Pinchando la burbuja de ‘derogar el sanchismo’

Blog - Sacando punta - Ignacio Henares - Domingo, 25 de Junio de 2023
Pedro Sánchez en un mitin en Tenerife.
PSOE
Pedro Sánchez en un mitin en Tenerife.

Los adalides de derogar el sanchismo juegan con una doble ventaja en esta campaña electoral. Por un lado, por la desproporcionada ‘opinión publicada’ a su favor: la mayoría de los medios de comunicación están en manos de los grupos financieros y empresariales que se han alineado contra el gobierno de Pedro Sánchez desde el mismo momento de su formación (incluso antes de la llegada a La Moncloa ya ‘conspiraron’ para impedirlo). Por otra parte, por la facilidad y simplicidad del mensaje que no requiere mucho gasto en argumentos ni explicaciones y que intenta colocar a la defensiva y a la contra a los que no comulgamos con este mantra que tenemos que empezar pidiendo perdón en cualquier conversación política, cada vez más difícil en este país.

"De uno en uno, en el cuerpo a cuerpo y con tiempo suficiente para el debate, no es tan difícil pinchar esta burbuja del antisanchismo"

Pero de uno en uno, en el cuerpo a cuerpo y con tiempo suficiente para el debate, no es tan difícil pinchar esta burbuja del antisanchismo. El expresidente Rodríguez Zapatero lo ha hecho en los últimos días en diferentes medios de comunicación con gran éxito de audiencia y crítica. Yo mismo esta semana he tenido varias oportunidades para esta pelea dialéctica. La primera y más importante ocurrió tras el ataque que recibí al hacer pública mi alegría por los datos económicos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, que confirmaban que España acelera su crecimiento económico y es la economía que más crece en Europa, cuatro veces más que la media europea. Comentaba con satisfacción el número de puestos de trabajo creados a tiempo completo en lo que va de año, con un elevado porcentaje de empleos indefinidos fruto de la reforma laboral.

Estos contundentes datos debieron irritar a un compañero de trabajo que se tiró a mi cuello acusándome de ‘vendido sanchista’, solamente por comunicarlos y mostrarme contento. El individuo en cuestión es famoso por ser uno de los tóxicos de la oficina, una persona ‘negatifa’ que diría Van Gaal, uno de esos que dicen que antes votaban al PSOE y que ahora están desilusionados, pero que todos sabemos que no lo han votado en su puñetera vida. Uno de esos instalados en el ‘cuanto peor, mejor’, que no se alegran de haberse equivocado en sus predicciones y augurios catastrofistas.

El violento choque verbal facilitó la atención del resto de compañeros, acostumbrados a que yo huya de entrar al trapo y menos ante una persona que no goza de predicamento ni crédito ético. Para defenderme pedí que dada la desventaja señalada con la que partimos los socialistas en estos comicios, que algunos pretenden que han ganado ya “sin bajarse del autobús”, me brindaran la posibilidad de explicarme con algo más que un par de frases de réplica ya que me sentía incapaz de expresar mi posición política tan fácilmente como mi contrincante que se bastaba con anunciarme la original y meditada explicación de “que había llegado la hora de echar a Pedro Sánchez de la Moncloa”.

Empecé explicando que nunca me he considerado sanchista como tampoco he sido de ZP, ni felipista. O lo he sido de todos a la vez, en su momento, en cada momento histórico de mis 43 años de militancia, el pico de los 143 años de historia del PSOE. Aclaré que estas afirmaciones no pretendían ser una escapatoria a lo que algunos pueden considerar un insulto, incluso una maldición, y que simplemente he huido de esas etiquetas que nos colocan a los socialistas, desde fuera,  que no tienen la intención de calificar un supuesto tipo de socialismo, sino que su objetivo es descalificarlo en su conjunto.

"En la confluencia de las derechas varias, en estas elecciones generales, en la cantinela de “derogar el sanchismo”, es una fórmula de estrategia electoral poco ‘novedosa’, ya que guarda muchas similitudes con el goebbelismo y sus principios de simplificación y del enemigo único"

Continué diciendo que en la confluencia de las derechas varias, en estas elecciones generales, en la cantinela de “derogar el sanchismo”, es una fórmula de estrategia electoral poco ‘novedosa’, ya que guarda muchas similitudes con el goebbelismo y sus principios de simplificación y del enemigo único. (No quise entrar en otros principios compartidos con la forma en la que el fascismo llegó a Europa como los de transposición, exageración y desfiguración o método de contagio). Aclaré que esta campaña orquestada de vulgarización de los mensajes, un siglo después, quizás lo único que tiene de especial y singular es las redes sociales como herramientas propagandísticas y que los nuevos gurús que quieren reducir el debate a ‘Sánchez o España’, deberían ser suspendidos por plagio, ya que este patriotismo simplón y rancio está ya muy manido en los discursos de la ultraderecha europea o de Trump y Bolsonaro.  (Aquí podía haber colocado el argumento, parafraseando a Pedro Zerolo,  de que yo me siento muy español y que la diferencia con los patriotas de hojalata es que en la España que yo creo, y defiendo, caben todos, incluso los que quieren una España de la que quieren expulsar a millones de españoles).

