Foro de la Memoria

El 18, 19 y 20 de julio en el Hospital de San Juan de Dios. Los enfermeros de la Diputación de Granada fusilados en Víznar (II)

Ciudadanía - Silvia González, José Peña y Agustín Linares - Domingo, 16 de Junio de 2024
La memorialista Silvia González firma, con José Peña y Agustín Linares, este nuevo artículo que revela, tras un excepcional trabajo de investigación, nuevos datos sobre el trágico destino de un grupo de enfermeros de la Diputación de Granada, que prestaban sus servicios en el Hospital de San Juan de Dios, tras el golpe militar de 1936.
Antonio Rosales Ruiz (sentado a la dcha.), con compañeros en la entrada del Hospital San Juan de Dios.
Cedida por la familia
Antonio Rosales Ruiz (sentado a la dcha.), con compañeros en la entrada del Hospital San Juan de Dios.

El artículo que te ofrecemos este domingo, con nuevos datos hasta ahora inéditos, fruto de la investigacion llevada a cabo por Silvia González Alcalde, José Peña Moreno y Agustín Linares Viloria, es la segunda entrega del trabajo publicado por la memorialista en agosto de 2021 en el Foro de la Memoria de El Independiente de Granada. Puedes volver a leerlo en el siguiente enlace: 



> 'Antonio Rosales, Enrique Santaella y Juan Lorente. Los enfermeros de la Diputación de Granada asesinados en Víznar (I)'

El 18 de julio y las órdenes de Virgilio Castilla

El día 18 de julio Granada estaba inmersa en una tensa calma. Sobre las nueve de la noche Virgilio Castilla, presidente de la Diputación de Granada, visita el Hospital de San Juan de Dios. La orden será clara; todos los trabajadores en servicio franco deberán presentarse en la sede de la Diputación.

Virgilio Castilla, presidente de la Diputación de Granada. 

Antonio Rosales Ruiz[1], enfermero, estaba sentado con sus compañeros Ramón Ramos Robles, portero, y Fernando Martín, ayudante de cocina. Llegaron Indalecio Barrios Talavera, el portero de noche de la Diputación, y el cabo Melchor Pulido, alrededor de las nueve de la noche. Le dijeron a Antonio que no se moviera de allí, ya que el señor Castilla iba a llegar. Según declaró Ramón Ramos Robles, Castilla ordenó que todos los enfermeros que estuvieran libres de servicio se dirigieran a la Diputación.

Antonio Rosales Ruiz (sentado a la derecha), con compañeros en la entrada del Hospital San Juan de Dios. Fotografía cedida por la familia.

A Fernando Martín Jiménez le avisaron mientras estaba con otros cocineros en la taberna frente al hospital de San Juan de Dios. "Se presentó el portero de noche de la Diputación Provincial y les dijo que no se movieran de allí hasta que viniera Don Virgilio Castilla". Cuando este llegó, les pidió que fueran en grupos de dos en dos, o de tres en tres a la sede provincial.

Tarjeta postal del Cuartel de Artillería de Bibataubín. Fototipia Hauser y Menet – Madrid, «Granada: Cuartel de Artillería», ca. 1905. Colección Mikel Cervera Nagore (Granada).

Melchor Pulido Guzmán era el encargado del personal subalterno del hospital. Indalecio Barrios Talavera se acercó a su propia casa para avisarle de la orden dada por el presidente de la Diputación y marchó hacia el hospital. Una vez allí “oyó a don Virgilio Castilla ordenar que se fuera todo el personal subalterno de la Diputación, como así hicieron”. Pulido no se presentó en la sede de Diputación porque realizaba, desde hace tiempo, trabajos a domicilio. Ese día estuvo en la casa de Enrique Fernández Carrillo “para ponerle una inyección a una de sus hijas”.

Indalecio Barrios Talavera. Foto del Archivo de la Diputación de Granada. 

En sus declaraciones, todos coincidieron en que, después de llegar a la Diputación y esperar en el zaguán junto a casi todos los compañeros que estaban de servicio (unos doce o quince reunidos en grupo), y tras media hora de espera, Virgilio Castilla se dirigió a ellos y les dijo: “Márchense, no los necesito para nada”. Finalmente, había decidido no armarlos. Todos ellos contaban con formación militar.

El 29 de julio serán detenidos Melchor Pulido Guzmán, Ramón Ramos Robles y Fernando Martín Jiménez y entregados en comisaría a las 15:35 horas. Antonio Rosales Ruiz, será presentado en comisaría una hora después.

