Sierra Nevada, Ahora y siempre.
Historia del Partido Comunista, por Juan Francisco Arenas de Soria

Capítulo XIV: 'Por llanuras y montañas'. El PCE y la guerrilla: el caso de la provincia de Granada

Política - Jacqueline López Ligero y José María Azuaga Rico - Viernes, 17 de Septiembre de 2021
En este segunda temporada que iniciamos sobre la historia del Partido Comunista, en el año del centenario, que dirige Juan Francisco Arenas de Soria, contamos con excelentes firmas invitadas, como las de Jacqueline López Ligero y José María Azuaga Rico, que nos ofrecen en este excelente artículo la relación entre el PC y la guerrilla antifranquista, con especial atención a Granada, en el período comprendido entre los años 1939-1946.
Arriba en el centro, Ramiro Fuente Ochoa, entre Manuel Pinilla y Miguel Cruz. Agachados, desde la izquierda, Rafael Mellado, Ricardo Beneyto y Victoriano Sánchez.
Imágenes aportadas por los autores.
Arriba en el centro, Ramiro Fuente Ochoa, entre Manuel Pinilla y Miguel Cruz. Agachados, desde la izquierda, Rafael Mellado, Ricardo Beneyto y Victoriano Sánchez.
Abordar de la relación entre el PCE y la guerrilla antifranquista es conveniente por muchos motivos. Entre otros, porque la guerrilla constituyó el eje fundamental de su política en la posguerra, y también porque fue la organización que más se implicó en este tipo de lucha, aunque no fue la única. A ella aportó el esfuerzo de buena parte de su militancia, perdiendo en ese combate a muchas personas.

Nuestro trabajo será de tipo cronológico: expondremos las distintas etapas que consideramos que atravesó la guerrilla relacionada con el PCE en su relación con la provincia de Granada, y en esos apartados insertaremos otros aspectos.

Nuestra ponencia la hemos dividido en dos secciones. En esta primera entrega abordaremos el período comprendido entre los años (1939-1946), en el próximo trabajo comenzaremos con el año 1947 y finalizaremos con el declive de la guerrilla en Granada año 1952.

La primera guerrilla antifranquista y el PCE: huidos y guerrilleros republicanos en la guerra

Los primeros que actuaron en la sierra frente a los franquistas fueron los que conocemos como huidos, personas que escapaban a la montaña para evitar la durísima represión que llevaban a cabo los sublevados durante la Guerra de España. Estaban a la defensiva, por lo que no se les debe considerar guerrilleros, e intentaban sobrevivir con la ayuda de familiares o vecinos, o realizando algunos robos.

Durante los primeros meses de la guerra operaban con autonomía, eran grupos pequeños, reacios a ser controlados por el Estado republicano, que durante este tiempo se encontraba muy debilitado, por lo que tampoco podía controlarlos

Paralelamente, surgen los primeros guerrilleros (Niños de la Noche). Se trata de grupos armados que actúan en territorio dominado por el enemigo, con unas tácticas específicas, como las de evitar el enfrentamiento en campo abierto, la gran movilidad o el recurso a los golpes de mano, entre otras. A diferencia de los huidos intentan estar a la ofensiva, actuar contra el franquismo. Durante los primeros meses de la guerra operaban con autonomía, eran grupos pequeños, reacios a ser controlados por el Estado republicano, que durante este tiempo se encontraba muy debilitado, por lo que tampoco podía controlarlos. Su actuación autónoma al margen del Estado, que atravesó un proceso de descomposición al inicio de la guerra, pone de manifiesto que estos grupos tenían una impronta anarquista. Muchas veces, esta primera guerrilla dependía de las columnas milicianas que se crearon.

De la autonomía de los primeros grupos guerrilleros se pasó a la militarización: es decir, de la influencia anarquista (contraria a la jerarquización y partidaria de la autonomía y de la participación de las bases) en los primeros momentos de la guerra, al control del Estado, dentro del cual tendría un papel hegemónico la línea comunista (caracterizada por el fomento de la unidad y del mando único). Algunas raíces de las características que hemos mencionado de esta última se encontraban en Lenin, quien hacía hincapié en la necesidad de la organización frente a las actuaciones fortuitas o desorganizadas, que, según él, desembocaban en la desmoralización.

