Historia del Partido Comunista, por Juan Francisco Arenas de Soria

Capítulo XII: 'El desarrollo de la 'Guerra Nacional Revolucionaria''

Política - Juan Francisco Arenas de Soria - Viernes, 23 de Julio de 2021
La excepcional serie sobre la historia del PCE, en su centenario, que nos ofrece Juan Francisco Arenas de Soria, aborda en este nuevo capítulo el final de la guerra, desde febrero de 1937 al primero de abril de abril de 1939. Un trabajo necesario que te recomendamos.
Composición sobre la base de imágenes del Archivo Histórico del PCE.
J.F.A.S
Composición sobre la base de imágenes del Archivo Histórico del PCE.

Esta nueva etapa se caracteriza por la creación del Ejército Popular de la República y por el comienzo de la reorganización estatal con el gobierno de Largo Caballero, que va a suplir el tremendo vacío de poder que se produce durante la presidencia del republicano José Giral. Junto a estos aspectos internos, no es menos importante el comienzo de la llegada de apoyo del exterior, fundamentalmente de la Unión Soviética.

“No era el 5º Regimiento una milicia de comunistas, sino una gran milicia popular antifascista. Con su ejemplo contribuía prácticamente a realizar la unificación de las milicias de partido o sindicato en una milicia única que sirviera de base al Ejército Popular.

El 5º Regimiento fue el embrión del Ejército del Pueblo, de tipo regular, por la creación y desarrollo del cual luchó con tenacidad incansable el Partido Comunista, y él echó en realidad los cimientos de los más importantes servicios que constituían la armazón de la nueva organización militar”[i]

Según el historiador Fernando Hernández  los principales objetivos del PCE en este nuevo momento son:

  • La conformación del Partido Único del Proletariado (PUP). Cuestión que fracasó de forma clara ante las importantes disputas internas en el PSOE, que acabarían llevando en marzo del 39 a un golpe anticomunista en la República.
  • Refuerzo y ampliación organizativa. Éxito absoluto, con impresionante crecimiento de la organización y militancia que creó importantes recelos entre las demás fuerzas del Frente Popular.
  • Acercamiento a la CNT
  • Confrontación con el trotskismo

Un PCE que nada tenía que ver con el de los momentos previos al golpe militar, ya que se había fortalecido notablemente, con una destacada impronta entre la población más joven, en el Ejército Popular, en las centrales sindicales… algo que es favorecido por el apoyo de la Unión Soviética y la Internacional Comunista, mientras los estados democráticos y los Partidos Socialistas permanecían impasibles ante la agresión a la democracia española

Un PCE que nada tenía que ver con el de los momentos previos al golpe militar, ya que se había fortalecido notablemente, con una destacada impronta entre la población más joven, en el Ejército Popular, en las centrales sindicales… algo que es favorecido por el apoyo de la Unión Soviética y la Internacional Comunista, mientras los estados democráticos y los Partidos Socialistas permanecían impasibles ante la agresión a la democracia española. Surgió entonces una rivalidad entre PCE-PSOE por el liderazgo, lo que fue enturbiando las relaciones entre las dos organizaciones, con un PSOE que sentía amenazado ese liderazgo y un PCE que se había adaptado magistralmente a la nueva situación e impulsaba la unificación de ambas organizaciones, a lo que el PSOE terminó oponiéndose. Lucha intestina que terminó llevando a rivalidades y confrontaciones en el marco del Gobierno, desde donde Largo Caballero intentó hacer disminuir la influencia comunista en espacios clave como el Ejército Popular, limitando los ascensos de los mandos provenientes de las milicias y apartando a los comisarios comunistas frente a los socialistas y anarquistas.

Junto a ello, la importante confrontación surgida por la pérdida de Málaga. Las responsabilidades por la pérdida de la ciudad andaluza afectaron a los cargos militares y civiles designados por Largo Caballero, mientras que el PCE señalaba nuevos retos políticos que pasaban por el fortalecimiento estatal y la creación de una fuerte industria de guerra[ii]. La situación del dirigente socialista se complicaba, siendo muchos -republicanos,socialistas,comunistas- los que cuestionaban la idoneidad, no sólo de que siguiera dirigiendo el Ministerio de la Guerra, sino del propio Gobierno.

“ A últimos de enero de 1937 llegó a Valencia el camarada Bolívar, que actuaba de comisario en Málaga, a exponer ante Largo caballero la situación angustiosa de los frentes, en los cuales faltaban las municiones, y a denunciar al mismo tiempo la actitud de los anarquistas que se negaban a ingresar en el Ejército Popular, que se obstinaban en mantener sus propias milicias.

Después de su visita al ministro de la Guerra, Bolívar, diputado comunista y miembro del Comité Central del Partido Comunista de España, llegó a la Casa del Partido a pedir a los camaradas de la dirección que le ayudasen a vencer la resistencia de Largo Caballero que se negaba a enviar armas a Málaga.

