejos a buscarlo: lo tenía en la parte más llana de la parcela contigua, al otro lado de la flamante calle Concepción Arenal: el Cortijo de Muriel
Aquellas buenas perspectivas insuflaron ánimo a la directiva y pensaron que había de buscarse un terreno más apropiado con la intención de comprarlo y empezar a construir un stadium propio, con sus gradas y vestuarios. Era vicepresidente del club el arquitecto Matías Fernández-Fígares. Y éste no se fue muy lejos a buscarlo: lo tenía en la parte más llana de la parcela contigua, al otro lado de la flamante calle Concepción Arenal: el Cortijo de Muriel.
El arquitecto alcanzó muy pronto un acuerdo con Nicolás García Ruiz, casado con Angustias Alva Romero y apoderado de todo el patrimonio de la pareja. Que no era moco de pavo. A primeros de noviembre ya conocía Granada que el nuevo equipo Club Recreativo Granada había llegado para quedarse, no como los otros clubes de aficionados que fueron naciendo desde 1903 y desaparecieron a los pocos años. El Recreativo original estaba formado por jóvenes socios trabajadores, procedentes de barrios obreros, en su mayoría ligados con el anarquismo y los partidos de izquierdas. A ellos se habían sumado aficionados de clases acomodadas a los que empezaba a gustar ver fútbol semiprofesional, con equipos que venían a competir desde las grandes capitales españolas.
El acuerdo de compraventa de casi la mitad del Cortijo de Muriel, 20.000 metros cuadrados, fue elevado a escritura pública en la notaría que tenía en Bibarrambla,19, el decano de los escribanos Antonio García Trevijano. Lleva fecha de 17 de noviembre de 1933 y número de protocolo 1729. Fue firmado por Nicolás García Ruiz, como apoderado de su esposa, y Matías Fernández-Fígares y Méndez, como vicepresidente del Club Recreativo Granada.
Las condiciones de adquisición fueron bastante precisas. Los dueños del terreno desearon colaborar en todo lo posible con el joven Recreativo, pero por 1933 había mucha inestabilidad en los equipos que surgían en Granada, que no solían tener constancia ni dinero
Las condiciones de adquisición fueron bastante precisas. Los dueños del terreno desearon colaborar en todo lo posible con el joven Recreativo, pero por 1933 había mucha inestabilidad en los equipos que surgían en Granada, que no solían tener constancia ni dinero. Dieron un voto de confianza al pintor Gabriel Morcillo y al arquitecto Matías Fernández-Fígares. También conocían que la caja del Recreativo no tenía más allá de 1.000 pesetas de fondos. Pero la familia García Alva depositó su confianza en los representantes del joven club.
Se traspasaba al equipo 20.000 metros cuadrados en la mejor esquina del Cortijo de Muriel, la ubicada con fachadas a carretera de Jaén/Concepción Arenal. La más llana y la que presentaba mejor acceso, justo por encima de la nueva plaza de toros y la ancha calle que bajaba hacia la Avenida de la República y Estación de Andaluces.
El precio se fijó en 110.000 pesetas (a 5,5 ptas/m2). No era ni caro ni barato, pues por aquellas fechas y lugares se estaba pagando entre 10 y 15 pesetas el metro cuadrado, aunque las expropiaciones para ensanchar calles y carreteras no sobrepasaban las 2 pesetas (El metro para la Plaza de Toros se pagó a 10 pesetas en 1928
El precio se fijó en 110.000 pesetas (a 5,5 ptas/m2). No era ni caro ni barato, pues por aquellas fechas y lugares se estaba pagando entre 10 y 15 pesetas el metro cuadrado, aunque las expropiaciones para ensanchar calles y carreteras no sobrepasaban las 2 pesetas (El metro para la Plaza de Toros se pagó a 10 pesetas en 1928). La parte vendedora fijó un calendario muy preciso de pagos a diez años vista, que se incluyó como anexo a la escritura matriz. Las cantidades serían abonadas cada mes de noviembre de la siguiente década. El primer pago (de 11.000 pesetas) consistió en 110 bonos reintegrables de cien pesetas cada uno; Nicolás García devolvió los bonos como primera aportación al club para iniciar las obras. Las 99.000 pesetas restantes serían abonadas en nueve pagos, uno por año, con el añadido del 5% de interés de las cantidades que quedaran de principal. (La escritura tiene anexado el cuadro de amortizaciones, que debía finalizar el 17 de noviembre de 1942.) En total, ya descontado el perdón de las primeras 11.000 pesetas, el campo le saldría al Recreativo por 134.850 pesetas, a pagar en una década.
La escritura especificaba los gastos e impuestos que correspondían a cada una de las partes. El campo recibía derecho de agua del estanque de riego y de un pozo que tenía el cortijo.
Pero la vendedora, por si acaso, incluyó también estipulaciones muy concretas referidas al uso de la parcela. El precio era asequible y, por tanto, no quería que se especulara con sus terrenos. Era, en cierto modo, un favor que hacía a un grupo de aficionados al fútbol, no para negociar con construcciones
La falta de pago de dos plazos consecutivos por parte del Recreativo daba derecho a la parte vendedora a anular el contrato y recuperar sus terrenos. El campo quedó hipotecado en sí mismo por la vendedora, además de las construcciones que se preveían sobre el suelo. Sólo sería levantada la hipoteca cuando recibiera la carta de pago final, en 1942.
Pero la vendedora, por si acaso, incluyó también estipulaciones muy concretas referidas al uso de la parcela. El precio era asequible y, por tanto, no quería que se especulara con sus terrenos. Era, en cierto modo, un favor que hacía a un grupo de aficionados al fútbol, no para negociar con construcciones.
