Historia del Partido Comunista, por Juan Francisco Arenas de Soria

Capítulo XVII: 'La Memoria y las mujeres comunistas (I). República y lucha antifascista'

Política - Juan Francisco Arenas de Soria - Viernes, 8 de Octubre de 2021
Nuevo capítulo de la excepcional serie que, sobre la historia del PCE, en el centenario de su fundación, nos ofrece Juan Francisco Arenas de Soria, dedicado a las mujeres, muchas veces invisibilizadas, como protagonistas en la lucha por la libertad, la democracia y la igualdad, al igual que por la importancia central de su aportación a la recuperación de la Memoria de la misma.
Dolores Ibarruri en el Frente del Centro. 1937.
Archivo Histórico del PCE
Dolores Ibarruri en el Frente del Centro. 1937.
“El Partido Comunista os llama a la lucha. Os llama especialmente a vosotros, obreros, campesinos, intelectuales, a ocupar un puesto en el combate para aplastar definitivamente a los enemigos de la República y de las libertades populares. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la unión de todos los antifascistas! ¡Viva la República del pueblo! ¡Los fascistas no pasarán!

                                                                                              ¡No pasarán!”

                                                                                                                                                             Dolores Ibarruri                                

La invisibilización de las mujeres ha sido una práctica del patriarcado desde siempre, es por eso que dar visibilidad a su papel en la Historia y en el duro combate por la conquista de los derechos sociales, es un paso fundamental que hay que continuar desarrollando

La invisibilización de las mujeres ha sido una práctica del patriarcado desde siempre, es por eso que dar visibilidad a su papel en la Historia y en el duro combate por la conquista de los derechos sociales, es un paso fundamental que hay que continuar desarrollando, explicando también cómo se ha intentado difuminar, cuando no ocultar, su lucha, su vida y su muerte, por parte de una sociedad atenazada por la cultura patriarcal y que a duras penas hoy, intenta despertar de los siglos de pesadilla machista, aunque quede aún un largo camino por recorrer. El movimiento memorialista no ha sido ajeno a esta situación, reproduciendo un sesgo patriarcal producto de la cultura dominante, siendo escasas las investigaciones en las que se haya tenido en cuenta la cuestión de género, a pesar de que los castigos de género están presentes en los procesos represivos, especialmente por

“…representar nuevos modelos de feminidad que rompían con los paradigmas tradicionales y situaban a las mujeres en el centro mismo de su propia vida...”[1]

La oportunidad de lanzar las jornadas sobre “Mujer y Memoria” que impulsa la Diputación Provincial de Granada desde su Área de Cultura y Memoria Histórica-Democrática en este mes de octubre, junto con los colectivos memorialistas de la provincia, es totalmente acertada, no sólo por la conmemoración del 90 aniversario de la conquista del derecho al voto de las mujeres, sino también por dos cuestiones esenciales...

La oportunidad de lanzar las jornadas sobre Mujer y Memoria que impulsa la Diputación Provincial de Granada desde su Área de Cultura y Memoria Histórica-Democrática en este mes de octubre, junto con los colectivos memorialistas de la provincia, es totalmente acertada, no sólo por la conmemoración del 90 aniversario de la conquista del derecho al voto de las mujeres, sino también por dos cuestiones esenciales: por un lado las políticas del Gobierno de Andalucía liderado por la derecha, que está siendo un obstáculo para el cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática de Andalucía y por otro, por la involución en las políticas en defensa de la igualdad que este mismo gobierno y sus socios de la ultraderecha, están propiciando. Pero es crucial no caer en el error de pensar que es una mera cuestión institucional y política, nuestra sociedad está viviendo una situación compleja en la que frente a la fortaleza del movimiento feminista se está produciendo por un lado una reacción ultraconservadora que niega lo obvio y por otro, un intento de dividir al mismo patrimonializando con siglas las conquistas que son de todas las mujeres.

