'Charli XCX nos pone a bailar este verano'
Charlotte Emma Aitchison, más conocida como Charli XCX, parece haber adoptado una estrategia promocional algo irritante en sus últimos proyectos: criticar a muerte su álbum precedente, como si cada nuevo ciclo implicase necesariamente la negación del anterior. En esta era de economía de la atención, este tipo de gestos tan abiertos y conscientes resultan totalmente inauténticos. Desde luego, la autenticidad no es algo particularmente importante en la música pop, pero sí es verdad que Charli la figura pública resulta menos simpática cuando perpetra este tipo de coreografías discursivas. No obstante, no es esto lo importante: la cuestión es si la música suena bien. Y, puesto que en su anterior disco, el meramente correcto Crash (2022), se echaban en falta tanto el elemento visionario y futurista de su propuesta como algo más de consistencia en la producción y la composición, el giro que ha dado a su sonido en BRAT es absolutamente coherente y efectivo.
El sexto álbum de estudio de la británica es un regreso a las texturas electrónicas ásperas y bailables de sus proyectos anteriores, cuando se convirtió en la reina comercial del hyperpop, de nuevo de la mano de su fiel productor, A.G. Cook
El sexto álbum de estudio de la británica es un regreso a las texturas electrónicas ásperas y bailables de sus proyectos anteriores, cuando se convirtió en la reina comercial del hyperpop, de nuevo de la mano de su fiel productor, A.G. Cook (que apenas trabajó en dos temas de Crash). En comparación con su disco sobre el confinamiento, how i'm feeling now (2020), que en su conjunto era más bien relajado, en coherencia con la época en que fue grabado, pero contenía algunos temazos rompepistas, este BRAT es justo lo contrario: un disco claramente orientado a la pista de baile que contiene, no obstante, algunas canciones más calmadas. En todo caso, diría que estamos ante el trabajo más compacto y coherente a nivel estético, además del mejor secuenciado, de la carrera de Charli. Las canciones fluyen a la perfección y apenas hay temas que destaquen para mal. Quizás “Apple” esté algo menos pulida que el resto: pese a la buena letra sobre su relación con sus padres, se siente más anónima, más genérica. Por lo demás, desde ese encantador comienzo con “360” hasta el cierre con esa especie de remix demencial que es “365”, es difícil no estar enganchado, meneando la cabeza y el cuerpo a lo largo de todo el tracklist.
Hay un amplio rango emocional en estas canciones, cuyas letras exploran todo tipo de asuntos, desde las inseguridades de Charli a su orgullo y descaro a la hora de ser la tía más vulgar y pasada de vueltas de la fiesta (de ahí ese desafiante título, “brat” o “malcriada”)
La paleta instrumental es bastante sencilla: en esencia lo que escuchamos son múltiples tipos de sintes (la mayoría muy saturados), bajos sintéticos arrolladores y cajas de ritmos que suenan intencionadamente artificiales, junto con algunos efectos, samples, pianos o cuerdas ocasionales. Sin embargo, como señalaba antes, hay un amplio rango emocional en estas canciones, cuyas letras exploran todo tipo de asuntos, desde las inseguridades de Charli a su orgullo y descaro a la hora de ser la tía más vulgar y pasada de vueltas de la fiesta (de ahí ese desafiante título, “brat” o “malcriada”). Valgan como ejemplo mis tres canciones favoritas del álbum. “Club classics” es un hit sobre y para la discoteca, que lo tiene todo: momentos de desenfreno rítmico, un puente con una melodía que es puro éxtasis y detalles desorientadores y deliciosos, como ese peculiar sinte que suena como una hoja de metal retorciéndose debajo del agua. “So I”, por su parte, no podía ser más diferente: es un melancólico homenaje a la difunta SOPHIE, con quien Charli pergeñó buena parte del pop más innovador de los últimos quince años. Sobre un sencillo bucle de sintes y unos acordes de piano, Charli explora su sentimiento de culpa por no haber pasado más tiempo con su amiga y revela lo duro que le es interpretar en directo las canciones que compuso con ella.
Así pues, tres temáticas, tres tonos emocionales y sonoros diferentes, pero todo como parte de un conjunto coherente. Esa es la mayor virtud de BRAT: que en él caben tanto la emoción por el primer encuentro con la persona amada (“Talk talk”) como la sensación de nostalgia por un pasado previo a la (moderada) fama de la que disfruta Charli (“Rewind”)
Por último, en lugar de lamentar el pasado o disfrutar con hedonismo del presente, “I think about it all the time” mira al futuro: en ella, Charli declara que no para de pensar en su posible maternidad, y explora su miedo a estar perdiéndose algo esencial en la vida, su sensación de que su carrera empequeñece al lado de la idea de tener una criatura y sus temores contrapuestos a perder la libertad de la que disfruta. En coherencia, los sonidos de órgano sintético son cálidos y acogedores, mientras que la base rítmica en muy dinámica pero reposada. Así pues, tres temáticas, tres tonos emocionales y sonoros diferentes, pero todo como parte de un conjunto coherente. Esa es la mayor virtud de BRAT: que en él caben tanto la emoción por el primer encuentro con la persona amada (“Talk talk”) como la sensación de nostalgia por un pasado previo a la (moderada) fama de la que disfruta Charli (“Rewind”). Esto si hablamos de lo estrictamente musical: al brutal éxito del disco también han contribuido la especulación sobre ciertos detalles de las letras y las polémicas suscitadas a causa de ello en la vida real, desde su beef con Taylor Swift (“Sympathy is a knife”) hasta su compleja relación con Lorde (“Girl, so confusing”), que se resolvió con un remix que verdaderamente rompió internet.
Más allá de este tipo de cuestiones, que gustarán a algunos y aburrirán a otros, lo cierto es que Charli XCX ha vuelto a demostrar que es una de las artistas pop más interesantes del mundo, especialmente dado su nivel de éxito
Más allá de este tipo de cuestiones, que gustarán a algunos y aburrirán a otros, lo cierto es que Charli XCX ha vuelto a demostrar que es una de las artistas pop más interesantes del mundo, especialmente dado su nivel de éxito. Es imposible saber cómo de honesta fue su renuncia al hyperpop de hace un par de años, pero si algo demuestra BRAT es que, aunque el hyperpop como etiqueta comercial y estética concreta haya muerto, el revolucionario legado del sello PC Music y su bubblegum bass y deconstructed club sigue vivo. No en vano, se ha anunciado en estas últimas semanas que en septiembre se lanzará un disco póstumo de SOPHIE, el cual estaba casi terminado en el momento de su muerte. Esperemos que las personas encargadas de rematar el trabajo de la escocesa hayan puesto el mimo necesario para convertirlo en un final digno a su carrera discográfica. Mientras tanto, podremos disfrutar de un “brat summer” que tiene pinta de que será muy divertido.