La prevención décima decía: “Es condición estipulada que los terrenos objeto de este contrato se han de dedicar a la construcción por el Club Recreativo Granada de un campo de Deportes”
La prevención décima decía: “Es condición estipulada que los terrenos objeto de este contrato se han de dedicar a la construcción por el Club Recreativo Granada de un campo de Deportes”. La undécima: “Para dedicar el terreno adquirido a otros fines que no sea dicho campo, será necesario la autorización expresa de la vendedora, excepto para construcción de edificios aislados (hoteles) [tipo casitas como los Hotelitos de Belén tan de moda por entonces], en cuyo caso deberá quedar una superficie libre del cincuenta por ciento del terreno que actualmente quiere hoy el Club Recreativo Granada, sin que puedan construirse fábricas, almadenes ni industrias que molesten la propiedad que se reserva la transmitente, teniendo esta consideración una vigencia de doce años”.
En cuanto a la orientación del terreno de juego, se dejó a criterio del Club: “Podrá variar al construir el campo de deportes la posición de la parcela que se enajena, pero con la condición de que la faja de terreno que le queda a la transmitente de la parte vendida y la tapia que da a Eras de Cristo tendrá como mínimum una anchura de 31 metros en la parte alta y con la carretera de Jaén de 43 metros”.
Empieza la construcción, falta el dinero
El arquitecto vicepresidente Matías Fernández-Fígares deslindó la parcela en la zona que más le gustó y redactó el proyecto en un santiamén. Los trabajos debían acelerarse, a ver si para la temporada 1934-35 ya tenían el nuevo campo disponible. Se explanó el terreno de juego en la huerta más cercana a la carretera de Jaén, dejando a su alrededor unos elementales graderíos escalonados; la parte delantera se dejó como explanada de acceso, taquillas y futuro aparcamiento; se diseñó una sencilla portada de tres arcos y se empezó a vallar el campo. Todo en plan modesto. Porque no había dinero. Los socios ya se habían “disparado” por encima del millar al conocerse la compra del campo y ascender el equipo a tercera división.
El arquitecto presupuestó las obras iniciales en 150.000 pesetas. Pero el dinero escaseaba, anticipo de una historia que se ha venido repitiendo desde entonces y hasta la actualidad del Granada C. F. Fueron emitidos bonos reintegrables sin ningún tipo de interés ni fecha de vencimiento; todo el mundo sabía que eran aportaciones a fondo perdido, pero se consiguió superar las 45.000 pesetas
El arquitecto presupuestó las obras iniciales en 150.000 pesetas. Pero el dinero escaseaba, anticipo de una historia que se ha venido repitiendo desde entonces y hasta la actualidad del Granada C. F. Fueron emitidos bonos reintegrables sin ningún tipo de interés ni fecha de vencimiento; todo el mundo sabía que eran aportaciones a fondo perdido, pero se consiguió superar las 45.000 pesetas. La principal contribución de 11.000 pesetas fueron las aportadas por la vendedora Angustias Alva Romero, que renunció a cobrar el primer plazo; en compensación, el Recreativo nombró presidente honorífico perpetuo a su marido Nicolás. La misma Angustias Alva, que era copropietaria de Cementos Alva-Centauro, y su primo Indalecio Romero de la Cruz, donaron varios camiones de cemento de su fábrica de Sierra Elvira. Las obras fueron adjudicadas a José Pérez Cervantes y José Díaz Lozano. El propio arquitecto anticipó también buena parte del dinero [Falleció en 1936 y su viuda estuvo recibiendo pequeñas cantidades de la taquilla dominical durante bastantes años]. En primavera de 1934 se veía que las obras avanzaban lentas. Sólo se habían recogido 52.325 pesetas; hacían falta otras tantas para concluir el proyecto.
El encuentro que se puede considerar inaugural fue en la temporada siguiente, la 1934-35, en un partido contra el Malacitano (otros consideran que fue el 23 de diciembre de 1934 contra el Levante). Aquella temporada resultó con un déficit similar al año anterior, de 14.220 pesetas
En marzo de 1934 dimitió de la presidencia el pintor Gabriel Morcillo, harto de críticas por no conseguir más fondos; le sustituyó Matías. A pesar de todo, la temporada en lo futbolístico no había resultado mal, pero sí en lo económico: acabó con un déficit de 15.000 pesetas, achacables a sueldos de futbolistas foráneos. La directiva anticipó la mitad. Así quedó inaugurada una manera de actuar que se hizo costumbre a partir de entonces. El encuentro que se puede considerar inaugural fue en la temporada siguiente, la 1934-35, en un partido contra el Malacitano (otros consideran que fue el 23 de diciembre de 1934 contra el Levante). Aquella temporada resultó con un déficit similar al año anterior, de 14.220 pesetas. Pero al menos había un campo con unas gradas básicas. Y se produjo el ascenso a 2ª División.
La vendedora se dio cuenta muy pronto de que le iba a resultar bastante difícil cobrar del Recreativo
La vendedora se dio cuenta muy pronto de que le iba a resultar bastante difícil cobrar del Recreativo. De las 15.950 (capital+intereses) correspondientes al pago del año 1934 no vio una sola peseta. Lo dejó pasar porque estaban con las obras y vendiendo bonos por todos los rincones. Llegó noviembre de 1935 y la familia García Alva sólo recibió 5.000 pesetas de las dos cuotas atrasadas (15.950+15.400). Ahí se paralizaron las aportaciones hasta después de la guerra civil.
El pago de noviembre de 1936 ni se pasó al cobro; estábamos en guerra, sin actividad deportiva ni recaudación
El pago de noviembre de 1936 ni se pasó al cobro; estábamos en guerra, sin actividad deportiva ni recaudación. Y así los dos años siguientes. Inactivos totales para el Recreativo por motivos bélicos.
1939: primera amenaza de embargo y subasta
Aun así, nada más finalizar el conflicto armado, ocurrió un hecho sumamente lamentable para ambas partes, la vendedora y la compradora. Siendo alcalde Antonio Gallego Burín, la hacienda de posguerra franquista de Granada tuvo la ocurrencia de abrir un expediente recaudatorio al Recreativo para que pagara los impuestos pendientes por la adquisición de los terrenos del Cortijo de Muriel. Con fecha 27 de junio de 1939, el recaudador se dirigió al Recreativo exigiéndole el pago de derechos reales por la transacción del campo de fútbol; le pedía 5.638,75 pesetas, más recargos y costas; en total la factura era de 6.941,50 pesetas.