Hay que puntualizar que, aunque la anarquista y la comunista fueran las tendencias dominantes en sus dos etapas, no eran las únicas corrientes que hubo entre los huidos y los primeros guerrilleros. Habían también socialistas y republicanos de izquierda.

El papel hegemónico del PCE en la guerrilla durante la guerra de España puede verse en el XIV Cuerpo de Ejército, dirigido por el comunista Domingo Ungría, y en la importante participación comunista en el mismo, algunos de ellos miembros de las Brigadas Internacionales

El papel hegemónico del PCE en la guerrilla durante la guerra de España puede verse en el XIV Cuerpo de Ejército, dirigido por el comunista Domingo Ungría, y en la importante participación comunista en el mismo, algunos de ellos miembros de las Brigadas Internacionales. También en la influencia soviética, pues sus consejeros eran partidarios del desarrollo de este tipo de lucha.

Entre las principales actuaciones de estos guerrilleros se encuentra la llevada a cabo en Carchuna, en el municipio de Motril, el 23 de mayo de 1938.

Conocedores los republicanos de que en ese lugar se encontraban presos unos 300 correligionarios asturianos, utilizados en la construcción de una pista de aterrizaje, prepararon una operación para liberarlos. La información procedía de unos evadidos. De Castell de Ferro, salieron en dos lanchas que llegaron a la playa de Carchuna. Iban militares españoles y miembros de la Brigadas Internacionales, como los comunistas estadounidenses William Aalto e Irving Goff. Se dirigieron al fuerte, consiguieron reducir a la guardia y cortar las comunicaciones, llegando a fusilar a algunos de los oficiales. Posteriormente, la mayoría se dirigió a pie a territorio republicano. Tuvieron un tiroteo con la Guardia Civil de Calahonda, pero pudieron alcanzar las líneas gubernamentales, mientras que otra unidad republicana lanzaba un ataque de distracción.

Fuerte de Carchuna, referente de la lucha guerrillera en la posguerra. Centro de tortura del franquismo.

Llegaron fuerzas enemigas, y la retaguardia, formada por dos españoles junto con Goff y Aalto, se arrojó al mar desde un acantilado. Los españoles se ahogaron, y los norteamericanos regresaron hasta la orilla, pero bajo un campamento enemigo. Tras permanecer escondidos durante 48 horas, nadaron hasta alcanzar una cueva donde estuvieron otro día, y luego, atravesando rocas afiladas y resbaladizas, llegaron a un cortijo, donde fueron atendidos. Desde allí pudieron trasladarse al territorio republicano.

Al ser el caso más importante de actuación guerrillera en la guerra, constituyó un referente: si lo de Carchuna fue posible y tuvo éxito, algunos consideraban que otras operaciones similares también podían tenerlo. Pero no proliferaron, y algunos han señalado que la República no recurrió a la actuación guerrillera tanto como pudo hacerlo. No obstante, es un tema sometido a discusión, pues según los investigadores Francisco Cabrera y Domingo Blasco, se intentó por todos los medios fomentar este tipo de lucha.

 William Aalto, miembro de las Brigadas Internacionales que participa en el asalto al fuerte de Carchuna.

La siguiente fase fue la de la primera posguerra: predominio de los de huidos, pero surgen grupos guerrilleros. 1939-1942

Esta primera etapa de la posguerra se caracteriza por el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y los éxitos de las potencias del Eje. España se vio influida por este periodo, que se considera el más decididamente fascista de la etapa franquista.

Tras el fin oficial de la guerra, el 1 de abril de 1939, el PCE tuvo muchas dificultades para poner en marcha los grupos guerrilleros, debido a varios factores

Tras el fin oficial de la guerra, el 1 de abril de 1939, el PCE tuvo muchas dificultades para poner en marcha los grupos guerrilleros, debido a varios factores: el caótico fin de la contienda, con el golpe de Casado, que impidió que se pudiera dejar una fuerte organización clandestina en España; la dispersión de los comunistas en el exilio, pues acabaron en distintos países, lo que obstaculizó su coordinación; las dificultades sufridas en Francia, país del que podrían haber salido militantes para integrarse en los grupos guerrilleros (posteriormente fue así), pero que tenía a muchos republicanos, comunistas incluidos, en campos de concentración, y que en 1940 fue invadida por los nazis; la necesidad de centrarse en el interior de España en salvar vidas y en atender a quienes sufrían la represión de forma más directa, como se hizo en muchas ocasiones, buscando avales para los condenados a la pena de muerte, vías de evasión, y atención a las familias de los mismos.