Fuente: Archivo Histórico del PCE

Las mujeres han desempeñado un papel crucial en ese marco al que denominamos como “Memoria Histórica-Democrática”, como protagonistas en la lucha por la libertad, la democracia y la igualdad, al igual que por la importancia central de su aportación a la recuperación de la Memoria de la misma

Las mujeres han desempeñado un papel crucial en ese marco al que denominamos como “Memoria Histórica-Democrática”, como protagonistas en la lucha por la libertad, la democracia y la igualdad, al igual que por la importancia central de su aportación a la recuperación de la Memoria de la misma. Son muchos los nombres de mujeres que han tejido la conquista de las libertades en nuestro país, milicianas, guerrilleras, enlaces, dirigentes, luchadoras antifascistas, asesinadas, encarceladas, víctimas de la represión, tejedoras de redes de solidaridad, brigadistas internacionales, exiliadas… un sinfín de vidas que han sido partícipes de las páginas más destacadas de la Historia reciente de nuestro país.

 Para la historiadora y feminista, Emilia Barrio Rodríguez:

 “…es obligado analizar y reparar toda la violencia que sufrieron las mujeres, tanto en la Guerra Civil como en la Dictadura, por la doble condición: por ser mujer y por motivos ideológicos, ya que nos permitirá construir una cultura de los derechos humanos inclusivos frente a la cultura de la impunidad. Debemos tener acceso colectivo a la verdad, pero esta verdad ha de ser una verdad completa y no una verdad redactada en masculino…”[2]

Es necesario pues, continuar plantando cara a la concepción patriarcal de la Historia y de la Memoria, como dice la historiadora Pura Sánchez en el prólogo a la extraordinaria investigación de Susana Falcón, Cien mujeres andaluzas. Retratos del feminicidio franquista, refiriéndose a esta obra, pero que en el fondo es a la necesaria construcción de la propia Memoria de las mujeres

“…es la composición de un mosaico hecho de pequeñas teselas, de individualidades únicas, que componen un plural colectivo, representativo de lo que fue la represión contra las mujeres; del retrato de las víctimas, mujeres comunes y corrientes, cuyas vidas, de no ser por obras como esta, quedarían desperdigadas en el devenir de una guerra que ellas iban a perder desde el principio. Porque las mujeres pierden, perdemos, todas las guerras. Tal vez por eso somos amantes de la paz y desconfiamos de quienes hablan de resolver los conflictos empuñando un arma. En esa lucha, muchas de ellas supieron que debían seguir cuidando. Y así lo hicieron, en una tarea de resistencia más eficaz y delicada que cualquier otra: la de quienes intentaron preservar la vida, cuando esta no valía nada”[3]

A través de este artículo queremos rescatar del olvido la memoria de las mujeres, pero en particular, de las mujeres comunistas, pues si invisibilizadas son las mujeres en general, las comunistas aún más.               

La República

La República traía aires de cambio decisivos para el desarrollo de la sociedad española, que marcaría un ciclo histórico: un gran despliegue en el que se  integraba el proceso de liberación de la mujer[4]
Obra del diseñador gráfico valenciano Lluís Dubón Portolés (1892-1953).

En Granada, la República llegaba en el momento en el que se cumplía el centenario del asesinato de Mariana Pineda[5], lo que tuvo un importante simbolismo en la ciudad, que agasajó a la heroína con ofrendas florales y actos de tipo cultural, con la presencia de las nuevas autoridades republicanas, entre las que destacaba el socialista Fernando de los Ríos, recién nombrado ministro del Gobierno. De esta manera aparecían reflejados en El Defensor de Granada los fastos del homenaje del 26 de mayo:

Quisieron los hados que se cumpliera el primer centenario del suplicio de la heroína, después de la proclamación de la Segunda República española. La historia tiene muchas casualidades extrañas. Diríase que el azar está dirigido con frecuencia por una razón lógicamente ordenadora que agrupa hechos con arreglo a su íntima significación trascendental