El nuevo presidente (Ricardo Martín Campos) debió llevarse un susto de muerte. Informó de la deplorable situación económica del Recreativo al Gobierno y movió hilos con la Falange, a la que pertenecía, y en el Ayuntamiento, del que era concejal, en busca de solución. Si no pagaba, automáticamente sería embargada la finca y sacada a subasta pública. Fue la primera vez que el campo se vio ante una amenaza de embargo, el primero de los varios que atravesó en sus años de historia.
En vista de que no podían cobrar al 'Recre', Hacienda se encaminó a cobrar a la anterior propietaria, que tenía hipotecada la finca y sin haber cobrado apenas por la deuda
En vista de que no podían cobrar al Recre, Hacienda se encaminó a cobrar a la anterior propietaria, que tenía hipotecada la finca y sin haber cobrado apenas por la deuda. Con fecha 27 de julio de 1939 el fisco redirigió su apremio a Angustias Alva Romero. Le embargaba los cobros que tenía pendientes de pago por parte del club de fútbol.
En medio de aquel trajín, intervino el presidente Martín Campos para tratar de desactivar el asunto provocado por incumplimiento de obligaciones fiscales y que, de rebote, afectaban a los ingresos futuros de la vendedora del solar. El club −insuflado por una directiva que se consideraba ganadora de la guerra− propuso un convenio a Angustias Alva (julio de 1939), mediante el cual se comprometía a hacerse cargo de la deuda con Hacienda desde que eran propietarios del campo; a inscribirlo en el registro de la propiedad; sobre el precio aplazado −que todavía ascendía a 99.000 pesetas−, planteaba refinanciarlas durante los siguientes próximos veinte años, pero con el interés rebajado al 4%.
Se alargaría el periodo de pago hasta noviembre de 1959. El club, en su carta-propuesta, reconocía que estaba exigiendo mucho sacrificio a la vendedora
Es decir, se alargaría el periodo de pago hasta noviembre de 1959. El club, en su carta-propuesta, reconocía que estaba exigiendo mucho sacrificio a la vendedora “y si hasta ahora como comprador no ha cumplido con sus deberes contractuales ha obedecido a causas ajenas a su voluntad sobre las que no hay que entrar en detalle, pues la guerra y los atropellos del Frente Popular le han privado de toda actividad e ingresos”. En suma, echaba la culpa a los gobiernos republicanos de izquierdas de no poder pagar desde noviembre de 1934. Y acababa su carta el presidente afirmando rotundamente que “… es imposible cumplir lo que se pactó en la escritura”.
Nicolás García Ruiz se reunió con la directiva del Recreativo y después les respondió por escrito. En los siguientes términos: 1º. El Club debe abonar en este mes de julio de 1939 a la Hacienda Pública los derechos reales y todos los gastos hasta su correspondiente inscripción en el Registro, según consta en la escritura de 1933. 2º. El interés seguirá siendo del 5%, que es módico y así se escrituró. Referente al alargamiento del plazo hasta 20 años, no lo aceptó porque ya iban 5 años sin apenas pagar y no veía claro que las futuras directivas respetasen lo pactado. 3º. En cuanto a los intereses no pagados hasta entonces, la propietaria accedió a condonar el 50% de los que le debían. Un regalo más del propietario inicial de los terrenos.
El presidente Martín Campos cumplió la mayoría de lo pactado en 1939 y comenzó a pagar lo que pudo. Empezó a entregar cantidades a cuenta entre mayo de 1940 (cuando el primer equipo pasó a llamarse Granada C. F. y subió a primera división) y enero de 1944
El presidente Martín Campos cumplió la mayoría de lo pactado en 1939 y comenzó a pagar lo que pudo. Empezó a entregar cantidades a cuenta entre mayo de 1940 (cuando el primer equipo pasó a llamarse Granada C. F. y subió a primera división) y enero de 1944. Concretamente, en aquellos cuatro años entregó 68.366,35 pesetas a la familia García Alva.
[En el cambio de nombre del primer equipo influyó la política; Falange recomendó que se buscara un nombre nuevo, ya que Recreativo se asociaba con los izquierdistas que lo bautizaron en la reunión del día que se proclamó la II República).
Al empezar 1944 al Recreativo le quedaban por pagar 89.242,35 pesetas por la compra de los terrenos una década atrás. Fue el último pago que hizo el club por el campo de Los Cármenes a los propietarios del Cortijo de Muriel
Al empezar 1944 al Recreativo le quedaban por pagar 89.242,35 pesetas por la compra de los terrenos una década atrás. Fue el último pago que hizo el club por el campo de Los Cármenes a los propietarios del Cortijo de Muriel. La primera causa fue la sempiterna: la ruina continua y la pésima gestión económica que acompañaba al Granada C.F. y al Recreativo, ya convertido en equipo filial; la segunda fue la marcha de Martín Campos de la presidencia del equipo; y la tercera y más importante, que en octubre de 1944 falleció Nicolás García Ruiz. Era quien llevaba las cuentas familiares y no dejaba de presionar al Granada C. F. Siempre lo estuvo apoyando, a pesar de los muchos disgustos que le dio con Hacienda y el roto a su bolsillo; pudo haber ejecutado la hipoteca y recuperar la propiedad de Los Cármenes, pero nunca movió un dedo en ese sentido. Podría haberse convertido en el propietario del club. Pero no era esa su intención, no quiso fastidiarlo.
Hubo un último intento de la directiva de solicitar al gobernador civil José María Fontana la autorización para emitir deuda y poder pagar. Pero quedó sólo en intento.