Entrada al cuartel de las Palmas, en Granada capital, centro de mando y de tortura.
Cuartel de Almuñécar, centro de tortura. Imagen de Oriol Closa.

Era tal la represión, que este tiempo será sobre todo de huidos.

No obstante, aparecieron algunos grupos guerrilleros, el más importante, creado en 1942, la Federación de Guerrillas de León-Galicia, de carácter unitario, y por tanto, con comunistas.

En Granada, grupos de tendencia anarquista, como los de Raya, Yatero o los hermanos Quero, aunque la tendencia anarquista de estos últimos está sometida a debate

En Granada, grupos de tendencia anarquista, como los de Raya, Yatero o los hermanos Quero, aunque la tendencia anarquista de estos últimos está sometida a debate.

Es decir, en estos primeros años de la posguerra van a ir surgiendo organizaciones armadas. Como decía Engels, ante la represión extrema, lo normal es que surjan grupos guerrilleros.

La época del declive nazi-fascista y la guerrilla española (1942-46)

A lo largo de estos años se produce la decadencia de las potencias del Eje y su derrota final, lo que generará esperanzas en la oposición española al franquismo. Asimismo, el que Francia haya sido liberada, con una importante colaboración de los antifranquistas, permitirá que sirva de plataforma para el envío de guerrilleros veteranos de la lucha contra los nazis al interior de España. Incluimos en esta etapa el año 1946, pues, aunque la guerra mundial había finalizado el año anterior, se mantenían las dificultades del régimen, su aislamiento y las consiguientes esperanzas en la oposición.

Si Franco hubiera entrado en la guerra o Hitler hubiese atravesado España para atacar a los aliados, estaba previsto un desembarco de estos en las costas del sur para enfrentarse con ellos, parecido al que luego hubo en Normandía

Antes de la liberación de la Francia europea tuvo lugar la de sus colonias en el Magreb, a raíz del desembarco angloamericano de noviembre de 1942, la llamada operación Torch. Los aliados establecieron contacto con los comunistas recluidos en los campos de concentración del Marruecos francés y Argelia, a los que pusieron en libertad. También lo hicieron con otras corrientes del antifranquismo, pero la colaboración fue con los comunistas españoles. El servicio secreto norteamericano, la OSS, antecesora de la CIA, les ofreció a estos militantes prepararlos para infiltrarlos en España para espiar a Franco y conocer sus movimientos de cara a la intervención en la guerra mundial junto a Hitler, así como los movimientos de los nazis en España. Si Franco hubiera entrado en la guerra o Hitler hubiese atravesado España para atacar a los aliados, estaba previsto un desembarco de estos en las costas del sur para enfrentarse con ellos, parecido al que luego hubo en Normandía. Estos militantes del PCE estaban dirigidos entonces por Jesús Monzón, que residía en la Francia europea y que luego pasó clandestinamente a España, y que dirigía el PCE en ambos países, al encontrarse el partido entonces con poca conexión con el resto de la dirección, muy alejada de la zona.

Guerrilleros en prisión.

Se preparó a estos militantes en escuelas que se crearon en Argelia y en el Marruecos francés, en técnicas de espionaje y guerrilla, y se les trasladó en barcas a las costas de Granada y Málaga. La colaboración se tradujo en información a los aliados de la situación militar del sur de España.

Los infiltrados establecieron, además, relación con el PCE clandestino de Málaga y Granada (con este de forma más indirecta). Pero la red cayó en febrero de 1944, y hubo numerosos fusilamientos, tanto de militantes malagueños como de comunistas procedentes del Norte de África

Los infiltrados establecieron, además, relación con el PCE clandestino de Málaga y Granada (con este de forma más indirecta). Pero la red cayó en febrero de 1944, y hubo numerosos fusilamientos, tanto de militantes malagueños como de comunistas procedentes del Norte de África. Y cayó el PCE de Granada, siendo encarcelados Emilio Mariño, Fernando Cañero Gallardo, Antonio Gámez Heras, Enrique Benavides Varona y Eugenio Ortiz Martín.

