Artículo de Opinión de José L. Álvarez, militante de Podemos Granada

'PODEMOS, Restas y Sumas'

Política - José L. Álvarez - Martes, 29 de Mayo de 2018
Artículo de Opinión de José L. Álvarez, activo militante de Podemos Granada, en el que reflexiona sobre el reto de este partido de gestionar la pluralidad interna.

Cuanto más compleja es la pregunta, más sencilla es la respuesta, esto que a todas luces podría ser un maximalismo simplista se transforma en una realidad objetiva cuando nos paramos un segundo a reflexionar sobre las grandes cuestiones en la vida política dentro de un partido. Recientemente hemos asistido casi con perplejidad a la estruendosa representación del día a día político en una formación peculiar como es Podemos y, digo peculiar en el más amplio sentido de la expresión, Podemos es un partido compuesto por decenas de miles de personas cada cual con una lectura propia y particular de la realidad que le rodea, hay quien lo ve y entiende todo en base a experiencias previas, quien se muestra descreído con todo, quien hace simplemente seguidismo e incluso hay quien simplemente está por la ilusión de pertenencia, todas ellas con un elemento común, cambiar la realidad.

Es precisamente de esto de lo que surge la necesidad de presentarse como un interlocutor válido y de esto la necesidad de hablar de forma simultánea en los distintos códigos en los que se sienten representadas las distintas capas de la sociedad actual, todo sin caer en un delirio permanente y sin quebrar la pluralidad de la propia organización, a estas alturas imagino que ya se empieza a comprender la extraordinaria dificultad de mantener todo este equilibrio y no caer en la contradicción y la incoherencia de forma constante

Partiendo de la base de que este es un partido amplio, pues amplias y diversas son las sensibilidades que contiene, es entendible que el debate y la crítica sea una constante, máxime cuando es un partido que aspira a interpelar a todas las personas de nuestra sociedad o al menos a la mayoría de ellas. Es precisamente de esto de lo que surge la necesidad de presentarse como un interlocutor válido y de esto la necesidad de hablar de forma simultánea en los distintos códigos en los que se sienten representadas las distintas capas de la sociedad actual, todo sin caer en un delirio permanente y sin quebrar la pluralidad de la propia organización, a estas alturas imagino que ya se empieza a comprender la extraordinaria dificultad de mantener todo este equilibrio y no caer en la contradicción y la incoherencia de forma constante.

Como decía al principio cuanto más compleja es la pregunta, más sencilla es la respuesta, de la necesidad de compartimentar esa capacidad de interlocución con las distintas capas de la sociedad, nacen las corrientes dentro de las organizaciones, en esencia porque nada que no se parezca a la sociedad puede aspirar a representarla o al menos a entender sus necesidades de una forma global, los distintos actores que integran Podemos tienen la capacidad de interpelar cada uno a una capa distinta de nuestra sociedad, de ahí aquella máxima que aún resuena desde Vistalegre ll, “En Podemos, no sobra nadie, falta mucha gente”, no sería entendible una organización como Podemos que aspira a representar a una mayoría desde un pensamiento único. La resta que genera la compartimentación a esa unidad y homogeneidad ideológica de la que hacen gala otros partidos es en realidad una suma que permite llegar a un espectro mucho mayor, he aquí uno de los ejemplos más evidentes de las restas que suman en política.

Existen también por contra las sumas que restan y suceden cuando se intenta imponer una línea de pensamiento único desde una posición de mayoría, es en esos momentos de fricción, donde se ve la fortaleza o debilidad de una organización como Podemos y la capacidad para gestionar la pluralidad que es precisamente lo que al igual que la encumbró, puede relegarla a la irrelevancia

Existen también por contra las sumas que restan y suceden cuando se intenta imponer una línea de pensamiento único desde una posición de mayoría, es en esos momentos de fricción, donde se ve la fortaleza o debilidad de una organización como Podemos y la capacidad para gestionar la pluralidad que es precisamente lo que al igual que la encumbró, puede relegarla a la irrelevancia. La imposición de planteamientos sin el debido debate y gestión de las diferencias, nos lleva a la ausencia por expulsión activa o pasiva de determinadas sensibilidades en las que distintas capas de la sociedad se ven reflejadas, si a esto añadimos la construcción social binaria del conmigo - contra mí y la lealtad entendida desde el concepto de partido ideológicamente homogéneo, tenemos todos los ingredientes para hacer saltar por los aires cualquier posibilidad de construir un bloque de mayoría social que cambie la realidad que nos rodea.

Es imperativo detenerse un segundo para evaluar los daños ocasionados dentro y fuera de la organización, buscar vías de rearticulación de los espacios, estudiar detenidamente en qué posición nos encontramos para mantener la interlocución con las distintas capas de la sociedad y frenar en seco la caza al disidente o corremos el riesgo de que Podemos pase a ser un fin en sí mismo y por extensión un engranaje más que sostenga la realidad que habíamos venido a cambiar.



José L. Álvarez es militante de Podemos Granada