Y por fin, el pueblo y el Gobierno de España, que hoy son una misma cosa, se unen para rendir a Mariana Pineda el homenaje popular y oficial que su sacrificio heróico y no bien conocido merecía (…)

(…) los españoles y los granadinos podemos ir ante la estatua de la sacrificada con el pecho franco y los ojos brillantes. Y es que por primera vez, desde hace un siglo, somos dignos de Marianita, la inmortal[6]

Frente a la sociedad tradicional marcada por la ideología patriarcal que emanaba del catolicismo, las mujeres republicanas se abrirán paso en la conquista de derechos que ponían en jaque a la hasta ese momento ideología dominante

La Segunda República abría un período totalmente novedoso en la Historia de España, ya que suponía un proceso de conquistas de tipo social de amplio espectro, muchas de las cuales en otros países europeos se habían ido imponiendo desde finales del siglo XIX y principios del s.XX. Frente a la sociedad tradicional marcada por la ideología patriarcal que emanaba del catolicismo, las mujeres republicanas se abrirán paso en la conquista de derechos que ponían en jaque a la hasta ese momento ideología dominante. Surge aquí la figura de Clara Campoamor, que conseguirá con su denodado esfuerzo el voto femenino en el marco de la Constitución republicana de 1931 -art.36-, a pesar de la oposición de otras mujeres también republicanas, ya que pensaban que la falta de preparación, política y social, junto con la influencia que ejercía la Iglesia Católica sobre ellas, les haría inclinarse por una opción conservadora, y eso era un riesgo para el proyecto de progreso en el que se estaba trabajando. Pero frente al miedo, se impuso el derecho a poder elegir, el derecho a que las mujeres pudieran participar de manera plena en los procesos electorales, siendo elegidas, pero también pudiendo elegir a sus representantes; se imponía la LIBERTAD por encima de cualquier “tutela odiosa”. Un primer paso que va dando lugar a otros, como el divorcio, el matrimonio civil, la posibilidad de obtener la “patria potestad” de la descendencia, se elimina el delito de adulterio, leyes para la regulación del trabajo femenino, seguro obligatorio de maternidad, equiparación salarial… todo un desarrollo legislativo puesto al servicio de la construcción de una sociedad igualitaria[7].

Constitución de 1931.

Las políticas republicanas incentivarán la incorporación de las mujeres al espacio académico, desde la formación básica a la universitaria, accediendo paulatinamente a los puestos de toma de decisiones en el espacio político e institucional

Las políticas republicanas incentivarán la incorporación de las mujeres al espacio académico, desde la formación básica a la universitaria, accediendo paulatinamente a los puestos de toma de decisiones en el espacio político e institucional. Un ejemplo destacable es el papel que desempeñarán en el desarrollo de uno de los grandes retos de la República, el de la educación, con la incorporación como maestras en la expansión del sistema educativo público.

Afloraron los liderazgos de mujeres durante el período republicano con ejemplos como los de Clara Campoamor, María Lejárraga, Victoria Kent, Lina Odena, Dolores Ibarruri, Maria Teresa León, Margarita Nelken, Aída Lafuente, … un sinfín de mujeres que unieron sus nombres inexorablemente a una propuesta social de progreso, igualitaria, basada en la justicia social. La República posibilitó un nuevo marco donde miles de mujeres se empoderaron y consiguieron vencer las duras trabas patriarcales que no caían simplemente a golpe de decreto; las maestras republicanas son un ejemplo extraordinario, mujeres como la farmacéutica granadina Milagro Almenara Pérez[8], mujeres autodidactas como Rosario Fregenal Piñar[9], como las 100 mujeres andaluzas rescatadas para la Memoria colectiva por Susana Falcón, o la casi veintena de microbiografías de granadinas realizadas por Antonina Rodrigo. Mujeres que vieron en la República el despertar de un tiempo nuevo, con sus dificultades, con sus contradicciones, pero una puerta abierta a la esperanza que se les había negado siempre.

