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homenaje a un luchador por las libertades y la democracia excepcional

'José Antonio Moreno Rodríguez, el cura de San Ildefonso (I)'

Política - Alfonso Martínez Foronda - Sábado, 26 de Agosto de 2023
Primera parte de la semblanza que Alfonso Martínez Foronda dedica como homenaje a un luchador por las libertades y la democracia excepcional. No te lo pierdas.
José Antonio Moreno Rodríguez en Residencia de mayores de Armilla en agosto de 2010.
Foto de Alfonso Martínez Foronda.
José Antonio Moreno Rodríguez en Residencia de mayores de Armilla en agosto de 2010.
El 19 de agosto de 2010 mi compañero de compromiso social e investigación, Pedro Sánchez Rodrigo, y yo mismo, tuvimos el privilegio de entrevistar a José Antonio en la Residencia de Mayores de Armilla, siete años antes de que nos dejara. Yo lo había conocido en 1976 porque, como estudiante, había vivido un tiempo en un piso alquilado en la calle Real de Cartuja y frecuenté, en no pocas ocasiones, los salones de la casa parroquial que fueron una referencia en Granada para el movimiento obrero, el movimiento estudiantil o de la Asociación de Vecinos. Siempre lo habíamos percibido como una persona cercana, comprometida, valiente y, desde luego, como otro tipo de “cura” distante y distinto de los que yo mismo había padecido en mi pueblo. Pero en la entrevista –de tres horas de duración y que se conserva en el Archivo Histórico de CCOO de Andalucía- me adentré en un mundo desconocido que, como en un viaje iniciático, vas de sorpresa en sorpresa, de una persona que vivió directamente la revolución cubana o el Concilio Vaticano II y, desde luego, la transición española y la conquista de las libertades democráticas como cura y como homosexual.

Por ello, creo que este artículo ofrecerá a otros muchos granadinos que lo conocieron, otra perspectiva de quien fue muy querido y admirado para la izquierda granadina, desde su compromiso cristiano con los más desfavorecidos hasta su militancia en la primera organización de homosexuales de Granada y Andalucía.

Había nacido en 1929 en Asquerosa (Valderrubio) en el seno de una familia de pequeños labradores. Sus padres, Antonio y Adelaida, tuvieron cuatro hijos e hijas, de los que José Antonio es el segundo. Pero si hay una figura que sobresale sobre los demás fue su abuelo materno Ricardo, emparentado, nos dice él, con la familia de García Lorca

Había nacido en 1929 en Asquerosa (Valderrubio) en el seno de una familia de pequeños labradores. Sus padres, Antonio y Adelaida, tuvieron cuatro hijos e hijas, de los que José Antonio es el segundo. Pero si hay una figura que sobresale sobre los demás fue su abuelo materno Ricardo, emparentado, nos dice él, con la familia de García Lorca. Ese abuelo, republicano y, probablemente, militante del PSOE, lo hizo lector precoz. Tenía como profesión gastar las fincas que heredó de su mujer, era cultísimo, pero maravillosamente inútil. Tenía la mejor biblioteca del contorno y en ella José Antonio tuvo la oportunidad de imbuirse en todo tipo de lecturas. Cuando otros niños coleccionaban cromos de futbolistas, él viajaba con Julio Verne o se reía con los episodios del Quijote. Y en sus manos caían revistas extranjeras de Hispanoamérica porque un hermano de su abuelo, que tenía una tienda al por mayor enfrente de Capitanía –calle San Matías- le pasaba las que no vendía. Y José Antonio recuerda que leía revistas de Cuba, Colombia o de Argentina que lo fueron familiarizando con otras culturas y que, andando el tiempo, tendría la oportunidad de vivir directamente.

No era especialmente un niño religioso, tampoco le gustaba el campo, pero un día se presentó en su casa un cura amigo de la familia y le dijo: “Antoñito, ¿quieres ser cura?” Y él, ni corto ni perezoso, le dijo que sí. Sin más. Y al Seminario de Granada. Entró con once años, en 1941, y se encontró allí a otro centenar de seminaristas que procedían también de otras provincias como Almería o Jaén donde la guerra de España había hecho estragos y no había infraestructuras para ellos. Y muchos, hijos de gente empobrecida. El sacerdocio era, en no pocos casos, una salida profesional y, para muchas familias, una boca menos que alimentar. Allí hizo cinco años de Latín y Humanidades, porque era como un Bachillerato latinizado y recuerda que ya en segundo hablaban latín y cultura general. De casi todo, menos de Federico García Lorca.

José Antonio nos insistió en la entrevista que Federico había nacido en el Cortijo Daimuz Bajo, propiedad de la familia Lorca desde 1895 en la Vega de Valderrubio y perteneciente al municipio de Pinos Puente, pero que su padre lo inscribió y bautizó en Fuente Vaqueros porque era muy amante de su pueblo

Un paréntesis sobre Lorca. José Antonio nos insistió en la entrevista que Federico había nacido en el Cortijo Daimuz Bajo, propiedad de la familia Lorca desde 1895 en la Vega de Valderrubio y perteneciente al municipio de Pinos Puente, pero que su padre lo inscribió y bautizó en Fuente Vaqueros porque era muy amante de su pueblo. No obstante, esa finca, fue el lugar donde se produjo el enriquecimiento definitivo de Federico García Rodríguez y el lugar donde “el primer asombro artístico” conmovió al futuro poeta. No en vano, el hermano del poeta, Francisco, escribió en alguna ocasión: “Los primeros recuerdos de mi vida son de Daimuz, así como la primera imagen que guardo de mí mismo, de Federico y de mis padres, imagen que, por haber sido revivida muchas veces más tarde, la he conservado clara”.