¡Ni un fusil ni una peseta más para Málaga! -respondió Largo Caballero a las demandas de Bolívar. Y de nada sirvió que Bolívar y nosotros insistiésemos sobre la gravedad de la situación en Málaga”.

Dolores Ibarruri, El único camino (1966)[iii]

La situación de conmoción provocada por la pérdida de Málaga llevó a la movilización popular, especialmente ante la actitud de Largo Caballero, que se negaba a tomar medidas en relación a las responsabilidades por el fracaso en la defensa de la ciudad andaluza

A pesar de todo, desde el PCE no se culpa en exclusiva a Largo Caballero, quizás sí de su mala elección en su subsecretario y consejero en asuntos militares, el general Asensio, al que acusan de haber engañado a sabiendas al Presidente y Ministro de la Guerra. Pero en la misma línea, se intenta mantener la cohesión del Frente Popular, aunque el PCE mantiene las denuncias sobre la forma de actuar de los anarquistas, que se niegan a que sus milicias se adhieran al Ejército Popular de la República. Dolores Ibarruri afirmará que Largo Caballero ve en la posición crítica del PCE un intento de “minar” su autoridad, a lo que aduce que la misma era sólo un intento de redireccionar la desastrosa política militar de este[iv]. La situación de conmoción provocada por la pérdida de Málaga llevó a la movilización popular, especialmente ante la actitud de Largo Caballero, que se negaba a tomar medidas en relación a las responsabilidades por el fracaso en la defensa de la ciudad andaluza. El PCE convocaría una manifestación en Valencia con el objetivo de presionar para que se produjeran los cambios necesarios para reconducir la situación, el éxito de la misma fue muy destacado y Dolores Ibarruri afirmará en nombre del Comité Central del PCE:

“..Queremos un ejército en el que no haya generales que, mientras el pueblo y los soldados luchan con heroísmo, mientras nuestras mujeres y nuestros niños son ametrallados por la aviación fascista en las carreteras de Málaga, ellos se divierten en prostíbulos y lupanares. Las mujeres españolas estamos dispuestas a todos los sacrificios, pero no consentiremos que nuestros hijos estén mandados por generales que no sienten nuestra causa, que es la causa de la libertad y de la independencia de España…”[v]
Cartel del PCE.

Los informes y contrainformes de la comisión que se crea para dirimir responsabilidades son de una confrontación de gran calado entre comunistas y defensores de Largo Caballero, ya que se cruzan acusaciones de todo tipo. Son especialmente duras las declaraciones de uno de los jefes militares en la zona, el diputado comunista Adriano Romero Cachinero, que acusa al Gobierno de haberles abandonado, insistiendo en la necesidad de la intervención aérea y de la Armada. En la Comisión Parlamentaria que se crea para acceder o no al suplicatorio que se hace para juzgar a Cayetano Bolívar, diputado comunista por Málaga y comisario político del frente malacitano, encontraremos a los diputados granadinos Ramón Lamoneda (PSOE) y Antonio Pretel (PCE). En la misma, Cayetano Bolívar explica la complicada situación y la deserción de una buena parte de las tropas que estaban destinadas a defender Motril, su declaración tendrá el apoyo del subsecretario de armamento, el diputado granadino Alejandro Otero (PSOE). Se poducirá el sobreseimiento, de la misma manera, que la denuncia realizada contra el general Asensio[vi].

La presión se hizo tan fuerte que Largo Caballero se vio obligado a ceder, produciéndose la dimisión del general Asensio Torrado, pero supondría igualmente una ruptura interna en el gobierno republicano, que hace que el presidente pretenda desplazar a comunistas y republicanos en favor de una alianza con los cenetistas

La presión se hizo tan fuerte que Largo Caballero se vio obligado a ceder, produciéndose la dimisión del general Asensio Torrado, pero supondría igualmente una ruptura interna en el gobierno republicano, que hace que el presidente pretenda desplazar a comunistas y republicanos en favor de una alianza con los cenetistas. La confrontación estaba abierta.

La posición del PCE se verá reforzada por la victoria militar en Guadalajara frente a las tropas italianas, ya que son las Brigadas Internacionales y las tropas lideradas por el comunista Enrique Lister las que se enfrentan y vencen a las mismas. El Ejército Popular era una necesidad imperiosa, pero la situación en el norte y Cataluña era muy complicada, a lo que había que añadir la crisis de gobierno. Es cuando el PCE decide hacer pública su discrepancia en cómo se estaba llevando la dirección del conflicto bélico y la necesidad de un giro claro, lo que el Secretario General del PCE verbaliza en un mitin en Valencia en mayo de 1937.