La República no fue tampoco un camino de rosas para muchas de esas mujeres, ya que la apuesta por un proceso de cambio radical, revolucionario, haría que siguieran “visitando” las cárceles en este período

La República no fue tampoco un camino de rosas para muchas de esas mujeres, ya que la apuesta por un proceso de cambio radical, revolucionario, haría que siguieran “visitando” las cárceles en este período. Una de ellas es Dolores Ibarruri, que forma parte del buró político del PCE y que junto con sus camaradas denuncia la transigencia de las autoridades con los poderosos, mientras las personas humildes siguen siendo sometidas a una terrible explotación y el avance legislativo es demasiado lento.

“Una tarde, al salir de la redacción de Mundo Obrero fui detenida y conducida a la Dirección General de Seguridad, fichada como una delincuente común y mantenida dos días en un calabozo”[10]

Dolores participará en 1934 en la creación del Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo en España, junto con otras mujeres comunistas como la periodista Irene Falcón, Encarnación Fuyola, Lucía Barón y algunas más. En este participarán también algunas mujeres socialistas y republicanas. Para Dolores la cuestión de clase es un elemento básico para superar la opresión y la injusticia, por lo que cuenta la siguiente experiencia al visitar a la diputada socialista María Martínez Sierra:

“A título anecdótico diré que al acudir a la cita de la diputada socialista y distinguida escritora, el portero de su distinguida mansión no nos dejó pasar por la puerta principal porque íbamos modestamente vestidas. Nos hizo pasar por la puerta de servicio ¡Que aún hay clases Veremundo!...”[11]

Una organización de lucha antifascista que supone la toma de conciencia del conflicto de clase para muchas de esas mujeres republicanas que empiezan a acercarse a un espacio hegemonizado por las comunistas, lo que crea importantes recelos con otras organizaciones.  La Revolución de Asturias llevará a la ilegalización de la organización, a la cual cambian de nombre para seguir haciendo el mismo trabajo. La movilización y la lucha contra la guerra y el fascismo llevará a duras experiencias, en las que, por encima de las directrices de los partidos, muchas mujeres darán un paso adelante, como en el caso de intento de movilización de reservistas para el Ejército de Marruecos, que producirá manifestaciones que son duramente reprimidas.

“Los guardias de la policía montada lanzaban sus caballos sobre nosotras. Las mujeres, sin arredrarse, volvían a reagruparse y continuábamos marchando por las calles de la capital. Fueron detenidas numerosas manifestantes y conducidas a la Dirección General de Seguridad. Ante las protestas de las diversas organizaciones democráticas, las autoridades se vieron obligadas a ponerlas en libertad”[12]

En 1934, en la Revolución de Asturias, habrá muchas mujeres que se impliquen en la lucha contra el fascismo y por un cambio de modelo político y social. Un proceso revolucionario que es duramente reprimido, llevando a una ocupación militar de las zonas en rebeldía, con víctimas como la militante comunista Aída Lafuente, que se convertirá en un referente para la lucha de las mujeres al morir en combate frente a las tropas del Ejército.

Cartel del Frente Popular. Elecciones febrero 1936.

En el triunfo del Frente Popular, con un importante peso de las reivindicaciones por la amnistía de los presos y la lucha antifascista con el telón de fondo de la Revolución de Asturias, tuvo a muchas mujeres como protagonistas. Esta lucha llevará a Dolores Ibarruri al Congreso de los Diputados, la primera mujer del PCE en conseguirlo. Una victoria, en la que las mujeres habían sido fundamentales, como la propia Dolores explicará:

“Discrepo en absoluto de aquellos que sostienen el criterio de que la mujer no merece el reconocimiento de sus derechos políticos. Los que atribuyen a la mujer el resultado de las elecciones de noviembre del 33 están equivocados. Aquel resultado fue debido a errores del primer bienio y a la división de las fuerzas republicanas. Ello se ha confirmado en las elecciones últimas, en las cuales la contribución femenina ha sido decisiva y se ha acentuado la rebeldía en la conciencia femenina”[13]