Nunca José Antonio ha presumido de la relación familiar con Lorca, pero recuerda que:

“… los primeros teátricos de Federico se hacían primero en casa de mi abuelo [Ricardo] y luego en casa de Federico. Y mi familia nunca tuvo el prurito de que sabían mucho de Federico. (…) Una  noche del santo de Federico, el 18 de julio, llegó Falla  al pueblo a felicitarlo. Y cuando llegaron a la puerta de la casa de Federico le dijeron: “vayan ustedes a casa de D. Ricardo, [su abuelo], porque no le falta que le llevemos la cama”. Y en mi casa yo oí toda la vida que Federico tocaba así, Federico cantaba así, … yo tengo canciones traídas y seguramente inventadas por Federico… para mí Federico era de mi familia. (Entrevista a José Antonio Moreno Rodríguez, en AHCCOO-A).

De esa forma, siempre estaban unos con otros y si alguno le gustaba una chica se mordía los labios, pero los que tenían otra inclinación sexual, “los que teníamos ese gusanillo” –como recuerda José Antonio-, la carne es débil y las ocasiones numerosas

Y nos refiere también que Lorca, que no tenía piano, iba a casa de su abuelo Ricardo a tocarlo. El piano que hay en la casa de Valderrubio, actualmente, fue cedido por la familia de José Antonio a la familia Lorca. Pero más allá de estos detalles, la cuestión es que, en esos años del seminario nunca supo que Lorca era un gran literato, porque después de su asesinato, vino el silencio. Y en su familia nunca se habló de su sexualidad. Esa que, precisamente, estaba soterrada entre los chicos del Seminario que vivían y convivían en un internado prolongado. El se ordenó sacerdote en 1953, es decir, doce años en los que su juventud la pasó entre cuatro paredes. Claro que la institución intentaba evitar el contacto de los futuros sacerdotes con el mundo pecaminoso y, cuando salían de vacaciones en verano, les aconsejaban que unos seminaristas invitaran a otros de pueblos cercanos a acompañarlos. De esa forma, siempre estaban unos con otros y si alguno le gustaba una chica se mordía los labios, pero los que tenían otra inclinación sexual, “los que teníamos ese gusanillo” -como recuerda José Antonio-, la carne es débil y las ocasiones numerosas.

Mairena (Alpujarra), 1954: primer destino como sacerdote

El Arzobispado lo envió a Mairena para sustituir a un sacerdote viejo y ciego que había estado en Cuba y donde había hecho mucho dinero. (Y José Antonio, sonríe y dice: “como tiene que ser un cura”). Cuando José Antonio llega a Mairena, sin que tuviera una ideología política precisa, más bien era un cura convencional reaccionario, sí que tenía una idea precisa de lo que debía ser un ideal evangélico distinto al que acostumbraba el nacionalcatolicismo. Y, desde el comienzo, chocaría con las clases acomodadas y el poder instituido. Nunca fue a comer a la casa del alcalde o del cacique del pueblo; o las campanas doblaban por todos los difuntos –fueran ricos o pobres- y no solo por el que más dinero pagara. Esa práctica anterior le avergonzaba y se dijo: “aquí a todo el mundo se le repica, se le toca a difuntos, cuando sale la noticia y a la hora del entierro. Y punto. (…) Claro, antes, la campana sonaba para quien pagaba y para quien no… milagro si la tocaban”. ¡Qué atrevimiento! Y fue cambiando costumbres, como el caso de la mujer que se le muere el marido y le dice que qué le tiene que dar y le dice que nada. A los pocos días viene con un cuarto de saco de trigo -en Mairena eso era comida para cuatro meses- y afectivamente le recordó que no tenía que darle nada y que, si quería, le diera un poco de harina y unos higos. La respuesta de la mujer, no acostumbrada a esto, fue significativa: “pero, ¿es que usted es tonto?”

Panorámica de Mairena, en la Alpujarra.

Votaron como Presidente a un antiguo dirigente de la UGT, que había sido represaliado,  “buena persona,  buen trabajador”. Y llegó el conflicto, porque el alcalde lo llamó a capítulo y le reprochó si sabía a quién habían elegido

Y comenzó a realizar actividades novedosas, como hacer teatro, sacar a los feligreses de excursión al mar -que nunca habían visto- o a organizarlos porque tenían derecho a tener sus asociaciones católicas. Y, casualmente, votaron como Presidente a un antiguo dirigente de la UGT, que había sido represaliado,  “buena persona,  buen trabajador”. Y llegó el conflicto, porque el alcalde lo llamó a capítulo y le reprochó si sabía a quién habían elegido. Ni lo sabía ni falta que hacía. Habían elegido a quien querían. Y, por si faltaba poco, un grupo de feligreses le pide bajar un santo que tenían en la torre hasta la iglesia, pero tenían que vestirlo. Y como José Antonio había organizado con los jóvenes una especie de catecismo que le exigía poner el dinero para los monitores y el material escolar y no tuviera dinero para el santo, no se le ocurrió más decirles que “el santo estaba muy a gusto en la torre.” Dicho así, ahora, no sería un escándalo, pero en ese pueblo alpujarreño depauperado, aquello era un sacrilegio.