“Hemos pedido y pedimos una depuración metódica del Ejército, para alejar de los puestos de mando a los elementos inseguros y traidores al pueblo y que se eleve sistemáticamente a los mandos superiores y responsables a los jefes surgidos de la entraña del pueblo y que hayan demostrado su abnegación, su heroísmo y su capacidad en la defensa de la causa antifascista”

José Díaz Ramos. Mitín en Valencia, 9/05/1937[vii]

Los acontecimientos se precipitan y la amenaza de abandonar del Consejo de Ministros por parte del PCE, lleva a la crisis final del gobierno Largo Caballero, el cual dimite ante la falta de apoyo de una parte de su propio partido con Indalecio Prieto a la cabeza[viii]. Azaña y los demás partidos abrieron la posibilidad a un nuevo ejecutivo encabezado por Largo Caballero, pero en el que no tendría la cartera de guerra, a lo que él se negó, resolviéndose la crisis con el nombramiento del socialista Juan Negrín, hasta ese momento ministro de Hacienda, que aceptaba el encargo de llevar adelante un gobierno  de unidad de los partidos y sindicatos del Frente Popular.

Según Hugh Thomas, Negrín no simpatizaba con los comunistas, pero sí compartía su política de fortalecimiento del Estado, de impulso del Ejército Popular… a la vez que se continuaba apoyando en la Unión Soviética como principal aliado de la República Española, pero más como un hecho pragmático que como un posicionamiento político

El nuevo gobierno presidido por Negrín supondrá un cambio político importante, debido especialmente al perfil más innovador y menos tradicional del presidente del mismo. Según Hugh Thomas, Negrín no simpatizaba con los comunistas, pero sí compartía su política de fortalecimiento del Estado, de impulso del Ejército Popular… a la vez que se continuaba apoyando en la Unión Soviética como principal aliado de la República Española, pero más como un hecho pragmático que como un posicionamiento político[ix]. Negrín junto con el PCE eran los más optimistas en torno al desarrollo del conflicto armado, cuando en muchos lugares comenzaba a ganar espacio las posiciones derrotistas, que consideran necesario buscar una paz acordada para evitar un baño de sangre, que de hecho venía produciéndose desde el mismo 18 de julio.

Las relaciones entre PSOE y PCE siguieron fluctuando durante este tiempo, siendo difícil la misma ante las diferentes posturas de las “familias” socialistas, destacando la confrontación con la tendencia encabezada por Largo Caballero que no perdonó su salida del gobierno

Las relaciones entre PSOE y PCE siguieron fluctuando durante este tiempo, siendo difícil la misma ante las diferentes posturas de las “familias” socialistas, destacando la confrontación con la tendencia encabezada por Largo Caballero que no perdonó su salida del gobierno. Continuó existiendo el Comité de Enlace para la construcción del Partido Único, pero los debates eran infinitos y no se avanzó nada[x].

En el PCE se abre también un debate entre los posicionamientos más pragmáticos de la dirección y quienes querían avanzar en el proceso revolucionario. Unos debates que se extenderían durante la segunda mitad de 1937. Pero tras los mismos se acabaría imponiendo el “discurso patriótico”, el discurso de la “resistencia”, hablándose de “segunda guerra de independencia”. Junto con las disensiones internas hay que destacar las que se producen con Moscú, que quiere imponer su autoridad sobre los comunistas españoles, que en muchos casos cuestionan las decisiones tomadas fuera ante la falta de una visión del conflicto español en las mismas[xi].

La fuerza del PCE en el Ejército Popular de la República es considerable, aunque en muchas ocasiones su peso real se ha mitificado. Ese peso importante de militantes comunistas en el Ejército hará que las bajas producidas entre los mismos sean de gran importancia, como podemos observar en el libro de José María García Márquez sobre las bajas del EPR en Andalucía [xii].

Las posiciones “derrotistas” provocaron la reacción del PCE, que puso su aparato de propaganda en funcionamiento en favor de la resistencia y la lucha antifascista, especialmente ante los avances que el nazi-fascismo hacía en Europa, y los sublevados con su apoyo en España, donde tras la batalla de Teruel dividirían en dos el territorio leal a la República.

Las posiciones “derrotistas” provocaron la reacción del PCE, que puso su aparato de propaganda en funcionamiento en favor de la resistencia y la lucha antifascista, especialmente ante los avances que el nazi-fascismo hacía en Europa, y los sublevados con su apoyo en España, donde tras la batalla de Teruel dividirían en dos el territorio leal a la República. Una campaña en la que en muchas ocasiones Indalecio Prieto, ministro de Defensa Nacional, sería el objeto de las críticas por posiciones supuestamente derrotistas, o en algunos casos decisiones que iban encaminadas a socavar la fortaleza del PCE en la estructura del Estado, especialmente en el EPR. Una postura que también le causó conflictos con Moscú, donde Stalin planteaba un perfil político más bajo, saliendo del gobierno para permitir fortalecer la alianza de tipo “burgües” con Francia e Inglaterra, mientras por el contrario, en determinados sectores del PCE la centralidad de la “revolución” iba adquiriendo un papel preponderante.