Esta nueva fase en la que entraba la República con el Frente Popular, netamente revolucionaria, tendrá en las mujeres un referente claro, como podemos contemplar en la gran cantidad de publicaciones, artículos, campañas… que se hacen. Se reactiva el Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo en estos momentos cruciales, donde la derecha abandona el juego democrático para lanzarse a la conspiración y la preparación de un movimiento subversivo. Las reivindicaciones de las mujeres se amplían, no vale sólo con el derecho al sufragio, hay que seguir avanzando en la conquista de derechos para las mujeres. Mujeres valientes que encaran este momento como una oportunidad para ocupar su lugar en este mundo, con ejemplos tan gráficos como la apertura de las puertas de las cárceles asturianas a los presos de la Revolución, en el que Dolores ejerce un activo papel.

“…Ellos no esperarán y nosotros tampoco debemos esperar. Con la bandera de la libertad de los presos nos ha votado Asturias y tenemos la obligación, con normas jurídicas o sin ellas, de devolver la libertad a los presos, pues sobre la lucha y el martirio de esos hombres se ha cimentado la victoria de la República…”[14]

Las gestiones realizadas, lideradas de manera especial por la diputada comunista, en las que se veía esa forma distinta de entender las cosas por parte de las fuerzas republicanas de izquierdas -más vinculadas a la “legalidad”- y las fuerzas obreras -defendían un nuevo orden-, consiguen finalmente la liberación de los presos tras horas de gran tensión, así narraría Dolores Ibarruri, desde la cárcel de Oviedo, la apertura de las puertas que daban la libertad a los presos, ante las que se habían instalado tropas militares con armamento de guerra:

“..Como un alud se lanzaron a la salida. Todos querían abrazarme a un tiempo. Cuando los presos empezaron a aparecer en la puerta de la cárcel, fue la locura. Las madres, las mujeres, los amigos, los camaradas, se lanzaban al encuentro de los hombres que con tanta entereza y poniendo la vida en la empresa, habían luchado por la libertad y la democracia para impedir que España fuese una cárcel fascista”[15]

La gran agitación de los meses que siguen a la victoria electoral se acelerará con el golpe militar, que convertía a España en campo de batalla entre el fascismo y la democracia republicana, la alegría revolucionaria debía ser reconducida hacia la necesaria disciplina para la victoria.

La Guerra de España

La presencia de las mujeres contra el golpe militar se da desde el primer momento, apareciendo la figura de la miliciana en el frente de batalla en el marco de las milicias populares, con ejemplos como el de las comunistas Lina Odena o Rosario Sánchez Mora Rosario la dinamitera. Las mujeres republicanas no habían tenido miedo a coger las armas, ya lo hicieron en la Revolución de Asturias de 1934 en defensa de los derechos conquistados que el Gobierno derechista estaba conculcando de forma clara, con ejemplos heróicos como el de la miliciana comunista da Lafuente, muerta en combate en Oviedo. En Granada, la resistencia obrera del Albaicín en julio de 1936, tuvo a muchas mujeres libertarias como milicianas frente a los golpistas[16]. Con ejemplos como estos, nuevamente darán un paso adelante, una experiencia recordada a través de la filmografía por Libertarias (1996), en las que el director Vicente Aranda con un extraordinario reparto, deja inmortalizado para el recuerdo la experiencia de aquellos primeros momentos del conflicto, sobre la base de la novela de Antonio Rabinad. En la misma se refleja igualmente, el momento en el que las mujeres son retiradas del frente por decreto del Gobierno de 10 de octubre de 1936, en el proceso de creación del Ejército Popular de la República, relegándolas a otras funciones. La República no era ajena a ese modelo patriarcal, “la guerra era cosa de hombres”. A pesar de lo cual, las mujeres siguieron colaborando en el esfuerzo bélico como enfermeras, fotógrafas, periodistas, trabajadoras de la industria de guerra…

 La guerra es el primer escenario de la represión y

 “…los castigos de género son comunes a todo conflicto bélico y suponen un mayor grado de violencia contra las mujeres, que incluye desde violencia sexual, física o psicológica, como el rapado de cabello o la ingesta de aceite de ricino -como sucedió en la Guerra Civil Española- por parte del bando sublevado hacia las mujeres republicanas…”[17]

dejan muy claro esta cuestión, las famosas alocuciones del general sublevado Gonzalo Queipo de Llano, en las que anima a la violación de las mujeres republicanas por parte de las tropas sublevadas, como arma para sembrar el terror y que de forma efectiva realizarían las tropas bajo su mando.

 Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen

                                                                                                                                                                                                                                        
(Alocuciones del General Queipo de Llano, Radio Sevilla)

El periodista José Antequera afirma que el ejército franquista practicó la violación de mujeres de forma sistemática y como arma de guerra, cuestión que confirman estudios como el de Paul Preston en El holocausto español[18], o estudios como el desarrollado por el profesor Guillermo Rubio Martín

 “…en las tropas franquistas había una consigna clara y directa del alto mando: avanzar sin dejar prisioneros; exterminar a los rojos enemigos de España; y no tener compasión con las mujeres, que a fin de cuentas luchaban en las trincheras, codo con codo con sus camaradas…”[19]
Mujeres desfilan en las calles de Madrid 1936. Fuente: Archivo Histórico del PCE.

Las mujeres republicanas, de izquierdas, se convirtieron en el objeto de la descalificación por haber sido transgresoras frente al modelo social del patriarcado y cuando caen presas en manos de los vencedores, serán víctimas de múltiples formas de humillación, torturas y vejaciones; otras muchas mujeres su único delito era el ser compañeras, hermanas, madres, hijas o abuelas, de hombres implicados con el Frente Popular y sus organizaciones. Son muchas las que serán rapadas, paseadas para escarnio público por las calles y obligadas a beber aceite de ricino que les provocaba vómitos y diarreas. Violaciones grupales como en el caso de Fuentes de Andalucía (Sevilla), que terminan con el asesinato de las mismas para ocultar las consecuencias visibles de los actos atroces a las que son sometidas en la “fuente del Aguaucho”.

“El Aguaucho. Seguramente el nombre con resabios andinos, que nos recuerda más a Víctor Jara que a Manuel Chacón, más al altiplano boliviano que a la vega de Sevilla, ha sido pronunciado en voz baja en los años del miedo, o seguramente ni siquiera dicho, dolorosamente callado por unos, vergonzosamente olvidado por todos. Pero hoy, ahora, vecinos como ellas, herederos del dolor y de la dignidad quieren gritarlo, inscribirlo en la piedra, aullarlo si es preciso. Convocar a aquellas mujeres devolviéndoles la luz y el sol y la calle a su memoria y confinando a olvido eterno a sus asesinos, porque el olvido es de veras la muerte, la no eternidad, la negación de la vida…”[20]

Porque para llevar a cabo la represión sobre las mujeres, los fascistas apenas necesitaban unas pocas excusas:

Para que una mujer fuese represaliada durante los primeros años de existencia de la dictadura franquista no solamente era necesario demostrar su implicación política en las ideologías republicana  e izquierdas, sino que la sola relación de parentesco entre una mujer y un hombre comprometido ideológicamente suponía ya una excusa para atribuirle a esta mujer cierta responsabilidad política. Y en ocasiones ni siquiera eso. Se le detenía, torturaba, violaba o encarcelaba durante años, entre otros mecanismos represores, por el simple hecho de ser `la mujer de…´ y por la vinculación inexorable al sector social calificado como el vencido…”[21]

Hay colectivos que sufren especialmente la persecución del régimen franquista, especialmente el de las mujeres cualificadas, siendo el de las maestras un colectivo duramente reprimido por su carácter claramente contestatario frente al modelo social de “la nueva España”. Así sería arrestada y asesinada la “boticaria roja”, Milagro Almenara