Por eso, de estos asuntos, se derivó la denuncia de algunos feligreses conservadores al Arzobispado  y que luego aparecería en 1977 –y de la que él no tenía noticia- a tenor de los informes de la Guardia Civil y Brigada de Información que de él se conservan:

“Sobre los años 1954-55 estuvo al frente de las parroquias de las localidades de Laroles, Mairena y Picena, con carácter provisional, en donde su actuación, según los feligreses, dejó mucho que desear, hasta ser calificada por los mismos de “funesta”, llegándose a ganar el desprecio y la antipatía de aquéllos. Prohibió los desfiles procesionales, censurando éstos en forma despectiva, manifestándose en igual forma acerca de las imágenes. Todo ello dio lugar a que se desplazara a esta capital una comisión de los mencionados pueblos, al objeto de visitar al entonces Arzobispo de Granada, Don Rafael García y García de Castro, con el fin de exponerle la actuación del sacerdote en cuestión, que tuvo como consecuencia su traslado”. (Informe de la Jefatura Superior de Policía, Brigada Regional de Información Social, R.S. nº 1806 del 10 de junio de 1977. Archivo Histórico del Gobierno Civil de Granada, Caja 1.211, Asunto: reuniones).

Claro que las acusaciones, descontextualizadas, ofrecían una perspectiva poco amable, cuanto menos, de José Antonio.

Se va de misionero a Cuba y le sorprende la revolución

Coincidiendo con la petición del Papa Pío XII que había solicitado a los obispos españoles sacerdotes que cubrieran vacantes en Hispanoamérica, que estaba mal atendida, José Antonio le pidió al Arzobispo irse, pero este se lo negó, aunque su insistencia y apelando a la solicitud papal, al final lo consiguió. Después de un cursillo de tres meses en Madrid, pidió como destino Bolivia, uno de los países más pobres, pero coincidía que otro sacerdote, amigo suyo, Francisco López Blázquez, se había ido a Cuba, a la provincia de Matanzas, y había fundado una parroquia que quería fuera conducida en equipo. Y lo aceptó.

Él se hubiera quedado toda su vida en aquellas tierras, pero el caprichoso destino se lo impidió

Era el año 1956. Un largo viaje de 24 días recogiendo pasajeros desde Málaga-Lisboa-Vigo-Canarias-Madeira-Venezuela-Jamaica-Veracruz y La Habana. Pero antes, lo primero que le impactó al llegar al puerto de La Guaira en Venezuela, desde la cubierta del barco, era “aquella montaña que ascendía, verde, con una casita colorada, otra casita amarilla, otra marrón y me dije “esta es mi tierra”. Y, efectivamente, él se hubiera quedado toda su vida en aquellas tierras, pero el caprichoso destino se lo impidió.

Ayuntamiento de Sabanilla (Cuba) en 1923. Imagen de cubamemorias.com.

Llegó a Cuba, a la provincia de Matanzas y le pide al Obispo un destino.

“Y ya un día veo al Obispo y le pregunto la parroquia que me iba a dar y él, que era muy sencillo, me preguntó dónde quería ir. Yo le dije que donde me enviara porque había ido allí a trabajar. Tenía la parroquia de Sabanillas sin cubrir y vio el cielo abierto cuando le dije que sí. Sabanillas era un destino de castigo y, en compensación, me daba 30 pesos más o menos, al mes. Y ya en Sabanillas, me hinché de trabajar: me llevaba a los críos al campo, y el alcalde, que era masón, me dijo un día que tuviera cuidado a dónde me llevaba a los críos y me ofreció una finca suya, que estaba al lado del cementerio, donde podíamos hacer lo que quisiéramos, “menos construirme”. En el pueblo, muerto de hambre, había dos logias masónicas. Y como no teníamos de nada, yo me llevaba bien con los ricos y a través de uno logré que me dieran material deportivo en La Habana por una recomendación de uno de estos. Y tuve que alquilar un taxi para llevarnos todo el material que nos dieron: guantes de beisbol, pelotas, bates… Los críos se volvieron locos. Y el alcalde me regaló dos sotanas blancas.” (Entrevista a José Antonio Moreno Rodríguez, en AHCCOO-A).   

José Antonio siempre sacaba los pies del plato, pero, aunque el régimen imperante en esos años, el de Batista, era netamente corrupto, se limitó a darle coherencia a su labor evangelizadora.

“Cuando llego a Cuba yo era un clérigo normal, católico, entusiasta. Y si Jesucristo era pobre, pues nosotros teníamos que ser pobres. Pero, bueno, eso era lo que decíamos y no sabemos si Jesucristo existió o no, si fue pobre o no, pero eso es lo que se decía y eso era lo que decíamos y hacíamos nosotros. ¿Cómo va uno predicando una cosa y haciendo lo contrario?” (Entrevista a José Antonio Moreno Rodríguez, en AHCCOO-A).

Hasta que llegaron los “barbudos” en 1959. Y José Antonio se vio envuelto, de golpe, en intermediario entre los revolucionarios y la guardia de Bastista, que se había hecho fuerte en el Cuartel. El revolucionario que había llegado en un jeep le pidió, como cura, que intermediara para evitar un baño de sangre, porque le habían dado varios avisos para que se rindieran y no lo hacían. Y claro, acepta. Se viste y se pone la sotana blanca, pero cuando iba al Cuartel “me entero que se han rendido. Y viene otra vez el del jeep, me sube ondeando mi sotana blanca y todo el mundo haciéndome palmas…”.