El PCE considera las posturas de Prieto como claramente derrotistas, por lo que plantea dar todo su apoyo a Negrín. Mientras tanto cenetistas y socialistas “ofendidos” deciden comenzar a construir una resistencia interior al poder comunista en el espacio gubernamental. El Partido comienza a verse aislado[xiii].

Frente Rojo 1/11/1938. Batalla del Ebro.
“La madrugada del 25 de julio de 1938, en una noche sin luna, el Ejército Popular de la República atacaba por sorpresa las posiciones del Ejército franquista a lo largo de más de 50 kilómetros del río Ebro. La ofensiva republicana, cuidadosamente planificada por el general Vicente Rojo burlando al espionaje franquista, sorprendería a propios y extraños. La República mandaba un mensaje al mundo: el desenlace de la guerra no estaba decidido”[xiv]

La ofensiva que será conocida como la Batalla del Ebro, será un intento de poner sobre el tapete internacional la cuestión española en unos momentos en los que el avance nazi por Europa era importante, a la vez que mandar un mensaje claro a los sublevados y a los derrotistas, la República seguía viva y el Ejército Popular había conseguido un importante grado de organización, lo que afianzaba las posiciones militares del gobierno.

La decisión de retirada de las Brigadas Internacionales es un movimiento que intenta ganar legitimidad internacional y conseguir la salida de italianos y alemanes

La decisión de retirada de las Brigadas Internacionales es un movimiento que intenta ganar legitimidad internacional y conseguir la salida de italianos y alemanes. Un gesto que valió de poco, pero que mostraba la voluntad de la República de buscar un nuevo escenario. La despedida en Barcelona de los voluntarios internacionales se convirtió en un gran acto de reivindicación y autoafirmación de la lucha antifascista[xv]:

“¡Madres!...¡Mujeres!... cuando los años pasen y las heridas de la guerra se vayan restañando; cuando el recuerdo de los días dolorosos y sangrientos se esfumen en un presente de libertad, de paz y de bienestar; cuando los rencores se vayan atenuando y el orgullo de la patria libre sea igualmente sentido por todos los españoles, hablad a vuestros hijos; habladles de estos hombres de las Brigadas Internacionales.

Contadles cómo atravesando mares y montañas, salvando fronteras erizadas de bayonetas, vigilados por perros rabiosos que ansiaban clavar en ellos sus dientes, llegaron a nuestra patria como cruzados de la libertad, a luchar y morir por la libertad y la independencia de España amenazadas por el fascismo alemán e italiano. Lo abandonaron todo: cariño, patria, hogar, fortuna, madre, mujer, hermanos, hijos… y vinieron a nosotros a decirnos: ¡Aquí estamos!, vuestra causa, la causa de España, es nuestra mism causa, es la causa común de toda la humanidad avanzada y progresista”[xvi]

Dolores Ibarruri, Discurso de despedida a las Brigadas Internacionales

Barcelona noviembre de 1938
Brigadistas internacionales. Fotografía del Archivo Histórico del PCE.

El avance sobre Cataluña vaticinaba un gris futuro, y los posicionamientos que buscan una salida negociada empiezan a abrirse en el seno del Frente Popular. El gobierno Negrín planteará una retirada ordenada, lo que debilitará la postura del PCE en el marco de un Frente Popular diluido donde la cohesión es escasa[xvii]. La disensión PSOE-PCE fue creciendo de manera destacada y a todos los niveles, agitándose constantemente el “fantasma comunista” que tan buen éxito ha tenido históricamente a derecha e izquierda. Con los sectores anarquistas la situación no fue mejor, lo que abrió paso a la conspiración anticomunista. Los bulos anticomunistas comenzaron a correr, ayudados en muchas ocasiones por posturas sectarias de militantes o dirigentes, lo que alimentaba el ambiente enrarecido. La historiadora Helen Graham afirma que:

“Si el PCE hubiera sido la mitad de poderoso en las fuerzas armadas de lo que se ha sugerido a menudo, Casado y sus compañeros de conspiración no hubieran podido ni siquiera iniciarla”[xviii]

Pero a pesar de todo los rumores intencionados de “golpe de estado” comunista dieron lugar a medidas de control sobre los dirigentes de la organización y de manera muy especial de sus mandos militares. Se va construyendo paulatinamente una alianza entre anarquistas, un sector del PSOE y militares profesionales, que tienen como objetivo hacer caer al gobierno Negrín y a sus aliados del PCE, con la intención de replantear la situación y buscar el final de la guerra. Internamente el Partido vivía una situación compleja, ante la enfermedad de su Secretario General, Pepe Díaz, que dejó en una dirección colegiada la toma de decisiones, y una división entre la sección más radical que apostaba por profundizar en las posturas revolucionarias, y otra más pragmática que seguía empeñada en centrar todos los esfuerzos en el frente de batalla[xix].