Detenidos momentos antes en el referido Hospital donde los tres prestan sus servicios, por ser conocidos extremistas y saberse con referencias que el segundo de ellos ha hecho fuego contra la fuerza pública el lunes pasado desde el tejado del referido Hospital”.

Los incidentes del 19 y 20 de julio

Era la madrugada del 19 al 20 Sor Gregoria Palacios completó su guardia hasta las tres de la mañana. Durante su turno, escuchó disparos "por bastante tiempo antes, aproximadamente a las 10 o 11".

Sin embargo, Antonio Rosales y Ramón Ramos coinciden en que en esa misma noche se produjo otro incidente, coincidiendo ambos en que esos disparos no se producen desde los tejados del hospital, sino desde fuera del establecimiento.

Todos presentan testimonios de haber estado en su trabajo.

Antonio Rosales, acusado también de colaborar con don Virgilio Castilla para “distribuir armas entre los revolucionarios”, declarará que “en la madrugada se oyeron disparos, hechos por los alrededores del edificio, pudiendo asegurar que desde los tejados de este no se hizo disparo alguno”. Presentará como testigos al guarda de seguridad Manuel Serrano y a las monjas Sor Gregoria y Sor Jesús, además de al personal facultativo del centro.

Fernando Martín había entrado al trabajo a las 5:30 horas del día 20 y encendido los fuegos de las cocinas del hospital, como testificarán todos sus compañeros

Fernando Martín había entrado al trabajo a las 5:30 horas del día 20 y encendido los fuegos de las cocinas del hospital, como testificarán todos sus compañeros. El día anterior lo había pasado en las Gabias, de donde era oriunda su mujer, Francisca Pertiñez García, volviendo a su casa a las 12 de la noche.

Eran las cinco de la mañana cuando el sonido seco de unos disparos despertó a Ramón Ramos. Alarmado, sale de su habitación y donde se encuentran también los guardas Manuel Serrano y Rafael, que trabajaba en el Tribunal de Menores.

A partir de estos hechos, Melchor Pulido y Manuel Serrano son designados por el administrador del hospital para efectuar la guardia nocturna. Servicio en el que continuará Pulido hasta su detención el día 29 de julio.

Portada del Hospital de San Juan de Dios.

El administrador del hospital, Eduardo Soler Cornejo, declarará que los cuatro cumplían con su obligación, especialmente Melchor Pulido, quien “en muchas ocasiones ha reprendido a los otros tres por sus ideas extremistas, pues pertenecían a la asociación denominada La Sanidad, afecta a partidos extremos, y que en diferentes ocasiones han coaccionado para que se inscribiesen en los sindicatos”.

No se concretarán los cargos contra ellos.

“Respecto a los detenidos Fernando Martín Jiménez, Antonio Rosales Ruiz y Ramón Ramos Robles, que no se concretan cargos suficientes para dictar resolución inmediata contra ellos, por no aparecer confirmada la realidad de los disparos que decían hechos desde el Hospital de San Juan de Dios. En cuanto a Melchor Pulido, Arturo Martín Forero y Joaquín García la Bella, que fueron objeto de resolución anterior a las actuaciones del informante, se encuentra a disposición de la superior autoridad".

Separación del servicio y fusilamiento

Los cuatro serán suspendidos de empleo y sueldo. Un documento de 10 de agosto de 1936 de la Comisión Provincial dice que “Habiendo sido detenidos por la Autoridad Gubernativa como sospechosos (..) acuerda suspender a todos de empleo y sueldo, debiendo comunicarle al Interventor sus efectos[2]”. La resolución aparecerá en el BOP de 15 de agosto del mismo año.

Había desempeñado los cargos de enfermero del Hospital de San Lázaro, durante el año 27 y luego de practicante de los Pabellones de antituberculosos de este año hasta 1931, sin remuneración

Había desempeñado los cargos de enfermero del Hospital de San Lázaro, durante el año 27 y luego de practicante de los Pabellones de antituberculosos de este año hasta 1931, sin remuneración.

Melchor Pulido Guzmán, de 40 años, estaba casado con Patrocinio Mingorance Domínguez. Tenían cuatro hijos: Juan, Luisa, Rafael y Antonia[3]. Había desempeñado los cargos de enfermero del Hospital de San Lázaro, durante el año 27 y luego de practicante de los Pabellones de antituberculosos de este año hasta 1931, sin remuneración. Siendo nombrado en 1931 cabo de sala, para lo que acreditó formación militar, y en 1932 inspector de servicios del personal subalterno, después de la supresión del anterior cargo.