“…El 18 de agosto de 1936, una escuadra de Falange fue a visitarla. Revolvieron la farmacia y su vivienda y se la llevaron detenida a la rcel de mujeres de la Cuesta de San Gregorio Bético. Según leemos en el acta de denuncia de los falangistas, se la acusaba de haber sido, antes del Movimiento, persona izquierdista, afiliada a Izquierda Republicana, muy afecta al Frente Popular…”[22]

La misma suerte correría Rosario la Fregenala:

 “De la primera detención, permaneció uno o dos días bajo arresto y la soltaron. Pero a mediados de agosto, cuando por segunda vez fue detenida, su familia ya no volvería a verla. Su madre y sus hermanos hicieron "una barrera" para impedir aquel arresto. Su madre recibió un culatazo del que no se recuperó y que terminó acelerando su muerte[23]

No hay que olvidar a las ausentes en los libros de historia, pero las más presentes en todas las guerras, y sobre todo en la posguerra; las “trabajadoras sexuales”, aunque, mejor dicho, las mujeres prostituidas a manos de los hombres y del patriarcado. En un artículo de Alba Carreras, donde recoge el estudio del historiador Francisco Martínez Hoyos[24], sobre los prostíbulos durante la guerra civil, habla del aumento de la prostitución en más del 40%, pocos meses después del inicio de ésta. Mujeres que, debido a su situación de vulnerabilidad, acudían a Barcelona a trabajar, pero al no encontrar nada, se veían abocadas, a una de las formas de esclavitud más crueles que podía existir hacia las mujeres, como es la prostitución.

Mujeres valientes que como explica la autora granadina Antonina Rodrigo, cuando se produce el golpe militar del 18 de julio se implican en la defensa de la República, porque

“…La mujer lucha por evitar el retroceso a una sociedad de anquilosados resortes y manifiestas discriminaciones, temerosa a la derogación de las leyes dictadas por la Segunda República en beneficio de la mujer () De ahí su denodada implicación en la guerra, la causa de los hombres, que casi siempre luchan por el poder. No fueron arrastradas por la fuerza, como en el pasado en el que, terminados los conflictos bélicos u otros movimientos colectivos de alto voltaje histórico, eran regresadas a lo suyo, sino que la gran mayoría se sintieron implicadas en un compromiso ético: la revolución, con claros objetivos emancipadores, su liberación y autonomía”[25]

Fuentes hemerográficas:

Fuentes bibliográficas:

  • AMORÓS, Mario, ¡No pasarán!. Biografía de Dolores Ibarruri. Pasionaria, Madrid, Akal, 2021
  • BALSEBRE, Armand y FONTOVA, Rosario, Las cartas de La Pirenaica. Memoria del antifranquismo, Madrid, Edit.Cátedra, 2014
  • BUENO LLUCH, Manuel y GÁLVEZ BIESCA, Sergio, Nosotros los comunistas, Sevilla, FIM/Atrapasueños, 2010
  • IBARRURI, Dolores, El único camino, París, Colección Ebro, 1966
  • JUVENTUD COMUNISTA, 100 años construyendo futuro, 100 años construyendo socialismo, Madrid, Editorial Agitación, 2021
  • FALCÓN, Susana, 100 mujeres andaluzas. Retratos del feminicidio franquista, Madrid, El Garaje Ediciones, 2020
  • RODRIGO, Antonina, Mujeres granadinas represaliadas, Granada, Diputación Provincial de Granada, 2017

Fuentes archivístivas:

  • Archivo Histórico del PCE
  • Hemeroteca virtual de Andalucía

Notas bibliográficas:

