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'30.000 razones para expresarse de otra forma'

Política - Martín Blanco - Martes, 28 de Octubre de 2025
Nuevo artículo de Martín Blanco, en el que reclama el máximo respeto a las mujeres afectadas por el escándalo del cribado del cáncer de mama. Imprescindible.
Una de las pancartas exhibidas en la multitudinaria protesta ante San Telmo el pasado domingo.
IndeGranada
Una de las pancartas exhibidas en la multitudinaria protesta ante San Telmo el pasado domingo.

Cribado de mama en Andalucía: primero las pacientes, luego el relato. Verdad, reparación y garantías de no repetición

Antes de nada, conviene decirlo claro: Mercedes Acebal y Marina Álvarez son dos profesionales de reconocido prestigio. Han dedicado años a la sanidad pública, han cuidado equipos, protocolos y pacientes. Ese mérito no se discute y merecen respeto por su trayectoria. Precisamente por eso, porque conocemos su solvencia y su oficio, lo que esperamos de sus palabras en un momento tan delicado es una medida más alta de empatía y responsabilidad pública.

Hay algo que chirría como un portón mal ajustado: hablar del programa de cribado, de su arquitectura y sus virtudes, sin una mención nítida a las mujeres afectadas. A las que esperaron, a las que dudaron, a las que recibieron tarde una llamada que debía llegar a tiempo

Dicho esto, hay algo que chirría como un portón mal ajustado: hablar del programa de cribado, de su arquitectura y sus virtudes, sin una mención nítida a las mujeres afectadas. A las que esperaron, a las que dudaron, a las que recibieron tarde una llamada que debía llegar a tiempo. Puede que no haya mala intención, pero esa omisión pesa. En una crisis sanitaria, silenciar a quien sufre —aunque sea por olvido o prisa— es una forma de ofensa fría: no levanta la voz, pero borra del cuadro a quienes deberían estar en el centro.

La gente quiere confiar en su sistema público, y es justo que se lo pidamos. Tenemos grandes profesionales, sí; mujeres y hombres que leen cada imagen con un cuidado de relojero. Pero la confianza no se decreta, se gana. No basta con explicar cómo debería funcionar el protocolo; hay que contar qué falló, cuándo, dónde y con qué consecuencias. La buena administración no se mide por el brillo del discurso, sino por la trazabilidad de las decisiones y la reparación debida a cada paciente.

Por eso, pedir confianza sin poner sobre la mesa los datos, las fechas, los responsables y los remedios suena a abrir la puerta y no entrar. A las mujeres no se les pide fe; se les ofrece certeza

En Andalucía, como en cualquier parte, un programa de cribado es más que una cadena de máquinas y lecturas: es un compromiso con el tiempo. La demora, cuando aparece, no es un detalle técnico; es ansiedad que se cuela en la cocina de casa, es una noche larga y una mañana peor. Por eso, pedir confianza sin poner sobre la mesa los datos, las fechas, los responsables y los remedios suena a abrir la puerta y no entrar. A las mujeres no se les pide fe; se les ofrece certeza.

El prestigio de nuestras radiólogas y técnicos no puede ser un biombo. Al contrario: es un motivo más para rendir cuentas con rigor. Si algo se torció, que se diga. Si faltaron manos, que se contraten. Si hubo un vacío en la citación o en el seguimiento, que se corrija hoy, con nombres y plazos, y no mañana con generalidades.

Reconocer la excelencia profesional es justo; esconderse tras ella, no. El prestigio de nuestras radiólogas y técnicos no puede ser un biombo. Al contrario: es un motivo más para rendir cuentas con rigor. Si algo se torció, que se diga. Si faltaron manos, que se contraten. Si hubo un vacío en la citación o en el seguimiento, que se corrija hoy, con nombres y plazos, y no mañana con generalidades.

Lo responsable, lo que la ciudadanía entiende y lo que da credibilidad al sistema, es un camino claro: identificación de todas las afectadas, contacto activo —llamada, mensaje y carta—, cita prioritaria y acompañamiento clínico. Después, una auditoría independiente que deje por escrito cada paso del circuito, con sus luces y sus sombras. Y en paralelo, reactivación de las comisiones de cribado a nivel provincial y de centros e indicadores públicos de demoras y coberturas, de esos que se consultan como quien mira el parte del tiempo: sin adornos, a diario, para saber cómo vamos.

No se trata de levantar la voz, sino de poner el corazón y la razón en el sitio. Primero, las mujeres. Luego, el relato. No al revés. Decir “confiad, somos muy buenos” es quedarse a mitad del puente; lo que hace falta es cruzarlo

No se trata de levantar la voz, sino de poner el corazón y la razón en el sitio. Primero, las mujeres. Luego, el relato. No al revés. Decir “confiad, somos muy buenos” es quedarse a mitad del puente; lo que hace falta es cruzarlo: reconocer el daño, pedir disculpas donde proceda, reparar lo reparable y garantizar que no se repita. Solo entonces la confianza vuelve a casa, como vuelve la luz cuando amaina la tormenta. Ser solo escudo del que gobierna es hacer un flaco favor a la ciudadanía.

A la sanidad pública se la defiende con verdad, con papeles y con plazos. Y a las pacientes, con respeto explícito

En resumen, que no nos distraigan los fuegos de artificio. A la sanidad pública se la defiende con verdad, con papeles y con plazos. Y a las pacientes, con respeto explícito: nombrándolas, atendiéndolas, devolviéndoles el tiempo que se les quitó. Todo lo demás —por muy bien dicho que esté— es ruido en el corredor.

Nota.— Este texto analiza declaraciones públicas recientes sobre la gestión del Programa de Cribado de Cáncer de Mama en Andalucía reproducidos en los canales oficiales de la Junta de Andalucía, pocas horas antes de la multitudinaria manifestación celebrada hoy 26 de octubre de 2025. Mercedes Acebal interviene en calidad de portavoz de la Comisión de Participación y Seguimiento del Plan de Acción del Cribado de Cáncer de Mama y coordinadora de los referentes de Unidad de Mama hospitalaria de Andalucía. Marina Álvarez es jefa del Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Universitario Reina Sofía (Córdoba) y exconsejera de Salud de la Junta de Andalucía en el Gobierno presidido por Susana Díaz. La crítica aquí formulada se dirige exclusivamente a la respuesta institucional y a la narrativa pública sobre los fallos del programa (identificación, seguimiento y reparación a las pacientes), no a la competencia clínica de las profesionales citadas.

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