Santiago Carrillo, que llegó a Argelia en agosto de 1944, se puso al frente del PCE en la zona y censuró la actuación de los dirigentes del PCE en Argelia por su colaboración con los norteamericanos, colaboración que detuvo. Se encontraban vinculados a Jesús Monzón, quien se había hecho cargo de la dirección del PCE en Francia y España.

Así, frente a las invasiones masivas, como la de Arán, existía una estrategia, que se impuso, de crear grupos más pequeños que actuarían por gran parte del territorio español. Esta fue la que acabó adoptando el PCE. A esos grupos los denominó Agrupaciones Guerrilleras

Dentro de este periodo, que hemos denominado de declive nazi-fascista, conviene centrarse en lo ocurrido en el año 1944, en el que se confrontan dos tácticas distintas del PCE con respecto a la guerrilla. La de Jesús Monzón recurrió a la entrada masiva de guerrilleros, como ocurrió en el pirenaico Valle de Arán, operación en la que el PCE replegó a los guerrilleros. Durante el año 1944 se puede observar la contraposición entre el intento de invasiones masivas y la penetración de pequeños grupos.

Así, frente a las invasiones masivas, como la de Arán, existía una estrategia, que se impuso, de crear grupos más pequeños que actuarían por gran parte del territorio español. Esta fue la que acabó adoptando el PCE. A esos grupos los denominó Agrupaciones Guerrilleras. Sus componentes eran no solo comunistas, pues la pretensión era que fuese unitaria. Se trataba de guerrilleros autóctonos y también de otros que procedían de distintos lugares de España o del exilio, sobre todo de Francia. Las Agrupaciones estaban vinculadas a los comités regionales y provinciales del partido, como ocurría, por ejemplo, con la Agrupación que actuó en la zona de Málaga-Cádiz, conocida como Fermín Galán, dependía del comité regional del PCE, con sede en Sevilla, como declaró uno de sus jefes, Manuel Pérez Hidalgo.

El PCE llegó a acusar a Jesús Monzón de espía de Franco. A nuestro juicio, sin pruebas. Tuvo lugar una lucha contra quienes habían colaborado con Monzón, que llevó a asesinatos de comunistas por sus compañeros, como ocurrió con Gabriel León Trilla.

Con la guerrilla, el PCE pretendía que sirviera como detonante de la insurrección popular que acabara con el franquismo. Todo ello sin descartar la ayuda extranjera

La guerrilla no era el único procedimiento que se puso en marcha contra el franquismo y, siguiendo a Lenin, el PCE pretendió que no fuera el más importante (“el partido del proletariado no debe nunca considerar la guerra de guerrillas como el único, ni siquiera como el fundamental medio de lucha, sino que debe supeditarse a otros”). En el caso español eran otras formas de lucha: huelgas por reivindicaciones parciales, protestas, manifestaciones, etc, que conducirían al levantamiento popular. Pero esta lucha de masas, que así era denominada, tuvo una incidencia aún menor que la lucha guerrillera, de ahí que parezca que esta última tenía más importancia para el PCE que las otras actuaciones. Con la guerrilla, el PCE pretendía que sirviera como detonante de la insurrección popular que acabara con el franquismo. Todo ello sin descartar la ayuda extranjera.

Se trataba de una guerrilla fundamentalmente rural (el Che Guevara, aunque sea posterior, abogaba por la lucha “en campo abierto, apoyados los habitantes por la guerrilla armada y en lugares donde las fuerzas represivas no pueden llegar”). En las sierras existía mayor libertad de actuación: resulta significativo que el himno guerrillero dijera “por llanuras y montañas guerrilleros libres van”.

Caracteres de la represión

El régimen de Franco no escatimó en métodos violentos frente a la guerrilla. Fue la actuación de la oposición antifranquista más castigada, si exceptuamos la perpetrada en la guerra de España.