Un nuevo bulo acabaría siendo definitivo, el que señalaba que Negrín iba a entregar el control del gobierno y del EPR a los comunistas. El golpe se estaba fraguando, con una activa participación anarquista que controlaba el IV Cuerpo del Ejército, y la participación activa del Estado Mayor de la zona Centro

Un nuevo bulo acabaría siendo definitivo, el que señalaba que Negrín iba a entregar el control del gobierno y del EPR a los comunistas. El golpe se estaba fraguando, con una activa participación anarquista que controlaba el IV Cuerpo del Ejército, y la participación activa del Estado Mayor de la zona Centro. Mientras Negrín trabajaba en un repliegue que pudiera facilitar la huída de personas significadas ante la situación que conducía hacia el final de la guerra, los golpistas siguieron con la conspiración desentendiéndose de los planes que podrían haber salvado a miles de personas. Pero en los primeros días de marzo la deserción de la flota, con base en Cartagena, acababa con uno de los pilares de la evacuación en la que Negrín trabajaba, mientras la lucha armada comenzaba en la retaguardia.

El Consejo Nacional de Defensa, encabezado por Casado, con el apoyo político del socialista Julián Besteiro y el militar del IV Cuerpo de Ejército de Cipriano Mera, comenzaba el derrocamiento de Negrín al que acusaban de estar en manos del PCE y de los intereses de la Unión Soviética. El PCE, descoordinado, no pudo mucho más que organizar la evacuación de sus dirigentes y dar el paso a la clandestinidad, aunque encabezados por el exministro Jesús Hernández, otros prepararon la resistencia militar a los golpistas para salvar el máximo de cuadros de la organización[xx].

El 21 de marzo se pide a los cuadros del Partido su concentración en la zona de Cartagena para evacuar a cuantos se puedan. Unos 51 partirán en el Lézardieux y el Stambrook, otros muchos caerán en manos de los sublevados en las escaramuzas finales en el puerto de Alicante[xxi].

En los frentes granadinos los movimientos militares frenéticos de los primeros meses dan paso, tras la caída de Motril, a una paralización de la guerra de movimientos pasando a una confrontación de posiciones, fortificándose los frentes y dándose ocasionalmente golpes de efecto por una y otra parte, junto con “operaciones de limpieza” para consolidar las posiciones tomadas, como ocurre por parte de los sublevados en la zona de Órgiva y Lanjarón

En los frentes granadinos los movimientos militares frenéticos de los primeros meses dan paso, tras la caída de Motril, a una paralización de la guerra de movimientos pasando a una confrontación de posiciones, fortificándose los frentes y dándose ocasionalmente golpes de efecto por una y otra parte, junto con “operaciones de limpieza” para consolidar las posiciones tomadas, como ocurre por parte de los sublevados en la zona de Órgiva y Lanjarón[xxii]. Los intentos de romper el frente por parte de los sublevados en la zona del valle del Guadalfeo son constantes en el mes de febrero, tras la toma de Vélez de Benaudalla, contando con apoyo aéreo alemán; la 55 Brigada Mixta mandada por el mayor de milicias y diputado comunista Adriano Romero, resistirá el empuje nacionalista, manteniendo las posiciones defensivas. A finales de mes, la XIII Brigada Internacional libera de la ocupación sublevada Trevélez Pórtugos, Pitres, Busquistas, Ferreirola y Mecina Fondales. En agosto se intentará ocupar Lanjarón y Órgiva, movilizando a las brigadas 106ª, 54ª y 76ª y algunas unidades anexas de otras brigadas[xxiii]. Con la caída del frente norte (Asturias, Cantabria y Euskadi) finalizando 1937, la situación se torna en una aparente calma en el frente sur, aunque se produce en estos momentos una ofensiva sobre Alcalá la Real[xxiv].

A mediados de enero de 1938 los sublevados lanzan una ofensiva en la línea del frente Albolote-Pinos Puente, en la que intervendrán las brigadas mixtas del Ejército Popular de la República 51ª,78ª, 93ª en respuesta al intento de avance nacionalista que penetraría hasta tres km, aliviando la presión sobre la capital.

A mediados de enero de 1938 los sublevados lanzan una ofensiva en la línea del frente Albolote-Pinos Puente, en la que intervendrán las brigadas mixtas del Ejército Popular de la República 51ª,78ª, 93ª en respuesta al intento de avance nacionalista que penetraría hasta tres km, aliviando la presión sobre la capital. En respuesta las tropas gubernamentales atacarían el frente Cogollos Vega-Viznar. El frente estaba establecido por una lado en la zona de la vega y por otro en la zona de la Sierra de Huétor, a pocos kilómetros de la capital granadina, fortificándose los mismos de manera importante, espacios hoy con la consideración de “Lugar de Memoria Histórica de Andalucía”, aprobados por la extinta Dirección General de Memoria Democrática en el cogobierno PSOE-IU. Lugares como El Maullo, el Peñón de la Mata, la Alfaguara, los Llanos de Silva… son clara muestra de ello. También en la costa granadina se producirán avances de los sublevados en las zonas del Conjuro y Calahonda[xxv] El 23 de mayo de 1938 se produce el famoso asalto al fuerte de Carchuna, donde unidades de élite del Ejército Popular, con integrantes de las Brigadas Internacionales, liberan a un considerable número de presos republicanos provenientes de Asturias; en las operaciones de “distracción” que se realizan en ese frente por la 78 Brigada Mixta, moriría el teniente, en funciones de capitán, Eufrasio Martínez Martínez, periodista deportivo de El Defensor de Granada y miembro del PCE[xxvi].