La viuda Angustias Alva Romero dejó pasar el asunto. Por aquellos años cuarenta estaba ocupada en ayudar en los primeros partos de sus hijas Modesta y Matilde; la primera, casada con un prometedor profesor de Derecho que ya había sido presidente de la Diputación y auguraba una brillante carrera política. Se llamaba Manuel Sola Rodríguez-Bolívar. La segunda hija casó poco más tarde con el joven ingeniero Rafael Pérez Pire, que pronto se iba a convertir en director general de Puleva, y uno de sus principales accionistas.
Entre octubre de 1944 en que murió Nicolás García y 1950, ni el Recreativo como titular ni el Granada C. F. como matriz del club pagaron ni una sola peseta de la deuda pendiente. El Granada C. F. había perdido potencia en 1949; bajó a segunda el año del último pago; parecía un castigo por olvidarse de la deuda
En resumen, entre octubre de 1944 en que murió Nicolás García y 1950, ni el Recreativo como titular ni el Granada C. F. como matriz del club pagaron ni una sola peseta de la deuda pendiente. El Granada C. F. había perdido potencia en 1949; bajó a segunda el año del último pago; parecía un castigo por olvidarse de la deuda. Se había planteado emitir obligaciones con el estadio como garantía. Calculaba que debía 93.000 pesetas de la compra de los terrenos, que no pagaba en el último quinquenio.
Pero en la asamblea general del club de 2 de mayo de 1950 −según recoge su acta− el presidente Joaquín Serrano reconocía que “el Club tiene un déficit de 850.000 pesetas, necesitaba una liquidez acuciante de 200.000 y el campo de los Cármenes está hipotecado desde que se hizo y se debe a los herederos de Nicolás García (primitivo propietario de los terrenos) la cantidad de 125.000 pesetas”.
Serrano creó un pequeño suplemento sobre el precio de las entradas. A ver si con esa nueva recaudación se podían pagar las 125.000 pesetas. Llegaron a recaudarse algo más de 118.000. Pero, una vez más, el dinero se perdió por el camino y los vendedores no vieron una peseta
Serrano creó un pequeño suplemento sobre el precio de las entradas. A ver si con esa nueva recaudación se podían pagar las 125.000 pesetas. Llegaron a recaudarse algo más de 118.000. Pero, una vez más, el dinero se perdió por el camino y los vendedores no vieron una peseta.
Rumores de ampliación y “regalo” inesperado
El largo periodo que permaneció en segunda división (1945-46 a 1956-57) no contribuyó a mejorar sus finanzas. Ni un duro fue a parar a los bolsillos de Angustias Alva. No obstante, la ilusión regresó en 1957-58 al volver a primera, donde se mantuvo las siguientes cuatro temporadas. Había cierta euforia, el Granada C. F. codeándose con los grandes; además, en junio de 1959 quedó subcampeón de la Copa nada menos que frente al F C Barcelona. Todo parecía ir viento en popa.
Se hablaba de la necesidad de un estadio para acoger por lo menos a 20.000 personas, con aparcamientos para los coches y camionetas que empezaban a llegar los días de partido, y muchas motos
Se hablaba de la necesidad de un estadio para acoger por lo menos a 20.000 personas, con aparcamientos para los coches y camionetas que empezaban a llegar los días de partido, y muchas motos. Utilizaban los solares que restaban del Cortijo Muriel (más reducido aún tras la construcción del colegio San Isidro-Ave María a partir de 1946). Incluso se hablaba de hacer instalaciones anexas. De levantar una ciudad deportiva de las que ya empezaban a surgir en el entorno de los grandes equipos. Había que ampliar instalaciones de manera incuestionable… o buscar otro solar más grande a las afueras donde hacer esa ciudad deportiva.
Era la primera vez que se presentaba más de un candidato en los veintinueve años de historia del club. La economía española empezaba a mejorar; incluso hubo campaña publicitaria al estilo moderno
El 14 de enero de 1960, con la euforia todavía caliente de la final de Copa, se registraron elecciones en el Granada C. F. mediante el sistema de compromisarios. Era la primera vez que se presentaba más de un candidato en los veintinueve años de historia del club. La economía española empezaba a mejorar; incluso hubo campaña publicitaria al estilo moderno. Salió elegido nuevo presidente José Jiménez Blanco (98 votos), segundo el vizconde Fernando de Almansa (28) y tercero Claudio López Cobo (10). Jiménez Blanco había hecho fortuna como concesionario de las marcas Renault y Land Rover.
Era un empresario con muchas relaciones. Entre sus amigos se encontraba el alcalde Manuel Sola, yerno de Angustias Alva Romero y quien −junto con el otro yerno, Rafael Pérez Pire− habían relevado al difunto Nicolás García en la toma de decisiones familiares. El presidente Jiménez Blanco planteó al alcalde que cediera al Granada C. F. los aproximadamente 16.000 metros que quedaban libres alrededor de la manzana del estadio de Los Cármenes; y al Ave María pidieron una franja para la grada lindera por el Este; su destino serían instalaciones complementarias y recrecimiento de graderíos. De lo contrario y estando en primera división, se verían obligados a buscar terrenos en las afueras para construir un nuevo campo al estilo de las ciudades deportivas.
Quince años sin pagar una cuota. Y encima ahora querían el resto del solar
En aquellas conversaciones se sacó a relucir que no habían vuelto a pagar ni una sola peseta desde que falleció su suegro, en 1944. Quince años sin pagar una cuota. Y encima ahora querían el resto del solar. Calcularon que la deuda y la hipoteca sumaban ya en torno a 187.500 pesetas.