"La estrategia electoral tiene un éxito evidente, aparte de mucho despliegue mediático, porque cala con facilidad en una parte del electorado que ha sido abonado durante mucho tiempo, de manera insistente, con bulos, mentiras y fakes en este sentido. Aunque por poco que se rasque, se comprueba la inconsistencia de estos mensajes"

Reconocí que la estrategia electoral tiene un éxito evidente, aparte de mucho despliegue mediático, porque cala con facilidad en una parte del electorado que ha sido abonado durante mucho tiempo, de manera insistente, con bulos, mentiras y fakes en este sentido. Aunque por poco que se rasque, se comprueba la inconsistencia de estos mensajes. Para no divagar mucho me referí al ejemplo concreto del tema del “España se rompe”. Cinco años después, con Pedro Sánchez, ‘y sus socios’, España no se ha roto, al contrario, la causa del independentismo ha descendido y sus partidarios están hoy menos respaldados social y políticamente. A excepción de algunas veleidades verbales, más de postureo y de rivalidad en los ‘submundos secesionistas’,  la realidad es que la convivencia con Cataluña y dentro de ella ha mejorado ostensiblemente durante el gobierno progresista y la renuente amenaza de que con Sánchez habrá referéndum de autodeterminación solo sirve para alimentar a los hooligans. Claro que hay que reconocer que valido para que el PP, fagocitando a la mayor parte de los exvotantes de Ciudadanos, haya crecido en el resto de España, y haya hecho mella en algunos votantes socialistas que han ‘comprado’ el aliñado discurso, de la misma manera que PP y Ciudadanos vuelven a ser cuasi irrelevantes en Cataluña.

Ya puestos y aprovechando el lapsus temporal producido en el trabajo, en esos minutos antes de la salida, me explayé diciendo que la estrategia de ‘derogar el sanchismo’ tiene otra intención y virtud que es la de intentar colocar ‘el marco mental’ de la campaña, el relato que dicen algunos, en el campo de las emociones y de los sentimientos. Y aquí coloqué un nuevo pinchazo a la burbuja. Pedí que analizaran  el asunto con frialdad y que cayeran en la cuenta de que con ello las derechas, están reconociendo que han tenido que desviar su apuesta principal de debate en unas elecciones generales, en asuntos como la economía, el empleo, el PIB… para volver a conectar con el tema origen de la discusión con mi compañero, que a estas alturas, desconectado del debate, ya había abandonado precipitadamente ‘por razones familiares’ la oficina.

"Todavía hoy los voceros del PP hablan de que la economía española está estancada desoyendo las alabanzas que recibe el modelo del gobierno de España de parte de nuestros socios de la Unión Europea o las del propio Joseph Stigliz, premio Nobel de Economía"

Hace apenas un año aún, el PP cargaba las tintas contra la deriva económica a la que nos conducía el gobierno. Recordé como Feijóo vaticinaba que nuestra economía iba a entrar en recesión. Hasta anteayer estaban cuestionando los datos de empleo acusando a los socialistas de manipular las estadísticas a su conveniencia. Todavía hoy los voceros del PP hablan de que la economía española está estancada desoyendo las alabanzas que recibe el modelo del gobierno de España de parte de nuestros socios de la Unión Europea o las del propio Joseph Stigliz, premio Nobel de Economía, (este recurso de utilizar una fuente acreditada externa es muy socorrido en estos casos), que esta semana aplaudía la gestión del equipo económico de Pedro Sánchez, y advertía de las consecuencias catastróficas de un eventual gobierno de PP y VOX tras el 23J.

Acabé este round diciendo que basándome en mi experiencia de participación en múltiples campañas electorales, desde el punto de vista de los directores de campaña de la derecha, aquí tienen un punto flaco y por eso huyen de los debates cara a cara entre Sánchez y Feijóo (el ‘líder’ de la derecha es otro punto flaco),  y por eso tampoco han sacado a la palestra al ring a ‘nadie a pelear con Nadia (Calviño)’. No porque no tengan nadie de nivel para hacerlo sino porque, hipótesis más probable, no tienen otras cartas mejores o bien, porque (hipótesis más peligrosa), no quieren enseñarlas.

Nota: Esta historia no es real, los personajes son inventados, cualquier parecido con la realidad es una ‘causalidad’ fruto de mi imaginación.

¡Qué difícil y dura es esta campaña!

 

Imagen de Ignacio Henares

Ignacio Henares Civantos es biólogo de bata, de bota, y de gabinete. Máster (de los de verdad) en Gestión del Medio Ambiente y del Agua por la Universidad de Granada. Desde 1989 es funcionario, técnico del cuerpo superior facultativo de la Junta de Andalucía donde ha desempeñado varias tareas en las Consejerías de Agricultura y Pesca y de Medio Ambiente. Durante quince años ha sido el conservador del parque nacional y natural de Sierra Nevada. En la actualidad trabaja como asesor técnico en el departamento de Sanidad Vegetal.

Escritor de numerosos artículos sobre medio ambiente y conferenciante incansable, en los últimos años ha concentrado su tarea de divulgador en Sierra Nevada, siendo coautor de tres interesantes libros divulgativos sobre Sierra Nevada: “Sierra Nevada, una gran montaña, un pequeño continente”, “Las Aves de Sierra Nevada” y “Mariposas diurnas de Sierra Nevada”. Fue colaborador de “La Voz de Granada” con un programa semanal titulado “El hombre y la Sierra” y lo has sido del periódico Granada Hoy desde el año 2014 con más de 150 reportajes dedicado a Sierra Nevada agrupados en diferentes series: “Sierra Nevada, Paraíso de Biodiversidad”, “La Huella del Cambio Global” , “Sierra Nevada, Montaña de Oportunidades” y la última que estuvo dedicada a “Sierra Nevada, Paisaje y Paisanaje”, una aproximación al parque nacional y natural de Sierra Nevada a través de ‘nombres propios’.