Un momento de la revolución cubana. Foto de Internet.

Cuba será para él un descubrimiento en muchos aspectos durante esos dos años y medio en que permanecerá en la isla porque aflorarán muchas contradicciones. Por ejemplo, recuerda que con uno de los muchachos que habían estado con Fidel –y del que era amigo- charlaba frecuentemente sobre la revolución y José Antonio le comentaba que le parecía exagerado eso de quitarles las riquezas y tierras a los ricos. Y un día se planta y le dice a José Antonio: “¿En qué Evangelio ha leído usted que tengamos que guardarle la riqueza a los ricos? Y José Antonio se quedó, callado: “No tuve riles para contestarle. Y eso me hizo pensar”.

En los primeros años de la revolución todo fue confuso. Al comienzo no hubo represión hacia la iglesia, no los tocaron, pero sí un cierto “atornillamiento psicológico”

En los primeros años de la revolución todo fue confuso. Al comienzo no hubo represión hacia la iglesia, no los tocaron, pero sí un cierto “atornillamiento psicológico”. Por ejemplo, recuerda que cuando la misa de los domingos, les montaban en la puerta una fiesta paralela hasta el punto de decidir que “la misa del domingo se haría cuando se convocara de boca en boca”, aunque reconoce que la religiosidad de los cubanos, desde que llegó, era particular. Por ejemplo, recuerda que “los tres años que estuve allí hice cuatro bodas por la iglesia… y los muertos, igual, pero el bautismo, eso sí… todo el mundo se bautizaba.”

En todo caso, y antes de salir de Cuba, considera que allí abrió los ojos a otra sensibilidad, a otra forma de ver el mundo y, sobre todo, respecto de la sexualidad:

“En Cuba yo abrí los ojos. Eso de meneársela o acostarse con otro hombre, esto, esto… Dios no se ha metido nunca. Ni le va ni le viene, ni tiene importancia. Así de claro. Todo lo que dice la Iglesia sobre eso es totalmente falso. Y empiezas a desmontar… Y allí empecé a ser una persona totalmente distinta… Y es que con los latinoamericanos..., eran más primitivos que la madre que los parió… La Iglesia pertenecía al submundo de la casa, que no tiene nada que ver con el trabajo y demás. Yo iba un día a la semana a trabajar con mis feligreses y cobraba mi salario y sin problema. ¡Madre mía lo que aprendí! Allí aprendí en un día más que en todos los seminarios del mundo”. (Entrevista a José Antonio Moreno Rodríguez, en AHCCOO-A).

Tanto le impresionó Cuba que afirma sin dudarlo que:

“… yo me hubiera quedado en Cuba toda mi vida. (…) Y nada de doble nacionalidad. Yo me hubiera hecho cubano. Yo me enamoré de Cuba…, allí la gente no tenía esa doble moralidad…, allí se hacía todo con más normalidad”. (Entrevista a José Antonio Moreno Rodríguez, en AHCCOO-A).

Pero no pudo ser porque el Obispo de Matanzas le ofrece una beca para estudiar Sociología en Roma. Con una carta de recomendación, sale para Miami y, tras entrevistarse con el Obispo de esa diócesis, viaja a la capital italiana, coincidiendo con el Concilio Vaticano II

Pero no pudo ser porque el Obispo de Matanzas le ofrece una beca para estudiar Sociología en Roma. Con una carta de recomendación, sale para Miami y, tras entrevistarse con el Obispo de esa diócesis, viaja a la capital italiana, coincidiendo con el Concilio Vaticano II. Allí cursará, durante nueve meses, la especialidad de Sociología y al terminar, aunque deseaba volver a Cuba, y aunque le habían expuesto al Papa, Juan XXIII su caso, y este había pedido a Fidel que le permitiera volver a la isla, se encontró con la negativa del dirigente cubano. Fin a su relación con Cuba. Mas como quería seguir trabajando con hispanoamericanos, volvió a Miami donde permanecerá otros cinco años, acabando, como pudo, la especialidad de Sociología en la Universidad de La Florida. Claro que tuvo algún contratiempo porque había entrado en EEUU como refugiado cubano con pasaporte español. Y eso es un galimatías jurídico, pero los brazos de la Iglesia católica son alargados y, al final, se resolvió.   

Y, de nuevo, en España: de Madrid a Granada

Llegará el 29 de julio de 1969. Irá a Madrid, donde sus padres, ya mayores, vivían con una hermana. Como era sociólogo y sabía inglés, la Conferencia Episcopal le propone dirigir un Departamento para atender universitarios extranjeros. El contacto con estos estudiantes sudamericanos es crucial para José Antonio ya que muchos de ellos eran activistas o simpatizantes de los movimientos guerrilleros que luchaban contra las dictaduras militares de sus países. Esto le hizo conocer una realidad distinta a la que había vivido en Cuba o Miami. Al mismo tiempo, para ganarse la vida, era Capellán de unas monjas –una misa al domingo- y a su oficina. No entrará en contacto con la oposición política, pero conocerá la experiencia de comunidades cristianas muy relacionadas con los movimientos asociativos de los vecinos.