El constructor José Ávila Ballesteros ya les había echado el ojo; pocos años después, en 1966, los compró por algo más de 200 millones de pesetas. [Seguidamente levantó sobre ellos la urbanización Olimpo, con diez bloques de viviendas]
El consejo de familia en torno a Angustias Alva no quiso saber nada del asunto. La inflación de 1960 había minusvalorado las 187.500 en una cantidad que daba, como mucho, para comprar un par de buenos pisos. Los propietarios de los terrenos, con el alcalde a la cabeza, tenían en mente mejores planes para esos solares que restaban del Cortijo de Muriel. La zona −con el Hospital Ruiz de Alda recién acabado, el Licinio de la Fuente en obras, Traumatología y el Clínico nuevo tramitándose− presentaba un futuro excelente para construir viviendas y ganar mucho dinero. De hecho, el constructor José Ávila Ballesteros ya les había echado el ojo; pocos años después, en 1966, los compró por algo más de 200 millones de pesetas. [Seguidamente levantó sobre ellos la urbanización Olimpo, con diez bloques de viviendas].
El alcalde, con fama de generoso y desprendido, convenció a su suegra y a su cuñado Pérez Pire para perdonar definitivamente las 187.500 pesetas que les debía el Granada C. F. Con ese nuevo favor no pedirían más
Regresamos a septiembre de 1960. Durante el partido preparatorio de liga 60-61, con el alcalde invitado al palco para ver empatar al Granada C. F. contra el Rayo Vallecano (2-2), el presidente Jiménez Blanco volvió a insistir a Manuel Sola en lo de la venta de solares contiguos. El alcalde, con fama de generoso y desprendido, convenció a su suegra y a su cuñado Pérez Pire para perdonar definitivamente las 187.500 pesetas que les debía el Granada C. F. Con ese nuevo favor no pedirían más. Muy pocos días después, el 6 de septiembre de 1960, entraba en el registro de la propiedad la carta de pago y el levantamiento definitivo de la hipoteca que pesaba sobre el campo desde noviembre de 1933. El Club Recreativo Granada era propietario, ¡por fin!, sin ninguna carga del campo de Los Cármenes. La escritura de cancelación la firmó personalmente Angustias Alva Romero. [La propiedad siempre estuvo a nombre del Recreativo, aunque a partir de 1940 el primer equipo pasara a llamarse Granada Club de Fútbol].
El perdón de la deuda y la propiedad absoluta del campo fue un tanto que se apuntó en su haber el presidente Jiménez Blanco. Pero en lo deportivo las cosas no fueron tan bien aquella primera temporada en que las instalaciones ya eran totalmente del Granada C. F.
El perdón de la deuda y la propiedad absoluta del campo fue un tanto que se apuntó en su haber el presidente Jiménez Blanco. Pero en lo deportivo las cosas no fueron tan bien aquella primera temporada en que las instalaciones ya eran totalmente del Granada C. F.: empezó mal la liga 1960-61 perdiendo 1-0 frente a la Real Sociedad. En Los Cármenes, el Recreativo de tercera división ganó 4-0 al Ecijano. En palabras del historiador oficial del club por entonces −José Luis Entrala Fernández− aquella temporada fue la del desastre, es decir, volvió a descender a segunda división quedando último clasificado. “La peor temporada del Granada C. F. en toda su historia”. Hasta entonces.
El regalo de la propiedad recibido de los García Alva fue barajado por primera vez en la sede del club como posible venta para limpiar la enorme deuda que arrastraba
El regalo de la propiedad recibido de los García Alva fue barajado por primera vez en la sede del club como posible venta para limpiar la enorme deuda que arrastraba. Era el único activo material que tenían, muy bien ubicado y apetecible para la eclosión urbanística que estaba experimentando el barrio. [La propiedad más importante del club es el piso de la calle Recogidas, 35. Fue construido por los socios Castillo, Garach y Olmedo, que lo dejaron a buen precio. También varias veces embargado por acreedores].
Durante el mandato de José Jiménez Blanco se abrió el debate de la venta del Estadio de Los Cármenes para sanear la entidad… y conseguir otros fines menos confesables
Durante el mandato de José Jiménez Blanco se abrió el debate de la venta del Estadio de Los Cármenes para sanear la entidad… y conseguir otros fines menos confesables. Obviamente, siempre se esgrimía la necesidad de adquirir una parcela mucho mayor para construir otro a las afueras.
Treinta y tres años “vendiendo” Los Cármenes
Entre 1952 y 1995 circularon infinidad de noticias, rumores y medioacuerdos sobre la venta del estadio, traslado a mejores instalaciones y construcción de un campo nuevo. Mientras tanto, se iban recreciendo las gradas buscando alcanzar una capacidad mínima de 20-25.000 espectadores en espera de mejores tiempos.
El primer directivo en pensar en la venta de Los Cármenes para enjugar deudas fue José Alonso Roda (1952). Habló con el alcalde Juan Ossorio Morales −ferviente pelotero y director general de la Caja de Ahorros−, le pidió ayuda para salvar al club y le nombró presidente honorífico
El primer directivo en pensar en la venta de Los Cármenes para enjugar deudas fue José Alonso Roda (1952). Habló con el alcalde Juan Ossorio Morales −ferviente pelotero y director general de la Caja de Ahorros−, le pidió ayuda para salvar al club y le nombró presidente honorífico. Le propuso que el Ayuntamiento adquiriese el estadio, que lo municipalizara (solución similar a la actual). La ayuda del alcalde defenestrado por el régimen franquista no pasó de evitarle su hundimiento en la tercera división.
El segundo presidente en hablar de nuevo campo fue José Bailón en el otoño de 1956. Por lo menos para 20.000 espectadores sentados, pues el ascenso se vislumbraba cercano. Incluso el arquitecto José Jiménez Jimena llegó a hacer unos dibujos. No obstante, la idea se frustró y quedó reducida a reformas de la grada de general, con un incremento de unas 5.900 plazas. Todo con un presupuesto de 3 millones, de los que no quisieron detraer las 125.000 (más intereses) para acabar el pago del solar y levantar la hipoteca.
El presidente Dávila Valverde (1963-64) propuso vender Los Cármenes y hacer una ciudad deportiva que también tuviera pistas de tenis, baloncesto, piscina, etc.