Bombardeos que tenían una misión más psicológica que con claros objetivos militares, ya que la falta de precisión de la aviación era notable. La respuesta de las autoridades sublevadas a los bombardeos republicanos eran sacas de las cárceles con fusilamientos indiscriminados de presos de guerra

La ciudad de Granada, eje de las fuerzas sublevadas en la provincia, sufrirá un número importante de bombardeos, afirmado el diario Ideal en agosto de 1938 que la ciudad había sido atacada en 120 ocasiones con unas 480 víctimas entre personas heridas y muertas[xxvii]. Bombardeos que tenían una misión más psicológica que con claros objetivos militares, ya que la falta de precisión de la aviación era notable. La respuesta de las autoridades sublevadas a los bombardeos republicanos eran sacas de las cárceles con fusilamientos indiscriminados de presos de guerra, como muestra el bando del comandante militar de la plaza:

“Por cada avión que aparezca sobre Granada, de los titulados rojos, serán tomadas represalias sobre individuos del Frente Popular, y si arrojan bombas, se les aplicará a dichos individuos el máximo rigor”[xxviii]

Amenazas que se ven refrendadas en noticias del diario Ideal, cuando cada tras cada bombardeo se informa de los asesinatos de personas vinculadas al Frente Popular realizadas como represalias a los mismos, y ejecutadas por las autoridades nacionalistas

Amenazas que se ven refrendadas en noticias del diario Ideal, cuando cada tras cada bombardeo se informa de los asesinatos de personas vinculadas al Frente Popular realizadas como represalias a los mismos, y ejecutadas por las autoridades nacionalistas. El estudio que realiza José Luis Entrala, refleja que sin ningún tipo de reparo se informó entre julio de 1936 y marzo de 1939 de 119 asesinatos por parte de los sublevados, una pequeña parte de la salvaje represión que asolaba la Granada ocupada[xxix], en la que los dirigentes del Frente Popular que caen en manos de los golpistas, y los apoyos culturales, sociales, sindicales... son vilmente asesinados, otros lo serán cuando al finalizar el conflicto acaben siendo detenidos. Visitar el memorial que hay junto a la tapia del cementerio granadino, o releer las páginas de los libros de Rafael Gil Bracero y María Isabel Brenes, Jaque a la República o el del periodista Francisco Vigueras, Granada 1936, Muerte de un periodista,  nos hacen comprender las dramáticas consecuencias de la violencia desatada por los golpistas, para a través del miedo paralizar cualquier intento de contestación, a pesar de lo cual se desarticula en agosto de 1938 una trama conspiratoria de miembros del Frente Popular, que supondrá 96 detenciones, con un Consejo de Guerra que supondrá 41 ejecuciones y encarcelamientos de una buena parte de los detenidos[xxx]. El propio Delegado de Orden Público, Mariano Pelayo sufrirá un atentado con carta-bomba, que le producirá importantes lesiones y mostrará la existencia de una “quinta columna” en el interior de Granada.

Imagen de JFAS. Memorial a las víctimas de la represión franquista en Granada. Tapia del cementerio de Granada, Lugar de Memoria Histórica de Andalucía.

La Granada republicana se organizará en torno a la capitalidad de Baza, donde se establecerán las instituciones civiles y militares. Así será nombrado gobernador civil el valenciano, miembro del PSOE y UGT, Antonio de Gracia Pons (7/10/1936 a 28/05/1938)[xxxi], a la vez que diferentes mandos militares pasarán por la plaza, como Adolfo Prada Vaquero, Segismundo Casado, Francisco Menoyo, Domingo Larrañaga… siendo jefes del Estado Mayor el coronel Salafranca, reemplazado en posteriormente por Eugenio Galdeano[xxxii].

La zona de retaguardia republicana vive durante la mayor parte del conflicto una situación de desabastecimiento que empeora con los reveses que se sufren en los frentes. A partir de 1938 la situación empeora de forma notable, a lo que hay que sumarle la importante carga que supone el gran número de personas refugiadas que llegan de las poblaciones cercanas a los frentes, algunas de las cuales, como Deifontes, quedan prácticamente abandonadas

La zona de retaguardia republicana vive durante la mayor parte del conflicto una situación de desabastecimiento que empeora con los reveses que se sufren en los frentes. A partir de 1938 la situación empeora de forma notable, a lo que hay que sumarle la importante carga que supone el gran número de personas refugiadas que llegan de las poblaciones cercanas a los frentes, algunas de las cuales, como Deifontes, quedan prácticamente abandonadas.