El franquismo siempre encarceló en las peores condiciones, torturó, ejecutó, con o sin juicio previo y, aunque realizara juicios, estos carecían de legitimidad y eran ilegales, porque el régimen nació de la violación de la legalidad democrática. Además, violó, mutiló, expropió, expulsó del trabajo, marginó socialmente, destruyó propiedades, castigó con el hambre

El franquismo siempre encarceló en las peores condiciones, torturó, ejecutó, con o sin juicio previo y, aunque realizara juicios, estos carecían de legitimidad y eran ilegales, porque el régimen nació de la violación de la legalidad democrática. Además, violó, mutiló, expropió, expulsó del trabajo, marginó socialmente, destruyó propiedades, castigó con el hambre. Pero con el maquis, todo lo anterior se incrementó, y los familiares de los guerrilleros eran considerados rehenes, sufriendo los más severos castigos; las ejecuciones extrajudiciales proliferaron más que nunca, a veces de varias personas a la vez, niños incluidos; destruyeron viviendas, en ocasiones con sus vecinos dentro, o las incendiaron. Muchas veces llegaron a negar a las familias de las víctimas información de lo que había sido de ellos, de si seguían o no con vida, de dónde se encontraban sus restos. Y las amenazaban de muerte en caso de seguir preguntando. Hemos conocido casos de familiares que estuvieron años esperando que volviera con vida su ser querido, o a los que no se les reconocía su viudez. 

Buena parte de esa violencia la cometieron las contrapartidas: guardias civiles disfrazados de guerrilleros que pedían colaboración a los campesinos y que, si estos se la daban, pasaban a represaliarlos, pues teóricamente habían ayudado a la guerrilla. Además, y para desprestigiar al maquis ante la población civil, cometían todo tipo de brutalidades, para hacer creer que era la guerrilla quien las llevaba a cabo: incendios de cortijos, matanzas de ganado o destrucción de cultivos. Eran lo que se conoce como “operaciones bajo falsa bandera”: llevar a cabo actuaciones violentas y atribuirlas al adversario, para desprestigiarlo y justificar la represión.

La Guardia Civil fue la institución que corrió sobre todo con el peso de la represión, pero es incorrecto señalar que todos los guardias actuaron de la misma manera, pues también hubo quienes no participaron en esos comportamientos, o que actuaron de forma humanitaria

La Guardia Civil fue la institución que corrió sobre todo con el peso de la represión, pero es incorrecto señalar que todos los guardias actuaron de la misma manera, pues también hubo quienes no participaron en esos comportamientos, o que actuaron de forma humanitaria.

Caracteres de la violencia guerrillera

La violencia que llevó a cabo la Agrupación Guerrillera constituyó una respuesta a la situación que vivía, a la violencia sufrida por los mismos guerrilleros o por sus personas allegadas. El guerrillero había sufrido la represión en sus propias carnes o en las de sus allegados, de modo que sin la violencia franquista no se puede entender la respuesta guerrillera. Esta siempre fue menor y no llegó a los extremos de lo que hizo el franquismo: la guerrilla, por ejemplo, no asesinó a familiares de los guardias, por el mero hecho de ser familiares de ellos.

Esa violencia tuvo como principales destinatarios a los delatores y, en menor medida, a los represores

Esa violencia tuvo como principales destinatarios a los delatores y, en menor medida, a los represores. El órgano de prensa de la Agrupación, denominado Por la República, en los años 1948, 1949 y 1950 publicó una relación de personas a las que habían dado muerte: al 60% los consideraba confidentes del régimen.

También se dio la eliminación de los guerrilleros que pretendían desertar. La guerrilla prohibió el abandono de sus filas. Aseguraba que no podía tolerar que quienes estaban entre ellos y poseían una amplia información se pasasen al enemigo. Era una traición. El régimen desplegó una campaña en la que prometía respetar la vida de quienes se entregasen y dejar de acosar a sus familias. El premio sería mayor si eliminaban antes a algún guerrillero y si entregaban gente. Esta actuación constituyó una de las causas de la derrota de la Agrupación, pues hubo algunos que dieron ese paso y descubrieron a la red de enlaces. La respuesta guerrillera fue intentar eliminar a quienes se entregaran o a quienes tuviesen previsto hacerlo. Se trataba de una decisión muy drástica, pero en ella cifraba la guerrilla su supervivencia. La entrega y colaboración con el enemigo significaba que tanto guerrilleros como enlaces iban a ser torturados y asesinados.