Sorprendentemente, a los cuatro años, lo llaman a capítulo y lo destituyen. El motivo: que atendía más a los estudiantes socialistas

Sorprendentemente, a los cuatro años, lo llaman a capítulo y lo destituyen. El motivo: que atendía más a los estudiantes socialistas. Y se acabó esta experiencia. Así que volverá a Granada en 1974. El Arzobispo, D. Emilio Benavent Escuit, le ofrecerá una iglesia en La Chana o en San Ildefonso. A él le interesaba una parroquia con casa y eso se lo ofrecía San Ildefonso, que ya conocía de su época de seminarista, donde había trabajado con el cura. Además, le gustaba el barrio, en el centro, pero también muy pobre. San Ildefonso daba al centro más rico, al Triunfo y a Ancha de Capuchinos, pero estaba de espaldas –física y socialmente- a la otra ciudad de clase obrera más pobre en las cuestas.

Iglesia de San Ildefonso. Foto de Alfonso Martínez Foronda.

Cuentan quienes comenzaron esta aventura que en ese verano de 1974 José Antonio iba por el barrio hablando con los vecinos y pronto abrió  los salones parroquiales y el patio a los jóvenes y niños, organizando una comunidad que se vuelca en la promoción cultural y social del barrio

Con su llegada a la parroquia, progresivamente, intentará cambiar esta situación. Cuentan quienes comenzaron esta aventura que en ese verano de 1974 José Antonio iba por el barrio hablando con los vecinos y pronto abrió  los salones parroquiales y el patio a los jóvenes y niños, organizando una comunidad que se vuelca en la promoción cultural y social del barrio. Y, poco a poco, la parroquia de San Ildefonso se llenará de actividades con la participación de la Comunidad Cristiana Popular, la creación de la Asociación de Vecinos entre 1976 y 1977, organiza las colonias en Salobreña o Almuñécar, se crea la banda de música, el grupo de teatro “La Cuesta”, se celebra el carnaval o grupos de teología popular. Y, sobre todo, la Iglesia de San Ildefonso será un referente para todos los grupos sociopolíticos de Granada: parados, feministas, gays, sindicalistas, cooperativistas… Toda una revolución.

Es su forma de hacer barrio desde el movimiento asambleario y popular. Tal es su actividad que no pasa desapercibida por las autoridades y algunos medios de comunicación que siguen de carca sus planteamientos rupturistas. Por ejemplo, con motivo del 1 de mayo de 1976, todavía prohibido, el Diario Ideal se hace eco de esta noticia:

“Por la tarde, la tranquilidad fue general en la ciudad [en alusión a la prohibición de la manifestación del 1 de mayo]. En la iglesia de San Ildefonso se celebró una misa con asistencia numerosa de fieles. Durante la homilía, el sacerdote oficiante hizo alusión a la festividad del 1 de mayo, como la fiesta de los trabajadores; se refirió  a los problemas del mundo obrero y la necesidad de encontrar el camino de la justicia. En la oración de los fieles se hizo alusión al problema del paro y a la situación que atraviesan los 54 trabajadores detenidos en días pasados” [En alusión a los militantes de CCOO detenidos en el Cerro del Sombrero]. (Diario Ideal, 2 de mayo de 1976).

Y, unos días más tarde, con la festividad de las cruces de mayo se hacía eco de esta noticia novedosa dentro de la iglesia:

“El pasado día 3 de mayo, fiesta de la Cruz, se erigió una de ellas en la puerta de San Ildefonso, colocándose a ambos lados, dos carteles, de pequeño tamaño, con los siguientes textos: “esta fiestas nos alegran, pero no podemos olvidar a los muchos obreros parados, a infinidad de niños sin hogar y a las calles sin arreglar” y “hoy es un día de alegría y también de esperanza, porque se viene iniciando la lucha del hombre por la libertad y la justicia”. (Diario Ideal).

Pero sin duda, una de sus mayores apuestas fue la creación de la Asociación de Vecinos de San Ildefonso y Cercado Bajo de Cartuja

Pero sin duda, una de sus mayores apuestas fue la creación de la Asociación de Vecinos de San Ildefonso y Cercado Bajo de Cartuja. Había conocido las experiencias de las Asociaciones de Vecinos de Madrid y eso le parecía fundamental para crear conciencia de Barrio y para ello conectará con la del Zaidín, dirigida por Rafael Villegas, a fin de conocer su experiencia.  El 2 de junio de 1976 fueron dieciséis los vecinos y vecinas que solicitaron al Gobierno Civil su inscripción, mediante un escrito que habían elaborado el 31 de mayo por el que pretendían constituirse en una Comisión Organizadora de la Asociación de Vecinos. Será prohibida por “motivos de forma”. Pero esa demanda era imparable y volverán a pedir su inscripción a lo largo de ese y el año siguiente hasta que por fin serán legalizados en junio de 1977. (Solicitud con registro de entrada en Gobierno Civil de Granada nº 034197 del 2 de junio de 1977 y minuta del Secretario General del 12 de junio nº 36678 destinada a la solicitante –Magdalena Martín Entrena-. Archivo Histórico del Gobierno Civil., Caja 1.211, Asunto: Reuniones).

José Antonio Moreno, en carnaval . Foto de ccp-gr.blogspot.com.