En enero de 1939 se inicia la última gran batalla de la Guerra de España, la ofensiva republicana que pretendía partir la zona sublevada por Extremadura, y que tenía varias operaciones auxiliares en las que entraban los frentes granadinos, destacando un ataque marítimo y desembarco en la zona de Motril. El general Vicente Rojo lo había planificado de esta manera, pero la trama golpista que se urdía tras las filas republicanas provocaron importantes desajustes, por lo que no llegará a producirse el ataque sobre Motril[xxxiii].

En los primeros días de marzo de 1939 se producía el conocido como “golpe de Casado”, que en la provincia de Granada, en la zona leal a la República, según el Comité del Partido, se produjeron arrestos, asaltos a locales del PCE o de sus organizaciones afines…  En Baza el teniente coronel procedente del cuerpo de Carabineros y miembro del PCE, José María Galán es detenido junto con la mayor parte de los cuadros militares y políticos comunistas por orden del comandante militar. Se producen asesinatos de los que se resisten y de algunos cuadros dirigentes destacados[xxxiv]. La situación es desesperada como en el resto de la España republicana, recibiéndose directrices de evacuación hacia la zona de levante en espera de la evacuación por los puertos del Mediterráneo.

Cayetano Bolívar será apresado en Baza por los rebeldes, siendo asesinado en las tapias del cementerio meses más tarde. Los franquistas crean campos de prisioneros a los que son mandados los soldados republicanos y toda aquella persona sospechosa de haber respaldado al Gobierno de la República

El final de la guerra se avecina a finales de marzo de 1939, iniciando una ofensivas las tropas sublevadas, mientras el Ejército de Andalucía mandado de forma interina y por designación de Casado por el socialista Francisco Menoyo Baños, recibe la orden de no responder a la misma, produciéndose en la mayor parte de los casos una huída en masa. En los frentes de Sierra Nevada, las zonas defendidas por la 54 Brigada Mixta del Ejército Popular  enarbolan banderas blancas a la llegada de las tropas rebeldes[xxxv]. Las órdenes son de liberar a todos los presos antifascistas antes de la llegada de las tropas sublevadas, pero no siempre será así, siendo muchos los comunistas que son entregados a las tropas rebeldes, como es el caso de Adriano Romero, o el que fuera gobernador de Almería, Vicente Talens, que será liberado cuando ya no quedan opciones para escapar[xxxvi]. Algunas embarcaciones consiguen salir desde la costa almeriense hacia Argelia, produciéndose en la ciudad francesa una gran concentración de exiliados españoles. En la colonia francesa la preocupación es grande, siendo internados en campos como el de Boghar, que con una capacidad para 1200 personas acabará albergando a más de 3000; en este campo serán internados el diputado comunista Antonio Pretel y Valentín González “El campesino”[xxxvii]. Cayetano Bolívar será apresado en Baza por los rebeldes, siendo asesinado en las tapias del cementerio meses más tarde. Los franquistas crean campos de prisioneros a los que son mandados los soldados republicanos y toda aquella persona sospechosa de haber respaldado al Gobierno de la República.

Imagen JFAS. Memorial tapia del cementerio, zona donde aparece el nombre del diputado comunista.
Indudablemente, las lagunas sobre el papel del PCE en la retaguardia granadina son muchísimas, y necesita un proceso de investigación concienzudo que nos ayude a conocer su desarrollo tras el golpe militar, su reorganización ante la partida de sus más importantes cuadros a las unidades militares y la actividad que desarrolla durante esta etapa. Un proyecto en el que ya estamos inmersos, y que esperamos que recupere una parte de esa memoria “olvidada”.

Fuentes archivísticas:

  • Archivo Histórico del Partido Comunista de España
  • Hemeroteca Digital, Biblioteca Nacional de España

Artículos:

  • AA.VV. Diccionario Biográfico, Fundación Pablo Iglesias, “Antonio de Gracia Pons”
  • DÍAZ ALONSO, Diego, “Despedida de las Brigadas Internacionales (noviembre de 1938). Discurso y artículo de Dolores Ibarruri” en edición digital de Mundo Obrero, Documentos para un Centenario del PCE 1921-2021, 05/04/2021

Bibliografía:

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  • ALCALDE RODRÍGUEZ, Fernando, AYALA RODRÍGUEZ, Juan José et alii, La guerra en la Sierra de Lújar, Granada, Ayuntamiento de Motril, 2016, vol.2.
  • DÍAZ, José, La Pasión por la Unidad. Discursos y artículos 1935-1938, Sevilla, Fundación de Investigaciones Marxistas, 2002
  • ENTRALA, José Luis, Granada sitiada 1936-1939, Granada, Comares, 1996
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  • HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Fernando, Guerra o Revolución. EL Partido Comunista de España en la guerra civil, Barcelona, Crítica, 2010
  • IBARRURI, Dolores, El único camino, París, Colección Ebro, 1966
  • MARTÍNEZ BANDE, José Manuel, La campaña de Andalucía, Madrid, Edit.San Martín, 1986
  • RAMÍREZ NAVARRO, Antonio, El optimismo de los desesperados. Historia del PCE en Almería (1922-1939), Almería, Universidad de Almería, 2016
  • SANZ, José Miguel, 50 imágenes de la Guerra Civil Española, Madrid, AHPCE-FIM, 2006
  • THOMAS, Hugh, La Guerra Civil Española, Barcelona, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2004
  • TRIVIÑO GAVIRA, Cristian, La 25ª Brigada Mixta del Ejército Popular de la República. Un acercamiento al Frente Sur, , Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, Trabajo fin de master, 2015/2016

Citas bibliográficas:

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  • [ii] HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Fernando, Guerra o Revolución. EL Partido Comunista de España en la guerra civil, Barcelona, Crítica, 2010, pp.183-202
  • [iii] IBARRURI, Dolores, El único camino, París, Colección Ebro, 1966, p.374
  • [iv] IBARRURI, Dolores, El único camino, París, Colección Ebro, 1966, p.377
  • [v] IBARRURI, Dolores, El único camino, París, Colección Ebro, 1966, p.383
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  • [vii] DÍAZ, José, La Pasión por la Unidad. Discursos y artículos 1935-1938, Sevilla, Fundación de Investigaciones Marxistas, 2002,p.212.
  • [viii] IBARRURI, Dolores, El único camino, París, Colección Ebro, 1966, pp. 384-398
  • [ix] THOMAS, Hugh, La Guerra Civil Española, Barcelona, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2004, volumen 2, pp.720-726
  • [x] HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Fernando (2010), op.cit pp.319-320
  • [xi] HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Fernando (2010), op.cit. pp.324-336
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  • [xv] DÍAZ ALONSO, Diego (2021), art.cit
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  • [xviii] GRAHAM, Helen, El PSOE en la guerra civil. Poder, crisis y derrota (1936-1939), Madrid, Edit. Debate, 2005, p.435
  • [xix] HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Fernando (2010), op.cit, pp.412-424
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  • [xxi] AA.VV. Historia del Partido Comunista de España, París, Editions Sociales, 1960, p.132
  • [xxii] ALCALDE RODRÍGUEZ, Fernando, AYALA RODRÍGUEZ, Juan José et alii, La guerra en la Sierra de Lújar, Granada, Ayuntamiento de Motril, vol.2, 2016, p. 56
  • [xxiii] ALCALDE RODRÍGUEZ, Fernando, AYALA RODRÍGUEZ, Juan José et alii (2016) vol.2, pp.72-99
  • [xxiv] TRIVIÑO GAVIRA, Cristian, La 25ª Brigada Mixta del Ejército Popular de la República. Un acercamiento al Frente Sur, , Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, Trabajo fin de master, 2015/2016, p.41
  • [xxv] MARTÍNEZ BANDE, José Manuel, La campaña de Andalucía, Madrid, Edit.San Martín, 1986, p.197
  • [xxvi] ENTRALA, José Luis, Granada sitiada 1936-1939, Granada, Comares, 1996, p.238
  • [xxvii] ENTRALA, José Luis (1996), op.cit, p.242
  • [xxviii] ENTRALA, José Luis (1996), op.cit, p.243
  • [xxix] ENTRALA, José Luis (1996), op.cit, p253-268
  • [xxx] ENTRALA, José Luis (1996), op.cit, p.250
  • [xxxii] HIDALGO CÁMARA, Juan, Rerpesión y muerte en la provincia de Granada, Granada, Arraez Editores, 2014, p. 48
  • [xxxiii] TRIVIÑO GAVIRA, Cristian (2016), Op.cit, p.62
  • [xxxiv] HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Fernando (2010), op.cit, p.440
  • [xxxv] TRIVIÑO GAVIRA, Cristian (2016), Op.cit, p.67
  • [xxxvi] RAMÍREZ NAVARRO, Antonio, El optimismo de los desesperados. Historia del PCE en Almería (1922-1939), Almería, Universidad de Almería, 2016, pp.237-245
  • [xxxvii] RAMÍREZ NAVARRO, Antonio (2016), pp.250-251

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Juan Francisco Arenas de Soria es profesor de Geografía e Historia y miembro de la Asociación Granadina Verdad Justicia y Reparación.

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Si no tuviste la oportunidad de leer o quieres volver a hacerlo, te ofrecemos la presentación de la serie que, cada viernes, Juan Francisco Arenas de Soria nos ofrecerá semanalmente sobre la historia del Partido Comunista que, en noviembre, cumplirá 'cien años al servicio de la clase trabajadora', con la intención de que los artículos 'nos aproximen a la realidad de un movimiento social clave para entender nuestro país, su lucha por la democracia y la libertad en contextos realmente complejos, y eso sí, siempre desde una perspectiva granadina":