De los entre 14 y 20 guerrilleros de la Agrupación que eliminaron sus compañeros, la mayoría fue por este motivo.

Entre las actuaciones más importantes de este periodo destacamos el desembarco de 10 hombres, procedentes de Argelia, en Cerro Gordo (La Herradura, Almuñécar), en octubre de 1944. Entre ellos, Ramón Vía, Joaquín Centurión y Manuel Lozano Laguna. Crearán el 6º Batallón, que será la base de la posterior Agrupación Guerrillera de Málaga

Se ha acusado a la guerrilla comunista de llevar a cabo la eliminación de guerrilleros de otras tendencias. Tenemos noticia de algún caso en esta Agrupación, y consideramos que hubo varios factores que lo explican: la psicosis de encontrarse con enemigos infiltrados, a los que denominaban provocadores, que, si bien es cierto que ocurrió muchas veces, ya que el franquismo utilizó este mecanismo, podía llevar a la grave confusión de considerar que el disidente era un colaborador de la Guardia Civil. De hecho, el Manual del guerrillero establecía que la forma de descubrir a un infiltrado era observar si hacía excesivas críticas a los jefes. Cabe relacionar este planteamiento con lo que afirmaba Ignacio de Loyola: en una fortaleza asediada, toda disidencia es traición. Un planteamiento con consecuencias diversas, pues, aunque aplicándolo se protege a la propia organización, también da lugar a en su interior a un sistema de vigilancia policíaco y a una dictadura.

Principales actuaciones

Entre las actuaciones más importantes de este periodo destacamos el desembarco de 10 hombres, procedentes de Argelia, en Cerro Gordo (La Herradura, Almuñécar), en octubre de 1944. Entre ellos, Ramón Vía, Joaquín Centurión y Manuel Lozano Laguna. Crearán el 6º Batallón, que será la base de la posterior Agrupación Guerrillera de Málaga. Actuaron también en la zona limítrofe de Granada, como testimonia el hecho de que Ramón Vía resultó herido en Fornes, o que Lozano Laguna pusiera en marcha la red de apoyo de Almuñécar. Ambos dirigentes estaban considerados como unas personas de gran capacidad, queridos por sus compañeros y de incansable actividad.

Ramón Vía fue detenido en Málaga el 15 de noviembre de 1945. Al frente de la guerrilla quedaría Joaquín Centurión Centurión “Juanito”. Pero Ramón Vía celebró el primero de mayo de 1946 escapando de la cárcel de Málaga con otros 25 reclusos. El día 25 lo mataron, con tres colaboradores.

En torno a marzo de 1946 se creó la Agrupación Guerrillera de Granada. La dirigía un veterano de la Guerra Civil, la resistencia francesa y la clandestinidad antifranquista, aunque solo tenía 27 años. Era de Oviedo y se llamaba José Merediz Víctores, y en la organización tendría un papel de primera fila el cántabro Ramiro Fuente Ochoa, también llegado de fuera

En torno a marzo de 1946 se creó la Agrupación Guerrillera de Granada. La dirigía un veterano de la Guerra Civil, la resistencia francesa y la clandestinidad antifranquista, aunque solo tenía 27 años. Era de Oviedo y se llamaba José Merediz Víctores, y en la organización tendría un papel de primera fila el cántabro Ramiro Fuente Ochoa, también llegado de fuera. Según este último, fue a él a quien se le encargó la responsabilidad política de la Agrupación. En esos momentos se encontraba al frente del comité provincial del PCE en Granada Francisco López Caparrós y Diana Mingorance.

Fue durante los últimos meses de 1946 cuando “Roberto” se incorporó al maquis y pasó a dirigir la Agrupación Guerrillera de Málaga.

José Muñoz Lozano "Roberto". Imagen del Servicio de Estudios Históricos de la Guardia Civil.

Un papel muy importante lo desempeñaron los enlaces. Llevaban a cabo funciones de abastecimiento: de comida, vestido, medicinas, armas e información. Asimismo, daban alojamiento en sus casas a los guerrilleros, realizaban labores de propaganda y, en ocasiones, sabotajes.