Paralelamente, al llegar a Granada conectará con otros sacerdotes, con sus mismas inquietudes, y fundan el grupo llamado Gálata 5, en alusión a un pasaje de la Biblia

Paralelamente, al llegar a Granada conectará con otros sacerdotes, con sus mismas inquietudes, y fundan el grupo llamado Gálata 5, en alusión a un pasaje de la Biblia. Un grupo donde estarán otros como Pepe Castillo, José Antonio Parra García, Elías Alcalde, Pepe Viciana, entre otros. Un grupo de curas que pretendían aportar al evangelio la participación directa de los fieles. Por ejemplo, el mismo José Antonio, leía el evangelio y, después, como en una asamblea, se sentaban alrededor y lo comentaban. Cómo sería aquello de herético que un día, uno de sus amigos, Pepe Castillo, le llegó a decir que sus misas constaban en el Vaticano. Y él se dijo: ¡qué honor! Y a ello, había que sumar que volvía a quitar las categorías de entierros de primera y de segunda en función del bolsillo o no cobraba los certificados de bautismo –que hasta entonces se hacía-, ni cobraba los entierros…

Estos curas “rojos” o “curas obreros” sabían que no solo había que ayudar a los más necesitados, sino compartir la vida del pueblo

Estos curas “rojos” o “curas obreros” sabían que no solo había que ayudar a los más necesitados, sino compartir la vida del pueblo. No me extenderé sobre ellos, ya que hay mucha bibliografía al respecto, pero a modo de ejemplo, pondré el seguimiento policial y gubernativo que se hace del militante del Movimiento Comunista José Antonio Parra y que muestra la preocupación de las autoridades franquistas por estos sacerdotes que optaron por cumplir aquello que marca el Evangelio: estar con los pobres. Sacerdotes que han estado prácticamente sepultados de la memoria colectiva como Antonio Quitián, los hermanos Manuel y José Ganivet Zarcos, Pope Godoy, Elías Alcalde, Ángel Aguado Fajardo o Francisco Javier Prieto, entre otros. En este extracto de José Antonio Parra, observamos que el seguimiento que se le hace es de aquellas cuestiones que hoy nos parecerían plausibles y que, entonces, eran “peligrosas” no fuera a cundir el ejemplo.

PARRA GARCÍA, José Antonio: (22-2-1938, en Valdearados –Burgos-). Profesor  y Párroco de Arenas del Rey en 1975-76 [“Reside en Arenas del Rey desde el 17 de octubre de 1973, observando una buena conducta moral, pública y privada, sin que se le conozcan actividades contradictorias con respecto al Régimen actual… Los habitantes de la localidad se muestran bastante descontentos…ya que la mayoría del tiempo se encuentra ausente… En las homilías no se dedica a la predicación del Evangelio correspondiente y sí a hablar sobre los ricos que dice viven muy bien a costa de los pobres y las injusticias que se cometen por parte de los primeros]. (Archivo Histórico del Gobierno Civil de Granada, Información secreta remitida por el Estado Mayor de la Capitanía General de la IXª Región Militar, S-Rfa número 32409 del 19 del 6 de 1974, enviado a Gobierno Civil, en Caja D.C.  Generales de Orden Público, Provincia, A-C).

14-III-1972: Como Director de un Colegio en Motril publica una carta a Ideal para recaudar dinero para la construcción y reparación de chabolas.

19-IX-1973: comienza a cobrar jornal  por arrancar plantas de fresas hasta el 8 de noviembre en Arenas del Rey.

24-I-1974: desde esta fecha al 22 de abril recoge aceituna en Cacín, Alhama y Jayena.

22-IV-1974: se dedica a la labra de la planta de la fresa en Arenas del Rey.

12-VI-1974: Pide al Puesto de la Guardia Civil de Arenas del Rey que la procesión del Corpus Chisti carezca  de escolta pues “Cristo es muy humilde, sencillo y puede ir solo por todo el mundo sin necesidad de ir escoltado por la fuerza pública y mucho menos con armas… que estas costumbre datan de mucho tiempo y que en la actualidad tienen que ir desapareciendo y amoldándolas a las circunstancias normales”. Lo consigue. (Archivo Histórico del Gobierno Civil de Granada, Servicio de Información de la Guardia Civil, 241ª Comandancia, nota informativa, confidencial, nº 406 del 18 de junio de 1974, Caja D.C. Generales de Orden Público, Provincia ).

2-IX-1975: Durante la misa, intenta vender la ermita de San Roque del término municipal  “al objeto de recaudar fondos para sufragar las multas impuestas a otros sacerdotes de la provincia”. La consulta la hizo “invitando a los fieles a que levantasen el brazo todos aquellos que no se encontrasen conformes con la venta, a lo que respondió negativamente la totalidad de los asistentes, agregando alguno de ellos que la ermita era del pueblo y bajo ningún concepto debía venderse”. Interrogado por el alcalde lo deja “traslucir en sus respuestas, no claras como siempre suele hacer” y por la Guardia Civil, a la que dice que el tema “no era de su competencia”. Ésta concluye que “estaba totalmente dispuesto a llevarla a cabo para los fines que se rumorean y los cuales continúan rumoreándose” (Archivo Histórico del Gobierno Civil de Granada, Información verbal reservada instruida por el Teniente Jefe de la Línea de la Guardia Civil de Alhama de Granada, Alberto López Martínez, el 27 de noviembre de 1975, D.C. Generales de Orden Público, Provincia, A-Z).