Su esposa solicitará la pensión de viudedad a la Diputación que le será denegada al no ser computados los servicios realizados por Pulido entre 1927 y 1931[4].

Fue fusilado el 16 de agosto en el cementerio de Granada junto a un grupo de otros 19 hombres entre los que estaba el alcalde de Granada, Manuel Fernández Montesinos.

Fernando Martín Jiménez, también casado, era vecino de Antonio Rosales Ruiz. Trabajaba en el hospital desde 1928[5]. Había sido tesorero de la Sociedad Obrera La Sanidad, en 1932[6], y pertenecía a la Fraternidad Culinaria, Sociedad de Cocineros, Reposteros y Similares. Fue fusilado con 30 años, el 20 de agosto de 1936[7].

El día 7 de agosto, en las instalaciones del hospital y en presencia de su esposa, registran por orden judicial un cajón y una maleta que pertenecían a Fernando. Se encontrarán los siguientes documentos:

  • Una hoja de cotizaciones.
  • Una proclama a la opinión pública del partido UGT.
  • Dos recibos de cotización.
  • Una libreta de sellos de cotización.
  • Estatuto de la UGT.
  • Comité pro-presos reglamento.
  • Reglamento de la Fraternidad Culinaria Sociedad de Cocineros Reporteros y Similares. 

Ramón Ramos Robles, de 43 años estaba casado y domiciliado en el mismo hospital. Pertenecía a la Asociación de subalternos de hospitales, sanatorios y manicomios, afecta a la UGT. Fue fusilado el 12 de agosto de 1936[8].

Antonio Rosales Ruiz formará parte de un grupo de cinco enfermeros, entre los que estaban Enrique Santaella, Juan Lorente, José Jiménez García (padre) y José Jiménez García (hijo), asesinados en el barranco de Víznar el 24 de agosto de 1936. Antonio Rosales Ruiz era vocal de la Sociedad Obrera La Sanidad, afecta a la UGT. De ellos hablamos en un artículo anterior en el que ahora hemos incluido nuevos datos.

De esta manera, con el asesinato de los trabajadores, se desmantela toda la organización sindical del Hospital.

Elaborado por ©Silvia González Alcalde, José Peña Moreno y Agustín Linares Viloria.

Con la colaboración indispensable de África Santaella, Clemente Talavera y Mariluz Barrios. 

Este trabajo se ha realizado gracias a los sumarios 38-47 de 1936 y sumario101 de 1936[9], obtenida en el Archivo Militar de Almería. Agradecemos especialmente el trabajo de Juan Hidalgo Cámara que nos puso tras la pista de estos. 

Gracias especialmente al Archivo de la Diputación de Granada y a todas y todos los trabajadores de este.

Correo de contacto entreviznaryalfacar1936@gmail.com

El Foro de la Memoria de El Independiente de Granada, con la colaboración de investigadores e investigadoras y asociaciones memorialistas, para el recuerdo y el homenaje a las víctimas del franquismo.

Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.

[1] El Defensor de Granada: diario político independiente: Año LIII Número 27917 - 1932 enero 12 Tesorero de la Sociedad la SANIDAD

[2] AHDPG, Libro de Actas de la Diputación de Granada. Acuerdo de 10 de agosto de 1936.

[3] Según padrón de 1935

[4] AHDPG, Expediente de Melchor Pulido Guzmán

[5] AHDPG, Expediente de Fernando Martín Jiménez

[6] El Defensor de Granada, 12-01-1932, pág. 1.

[7] Gil Bracero, R., & Brenes Sánchez, M. I. (2009). Jaque a la República. Granada: Ediciones Osuna. Pág. 614

[8] Gil Bracero, R., & Brenes Sánchez, M. I. (2009). Jaque a la República. Granada: Ediciones Osuna. Pág. 710

[9] Causa contra Plácido Enrique Vargas Corpas, Francisco Titos López, José Villoslada Sabaté, Arturo Marín Forero, Joaquín García Labella, Antonio Rosales Ruiz, Melchor Pulido Guzmán, Fernando Martín Jiménez, Ramón Ramos Robles, Ricardo Corro Moncho, Francisco Rubio Callejón, Aquilino Lois Barros, Pablo García Ariza y cinco más.

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