En 1968, con Candi como presidente, se dudaba si ampliar el graderío y construir un nuevo campo a las afueras. La decisión se limitó a acometer la última ampliación que añadió el graderío de la visera. Al menos se consiguió que la capacidad rozara los 25.000 espectadores en los días grandes
En 1968, con Candi como presidente, se dudaba si ampliar el graderío y construir un nuevo campo a las afueras. La decisión se limitó a acometer la última ampliación que añadió el graderío de la visera. Al menos se consiguió que la capacidad rozara los 25.000 espectadores en los días grandes.
En 1971 renació el mismo rumor y se mantuvo vivo durante el siguiente quinquenio. Se habló (1975) de unos terrenos en el Polígono de Cartuja, de unos 100.000 metros cuadrados; semanas después ya los habían cambiado por otros de 200.000 en la carretera de Pinos Puente. Se hizo un proyecto básico que llegó a ser analizado por el Colegio de Arquitectos. Se trasladarían a una ciudad deportiva con estadio de 40.000 butacas, dos campos de entrenamiento e instalaciones complementarias.
La temporada 1978-79 la prensa decía que el club negociaba la venta con una constructora que les daba 600 millones y ya se tenían terrenos con opción de compra para trasladarse
La temporada 1978-79 la prensa decía que el club negociaba la venta con una constructora que les daba 600 millones y ya se tenían terrenos con opción de compra para trasladarse. En 1980 apareció el presidente Manolo Anel proponiendo crear la sociedad REYGRA (REcreativo y GRAnada C. F.) para vender y hacer nuevo campo. La empresa Irocamor S. A. se encargaría de todo por 583 millones. Sería para celebrar el cincuentenario del club.
En 1983 aparecían el promotor Nicolás Osuna y Candi afirmando que había vendido el campo por 425 millones de pesetas; pero el alcalde Jara rebajó las expectativas de aprovechamiento urbanístico y perspectivas de negocio que preparaba el Plan General, en redacción; la operación quedó anulada inmediatamente y las culpas se las llevó el alcalde
En 1983 aparecían el promotor Nicolás Osuna y Candi afirmando que había vendido el campo por 425 millones de pesetas; pero el alcalde Jara rebajó las expectativas de aprovechamiento urbanístico y perspectivas de negocio que preparaba el Plan General, en redacción; la operación quedó anulada inmediatamente y las culpas se las llevó el alcalde. Aquel intento de pelotazo no llegó a materializarse.
Unas semanas después, se anunciaba la subasta del estadio a raíz de una demanda planteada por el expresidente Salvador Muñoz Rodríguez. Éste pedía al Granada y al Recreativo 286 millones. Corrieron los nervios en la nueva directiva porque aquello, de cumplirse, supondría la desaparición de los clubes.
Hasta que al final se metió por medio el Ayuntamiento de Granada y llegó a barajar la cifra de 1.400 millones para quedárselo
Hasta que al final se metió por medio el Ayuntamiento de Granada y llegó a barajar la cifra de 1.400 millones para quedárselo. El club elevó la apuesta ante las inmejorables perspectivas que se habían levantado con el Plan de Urbanismo de Granada. Pero no hubo acuerdo. Los técnicos urbanistas pensaban abrir por la mitad esa supermanzana, prolongar la calle Doctor Olóriz hacia arriba y hacer un eje universitario que uniese los campus de Cartuja y Fuentenueva. [Incluso años más tarde, cuando empezó a hablarse de PTS, alguien pensó en este solar para ubicarlo; pero se desechó por raquítico].
El primer club de fútbol granadino celebró su último partido en el Viejo Los Cármenes el 21 de mayo de 1995; su nueva cancha a partir de ahora iba a estar en el Zaidín. La despedida, en lo deportivo, fue penosa
El primer club de fútbol granadino celebró su último partido en el Viejo Los Cármenes el 21 de mayo de 1995; su nueva cancha a partir de ahora iba a estar en el Zaidín. La despedida, en lo deportivo, fue penosa, con sólo unos quinientos aficionados en las gradas pitando al presidente Jaime Marti y viendo al equipo enfilar el camino a la tercera división.
Entre tanto amago de embargos y ventas −nunca confirmados− en agosto de 1995 había regresado Cándido Gómez, Candi (fallecido hace dos semanas) a ocupar su quinta presidencia y tratar de devolver la ilusión. La ciudad de Granada, por iniciativa municipal, había acabado un estadio público de mediana capacidad y un pabellón de baloncesto a su lado. Justo en el cornero opuesto de la capital, el Zaidín. Ya había estadio público que alquilar al Granada C. F. o hacer grandes eventos.
Muerte, venta y desaparición de Los Cármenes
Candi, ya con campo municipal asegurado, aprobó en asamblea de agosto 1995 la venta de Los Cármenes en desuso. Y convertido en aparcamiento improvisado. Lo volvió a ofrecer al Ayuntamiento por 1.600 millones (200 para pagar los anticipos de la directiva y el resto para enjugar infinidad de deudas acumuladas con empresas y administraciones). Las cuentas de la temporada 1994-95 en que bajó a tercera arrojaron un déficit de 123 millones de pesetas.
Encargaron auditorías que tasaron la deuda en 1.500 millones. El Ayuntamiento no valoró en tanto los terrenos y se retiró de las negociaciones. El Granada C. F. se abrió a ofertas de particulares a partir de 2.320 millones de pesetas, para una edificabilidad permitida por el Plan General de 1985 que llegaba a 30.000 metros de obra nueva
Encargaron auditorías que tasaron la deuda en 1.500 millones. El Ayuntamiento no valoró en tanto los terrenos y se retiró de las negociaciones. El Granada C. F. se abrió a ofertas de particulares a partir de 2.320 millones de pesetas, para una edificabilidad permitida por el Plan General de 1985 que llegaba a 30.000 metros de obra nueva. Fue la empresa Lazasur, capitaneada por el empresario José Julián Romero, la que lo compró al final. Reconoció que las deudas arrastradas por el club sumaban 1.812 millones de pesetas, poco más de 200 lo que habían puesto los directivos desde muchos años atrás, más gastos. A fecha 1 de febrero de 1999 Lazasur publicó un anuncio en prensa en el que detallaba que había desembolsado ya 1.897 millones; las principales cantidades eran 215 al Club, 583 a la Agencia Tributaria, 158 al Ayuntamiento, 142 a la Seguridad Social, 136 al expresidente Alfonso Suárez, 91,5 al presidente Candi, 50,6 al directivo Mariano Sánchez Osorio, 41,6 a José Aragón, 33,8 a Salvador Muñoz, 25,5 a Mariano Anel, etc. Y todavía se esperaba alguna factura más por llegar.
[El valor de una peseta de 1936 se había multiplicado por 207 en el año 1995, cuando fue tasado el estadio. En cambio, el incremento del valor de sus terrenos entre las 110.000 pesetas de venta en 1933 y los 1.897 millones en que se vendió en el año 1995 supuso un incremento brutal de 1.724.545%].
La historia en torno al estadio de Los Cármenes, el Viejo, no acabó con su venta en 1995. Se inició un complejísimo proceso judicial de denuncias cruzadas que se prolongó nada menos que catorce años, hasta 2009, con una sentencia definitiva del Tribunal Supremo. No salió condenado nadie, no hubo delito en la venta
La década de gestión de siete presidentes entre 1990 y 2000 se saldó con un déficit de 212 millones. Continuaba la pésima gestión que se inició en 1933.
La historia en torno al estadio de Los Cármenes, el Viejo, no acabó con su venta en 1995. Se inició un complejísimo proceso judicial de denuncias cruzadas que se prolongó nada menos que catorce años, hasta 2009, con una sentencia definitiva del Tribunal Supremo. No salió condenado nadie, no hubo delito en la venta. Los expresidentes Candi y Luis Rivas quedaron exonerados de culpa. También los promotores.
Unos cuantos años antes, los tribunales ya habían permitido que comenzaran las obras de la nueva urbanización en la parcela, a partir de un proyecto aprobado por los servicios municipales de urbanismo. El estadio llevaba siete años abandonado, sirviendo de aparcamiento y vandalizado. La profunda reforma urbanística sobre las dos hectáreas del Cortijo de Muriel, semi-regaladas por la familia García Alva y sus descendientes, han dibujado la manzana que vemos actualmente. Repartida en los siguientes espacios:
- 1. Colegio San Isidro-Ave María (en terrenos también semi-regalados por Angustias Alva en 1946), de 4.162 metros cuadrados de parcela.
- 2. Urbanización Olimpo A. Lindera con carretera de Pulianas, con uso residencial sobre parcela de 10.792 metros. (84 pisos con una media de superficie de 150m2; más los bajos comerciales y sus correspondientes plazas de garaje).
- 3. Urbanización Olimpo B. Lindera con Cardenal Parrado, con uso residencial sobre parcela de 5.422 metros. (48 pisos con sus bajos comerciales y garajes).
- 4. Sobre la parcela del Estadio han salido: una plaza pública de 7.228 metros cuadrados (con un aparcamiento subterráneo de 21.845 metros en tres alturas); el Centro Cívico Beiro, municipal, de 1.140 metros; varios bloques de pisos, aparcamientos y locales comerciales de 4.129 metros. En total, los suelos residenciales sobre el estadio suman 186 viviendas, más bajos comerciales.
Como se ve, un terreno regalado al que directivos, empresarios y la ciudad le han/hemos sacado mucho partido. Y algunos, mucho dinero
Toda la superficie construida sobre las dos hectáreas vendidas por Angustias Alva suma hoy 12.497. Los metros que faltan son los destinados a ensanchar aceras y abrir las calles bautizadas como Granada C. F. y Recreativo. Como se ve, un terreno regalado al que directivos, empresarios y la ciudad le han/hemos sacado mucho partido. Y algunos, mucho dinero.
Familia García Alva: ni pago ni agradecimiento
En el origen de todo este embrollo y pelotazo urbanístico-deportivo estuvo la propiedad del matrimonio formado por Nicolás García Ruiz y Angustias Alva Romero. Él era natural de Armilla. Estudió ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, junto con su hermano Andrés (soltero, sin descendencia reconocida). Ambos amasaron verdaderas fortunas entre finales del XIX y principios del XX, sobre todo en la corta del Guadalquivir, regadíos y canales en Tablada, haciendo la carretera Loja-Antequera-Torre del Mar, desvíos de los ríos Torrente en Nigüelas y Potril en Alhama, etc. La mayoría de sus ganancias las invirtieron en adquisición de tierras en los términos de Armilla y Granada; también adquirieron cinco amplias dehesas y ganaderías en Sierra Nevada (el Camarate, el Calvario, la Hoya…). Nicolás invirtió en la construcción de la Gran Vía de Granada levantando el Hotel París (edificio número 7) y las casas números 40 y 55 (que legó a cada una de sus tres hijas: a María la número 40, a Modesta la número 7 y a Matilde la 55).
La hija mayor no contrajo matrimonio. La segunda, Modesta, casó con Manuel Sola Rodríguez-Bolívar, también de saga armillera que fue presidente de la Diputación, alcalde de Granada durante 16 años −el que más en la historia de la ciudad−, director general de Administración Local y diputado en Cortes
Angustias Alva Romero también venía de casatenientes y terratenientes. Su familia fue propietaria de la finca La Ermita en la Sierra de Huétor, de ganadería de toros en Sierra Nevada y tenía participación en varias empresas, entre ellas Cementos Centauro de Sierra Elvira. Como queda dicho, con su dinero adquirió el Cortijo de Muriel en 1925.
La hija mayor no contrajo matrimonio. La segunda, Modesta, casó con Manuel Sola Rodríguez-Bolívar, también de saga armillera que fue presidente de la Diputación, alcalde de Granada durante 16 años −el que más en la historia de la ciudad−, director general de Administración Local y diputado en Cortes. La hija pequeña, Matilde, se casó con el empresario y director general de Puleva, Rafael Pérez Pire.
A estos descendientes, a sus hijos y a sus nietos es a quienes se dirigían los directivos del Recreativo y del Granada C.F. cada vez que tenían que tratar algún asunto sobre la propiedad de Los Cármenes
A estos descendientes, a sus hijos y a sus nietos es a quienes se dirigían los directivos del Recreativo y del Granada C.F. cada vez que tenían que tratar algún asunto sobre la propiedad de Los Cármenes. El Recreativo quedó al principio agradecidísimo a Nicolás García por haberles vendido una magnífica parcela a un precio moderado y con unas facilidades de pago enormes; recordemos que en el mes de noviembre de 1933 el Recreativo le nombró presidente honorífico. Luego le pagaron mal y tarde. En octubre de 1944, cuando falleció, el club no tuvo el detalle de enviarle una corona de flores ni asistir oficialmente a su entierro. Algo parecido ocurrió con Angustias Alva al fallecer en enero de 1965.
El Recreativo y el Granada C. F. jamás se acordaron de sus benefactores. Sin su generosidad, nunca hubiesen llegado a tener un activo de tanto valor. Tampoco sus hijas ni su yerno alcalde han estado en la lista de atenciones del club
El Recreativo y el Granada C. F. jamás se acordaron de sus benefactores. Sin su generosidad, nunca hubiesen llegado a tener un activo de tanto valor. Tampoco sus hijas ni su yerno alcalde han estado en la lista de atenciones del club. A lo sumo, Manuel Sola recibía cada año una invitación para asistir a los partidos en el palco número 9 de Los Cármenes. Pero por su condición de alcalde. Igual que hicieron con la viuda de Matías Fernández-Fígares, a quien pagaron poco, tarde y mal. Ni una placa ni el nombre en algún rincón de la plaza actual ni en los libros de historia o web oficiales del Granada Club de Fútbol para recordar a sus benefactores.
Epílogo: no buscaron carroña
El epílogo de Los Cármenes podrían haberlo escrito los descendientes de Nicolás y Angustias en 1995. Cuando se puso en venta el estadio y se abrió la puerta a los reconocimientos de deudas de quienes demostrasen derechos sobre los activos del equipo. Palomas con deudas reales y buitres al acecho, que de todos ellos sobrevolaron por la viña de Muriel. El consejo de las familias Sola-García y Pérez-Pire-Angulo (hijos y nietos de Nicolás y Angustias) encargó un informe a sus abogados para estudiar la posibilidad de personarse como parte interesada a la que nunca se le acabó de pagar el terreno.
Siguiendo la línea familiar de ser generosos, decidieron olvidar el asunto para siempre y no engrosar la fila de los que pusieron la mano a ver qué pillaban del velatorio y entierro del 'Viejo' Los Cármenes
Manuel Sola había hablado con José Jiménez Blanco en 1960 de revisar la situación, en el caso de que decidieran vender Los Cármenes que no habían acabado de pagar. Pero su acuerdo verbal no se reflejó textualmente en la escritura que firmó su suegra como carta de pago. Había escasas posibilidades de que un juez lo aceptara en 1995 sin argumentos reflejados documentalmente. Además, siguiendo la línea familiar de ser generosos, decidieron olvidar el asunto para siempre y no engrosar la fila de los que pusieron la mano a ver qué pillaban del velatorio y entierro del Viejo Los Cármenes.
Desvelada esta intrahistoria, no estaría mal un recordatorio o un detalle con Angustias Alva Romero, la que hizo posible que el Recreativo/Granada C. F. haya tenido el único activo valioso en sus 93 años de existencia
Desvelada esta intrahistoria, no estaría mal un recordatorio o un detalle con Angustias Alva Romero, la que hizo posible que el Recreativo/Granada C. F. haya tenido el único activo valioso en sus 93 años de existencia. Un estadio que dio tantas tardes de gloria, y de frustración, a nuestros abuelos y padres. La pésima gestión económica de la mayoría de directivos los llevó a dilapidar ese patrimonio y a vivir hoy de prestado en el estadio municipal del Nuevo Los Cármenes. Y en la Ciudad Deportiva de la carretera de Alfacar, también pública y cedida por 75 años.
El fondo de comercio, deportivo y prestigio del club fluctúa en función de los resultados en la Liga y la Copa. La marca presenta hoy un valor contable devaluado. Deberán ganárselo en el campo para elevar su cotización. Y, por ahora, han vuelto a las andadas de los peores tiempos. Esperemos que no se repita lo de las desastrosas temporadas de 1960-61 y 2023-24. Lo comprobaremos hoy ante el Elche.
NOTA FINAL. La Asociación Granadinista 5001 tiene solicitado al Granada C. F. y al Ayuntamiento la reproducción de los tres arcos de la portada del Viejo Los Cármenes. Desean que se levante en alguno de los accesos del nuevo estadio municipal del Nuevo Los Cármenes, como símbolo del Club. Ése sería también el lugar más adecuado donde colocar algún tipo de reconocimiento a los García-Alva que acabaron donando los terrenos y aportaron las primeras 11.000 pesetas, y al arquitecto-presidente Matías Fernández-Fígares por levantar el Estadio y poner sus ahorros.
−Historia del Granada Club de Fútbol. José Luis Entrala y José Luis Ramos. 2010.
−Adiós a Los Cármenes. Ramón Ramos. 1995.
−La jugada maestra. ¿Hubo fraude en la venta de Los Cármenes? Carlos Tomás Romero.
−El once fantasma. El Recreativo Granada de la República. José Luis Ramos Torres.
−Paso a paso rojiblanco. 75 años de historia. Antonio Prieto Castillo.