8-II-76: En una misa celebrada en el anejo de Játar critica públicamente en la homilía a unos vecinos (“chivatos”) y reparte un impreso denominado “Salario mínimo de 378´76 pesetas al día para el campesino” donde compara lo que gana un campesino con un obrero de la construcción. (Íbidem).

La misa-homenaje a Francisco Javier Verdejo Lucas en la Iglesia de San Ildefonso

Recordemos que en la madrugada del 13 al 14 de agosto de 1976, la Guardia Civil almeriense asesinó a Francisco Javier Verdejo, estudiante de Biológicas en la Universidad de Granada, militante de la Joven Guardia Roja y del Movimiento Democrático de la Juventud.  Javier estaba haciendo una pintada en los muros del Balnerario de San Miguel, en el barrio almeriense del Zapillo. Quería escribir ‹‹PAN, TRABAJO Y LIBERTAD›› pero se quedó sólo en “Pan, T”.  Mientras que los compañeros de Javier -entre ellos Salvador Oyonarte (Subdelegado de segundo curso en Medicina) o Luis Redondo-, alertados por la presencia de la Guardia Civil, le avisaron y salieron corriendo en distintas direcciones, Javier no pudo sino huir hacia la playa, donde fue abatido a tiros.

Almanaque que el PTE hizo con motivo del asesinato de Javier Verdejo Lucas. Cedido por Esteban Rodríguez Ocaña.

A pesar de que la familia quiso que el funeral y el entierro transcurrieran en intimidad, una gran cantidad de personas se acercó a la casa paterna y, posteriormente, a la almeriense iglesia de San Pedro, donde se iba a celebrar el funeral

A pesar de que la familia quiso que el funeral y el entierro transcurrieran en intimidad, una gran cantidad de personas se acercó a la casa paterna y, posteriormente, a la almeriense iglesia de San Pedro, donde se iba a celebrar el funeral. Allí, el sacerdote que oficiaba la misa no sólo no pronunció la homilía de rigor, sino que se negó a que lo pudiera hacer Alfonso Sola, conocido cura-obrero de la ciudad, al que arrebató el micrófono. La tensión creció de tal manera que las casi dos mil personas que se concentraban a las puertas de la Iglesia sacaron el féretro del coche fúnebre, lo pasearon ante las fuerzas de la Policía Armada y lo trasladaron al cementerio, cuatro kilómetros más allá, donde lo entregaron a la familia. La policía, a petición de ésta, impidió entrar a los manifestantes al cementerio, por lo que se celebraron mítines en la misma puerta del camposanto. Los jóvenes de la JGR que llevaron el cuerpo a hombros hasta el cementerio, lo hicieron no sin represalias. El Gobernador Civil de Almería ordenó posteriormente la detención de quienes habían ‹‹secuestrado el cadáver›› durante el entierro. A las 9 de la noche del día siguiente, en el Paseo del Generalísimo, saltó la cabeza de la manifestación que llegó a convertirse en una concentración multitudinaria, con pancartas en las que se podía leer ‹‹NO MÁS ASESINATOS POR LA LIBERTAD. JUSTICIA›› y ‹‹PAN, TRABAJO Y LIBERTAD. JAVIER, HERMANO, NOSOTROS NO TE OLVIDAMOS››. (Revista La Voz  del 1 de septiembre de 1976, p. 3). El lunes se celebraron en la capital almeriense varias manifestaciones no autorizadas, de las que resultaron detenidas diez personas, seis ingresaron en prisión y cuatro pasaron al Tribunal Tutelar de Menores. Los disturbios continuaron los días siguientes.

Tras el asesinato de Javier, una oleada de manifestaciones inundó las calles de multitud de ciudades. Se hicieron funerales por su muerte en todas las capitales andaluzas, salvo en Jaén

Tras el asesinato de Javier, una oleada de manifestaciones inundó las calles de multitud de ciudades. Se hicieron funerales por su muerte en todas las capitales andaluzas, salvo en Jaén, donde el obispo Miguel Peinado Peinado se negó a homenajear a un comunista. (Revista Venceremos  del 1 de septiembre de 1976, p. 4). Recordemos que el Obispo Miguel Peinado, granadino, había sido párroco del Salvador de Granada y canónigo de su Catedral, cuando fue nombrado obispo de Jaén en 1971 y que, por cierto, había sido una referencia evangélica para José Antonio Moreno en su etapa de seminarista. Se ve que luego cambió y no poco.

Ese mismo día, a las ocho de la tarde, se celebra una misa de homenaje en la Iglesia de San Ildefonso, oficiada por el cura párroco, José Antonio Moreno Rodríguez, a la que asisten cerca de mil personas que, al terminar, salen en manifestación, siendo duramente reprimidos por la policía que detiene a un estudiante y, entre otros, golpea o retiene a cuatro periodistas

En fin, en Granada, donde estudiaba Francisco Javier, las reacciones fueron casi inmediatas. El 17 de agosto  aparece un comunicado del Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Jesús Lens Tuero, en el que, además de expresar las condolencias a su familia, manifiesta “su más enérgica protesta ante la trágica muerte del joven estudiante de la Universidad de Granada y solicita una total clarificación de las circunstancias” e informa “que ha solicitado por oficio del Rector de la Universidad, que, ante la gravedad de lo ocurrido, reúna con carácter urgente la Junta de Gobierno de la Universidad”. (Diario Ideal, 17 de agosto de 1976). Ese mismo día, a las ocho de la tarde, se celebra una misa de homenaje en la Iglesia de San Ildefonso, oficiada por el cura párroco, José Antonio Moreno Rodríguez, a la que asisten cerca de mil personas que, al terminar, salen en manifestación, siendo duramente reprimidos por la policía que detiene a un estudiante y, entre otros, golpea o retiene a cuatro periodistas. Los periodistas eran Eduardo Castro, Inmaculada de la Cruz, José García Ladrón de Guevara y Fernando Guijarro. (Diario Ideal, 18 de agosto de 1976).