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  • [1] SALVO CASAUS, Natalia, “9º aniversario Ley de Memoria Histórica: los castigos de género del franquismo”, en Tribuna Feminista del diario digital Elplural.com , 27/12/2016
  • [2] BARRIO RODRÍGUEZ, Emilia, “El Género en la Memoria Histórica (1)”, en diario digital El Independiente de Granada, 7/05/2018.
  • [3] FALCÓN, Susana, 100 mujeres andaluzas. Retratos del feminicidio franquista, Madrid, El Garaje Ediciones, 2020, p.19
  • [4] RODRIGO, Antonina, Mujeres granadinas represaliadas, Granada, Diputación Provincial de Granada, 2017, p.93
  • [5] ARENAS DE SORIA, Juan Francisco, “El PCE y los primeros años de la Segunda República Española en Granada”, en el diario digital El Independiente de Granada, 21/05/1921
  • [6] Fragmentos del artículo publicado en la portada de El Defensor de Granada el 26/05/1931, Año LII, número 27513, por el granadino Enrique Fajardo, director del períodico La Voz.
  • [7] AMESTOY ALONSO, José, La mujer durante la II República”, edición digital del periodico Diario 16, 29/11/2017.
  • [8] POZO FLEGUERA, Gabriel, “La boticaria roja era hija natural del director del Instituto Provincial, pero este murió sin reconocerla”, en el diario digital El Independiente de Granada, 20/08/2017
  • [9] ANDRADE, María, “Rosario la Fregenala, la modista republicana del Realejo asesinada en viznar”, en el diario digital, El Independiente de Granada, 4/09/2021.
  • [10] IBARRURI, Dolores, El único camino, París, Colección Ebro, 1966, p.132
  • [11] IBARRURI, Dolores (1966), p.184
  • [12] IBARRURI, Dolores (1966), p.186
  • [13] AMORÓS, Mario, ¡No pasarán!. Biografía de Dolores Ibarruri. Pasionaria, Madrid, Akal, 2021, p.138. Cita de Mundo Obrero, 12/03/1936
  • [14] IBARRURI, Dolores, El único camino, Colección Ebro, 1975, número de edición 93, p. 231
  • [15] IBARRURI, Dolores, El único camino, Colección Ebro, 1975, número de edición 93, p. 235
  • [16] RODRIGO, Antonina (2017), op.cit. p.108
  • [17] SALVO CASAUS, Natalia (27/12/2016), art.cit
  • [18] PRESTON, Paul, El holocausto español, Madrid, Edit.Debate, 2011
  • [19] ANTEQUERA, José, El ejército franquista practicó la violación de mujeres de forma sistemática y como arma de guerra”, en el diario digital Diario 16, 24/02/2020
  • [20] DE PABLOS, Mercedes, “Por qué las imagino bellas…”, en la revista Recuperando la Memoria Histórica, Fuentes de Andalucía, Comisión de la Memoria Histórica Fontaniega, 2011, p.5
  • [21] ABAD BUIL, Irene, “Reivindicaciones y movilizaciones femininas desde el PCE durante el segundo franquismo”, en BUENO LLUCH, Manuel y GÁLVEZ BIESCA, Sergio, Nosotros los comunistas, Sevilla, FIM/Atrapasueños, 2010, p.232.
  • [22] POZO FLEGUERA, Gabriel (2017) art.cit
  • [23] ANDRADE, María (4/09/2021), art.cit.
  • [24] MARTÍNEZ HOYOS, Francisco, “Venus y Marte: las prostitutas de la guerra civil española”, en la revista digital, La razón histórica. Revista hispanoamericana de Historia de las ideas, nº31, 2015
  • [25] RODRIGO, Antonina (2017), op.cit.  pp.11-12

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Juan Francisco Arenas de Soria es profesor de Geografía e Historia y miembro de la Asociación Granadina Verdad Justicia y Reparación.

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Si no tuviste la oportunidad de leer o quieres volver a hacerlo, te ofrecemos la presentación de la serie que, cada viernes, Juan Francisco Arenas de Soria nos ofrecerá semanalmente sobre la historia del Partido Comunista que, en noviembre, cumplirá 'cien años al servicio de la clase trabajadora', con la intención de que los artículos 'nos aproximen a la realidad de un movimiento social clave para entender nuestro país, su lucha por la democracia y la libertad en contextos realmente complejos, y eso sí, siempre desde una perspectiva granadina":