El deterioro de la sanidad, la crisis nacional del PP y el ascenso de la ultraderecha marcan la agenda

Andalucía, en la encrucijada política

Política - M.A/J.I.P. - Lunes, 28 de Febrero de 2022
Un análisis en el 28F en clave política, marcada por la crisis de la sanidad pública, el colapso del PP nacional y el ascenso de la extrema derecha.

Moreno cuando estrenó el escudo de la Presidencia de la Junta en abril de 2020. EP

En poco menos de un mes, la plácida gobernanza del PP en Andalucía, que le permitía jugar al adelanto electoral, se ha quebrado.

Pero no con la crisis interna sin precedentes del PP nacional, ni que el ascenso de la ultraderecha en Castilla-León, pusiera en la tesitura a lo que el partido conservador nunca quiso definir: si está dispuesto a gobernar con la ultraderecha o, por el contrario, planta cara al populismo y a la demagogia

Ya contaba con el previsible hundimiento de su socio, Ciudadanos, llamado a la irrelevancia, y hasta con la ruptura, de su muleta parlamentaria, Vox, que le ha sustentado en la Junta por razones partidistas, para desmarcarse ante la cita electoral.

Pero no con la crisis interna sin precedentes del PP nacional, ni que el ascenso de la ultraderecha en Castilla-León pusiera en la tesitura de lo que el partido conservador nunca quiso definir: si está dispuesto a gobernar con la ultraderecha o, por el contrario, planta cara al populismo y a la demagogia.

Tampoco contaba con que la crisis de la sanidad pública andaluza saltara como un problema relevante que suscitara el descontento, que el PP niega, ante la evidencia de un desmantelamiento de los servicios públicos, a favor de una privatización a la que se entregan.

Y así, de querer adelantar las elecciones andaluzas al verse victorioso, el presidente Juan Manuel Moreno ha pasado a tratar de retrasarlas lo máximo posible, mientras gana tiempo y ve cómo se producen los acontecimientos que, inevitablemente, le afectarán

Y así, de querer adelantar las elecciones andaluzas al verse victorioso, el presidente Juan Manuel Moreno ha pasado a tratar de retrasarlas lo máximo posible, mientras gana tiempo y ve cómo se producen los acontecimientos que, inevitablemente, le afectarán.

Decía Moreno en la víspera de las elecciones en Castilla-León que estaba “nerviosito perdido” por el resultado. Lo dijo en el mitin cierre de campaña, cuando en el Parlamento andaluz se debatía sobre la crisis sanitaria, sin la asistencia del presidente que prefirió el acto de partido a una de las sesiones más relevantes en la Cámara andaluza, mientras las colas seguían centro de salud y consultorios y las citas presenciales se demoran dos semanas como media.

Se contentan en las filas populares atribuyendo las protestas, como las multitudinarias celebradas en todas las provincias andaluzas, a una movilización “política”. O tiene un seguro privado, o el presidente andaluz no ha tenido que pedir cita con su médico de Familia, misión imposible, mientras la sobrecarga de los profesionales sanitarios crece.

¿Política?, como si el PP no hubiera utilizado políticamente la sanidad pública en el último mandato socialista, con Susana Díaz, que hasta llegó a abrir un número de teléfono para recibir quejas ciudadanas en la oposición

¿Política?, como si el PP no hubiera utilizado políticamente la sanidad pública en el último mandato socialista, con Susana Díaz, que hasta llegó a abrir un número de teléfono para recibir quejas ciudadanas en la oposición, o la estrecha relación que mantenía Moreno con Jesús Candel, cuando lideraba las protestas por la fusión sanitaria.

“A ver si me voy a encontrar yo con un susto el 13 de febrero”, le dijo en un mitin a su compañero Mañueco. Y se lo encontró. Porque ese buen resultado que Moreno le pedía en Castilla y León por “compañerismo” no llegó. Para gobernar es necesario Vox, justo lo que no quería Moreno, que confesó sentirse como quien va a una prueba “nerviosito perdido”.

Y bien que estaba justificado su estado de nervios.

Durante meses, las encuestas han situado al PP andaluz como ganador de las elecciones autonómicas. En diciembre, el barómetro que publica la Junta le daba diez puntos sobre el PSOE y certificaba que, para reeditar un gobierno de derechas, sería necesario Vox. No obstante, tras oleadas de crecimiento, y pese a la ‘cocina’, reflejaba una ligera caída de los populares.

Mientras esos resultados periódicamente eran presentados a la opinión pública, se producía además un baile de declaraciones respecto al adelanto electoral. Ahora sí, ahora no, en un juego que metía presión a la izquierda: el PSOE, pendiente de proyectar aún a su nuevo líder y candidato, Juan Espadas, y en Unidas Podemos, aún sin elegir a su candidato

Mientras esos resultados periódicamente eran presentados a la opinión pública, se producía además un baile de declaraciones respecto al adelanto electoral. Ahora sí, ahora no, en un juego que metía presión a la izquierda: el PSOE, pendiente de proyectar aún a su nuevo líder y candidato, Juan Espadas, y en Unidas Podemos, aún sin elegir a su candidato.

Pero, a pesar de que la maquinaria propagandística de la Junta predica a los cuatro vientos que estos son favorables para su presidente, las cuentas no le terminan de salir a Juan Manuel Moreno. Ya no por Vox, que conviene recordar que el PP en Andalucía fue el primero que se echó en brazos de la ultraderecha, que ahora ya sí reclamará entrar en el gobierno.

La batalla campal en el PP

El espectáculo que la dirección nacional del PP y la madrileña han dado no hace más que añadir incertidumbre a Moreno. El dilema de la crisis nacional del PP, que no ha resuelto, pese a la próxima elección del gallego Alberto Núñez Feijóo como presidente, es si tapará o no la presunta corrupción interna en Madrid, más allá de la debilidad de Pablo Casado y el fracaso del tándem con Tedoro García-Egea. Y si pactará o no con la ultraderecha.

Como finalmente junto a Casado ha caído Egea, Sebastián Pérez debe hablar de una suerte de justicia divina. Y con Egea, si no encuentra salvavidas como ya hizo cuando abandonó Ciudadanos, debería caer Fran Hervías -del que curiosamente poco se ha hablado en esta crisis, aunque era el fontanero por excelencia de Egea-, su felicidad deber ser completa.

La amenaza de la ultraderecha

El espectáculo alimenta a la ultraderecha que, para acrecentar el miedo del PP andaluz, alardea con la posibilidad de presentar a la diputada Macarena Olona, la dirigente de esta formación a la que más teme.

Hoy la Junta celebra el 28-F que, en su realidad virtual retratada por su campaña institucional, que ha regado de nuevo a los medios próximos, nos habla de una Andalucía 'happy' con 'f' de feliz

En su línea, un autobús de Vox recorre Andalucía para animar a su electorado con los eres que pasaron factura al PSOE-A como reclamo. Pero en sus proclamas en el bus verde, no incluye el único caso de presunta corrupción que, de momento, ha afectado al Parlamento andaluz, la del juez en excedencia Francisco Serrano, exportavoz y excandidato del partido de extrema derecha, investigado por fraude.

Hoy la Junta celebra el 28-F que, en su realidad virtual retratada por su campaña institucional, que ha regado de nuevo a los medios próximos, nos habla de una Andalucía happy con f de feliz.

En Granada, entre los premiados por las banderas, se ha distinguido a una institución con vinculación al Opus Dei, a una orden religiosa o a la empresa farmacéutica donde trabaja la esposa de Moreno. F de feo.