Y, como tanto va el cántaro a la fuente, en esos años de transición se hacían muchas reuniones del movimiento obrero o de parados en San Ildefonso. En uno de los encierros, la policía vino para desalojarlos, pero al final salieron ellos. Claro que la policía, a modo de vendetta, le rompió los geranios del patio y José Antonio, ni corto ni perezoso, los llamó “hijos de puta”.  Denuncia y al juzgado. Lo defendió Miguel Medina Fernández Aceytuno y cuando el magistrado de la Audiencia le preguntó si los había insultado, le dijo que sí, pero que a quien tenían que juzgar era a la policía. Dos meses y medio de cárcel, que no cumplió porque no tenía antecedentes.

Una vez más, el cura de San Ildefonso, mostraba su coraje democrático, su valentía ante la adversidad y su apuesta decidida por las libertades democráticas. Una vez más, se enfrentaba a las autoridades eclesiásticas, renuentes o refractarias a este tipo de actos políticos y enseñaba un camino de evangelización alejado de la iglesia oficial tan pegada al poder. Demasiadas rupturas, a las que había que sumar, por supuesto, su apuesta decidida por la visibilidad de su homosexualidad.

Pero eso es otro capítulo y no menor porque, como él mismo recordaba en la entrevista era “cura rojo y maricón”. Y eso era un cóctel explosivo.

Bibliografía:

  • Juan-Ramón BARBANCHO y Pablo MORTERERO: Lo personal es político. Historia del activismo homosexual en Andalucía, Cádiz, Diputación de Cádiz, 2019.
  • BENLLOCH MARÍN, Miguel: “Mirar al frente” y “El detective”, en Archivo Miguel Benlloch.
  • Geoffroy HUARD: Los antisociales. Historia de la homosexualidad en Barcelona y París, 1945-1975, Madrid, Marcial Pons, 2014.
  • MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso; SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro; RUEDA CASTAÑO, Isabel; SÁNCHEZ RODRIGO, José María; CONEJERO RODRÍGUEZ, Miguel y RODRÍGUEZ BARREIRA, Óscar: La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-1981), Vol. I y II, Córdoba, El Páramo, 2012.
  • Diego MENDOZA ALBALAT: Mirando al sur. Una historia (incompleta) de los activismos de la disidencia sexual y de género en Andalucía, Tesis doctoral, Universidad de Granada, 2021, pp. 184-192.
  • Antonio QUITIÁN (et all), Curas obreros de Granada, Ayuntamiento de Alcalá la Real (Jaén), 2005.
  • Piro SUBRAT: Invertidos y rompepatrias. Marxismo, anarquismo y desobediencia sexual y de género en el Estado español (1868-1982), Editorial Imperdible, 2019, pp. 440-441.
  • Joaquín VÁZQUEZ RUIZ DE CASTROVIEJO, “Cuerpos vivos en acción”
  • Archivo Histórico del Gobierno Civil de Granada: Informe de la Jefatura Superior de Policía, Brigada Regional de Información Social, R.S. nº 1806 del 10 de junio de 1977. Archivo Histórico del Gobierno Civil de Granada, Caja 1.211, Asunto: reuniones; Solicitud con registro de entrada en Gobierno Civil de Granada nº 034197 del 2 de junio de 1977 y minuta del Secretario General del 12 de junio nº 36678 destinada a la solicitante –Magdalena Martín Entrena-. Archivo Histórico del Gobierno Civil., Caja 1.211, Asunto: Reuniones; Servicio de Información de la Guardia Civil, 241ª Comandancia, nota informativa, confidencial, nº 406 del 18 de junio de 1974, Caja D.C. Generales de Orden Público, Provincia; Información secreta remitida por el Estado Mayor de la Capitanía General de la IXª Región Militar, S-Rfa número 32409 del 19 del 6 de 1974, enviado a Gobierno Civil, Caja D.C.  Generales de Orden Público, Provincia, A-C.
  • Diario Ideal: 2 de mayo de 1976;
  • Venceremos  del 1 de septiembre de 1976, p. 4.
  • La Voz  del 1 de septiembre de 1976, p. 3
  • Entrevista a José Antonio Moreno Rodríguez, en Fondo Oral de CCOO de Andalucía.
  • https://ccp-gr.blogspot.com/2017/11/en-recuerdo-agradecido-jose-antonio.html
  • https://adrianjosecuasolo.blogspot.com/2019/09/jose-antonio-moreno.html
  • http://adriano-antinoo.blogspot.com/2021/02/historia-frente-de-liberacion.html
Alfonso Martínez Foronda es licenciado en Filosofía y Letras, profesor de Secundaria e históricamente vinculado al sindicato CCOO, en el que ocupó distintas responsabilidades, como investigador ha profundizado en el movimiento obrero y estudiantil.

Otros artículos y reportajes de Alfonso Martínez Foronda:

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Sobre la historia del PCE, en el año de su centenario: