'En Democracia, votar es más útil que botar'
Por higiene mental dejaré transcurrir un tiempo adecuado (hasta la constitución de nuestro Parlamento el 17 de agosto, por ejemplo) para profundizar en el análisis y las consecuencias de las pasadas Elecciones Generales. También para que cese o al menos se atenúe el vendaval de "cosas" sin sentido que las derechas mediáticas están soltando por sus furibundas bocas y plumas estos días. La misma higiene mental me impide calificar dichas "cosas". Sólo acreditan una evidencia. Ni han sabido, ni saben interpretar el país en el que viven, ni las gentes que lo habitan. No deja de ser una gran desgracia. Peor para ellas.
Votar fue, como siempre, mucho más útil, más sano, más amable, más alegre que Botar. En nuestro caso, que intentar Botar. Valga el símil, Votar para Botar se demostró un ejercicio perjudicial para la salud
Tal y como adelanté en este mismo medio, ha sido la Campaña de nuestras vidas. Votar fue, como siempre, mucho más útil, más sano, más amable, más alegre que Botar. En nuestro caso, que intentar Botar. Valga el símil, Votar para Botar se demostró un ejercicio perjudicial para la salud.
Siempre lo fue y siempre lo será, por más que haya quien se empeñe en convertir las contiendas electorales en poco más que fango, insulto y grito. Ejercer el democrático derecho al voto tras la fase de propuesta, de debate, de contraste. Comparando, dialogando con el adversario político o con el diferente. Hablando del "Qué", como ha hecho la mayoría de la gente corriente. Intentando discernir cómo les va a cada cual en su vida cotidiana; cómo les va a quienes le rodean. Qué aspiraciones vitales se encuentran mejor preservadas o defendidas. Y resulta que, separado el grano de la paja, la mayoría no está tan mal como se ha vendido desde los medios y las derechas. La mayoría considera que se ha exagerado y mucho. En definitiva, pese a la avalancha mediática y al ruido, no nos han colado el mal.
Lo otro, el (intentar) votar para botar (al gobierno o a su presidente) supone rechazo, sin ofrecer alternativa; supone una mera compra, cuando no, directamente, tragarse el eslogan
Lo otro, el (intentar) votar para botar (al gobierno o a su presidente) supone rechazo, sin ofrecer alternativa; supone una mera compra, cuando no, directamente, tragarse el eslogan. Supone acercar la política a un ramplonismo de párvulo, a un cuñadismo cateto de barra de bar (ni siquiera de todos los bares, ¡qué lugares!). Por muy gritado y tuiteado que haya sido el "botar", no deja de ser un mensaje vacío de contenido, vacío de sentido, vacío de alma.
Además, considero que votar para intentar botar, supone desconocer (y hacerlo voluntariamente, ahorrándose el esfuerzo de pensar) la complejidad del país y sus gentes. Desconocer que así somos, que los españoles y las españolas de Guadix, de Almendralejo, de Pamplona, Sabadell, Olot, Guernica o Amurrio son así, votan así, y así quieren ser gobernados. Hay quien entiende, aunque no comparta, la complejidad. Y hay quien se asusta, y quiere combatirla. Es como combatir el hecho de que amanece y anochece.
Ha valido más la pena votar. Y votar mucho, porque no solo se trataba de frenar a los y las “Botador@s", también se trataba de votar contra la indignidad que, a mi juicio, supone querer botar sin nada más
Por tanto, ha valido más la pena votar. Y votar mucho, porque no solo se trataba de frenar a los y las “Botador@s", también se trataba de votar contra la indignidad que, a mi juicio, supone querer botar sin nada más. La indignidad que supone concurrir a unas Elecciones con el único objetivo de botar sin razones que se puedan explicar racionalmente, con chistes y con milongas. Valga como ejemplo el candidato número 1 del PP por Granada, a quien se le supone (yo se la supongo) capacidad de argumentación y capacidad de razonar. Utilizó una entrevista a doble página en la prensa local para, en un alarde de botadura, manifestar, como gran titular que no quería imaginarse 4 años más de sanchismo. ¡Ahí es nada!
Si eso era todo lo que se ofrecía, quedaba claro que las derechas políticas no tenían programa ni alternativa y muy poco que ofrecer. La más absoluta nada
La ciudadanía se dio cuenta de esa evidente falta de compromiso con unas ideas y unas propuestas que se suponen mejores para el país. Si eso era todo lo que se ofrecía, quedaba claro que las derechas políticas no tenían programa ni alternativa y muy poco que ofrecer. La más absoluta nada, disfrazada además de crispación. Sólo las ganas de "botar". Pues el Votar se ha impuesto.
Lo que haya de venir a partir de ahora será otra historia. Pero en aras a la concordia, a la grandeza de la democracia y a la nobleza de la política, sería bueno que nuestras derechas aprendieran y tomaran nota. Que dejaran de considerar que el electorado es tonto y se traga los bulos y las mentiras, el odio a veces chabacano, a veces soez, siempre indigno de la democracia.