Se convertirían, en consecuencia, en los destinatarios principales de la represión, ante la que estaban más indefensos que los guerrilleros, al residir en sus propios domicilios.

El compromiso de los mismos fue decisivo para la supervivencia de la guerrilla, por lo que esta le estaba muy agradecida. Los denominaba patriotas o guerrilleros del llano

El compromiso de los mismos fue decisivo para la supervivencia de la guerrilla, por lo que esta le estaba muy agradecida. Los denominaba patriotas o guerrilleros del llano.

Muchos de los guerrilleros fueron antes enlaces. La guerrilla se ofrecía como salida frente a la represión, y cuando corrían el peligro de caer en manos de la Guardia Civil, el enlace se incorporaba al maquis, al menos en ocasiones.

Los enlaces eran de distintas ideologías, dentro del antifranquismo, y muchos de ellos, militantes comunistas.

Mujeres familiares de guerrilleros en la cárcel de Granada. proceden en su mayoría de la zona de Almuñécar. Imagen de Miguel Ruiz.

Pero, pese a ello, hubo alguna mujer, como fue el caso de Carmen Díaz García, que formó parte del Comité Regional del PCE, y que se relacionó con la guerrilla, en la sierra, en un plano de superioridad jerárquica

Hubo mujeres que formaron parte de los grupos de huidos, durante la guerra y en la posguerra, y hubo también algunas guerrilleras, pero, en lo que se refiere a la Agrupación Guerrillera de Granada, se había tomado la decisión de que no se integraran mujeres en la misma. Se debía a una concepción patriarcal de esta actividad. Asimismo, se debía a que la guerrilla era sobre todo rural, y en tales zonas los avances emancipatorios habían sido menores que en el resto del país durante la República. Pero, pese a ello, hubo alguna mujer, como fue el caso de Carmen Díaz García, que formó parte del Comité Regional del PCE, y que se relacionó con la guerrilla, en la sierra, en un plano de superioridad jerárquica. Parece, por tanto, que los avances emancipatorios que se producen en la República y en la guerra no se pierden del todo en esta lucha antifranquista.

Carmen Díaz Gracia. Imagen aportada por la familia.
Diana Mingorance Pérez. Imagen de Guillermo Vignote Mingorance.
Carlota Samos Ibáñez. Imagen de Carlos Corzo Samos.

La mujer implicada en la resistencia, ya sea política, ya armada, sufrió una dura represión: torturas, ejecuciones, violaciones. Se las represaliaba por el mero hecho de estar emparentadas con los guerrilleros, aunque no hubieran notado en ellas implicación alguna con el maquis

El papel como enlace y en la resistencia política fue muy importante. Se puede decir que, gracias a la mujer, se mantuvo la guerrilla, pues le proporcionaba información, alimentos, alojamiento, medicinas. Hubo mujeres que intervinieron en actividades de denuncia de la represión, de fomento de la movilización popular, y se autoorganizaron en colectivos como Mujeres Antifascistas.

La mujer implicada en la resistencia, ya sea política, ya armada, sufrió una dura represión: torturas, ejecuciones, violaciones. Se las represaliaba por el mero hecho de estar emparentadas con los guerrilleros, aunque no hubieran notado en ellas implicación alguna con el maquis.

Jacqueline López Ligero es activista del movimiento memorialista.
José María Azuaga Rico es historiador.

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Espacio coordinado por Juan Francisco Arenas de Soria.

Juan Francisco Arenas de Soria es profesor de Geografía e Historia y miembro de la Asociación Granadina Verdad Justicia y Reparación.

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Si no tuviste la oportunidad de leer o quieres volver a hacerlo, te ofrecemos la presentación de la serie que, cada viernes, Juan Francisco Arenas de Soria nos ofrecerá semanalmente sobre la historia del Partido Comunista que, en noviembre, cumplirá 'cien años al servicio de la clase trabajadora', con la intención de que los artículos 'nos aproximen a la realidad de un movimiento social clave para entender nuestro país, su lucha por la democracia y la libertad en contextos realmente complejos, y eso sí, siempre desde una perspectiva granadina":