“Lo único que se construye desde arriba son los pozos”, Eduardo Galeano

Han pasado casi 20 meses desde el histórico 16 de Octubre de 2016, y todavía me emociono al recordarlo. Unos pocos locos llevábamos meses alertando de lo que realmente suponía la fusión hospitalaria de Granada, que no era otra cosa que un ERE encubierto y recortes disfrazados de un “modelo organizativo del siglo XXI”, modelo que ya había fracasado estrepitosamente en el Reino Unido. Pocas veces en mi vida he llorado tanto como cuando llegué desde San Lázaro (donde nos habíamos citado los promotores de la manifestación) hasta la puerta del antiguo hospital Clínico, cuando a nuestra llegada cayeron de las ventanas sábanas con consignas de apoyo a la causa. A mitad de la manifestación, a la que se intuía que había acudido mucha gente, recibo un mensaje que dice: 80.000 personas. No me lo podía creer, apenas unas semanas antes la gente seguía pensando, por la maquinaria propagandística de la Junta de Andalucía, que lo que iba a pasar es que el Clínico se mudaba al PTS (nada más lejos de la realidad), y en ese poco tiempo habíamos conseguido quitar la venda de los ojos a toda una ciudad. Histórico. Luego vino el 27 de Noviembre, igualmente impresionante; después el definitivo 15 de Enero de 2017, día en el que por fin conseguimos que todo un régimen de casi 40 años hincara la rodilla; a las pocas semanas se publicó en el BOJA la orden de desfusión de los hospitales de Granada, y yo puedo decir orgulloso que estuve allí. Mérito de todas, poder popular en estado puro.

"Para mí, además del Gobierno de la Junta, con su presidenta a la cabeza, uno de los grandes derrotados en esta historia fue nuestro alcalde, que nunca entendió de qué iba el asunto, ni supo ponerse al lado de la gente"

Para mí, además del Gobierno de la Junta de Andalucía, con su presidenta Susana Díaz a la cabeza, uno de los grandes derrotados en esta historia fue nuestro alcalde Paco Cuenca, que nunca entendió de qué iba el asunto, ni supo ponerse al lado de la gente; pero es que tengo la sensación de que nuestro Alcalde tiene serios problemas para entender todo lo que tiene que ver con la salud. Hace unos días tuve la oportunidad de preguntarle en Radio Granada su opinión acerca de lo que significa municipalizar la salud, y cómo está desarrollando el ayuntamiento sus competencias en salud. Su respuesta fue que el municipio no tiene competencias en sanidad, que eso es cosa de la comunidad autónoma, y que ellos sólo se dedican a hacer inspecciones en los establecimientos de la ciudad. No esperaba otro tipo de respuesta la verdad, pero no deja de decepcionarme el hecho de que la máxima autoridad de mi municipio tenga una idea tan equivocada de lo que significa la salud.

Y es que existe un discurso predominante en nuestra clase política que dice que los ayuntamientos no tienen competencias en salud, lo cual es una consecuencia directa de haber reducido la salud a lo sanitario, y lo sanitario a lo meramente asistencial. Introducir una visión de desigualdades sociales en salud en todas las políticas, conseguir que la ciudad sea saludable en su diseño urbanístico, crear entornos en los que la población pueda participar y desarrollar hábitos de vida saludables en unas condiciones de vida mejores, gozar de espacios de socialización para mejorar las redes de cuidados, tomar las riendas de las decisiones que pueden afectar a nuestra salud y a la de nuestras personas más cercanas. Todo eso es municipalizar la salud: tomar las decisiones políticas que generen acciones de modo que, con un conocimiento cercano del territorio y una participación directa de la población, consigan que sea la gente la que pueda marcar la agenda y mover el volante de las políticas que afectan a lo más inmediato de sus vidas y su salud.

Municipalizar la salud es, en los tiempos que corren de incremento de la desigualdad, un imperativo ético para cualquier persona que se acerque al ámbito de los institucional con un mínimo de apego al territorio, a los barrios en los que crece la gente que conjuga esa desigualdad en primera persona de los verbos sufrir y padecer.

La municipalización en salud es un punto de encuentro donde compartir y construir discurso entre las diferentes personas implicadas -dentro de la variable continua "agente-paciente"- en el trabajo en salud, tratando de alejarnos de la apropiación por parte del colectivo sanitario que ha hecho que el discurso se halle muy escorado hacia lo clínico y vertical. En este aspecto es fundamental el papel de los que quieren construir discurso colectivo cediendo parte del testigo pero sin desentenderse. Además de un punto de encuentro, el municipalismo en salud también tiene que ser un punto de emergencia de un discurso feminista en salud; un discurso que no parta de la autojustificación, sino de la indisoluble unión de lo que se construye desde abajo y lo que vela por todas.

"Municipalizar la salud es construir desde abajo para llegar a la superficie de ese pozo que lleva muchos años siendo cavado"

Municipalizar la salud es construir desde abajo (porque cuando la salud y las instituciones se mezclan tienden a construir desde arriba y desde lo técnico, tal y como se construyen los pozos, robando el discurso de la salud a la población y poniéndolo en manos de unos pocos) para llegar a la superficie de ese pozo que lleva muchos años siendo cavado. Para taparlo y para construir una estructura fuerte que no se derrumbe cuando lleguen otras crisis económicas, sociales y morales. Municipalizar la salud es reconocer que las instituciones tienen que hundir sus raíces en los barrios, promoviendo una participación que desborde los límites de lo institucional para conseguir una participación social en salud que pueda ser claramente transformadora.

Municipalismo y salud. Construir desde abajo para no construir pozos (ni tumbas).