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'Los Planetas se quedan sin ideas'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 9 de Febrero de 2022
'Las canciones del agua', en diferentes formatos.
El Volcán Musical
'Las canciones del agua', en diferentes formatos.

Mira que he intentado hacerme el sueco y no hablar de la deriva de mis queridos Planetas... pero ya es imposible, porque este enero han lanzado de forma sorpresiva su décimo álbum de estudio, Las canciones del agua, y en él recogen los singles de los últimos dos años, así que toca afrontarlo. Según la banda granadina capitaneada por J, los poderosos están usando la pandemia para adocenar aún más a las masas con información manipulada y así explotarnos más cómodamente, mientras culpan a los jóvenes por salir de fiesta y nos obligan a ponernos vacunas que no sirven para nada. Nosotros, borregos, podemos seguir las medidas político-sanitarias si queremos, pero a ellos no les engañan. Convertidos en zombies que solo repiten las consignas de los poderes fácticos, somos carne de cañón. Por fortuna, ahí están ellos para señalar esta situación y cantarnos las cuarenta a quienes le hacemos el juego al poder.

Este mejunje de sandeces y medias verdades es lo que el grupo (y especialmente J) proclama a todo volumen en la segunda mitad del álbum

Este mejunje de sandeces y medias verdades es lo que el grupo (y especialmente J) proclama a todo volumen en la segunda mitad del álbum. No podemos decir que sea sorprendente: el último proyecto en el que se embarcaron fue su alianza con Niño de Elche, provocativamente bautizado como Fuerza Nueva. Al parecer ser crítico significa ser tocapelotas a nivel estético y mirar por encima del hombro a todo el mundo a nivel político, sin ningún análisis de las causas de fondo de las situaciones denunciadas, más allá de acusar a “los de arriba” (sin más especificación). Sin duda merece la pena señalar los ejemplos de mala gestión de la pandemia por el gobierno, criticar el autoritarismo que la pandemia ha normalizado (podrían hablar de los abusos policiales, muchos de ellos de corte racista, que se dieron durante el confinamiento, pero no...) o denunciar el nefasto papel de la industria farmacéutica que está convirtiendo la necesidad de vacunas en un negocio desvergonzadamente. Pero en lugar de eso, J prefiere subirse a una atalaya moral y señalar la estupidez ajena, decir que se va a tener que hacer negacionista y seguir con su ridículo discurso de que el sistema está a punto de caer.

Esto sería más excusable si la música al menos fuera buena, pero no es el caso. 'Las canciones del agua' denota un profundo agotamiento de la propuesta del grupo, que habían logrado sortear con bastante habilidad en 'Zona Temporalmente Autónoma' (2017) pero es ya imposible ignorar

Por si hubiera dudas al ver las letras, ya se ha encargado de dar entrevistas en las que demuestra su ignorancia sobre las vacunas y hace gala de su infantilismo político al ufanarse de no haber votado nunca. También queda claro que este discurso es fundamentalmente un empeño de J que Florent y los demás sobrellevan como pueden; pero esto no es excusa: están firmando juntos la música como Los Planetas, asociando su nombre a la rebeldía pueril y megalomaníaca de su compañero. Esto sería más excusable si la música al menos fuera buena, pero no es el caso. Las canciones del agua denota un profundo agotamiento de la propuesta del grupo, que habían logrado sortear con bastante habilidad en Zona Temporalmente Autónoma (2017) pero es ya imposible ignorar. El álbum se divide en dos mitades, una primera centrada en Granada, compuesta por cuatro temas, y la segunda de denuncia política, con los cinco temas restantes. Solo se salva la primera canción de cada mitad.

“El manantial” es la prueba de que el grupo aún es capaz de sorprender e innovar, aunque solo sea puntualmente. Esta adaptación de un poema de Lorca, de más de doce minutos de duración, con un arreglo inaudito para el grupo de dos guitarras y un piano, tiene momentos de auténtica belleza. Lo único que falla a ratos es la voz de J. El granadino siempre ha sido un cantante limitado, pero aquí, menos arropado por distorsiones, ecos y efectos, estas limitaciones se hacen muy obvias. Aun así, la belleza del poema y la pasión de las interpretaciones, especialmente la del piano, conmueven. Pero en la granadina cara A, nada más funciona. Los problemas con la voz de J son más flagrantes en las “Alegrías de Graná”. El arreglo flamenco puro, que está bien sin ser muy original, pide una voz jonda, robusta y directa. En su lugar tenemos la endeble interpretación de J, con un desconcertante toque de eco. La pregunta es: ¿por qué ibamos a querer escuchar estas alegrías, en lugar de unas cantadas por un cantaor competente?

“El manantial” es la prueba de que el grupo aún es capaz de sorprender e innovar, aunque solo sea puntualmente. Esta adaptación de un poema de Lorca, de más de doce minutos de duración, con un arreglo inaudito para el grupo de dos guitarras y un piano, tiene momentos de auténtica belleza

Los otros dos cortes de esta cara son versiones. “La Morralla” es una interpretación vergonzosamente básica y roma de la mítica canción de Carlos Cano, que suena tan amateur como la peor banda rolinga argentina. “Se quiere venir” intenta reeditar el éxito de “Islamabad” al versionar una canción de trap, en esta ocasión del también granadino Khaled. Pero frente al sonido impactante y épico de aquella, en esta nada encaja: los sintes, el órgano, la guitarra flamenca, la percusión... cada instrumento parece estar peleándose con los demás. Así, ni siquiera funciona su intento de homenajear a su ciudad, desprovista de cualquier referencia a la pandemia: el grupo simplemente no tiene suficientes buenas ideas, ni la paciencia o las ganas necesarias para estar a la altura de los artistas a quienes versionan. Por eso es tan llamativo cuando la segunda mitad del álbum la abre un tema magnífico: “La nueva normalidad”, lanzada hace ya año y medio, sí que es una buena composición con una cuidadísima producción. No hay más que escuchar la rica y clara mezcla de la segunda mitad, donde las cuerdas, los vientos y todas las texturas se complementan, generando un gran crescendo final.

Pero incluso esta canción tiene sus defectos: no me explico por qué decidieron dejar los ruidos de fondo del videoclip en la versión del disco, donde quedan descontextualizados y molestan. Además, la letra plasma perfectamente ese infantilismo de J: compuesta en reacción a las protestas contra el asesinato racista de George Floyd a manos de la policía, la canción se recrea única y exclusivamente en los saqueos subsiguientes, sin ninguna reflexión, análisis o propuesta más allá de prender fuego a cosas. En medio del mayor proceso de politización antirracista en décadas, J solo ve la oportunidad de robar tablets y coches. Pero esto es una bendición si lo comparamos con “El negacionista”, candidata firme a ser la peor grabación de toda su discografía. Una mala canción con un mal estribillo, con una instrumentación entre obvia y fea y una mezcla horrenda, toda una agresión a los oídos. Y qué decir de la delirante letra, cuyo popurrí de referencias evidencia la falta de seriedad de las denuncias de J.

Hay que admitir que “El Rey de España” tiene su gracia con sus referencias al emérito, pero nada indica más claramente el agotamiento del sonido Planetas que este instrumental que parece calcado al de “San Juan de la Cruz”

Hay que admitir que “El Rey de España” tiene su gracia con sus referencias al emérito, pero nada indica más claramente el agotamiento del sonido Planetas que este instrumental que parece calcado al de “San Juan de la Cruz”. Igualmente, mediocre suena “El apocalipsis zombie”, que lleva la prepotencia de J al máximo. La metáfora nada velada de los zombies que “están por todo internet y en las emisoras de radio/en los telediarios y en el partido rojo y el azul/dirigen la Organización Mundial de la Salud”, la remata con la repetición de una frase insufrible: “yo no quiero convertirme en una de esas criaturas horribles”. Por si a alguien le parecía poco, redoblan la apuesta con “El antiplanetismo”: “Lo hemos conseguido/si te molesta lo que decimos”. Señor, qué pereza... tanta que no puedo centrarme en que esta canción al menos tiene algo más de brío que las anteriores. Pero ni por esas se salva esta segunda mitad, igual de poco inspirada que la primera, y encima agresivamente estúpida en su mensaje.

Al final, queda la sensación de que lo que motiva a J a estas alturas es más ese impulso de mostrar su superioridad moral que el aspecto puramente musical. Solo en un par de ocasiones hay destellos de originalidad e inspiración; por lo demás, Las canciones del agua es un refrito de viejos sonidos acompañados de un mensaje ridículo e insultante. Como ocurre con Kanye, ser fan de Los Planetas siempre ha exigido mucha paciencia. Pero ahora estamos cerca del momento Jesus Is King: las ideas musicales están totalmente acabadas y, en su lugar, encontramos un mensaje machacón, mal articulado y que solo sirve para sostener la altanería del artista. No veo nada claro hacia dónde puede ir la producción del grupo desde este punto. Personalmente, casi deseo que haya un silencio prolongado, hasta que lo que tengan que ofrecernos sea mejor y esté menos mediado por la soberbia.

Puntuación: 3.5/10

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com